19
—¿Qué? —Jungkook ansiaba escuchar aquello otra vez —¿Qué quieres?
—No, nada —Jimin sabía perfectamente que él lo escuchó, y no lo repetiría. Soltó la camiseta que se enredaba entre sus dedos y se acomodó dándole la espalda cruzado de brazos. —Vete, olvida todo lo que he dicho.
—¿No quieres que me quede?
—No
Jungkook sonrió al escucharlo, extrañaría esa parte tan aniñada de Jimin. Amaba fastidiarlo, ver sus pucheros y escuchar sus infantiles quejas que normalmente le alegraban un día de mierda. Como éste, por ejemplo
—Muy bien —Se dió la media vuelta para escabullirse entre la oscuridad de la habitación, y abrió la puerta con el típico crujido que la acompañaba.
—Quedate —Lo escuchó, obviamente, y en un principio retrocedió unos pasos con la intención de cerrar la puerta y obedecer. Pero no, le enseñaría que existen cosas mucho más importantes que el maldito orgullo.
—No, buenas noches —Y con una gran sonrisa tallada en el rostro, se retiró
Jimin, sorprendido, —Obviamente pensó que el Alfa no lo rechazaría— levantó un poco su cuerpo utilizando como soporte el brazo derecho. Velozmente guió su vista a la puerta, por un momento creyó que su tímpano torpemente le había fallado, pero aquel «No» fue tan real como el eco de la puerta cerrandose que reiteradamente volvía a su cabeza. Si quería irse, pues bien, que lo hiciera. No iría detrás de él. Volvió a acomodarse en la cama y con el ceño fruncido intentó conciliar el sueño.
Los segundos se convertían en minutos, minutos interminables que lo acarreaban casi a la desesperación. El reloj avanzaba con tranquilidad, no existía apuro alguno de su parte. Jimin percibía su mirada, las agujas del reloj casi destrozaban el cristal y lo apuntaban a él como el único culpable. El Omega no se movió de su posición, observaba la hora casi sin parpadear, como si en cualquier momento pestañeara y toda su juventud se evaporara ante sus propios ojos.
«¿Estaba perdiendo el tiempo?, ¿Estaba haciendo algo mal?»
Preguntas que paseaban y jugaban entre sus recuerdos y sus sueños, su cabeza era un lío en ese momento. Hacer lo correcto, o hacer lo que él consideraba correcto, satisfacer su orgullo, o satisfacer esa ya diminuta parte que le rogaba constantemente buscar eso que él tanto procuraba evitar.
No era difícil decidir, pero para él por razones obvias lo era, decidir era un infierno. Ya le recalcó varias veces que se iba, pero no se sentía seguro, mientras más se acercaba el domingo, menos quería que llegara. Despedirse no era algo que quisiera hacer, había pensado en levantarse temprano y sólo desaparecer. Pero conocía a Jungkook, sabía que si hacía eso, crearía una herida incurable en él. Jungkook jamás se lo perdonaría.
Mañana, mejor dicho hoy —Ya eran las 6 y algo —Le pediría ayuda al Alfa para ordenar las cosas. Ya se negó cuando el mismo Alfa se ofreció, pero sabía que si se lo pedía, él no se negaría.
Su parte Omega solamente necesitaba a Jungkook, lo obligaba a llamarlo por el vínculo, lo cual hizo, pero no existió respuesta alguna. Escuchaba los latidos de su corazón, él estaba en su habitación. Los latidos eran sosegados, lo que le hizo pensar que el Alfa se encontraba dormido. Ojalá él pudiese dormir, tener tanta mierda junta en la cabeza no ayudaba para nada. Se sentía intranquilo, inquieto, nervioso. Jungkook era su única respuesta en momentos así, ¿Qué haría cuando no se encontrara con él?
—A la mierda —Se levantó. Estaba descalzo, el frío se filtraba por cada rincón de cuerpo a medida que caminaba. Buscó en su cómoda supresores, pero la última tira que le quedaba se encontraba completamente vacía. No permitirse dejar de tomarlos, así que no tenía otra opción más que recurrir a Jungkook.
Abrió la puerta de su habitación, y con inquietud creciente comenzó a caminar. Jamás aquel pasillo fue un camino tan interminable. Entreabrió la puerta con quietud, sin emitir sonido alguno, no era su intención despertarlo de golpe. Pero allí estaba, ojos cerrados y respiración pausada.
Se recargó en el marco de la puerta con frustración, ¿Jungkook se habrá detenido alguna vez para observarlo?, Automáticamente sus mejillas se encendieron por pensar en algo así. Que estúpido, el Alfa no perdería su tiempo por fijar su vista en él durante unos segundos.
—Dame una razón —Susurró, su cabeza perdió la batalla e igual hizo contacto con la frialdad de la madera. —Sólo una razón, y te prometo que me quedaré —Con débiles movimientos se aproximó a la cama. Movió al Alfa hasta despertarlo, soltó una pequeña risa cuando Jungkook exageradamente abrió sus ojos. Definitivamente no se lo esperaba allí
—¿Sucede algo? —El tono de ansiedad fue haciéndose mucho más notable —No te quedes congelado, me asustas.
—Sólo... —En blanco, por un segundo todo pensamiento desapareció de su cabeza —Mis supresores se acabaron. —Soltó —Ayer no los tomé, y ahora revisé en mi cómoda para tomar algunos, pero las cajas están vacías.
—¿Revisaste bien?
—Sí —Con un de sus palmas buscó la orilla de la cama y se sentó— Quería pedirte un favor
—No te preocupes —Jungkook se semi sentó —Yo iré. —El Omega fugazmente se acercó e hizo presión en sus hombros para deslizarlo hacia abajo
—No es necesario que te tengas que levantar ahora —Un calor muy conocido se adueñó de un segundo a otro de su cuerpo. Ambas manos de manera suave aterrizaron en el abdomen del Alfa. Fue una muy mala idea ir donde él sí sabía que ningún tipo de supresor se encontraba en su organismo.
—¿Y si llegase a pasar algo? —Jimin en esos momentos —Mejor dicho su lobo —‹quería› que sucediera algo. El Omega tocaba al Alfa más de lo normal, y arqueaba un poco su espalda a medida que se acercaba, intentaba crear una imágen seductora. Pero Jungkook no la lograba descifrar bien por la creciente preocupación por la falta de supresores.
Cuando su piel hizo contacto con la del Alfa, y en sus fosas nasales ingreso aquel aroma tan particular, no pudo evitar —como le diría Taehyung en un momento así —Volverse una completa zorra. Montones de pajas se había dado fantaseando con él, y ahora tenerlo frente a frente justo cuando el celo se concentraba en su punto más alto, era un regalo de la querida reina y madre del cielo. Si fuera capaz, esperaría la fría noche sólo para salir a aullarle en agradecimiento.
—¿Quieres qué pase algo? —Jungkook era un mar de sentimientos encontrados, no sabía si seguirle el juego, o simplemente negarse. Jimin directamente le estaba coqueteando, cosa que jamás había hecho, y eso, obviamente le tomó por sorpresa. Pero más le sorprendió que Jimin se le subiera encima, sentándose en su regazo a piernas abiertas.
Jungkook se encontraba pálido, ojos tan redondos como platos y manos intranquilas sin saber dónde posicionarlas. Jimin, al contrario, era como un minino, uno que pacíficamente se estiraba para que su pelaje se rozara contra la sedosa tela de un sofá cualquiera. Pero es su caso, la intención no era sentir la delicada suavidad de un cojín cercano, era frotarse contra todo el abdomen y pecho del Alfa en un intento de seducirlo. El Alfa pegó su espalda a la cabecera de la cama, estaba prácticamente sentado sobre los cojines de la cama, pero no importa lo que hiciera, mientras más se alejara, Jimin más intentaba pegarse a él
—Jimim, n-no —Lo tomó de los hombros e intentó alejarlo. Jimin emitió un leve gruñido mezclado con un quejido.
«Es el celo, no es Jimin».
Mentalmente se lo repetía cada vez que su mirada casualmente se dirigía a sus blancos muslos o a sus rosados y abultados labios. Mierda, si pudiera, se lo follaba; pero, en primer lugar no tenían condones. Y segundo, no podía aprovecharse sí sabía que se encontraba en celo. Aunque, tener un delicioso orgasmo a la vez que las paredes del Omega recibían gustosas su esperma era una idea tentadora, pero prefería terminar su carrera universitaria antes que trabajar y estudiar al mismo tiempo para mantener a la que sería su manada.
Su manada
Esbozó una diminuta sonrisa al recordar el sueño que tuvo. Cuatro Alfas y una Omega era una gran y fuerte manada. La idea de tener una Omega entre sus brazos a la cual consentir, y correr por los bosques con cuatro fuertes Alfas detrás suyo, hacía que su corazón diera un vuelco de la emoción. Pero nuevamente, era mejor esperar, una manada era una gran responsabilidad, y al mismo tiempo un gran honor. Más aún si tu primera camada nacía de un Omega realmente amado. Los cachorros eran uno de los regalos más hermosos y valiosos que un Omega era capaz de regalarte. Por esa razón los Omegas infértiles eran maltratados y muy mal vistos. Muy rara vez un Omega infértil lograba encontrar un Alfa.
Mierda, conocía a Jimin, y él no pararía hasta conseguir lo que quería. Intentó apaciguar las aguas buscando sus caderas, masajearlas siempre era una vía rápida de escape, aquello relajaba al Omega y la mayoría de veces le ayudaba a conciliar el sueño. Lentos movimientos acompañados de una ligera presión
Jungkook sabía que las caderas eran su debilidad, la calidez de sus dedos contra su fría piel era un contraste que le deleitaba, hipnotizaba y cautivaba. Sólo un toque o un susurro bastaba para derretirse completamente entre sus brazos, y eso, no cualquier Alfa sería capaz de lograrlo.
—Te odio tanto —Intentó articular a la vez que sus dientes jugaban con el lóbulo de su oreja
—Me alejas por tu propia cuenta y ahora me buscas para follar —El Omega dejó de succionar el pedazo de piel con el que ahora jugaba —Te agradecería que dejaras de utilizarme, porque eso es lo único que estás haciendo antes de irte.
—Lo dice el Alfa que me negó segundos después de marcarme —Golpe bajo. Jungkook bruscamente lo alejó de él para mirarlo a los ojos
—No, no fue un error. Me arrepiento desde el primer momento en que lo dije —Lo tenía fuertemente sujeto de los hombros. La ira era lo único que Jimim recibía a través del vínculo —La marca, fue con intención.
—Claro, primero lo hago pasar por un infierno y después me disculpo. Total, es un Omega desesperado, obviamente volverá a mí —Jimin se especializaba en ironías, intentó ser lo más sarcástico que pudo. Pero sus ojos, en una maldita traición, se cristalizaron. Agitó su cabeza de un lado a otro antes de tomarlo por el cuello de la camiseta y acercarlo violentamente —Me hiciste sentir como un inútil. Cualquiera que viera la marca y no sintiera la esencia de un Alfa sabría que al primer instante fui rechazado —Lo empujó, su espalda impactó fuertemente contra la cabecera —Ningún Alfa me tomaría en serio, tendría la palabra «Juguete» tatuada en la frente. —La intensidad del celo descendió rápidamente, y en su lugar se acomodó y ajustó perfectamente la ira
—Dame un razón —Pasaron unos segundos antes de que Jungkook volviera a dirigirle la palabra.
—¿Qué?
—Solamente una, y te prometo que me quedaré —Ese sentimento de vergüenza tan común recorrió todo su pecho. Él estaba despierto cuando lo dijo — Te satisface que repita mil veces las malditas sensaciones que me produces —El Omega mordió su labio inferior sin saber que decir —Una sonrisa, un roce, un suspiro. Todo desestabilizaba mi mundo. La forma de ver las cosas para mí dieron un giro de 180°; Normalmente un Omega es alguien muy sumiso, dispuesto a cualquier cosa, y yo sinceramente me adapté a ese tipo de Omega convencional. Pero conocí esta parte de ti que era territorio nuevo para mí, y mierda, me encantó. Siempre fuiste muy orgulloso, pero nunca pensé que lo serías a este punto. Me mandabas a la mierda como si nada, me golpeaste, gritaste e hiciste conmigo lo que quisiste. Algunas veces me entraban una ganas inmensas de correr a la puerta, salir de aquí y no volver más —Suspiró, su vista estaba fija en la nada — Pero, inmediatamente en mi cabeza renacían aquellos recuerdos, la forma en que brillaban tus labios después de un beso, o como te aferrabas a mí los primeros días, la forma en que me buscabas cuando necesitabas algo —Una sonrisa inconciente se creó en su rostro —La primera vez que te toqué. Son sensaciones que experimenté solamente una vez, y tal vez, no vuelvan a recorrer mi cuerpo. O puede que sí, pero no de la misma manera —Tímidamente se aproximó a Jimin, tal vez por el miedo de ser rechazado, pero aún así juntó el valor suficiente para juntar ambas frentes. Jimin no se movió un centímetro —Porque tú eres único, un Omega que para mí, es inigualable.
Jimin seguía sin dar pie a ningún tipo de movimiento. Se encontraba allí, rígido, congelado; y sus ojos acaramelados no se despegaban de las grandes pupilas de Jungkook
—¿Jimin?
Y el Omega lo besó. Era un beso necesitado, desesperado, y necesario. Ninguno intentó morder o lamer los labios contrarios, se trataba únicamente de intentar disipar cualquier duda que aún existiera. Fue lento, normalmente cuando se besaban era rápido y feroz, pero ahora se percibían las ganas de disfrutarlo, de explorar cada rincón desconocido.
Cuando se separaron, lo primero que Jungkook hizo fue besar la punta de su nariz antes de volver a juntar ambas frentes.
—¿Por qué tienes que ser tan perfecto?—Sus narices ahora con serenidad jugaban entre sí. Era el turno de Jimin para hablar —Odio la forma en la que me tocas, odio la forma tan impecable en la que besas. Y lo que más odio por sobre todas las cosas, fue como tus encantos me lograron hundir a tal punto que mi lado Omega se desorientaba cada vez que tú no estabas presente. La sensación del vínculo conectándonos es exquisita. Y yo no podría tener un Alfa más maravilloso frente a mis ojos —Por cada palabra que pronunciaba un tono rojo más intenso que el anterior teñía a sus mejillas.
«Cuando ambos dejen de hablarse con odio, en ese momento, las palabras sinceras nacerán, y el problema por fin tendrá solución. Sólo basta hablar con el corazón»
×🎈×
🌸;
Odio el cliché, pero ya era hora.
Un capítulo más, sumado un epílogo, y le tendré que decir adiós a «Una semana». Ojalá lo extrañen tanto como yo💕
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