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Terminé de leer aquella carta que estaba escondida en una caja, me quedé mirando por largos minutos aquellas dos hojas con mi puño y letra.
Algunas letras estaban corridas, porque cayeron un par de lágrimas en la lectura. Nunca pude quemarla, pero si la conservé durante todos estos años.
Encendí la chimenea de la sala, sin pensarlo dos veces la tiré al fuego viendo cómo se hacía cenizas. Viendo las llamas azules consumiendo el papel y haciendo que un extraño buen aroma llegara a mis fosas nasales.
Absorbí mi nariz y me levanté de la alfombra. Tomé mi abrigo y salí a caminar, un poco de aire fresco era lo que necesitaba.
Fui hasta una cafetería, estaba en la fila para pedir un café cuando una persona se tropieza conmigo.
- Lo siento mucho - Aquella persona de disculpa
Trague saliva al escuchar esa voz después de tantos años.
- No importa, estoy bien - Respondí
Aquel hombre se gira a verme, a pesar de los años aún se veía como aquel chico de 20 años que deje atrás.
El sonríe ampliamente
- Hola Stella ...
Sonreí - Hola Ed
- ¿Quieres tomar un café?
Una sensación alarmante sentí en mi estómago. Y unos sentimientos extraños volvieron a aparecer dejándome un poco aturdida, pero se sentían bien.
Se sentía bien volverlo a ver
- Claro, sería un gusto....
"La vida nos volvió a juntar, y esta vez ya no éramos unos jóvenes que no sabían nada del amor. Los sentimientos maduraron. Siempre existió el deseo de saber qué hubiera pasado, o si volveríamos a pasar lo mismo que aquella vez... pero ahora somos dos personas distintas a las que fuimos. Existen parejas que maduran juntos y otras lo hacen por separado, sólo que se vuelven a encontrar en el momento justo y habiendo superado cada etapa, vuelven a formarse y perduran en el tiempo. Nosotros somos el segundo y valió la pena todo"
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