15. Mario
Cuando me levanto y salgo al comedor, Muriel ya está levantada. Veo que está trasteando con la cafetera.
- Buenos días- le digo poniéndome a su lado.
- Ah, buenos días... Estoy haciendo café.
- Perfecto, gracias.
Me pongo a preparar unas tostadas.
Una vez hemos desayunado cogemos lo necesario y vamos al parking a por el coche.
Ella se queda parada mirándolo.
- ¿Todo bien? ¿Tienes miedo a los coches?- pregunto.
- No, no... todo bien. - sonríe y veo como abre la puerta y se mete.
Pongo algo de música. En este momento suena Wrecking Ball de Miley Cyrus. Muriel empieza a cantarla mientras va mirando por la ventanilla. Joder. Qué bien canta. Con los años creo que hasta ha mejorado... es una voz dulce, melodiosa... pero potente. Nada que ver con la rota de Miley, diferentes, pero potentes por igual. Intento concentrarme en la carretera.
En menos de una hora estamos en Sitges. Ella se queda paralizada mirando el pequeño pueblo.
- He estado aquí... Sí...- comenta.- me han venido algunas imágenes... con una amiga....
- Bien, eso es bueno. Vamos ahora a la posada a ver si está la dueña.
Ella asiente.
Vamos paseando por el paseo de la playa. Ella no deja de mirar el mar.
- Era aquí.- digo señalando una pequeña puerta marrón. Parece que hay un cartel.
Nos acercamos y para nuestra decepción hay un cartel donde pone: Cerrado por Vacaciones. Volveremos en una semana.
- Vaya, que mala suerte.- digo.- Bueno ya volveremos. Ya que estamos aquí. ¿Quieres dar una vuelta?
- Vale.- dice mirando la puerta.
Paseamos por el paseo. Entonces veo la iglesia. Recuerdo que le gustó.
- ¿Quieres entrar?- pregunto.
- Sí.
Entramos y ella queda fascinada, nuevamente, mirando las cristaleras.
- Lo recuerdo. Recuerdo estar aquí.- cierra los ojos. - Con... debías ser tú...de joven. - dice mirándome.
Le sonrío.
- Sí, estuvimos aquí.
Se me acerca y me da la mano.
Cuando salimos a la puerta se detiene. Mira el cielo. Está totalmente despejado.
- Vamos a comer algo.- le digo.
Comemos en el mismo sitio que comimos hace años.
Ella pide lo mismo. Lo disfruta igual que entonces.
Cuando salimos del restaurante, vamos por la tiendas. Entramos en casi todas. Ella coge una vela. La huele. Son de esas azuladas que huelen a mar.
- ¿La quieres? Te la regalo.
Ella me mira, algo avergonzada.
Sin que le de tiempo a contestar, se la cojo y se la pago.
- Gracias. - dice sonriéndome.
Seguimos paseando.
- Es muy bonito este pueblo. Recuerdo... algunos momentos... creo que fue bastante importante para mí.
- Esta bien, poco a poco irás recordando. Y... ¿Ya me recuerdas? Como nos conocimos...
- Me vienen imágenes tuyas de más joven. Pero poco más. Alguna a mi lado. Pero... nada más...- agacha la cabeza mirando la vela que lleva en una bolsa. Levanta la mirada. Se me acerca. Me viene su olor. Sigue oliendo a mar... ¿o es la vela? Recuerdo su aroma... como recién salida del mar... sus ojos azules me observan. No puedo retirar la mirada. Entonces su mano me acaricia la mejilla. Me besa. Un beso corto y dulce en los labios. Antes de que pueda reaccionar se aleja. - Sé que eras importante para mí. Algo me ata a ti... - se sonroja y mira hacia el mar de nuevo.
No puedo evitarlo y la abrazo. Huelo su cabello. Una mezcla de mi champú y a sal... le acaricio el cabello. Suave, sedoso... He de parar.... Me alejo.
Ella me está mirando. Le acaricio la mejilla.
- Deberíamos volver a casa ya.- le digo.
Ella asiente.
Ya nos enamoramos una vez. ¿Por qué no va a volver a pasar? Algo nos ata. Pero he de ir poco a poco. Quiero que recuerde lo nuestro antes. No quiero atosigarla ni agobiarla. Quiero que esta vez se quede junto a mí... y si no, que me lleve con ella a donde quiera que sea su hogar...
Con ella agarrada a mi brazo, vamos hacia el coche para volver a casa...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro