Es curioso este tronco. Estoy sentada frente a él.
- ¿Qué le gustará para comer?- le pregunto a Mario. El ríe. No sé por qué le hace gracia. Es un ser mágico. Como yo en teoría...
- Quizás unas mandarías... o empezamos fuerte... voy a por turrón de chocolate mejor.- dice.
Al poco Mario me trae unos trozos y los pongo en un platito para el tió. Ya comerá cuando quiera...
Me levanto y me como un trozo. Está muy bueno. Me vienen imágenes de yo comiendo cosas con sabor similar...
- ¿Estás bien?- pregunta.
- Sí... a veces me vienen imágenes...
- ¿Entonces vas recordando cosas?
- Sí... alguna...- le contesto llevándome otro trozo de chocolate a la boca.
Me siento en una silla. Él está en el sofá. Me ha hecho lo que dice que es té. Sabe muy bien.

- ¿Son amigos de hace tiempo los que nos hemos encontrado?- le pregunto. Siento curiosidad. Me miraban de una forma extraña. Sobretodo él...
- Bueno... Claudia y yo estuvimos saliendo unos cinco años... - me mira.- Hace poco más de un año que lo dejamos. Con mi trabajo nuevo como director empleaba muchas horas... y bueno... descuidé nuestra relación.
- Vaya...
- Y con Luis... hace tres años que empezó en la empresa. Es director de otro departamento. Y bueno... no nos hemos llevado muy bien. Y ahora... está saliendo con Claudia.
- Oh... que... complicado, ¿no?
- Sí... empezaron a salir hace medio año... cuando me enteré no me hizo nada de gracia. Él no tardó en contármelo y restregármelo.
- ¿Aún la amas?
Él levanta la mirada sorprendido.
- Le tengo mucho cariño y la quiero... pero como amiga...- se me queda observando largo rato.
Desvío la mirada hacia el ventanal. Me ha puesto nerviosa esa mirada. Algo me revolotea en el interior.
-Y tú... ¿recuerdas tener a... alguien?
Me quedo mirando el té.
- Me vino imagen de alguien... que creo que es importante... pero no lo recuerdo bien.
- Ah... - y baja la mirada.
Estamos un rato en silencio sumidos en nuestros pensamientos.
- Mañana trabajo. Quédate aquí. Puedes estar el tiempo que necesites. Llegaré sobre las cinco y poco de la tarde... sal a pasear o compra lo que necesites. Te dejaré efectivo. Sobre las 12 vendrá Elionor. Viene a limpiar y ayudarme con las tareas de casa. Es como una madre para mí. Ya le he hablado de ti. Lo que necesites le dices.
- Vale. Muchas gracias.- me levanto y decido irme a descansar. - Buenas noches Mario.
- Buenas noches.

Me meto en la cama. No me tapo. Me quedo mirando el techo en la oscuridad. Mario debió ser alguien importante para mí en algún momento. Pero no recuerdo... me frustra. Sé que solo he de dejar pasar el tiempo... pero no puedo quedarme aquí mucho tiempo. Yo no pertenezco a este mundo. En algún momento, entre varias imágenes de caras y agua quedo dormida.

El sonido del agua caer me despierta. Me pongo en alerta. Agua... no puede caerme... Entonces caigo que es en el baño. Mario se debe de estar lavando. Es algo raro para mí puesto que los de nuestra especie siempre estamos en el agua.... La claridad entra por debajo de la puerta.
Me levanto y salgo al comedor. Miro al tió.
-¡Oh!- exclamo.- ¡Mario! El tronquito se ha comido lo que le pusimos.-  digo contenta.
Él se asoma y sonríe.
- Parece que le gustó.- dice sonriente.
- Entonces esta noche... le daremos mandarinas- digo mirando el bol lleno de ellas.
Mario ríe. Y asiente.
- He de irme. - dice cogiendo el abrigo. Se para de golpe. - Ostras... debería haberte comprado un móvil... bueno ahí tengo el fijo que nunca uso. Cualquier cosa llámame desde él. Pone "yo" en la agenda. Te iré llamando.
Miro al fijo que dice él.
No sé cómo funciona eso. Pero asiento igualmente.

Una vez se marcha, me quedo de pie sin saber qué hacer. Me noto como pez salido del agua. Indefensa y desorientada. Así que decido dar vueltas por el piso, mirar cosas... hay algunas que no sé para que son. Veo la bañera. Debería meterme un rato...
Abro el grifo y empieza a llenarse. Me quito la ropa y me meto. Enseguida va apareciendo las escamas y mi gran cola azul. Suspiro. Me estiro. Cae agua al suelo. Ya lo limpiaré... estoy así un buen rato. Con los ojos cerrados. Me van viniendo imágenes. Otra vez la mujer de cabello rosa... me viene un nombre: Alana... Ha de ser una amiga... sí... me vienen recuerdos con ella... ya la voy recordando... veo mi refugio... y de repente oigo que alguien abre la puerta de casa de Mario.
- ¡Hola! Buenos días, soy Elianor. ¿Muriel? ¿Estás aquí?
Me tiro al suelo. Cojo para secarme y cubrirme la cola.
Pican en la puerta del baño.
- Hola... sí un momento, estoy secándome... ya salgo...
- ¡Tranquila! - dice la voz.
Ya con mis piernas me pongo de nuevo la ropa y salgo. Una mujer de mediana edad con el pelo liso negro y corto, algo bajita, me mira con amabilidad.
- Encantada de conocerte Muriel.- se me acerca y me da dos besos.
- Igualmente...- le digo. Parece muy amable.
- Me alegro que Mario tenga... una nueva amiga. Yo creo que se siente muy solo, ¿sabes? Y en estas fechas... en fin, voy a empezar a limpiar todo, tú siéntate. Mira la tele si quieres.
Me siento en el sofá. Miro la tele.
- Ay muchacha... ¿No sabes o no recuerdas cómo va? Pobrecita mía...- dice poniéndose a mi lado.- Yo te la pongo. Mira le das aquí. Y vas cambiando de canal. ¿Qué te gusta? A mí las telenovelas....
La miro. No sé qué es eso.
- Pues... no sé...- digo mirando esa tele donde ahora aparecen más personas. Vaya, es curioso.
- Mira, te pongo una plataforma que tiene de todo. Oh han estrenado una película de hace tiempo... Es romántica de una sirena que va en busca de un humano al que salvó... me encanta. ¿Te la pongo?
Me quedo atónita. ¿Ha dicho una sirena?
- Sí... por favor...
Y entonces en la tele aparece una pequeña sirena de cola naranja y cabello rubio...