19. Mario
Cuando llego a casa Muriel está en el sofá dormida. Me acerco a ella sigilosamente y la observo. Dios... es preciosa... recuerdo cuando la conocí, tenía el rostro juvenil... más redondo... ahora es más fino, ninguna arruga, y la piel perfecta.
Voy a la cocina y como algo sin hacer ruido. Al poco Muriel se despereza. Abre los ojos y me observa.
- Oh... Hola, me quedé dormida...
- Hola.- le sonrío. - ¿Has comido?
- Sí.
Me siento a su lado.
- ¿Seguro que te apetece ir a la cena? Si no nos quedamos aquí en casa...
- Sí, me hace ilusión ir... Ah, esta mañana me encontré con Claudia.
Me quedo parado.
- Ah... vaya que casualidad... ¿Dónde?
- En una cafetería cerca de aquí.
- Vive cerca....-Ella asiente y mira hacia la tele.- Y... ¿Qué se contaba?
- Eh... nada... hemos hablado poco...
- Ah, ya veo...- Parece que no me quiere decir mucho más.
Tras un rato mirando la tele tranquilos, Muriel se levanta.
- Debería ir arreglándome.- me dice.
- Yo también. Me daré un baño.
Ella entra a su cuarto y yo al baño. Me apetece darme un baño, así que la lleno y echo el jabón. Entro a la bañera y me estiro. Me quedo relajado un buen rato.
Cuando salgo Muriel aún está en su cuarto. Ya son las siete y media y en breve deberíamos salir. ¿Por qué tarda tanto? En ese momento se abre su puerta y me quedo asombrado. Tiene el pelo recogido en un bajo moño, el vestido es espectacular. Un azul pastel plateado. Tiene un poco de escote y una abertura lateral de infarto. Y taconazos plateados. Está deslumbrante. Trago saliva.
- Estás... preciosa. - le digo.
- Gracias...- sonríe. Se me acerca.- Y tú muy guapo...- me acaricia la mejilla. Miro sus labios rosados. Se ha maquillado y sus ojos resaltan en las sombras plateadas. No me canso de mirarla. Le cojo la mano y en un arrebato, pongo mi mano en su cintura. Quedamos muy cerca el uno del otro. Ella me mira a los ojos. Se le ve preocupada.
- Muriel... - la beso. Ella no lo rechaza, al contrario, me besa con más intensidad si cabe. Le cojo de la nuca, temo despeinarla pero no puedo soltarla... hasta que ella se separa.
- Mario... Debemos irnos...- agacha la cabeza y se dirige a la puerta. Me miro en el espejo del recibidor y tengo los labios manchados de pintalabios. Mierda. Voy al lavabo y me los limpio.
Muriel ya está en la puerta con el abrigo puesto. Tiene la mirada baja. Está pensativa. ¿Se arrepiente? Espero que no...
Vamos caminando hasta el hotel, ya que está cerca.
- ¿Vas bien? - le miro los zapatos.- Cogemos un taxi si quieres...
- Voy bien, tranquilo.
Ya en la entrada del hotel, en recepción, doy mi nombre y enseño la documentación. Nos llevan hasta el ascensor y pican al piso 15. Una vez salimos del ascensor, nos encontramos con la gran sala. Está como cada año, decorada con muy buen gusto. Las vistas espectaculares hacia el mar y un escenario al final. Ya hay una banda tocando y una mujer cantando canciones navideñas.
Muriel está observando todo, detiene la mirada en la banda de música y sonríe.
- Que bonito todo y que agradable lugar...- me mira con una sonrisa.
- Lo es...
- ¡Súper Mario!- adiós a la tranquilidad.
- Hola....- le saludo. Detrás está Claudia. Se acerca a nosotros y nos da dos besos.
- Cada año se superan más.- dice Claudia con una copa de vino en la mano. Se queda mirando a Muriel.- Vaya, estás preciosa.
- Gracias, tú también. Ese verde es muy bonito...
- Las dos estáis espectaculares .- dice Luis cogiendo de la cintura a Claudia.
Noto que Muriel me mira, la miro y desvía la mirada.
- Vamos a tomar algo.- le digo cogiéndola del brazo. - Ahora nos vemos .- Les digo a Luis y Claudia.
Pedimos unas copas de vino.
- Luis es algo cargante...- le digo a Muriel.
- Bueno... pero se ve que quiere a Claudia.
La miro.
- La trata como un juguete nuevo. Ya veremos lo que dura...
- ¿Un juguete nuevo o uno que te ha quitado?
Me giro y la miro. ¿A qué viene eso?
- Pero... ¿por qué dices eso?- le pregunto. Ya no hay nada entre Claudia y yo...
- Pero lo hubo. Es normal que sientas rencor hacia Luis...
- No quiero hablar más del tema...- le digo.
Ella alza los hombros y se aleja.
Joder. No quiero que se joda la noche... pero desde el beso está más distante, y ahora me saca el tema de Claudia...
Veo que está con ella. Están hablando y veo como Luis hace un repaso a Muriel con la mirada. Me pongo delante de Muriel.
- Luis, ¿Todo bien?- le digo con voz fría y le lanzo una mirada de pocos amigos.
A él le cuesta reaccionar. No se esperaba que me plantara así delante de él. Le saco unos centímetros de altura. Me mira y carraspea.
- Sí, sí, claro...- coge del brazo a Claudia- Cariño, vamos a saludar a mi compañero Alex, que está en el otro lado...
Claudia asiente con la cabeza y se despide de nosotros.
- Ahora nos vemos.- dice tocando el brazo de Muriel. Me sorprende este gesto.
Vamos picoteando lo que nos van trayendo del catering y hablando con los demás compañeros.
En ese momento sale alguien al escenario.
-Disculpad. Nuestra vocalista ha tenido un percance y no podrá cantar esta noche la última canción... lo sentimos mucho...
Un murmullo de voces y quejas se oye por la sala. Miro a Muriel.
- Oye...- le digo.- ¿Por qué no cantas tú? Cantas muy bien... es solo una canción navideña...
Ella me mira sorprendida.
- No sé... - dice dubitativa.
- ¿Te gustaría cantar?
- Me encanta cantar....
La cojo del brazo y la llevo hasta el escenario. Hablo con el hombre del grupo.
- ¡Claro! Esto es para divertirse, sube y canta. Vamos a tocar la canción de Last Christmas. ¿Te la sabes?
- Sí, ya la he escuchado varias veces...
- Perfecto preciosa. Enséñanos como cantas...- dice guiñando un ojo.
Ella me mira sonriendo y empieza a subir los escalones. La sala queda completamente en silencio, todos miran intrigados a Muriel.
- Tenemos la suerte de que esta señorita...
- Muriel, me llamo Muriel.
- Muriel, nos va a acompañar y cantar la última canción. Gracias.- dice inclinándose hacia ella.
Suena la música y seguidamente la voz de Muriel:
- Last Christmas...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro