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19. Muriel

Cierro la puerta. No he podido evitarlo... he tenido que besarle... pero... soy sirena y el humano... me siento en el suelo y me llevo las manos a la cara. Noto como me cae una lágrima. Me la seco con el dedo. En el mar... las sirenas no tenemos lágrimas...
Suspiro. Me quedo esperando un buen rato hasta que creo que Mario debe estar dormido.
Salgo, cojo las llaves y me dirijo al mar.
No hay nadie en la playa. Vuelvo al rincón de las rocas, me desnudo y miro la Luna. Esta vez me adentraré más.
Me lanzo al agua y me fijo en el reflejo de la Luna. Nado hasta que logro ver como unos finos caminos plateados. ¿Llevarán a mi hogar? Me paro y miro hacia el fondo. Cierro los ojos y me vienen imágenes de mi refugio y de otras sirenas y tritones... Recuerdo vivir allí, caras conocidas... mis padres... y... Orión. Me apena pensar en él.
Decido volver a casa de Mario.
Ya en las rocas me aseguro que no haya nadie y en la arena con la toalla me seco las piernas.

Ya en la cama, cierro los ojos y tras una lucha bloqueando pensamientos, me quedo dormida.

-Buenos días.- saluda Mario una vez salgo de la habitación. Ya está arreglado y listo para ir a trabajar.
- Hola.- le sonrío.
- Te he dejado el café preparado. ¿Qué harás hoy?
- Pues... quizás dar una vuelta por ahí.- le contesto cogiendo la taza de café.
- Muy bien. Yo hoy llegaré antes, sobre las tres. La cena de empresa es a las ocho.
- Vale.- contesto.
- Nos vemos luego.- se me acerca y tras dudar me da un beso en la frente. Se lo agradezco. Anoche crucé una línea prohibida. En unos días volveré a mi mundo y él se quedará en el suyo... así que no puedo dejarme llevar de nuevo.

Me meto en la bañera para quitarme la sal y me relajo un rato.

Salgo a la calle, y tras andar un poco, me viene un olor a dulce, así que olfateando llego a una cafetería. Me siento y pido un café y una pasta.

Una vez me lo sirven, cuando voy a dar un bocado a la pasta noto una presencia a mi lado, veo un abrigo azul marino. Subo la mirada y es la pelirroja del otro día, la tal Claudia, ex de Mario. Oh.
- ¡Hola! Muriel, soy Claudia, ¿Me recuerdas del otro día?- Me saluda con una sonrisa. Se fuerza en ser amable...
- Hola... Sí.- le digo dejando la pasta en el plato muy a mi pesar.
- ¿Puedo hacerte compañía?
Me sorprende esta pregunta.
- Ah.. claro... siéntate.
Ella se sienta y se quita el abrigo.
- Uff.. ¡Qué frío hace hoy!- exclama.
- Sí...- Que le voy a decir...
Pide otro café y otra pasta. Lo mismo que yo.
- Tenemos los mismo gustos.- ríe mirando mi plato, pero ante esto me viene a la mente Mario.Sonrío sin saber qué decir.- Estaba de compras y me ha entrado hambre. Al ir a pedir he visto tu melena platino tan llamativa y te he reconocido enseguida.- Me observa largo rato.- Eres muy llamativa.
- Ah... ¿Sí?
Se me acerca. Mira mi pelo.
- Uaauu, no es teñido, ¿verdad? Tu pelo... no se te ve nada de raíz...
Me echo hacia atrás. ¿Tan diferente se me ve? ¿Es verdad que llamo la atención? Esto puede ser un problema...
- Bueno, nos veremos esta noche, ¿no?
- Sí.- contesto.
- Perdona que te pregunte... ¿llevas mucho tiempo saliendo con Mario?- me mira a los ojos.- Perdona, olvídalo... no debería preguntarte... no me incumbe...
- Tranquila... Entiendo que quieras saberlo... la verdad que no mucho... es una larga historia...-Sonrío.
- Ahh.. - dice cogiendo la taza de café.- Espero... que no cometa los mismo errores... conmigo... priorizó el trabajo... y bueno... nuestra relación se fue al garete...- suspira y da un sorbo al café.
- Lo siento...
Ella alza los hombros.
- Así es la vida. Ahora estoy con Luis. Es muy atento. A veces un poco demasiado intenso- ríe. - Pero le importo.
Quedamos un rato en silencio. Me incomoda un poco esta situación. Ella ha estado con Mario, y ahora yo estoy conviviendo con él... Algo me dice que mejor me calle y no revele mucho sobre el tema.
- Bueno. No te molesto más. Nos vemos esta noche.- me guiña un ojo, se levanta a pagar y se va.

Me termino la pasta y el café. Cuando voy a pagar, la
dependienta me dice que ya está pagado.
Sorprendida, salgo a la calle. Está nublado y temo que empiece a llover, así que decido volver a casa. Quiero comer tranquilamente y arreglarme para la cena de esta noche...

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