Martes
Lily bostezó aún con los ojos cerrados y comenzó a estirarse, a su lado notó un bulto abrazado a ella. Seguramente Charlotte se había levantado sonámbula y se había equivocado de cama, otra vez. Al final Sybil iba a tener razón y tendrían que atarla a la cama para que no saltase por la ventana una de esas noches.
—Charlie, te has vuelto a confundir de cama.—murmuró Lily con voz soñolienta, la persona que estaba a su lado lanzó un quejido y hundió su cabeza en el cuello de Lily.
—Remus no seas pesado y déjame dormir un ratito más.—pidió James con los ojos cerrados abrazándose con más fuerza a Lily.
Lily abrió los ojos de golpe y miró horrorizada hacia James. El castaño estaba agarrado a ella como si fuera una almohada y tenía su cabeza hundida entre su cuello y hombro por lo que sentía la respiración del castaño sobre ella.
—¡Ahhhhhh! —el grito de Lily retumbó por toda la torre de Griffindor y despertó a los alumnos de Slytherin que dormían plácidamente en las mazmorras.
—¿Qué ocurre? ¿Quién nos ataca? —preguntó Sirius poniéndose en pie de un salto y mirando a los alrededores, el pelinegro vio como Lily señalaba hacia James y seguía gritando.
—Ya deja de gritar Evans. —dijo James entre bostezos, Lily lo fulminó con la mirada y agarró la almohada entre sus manos con la que empezó a golpear a James con fuerza.
—¡Qué no grite!¡Que no grite! ¡Es tu culpa que grite! —protestaba Lily mientras golpeaba una y otra vez a James. —¡Estúpido Potter! ¡Te dije que durmieras en el suelo!
—¿Por qué tanto alboroto a estas horas de la mañana? —preguntó Remus poniéndose en pie mientras se tapaba la boca para que no lo vieran bostezar, Sirius señaló hacia Lily y James. El merodeador intentaba por todos los medios librarse de Lily pero la pelirroja se había sentado sobre su pecho y le golpeaba la cabeza con la almohada. — Menuda energía tienen desde tan temprano.
—¡Voy al baño! —exclamó Peter entrando corriendo al baño para luego cerrar la puerta.
—¿Os importaría ayudarme? —James miró hacia sus dos mejores amigos rogando por su ayuda pero ambos se dieron la vuelta y comenzaron a preparar la ropa del día. —Gracias, lo tendré en cuenta para el futuro.
—No voy a meterme en vuestros asuntos de cama.—comunicó Sirius guiñándole un ojo a James, el castaño bufó molesto antes de sujetar a Lily de las muñecas para que no lo siguiese golpeando. Además, le pegó una patada para hacerla perder el equilibrio y que cayese sobre la cama, a continuación se colocó sobre ella sentándose sobre su barriga para impedir que pudiese golpearlo con las piernas.
—¡Suéltame! —chilló Lily revolviéndose como una loca debajo de James, él sonrió satisfecho y acercó su rostro al de ella.
—No.—susurró James victorioso; ella infló los mofletes como si fuera una niña pequeña y se puso a patalear y a farfullar insultos. — ¡Y deja de murmurar, me pones de los nervios!
Lily lo fulminó con la mirada pero siguió lanzándole insultos, James apretó la mandíbula enfadado; esa chica no sabía cuando darse por vencida. Vieron como la cadena brillaba y reducía su tamaño; James rodó los ojos, de un metro que tenía la cadena inicialmente ahora mismo sólo estaban separados por unos cinco centímetros, si seguían así acabarían cogidos de la mano en tiempo record.
—James deberías soltarla.—interrumpió Remus, James chasqueó la lengua pero no la soltó. —James.
—Metete en tus asuntos Remus.—contestó James de mala manera viendo como Lily seguía revolviéndose para intentar librarse de él.
—¡Qué pasa aquí! ¡¿Qué le habéis hecho a Lily panda de salvajes?! —exclamó Sybil abriendo la puerta de una patada con una enorme pistola de agua entre sus manos, a su lado Charlie llevaba dos pistolas de color rojo más pequeñas y apuntaba hacia todos los lados.
—Genial, Rapunzel y su amiga la loca. —comentó Sirius con sarcasmo.
—¡No me digas Rapunzel! —gritó Charlotte disparando a Sirius hasta empaparlo por completo, luego la rubia sopló el cañón de ambas pistolas y caminó hacia la cama de James. — ¡James, amor mío!
—¡Charlie que hablamos antes de venir a rescatar a Lily! —recordó Sybil
—¡Nada de compasión con el enemigo! —indicó Charlie, luego miró hacia James. —Pero él no es el enemigo, es el amor de mi vida.
Sybil puso los ojos en blanco y Charlie saltó sobre la cama para abrazar a James por lo que el merodeador perdió el equilibrio y cayó al suelo con Charlie encima y arrastrando a Lily.
—¡Apártate de mí loca! —gritó James intentando que Charlotte lo soltará pero no se apartó de él hasta que Sybil llegó hasta ellos y comenzó a mojarla con la pistola de agua.
—¿Por qué todo el mundo tiene tanta energía desde tan temprano? —preguntó Remus a Sirius al ver cómo Sybil había tirado la pistola al suelo y con ayuda de Lily tiraba de Charlotte para separarla de James.
—Ni idea.—contestó Sirius que corrió hacia el baño al ver salir a Peter.
—¡Charlie suéltalo!—gritó Sybil, la rubia negó con la cabeza.
—James tengamos una cita.—ofreció Charlie con una gran sonrisa.
—Por enésima vez Cooper, no me gustas. —contestó James con seriedad, la rubia se separó de él y lo miró con tristeza.
—Deja de hacerte el duro, yo sé que me amas.—respondió Charlotte muy convencida, James puso los ojos en blanco exasperado, no sabía cómo hacerle entender a esa chica que no le interesaba. — Tú y yo estamos destinados a ser la pareja perfecta.
—¡Que no me gustas! —gritó James frustrado.
—Venga James, si todos sabemos que Rapunzel te tiene conquistado.—apuntó Sirius con una sonrisa saliendo del baño, James lo fulminó con la mirada.
—¡Cállate Sirius! —bramó James furioso, ya arreglaría cuentas con el traidor de su mejor amigo más tarde; por ahora debía librarse de la pesada de Charlotte. — Y en cuanto a ti, no me gustas ni me gustarás nunca. ¿¡Te ha quedado claro de una maldita vez!?
Sybil y Lily soltaron a la rubia y observaron a James y a Charlie, su amiga se mordía el labio en un ridículo intento por no ponerse a llorar ahí mismo mientras James la miraba impasible y se apartaba de ella dándole un empujón. Charlie soltó un sollozo antes de salir corriendo perseguida por Sybil que le lanzó una mirada asesina al castaño antes de abandonar la habitación.
James suspiró y se puso en pie pero Lily no se movió.
—Muévete Evans, necesito ir al baño.—ordenó James, Lily se puso en pie y abofeteó a James, el merodeador sorprendido se llevó la mano a la mejilla golpeada.—¿A qué ha venido eso?
—¡¿Cómo puedes ser tan insensible?! —chilló Lily con los puños cerrados de la frustración. —Charlie está enamorada de ti, no puedes tratarla así.
—Así, ¿cómo? Sólo le deje las cosas claras, si no fuera tan pesada no tendría que ser tan borde. —ante el comentario de James, la pelirroja fue a abofetearlo de nuevo pero esta vez el merodeador tuvo mejores reflejos y la detuvo. —Entonces según tú qué debería hacer, ¿pedirle amablemente que me deje en paz? ¿darle una cita para que se haga ilusiones y luego decirle que no me interesa? ¿o quizás debería salir con ella aunque no me guste para nada? ¡Eh, qué debo hacer según la gran Lily Evans!
—Chicos. —susurró Remus captando la atención de ambos, Remus les señaló hacia la cadena y vieron como ésta brillaba y unía finalmente las dos esposas.
—¡Genial! ¡Ya lo has conseguido, estarás contenta! —dijo James levantando la mano y examinando la situación, la cadena había desaparecido por completo y ahora sus dos esposas estaban totalmente unidas, prácticamente iban cogidos de las manos.
—Prongs, deberías calmarte. —indicó Sirius señalando hacia Lily, la pelirroja estaba cabizbaja y con la mano izquierda se tapaba la boca; James se giró enojado hacia Lily pero se abstuvo de hacer comentario ninguno al darse cuenta de que estaba llorando en silencio.
—Está bien, le pediré disculpas a Cooper.—murmuró James a regañadientes, Lily se limpió la cara con la mano pero no dijo nada. —¿Contenta?
Lily levantó la cabeza y le enseñó la lengua mientras le guiñaba un ojo. James la miró perplejo, la pelirroja lo había engañado ¡a él!, había fingido estar llorando para que hiciese lo que ella quería. Abrió la boca para protestar pero sintió cómo Sirius le ponía la mano sobre el hombro, miró a su amigo y vio cómo este negaba con la cabeza. Está bien, lo dejaría pasar por esta vez… o quizás no.
—¡Ducha!.—exclamó James, Lily le lanzó una mirada de reprimenda antes de que las esposas brillasen y la cadena se alargase unos cuatro metros.
El castaño se acercó a su baúl, sacando de ahí una toalla y el uniforme escolar; se colocó su ropa sobre el hombro y lanzó una mirada de superioridad hacia Lily antes de meterse en el baño y cerrar la puerta. La pelirroja arrastrada por el merodeador se quedó apoyada en la puerta del baño, Lily suspiró y se dejó caer en el suelo.
—¿Quieres que avise a Chang para que te traiga tu ropa? —preguntó Remus amablemente, Lily levantó la mirada para ver cómo Remus la observaba con una casi imperceptible sonrisa.
—Gracias. —masculló Lily, Remus asintió y se marcho del dormitorio.
Lily se quedó mirando hacia la puerta, Remus era siempre tan atento y considerado; sabía qué decir en cada momento y sus sonrisas eran dulces y amables. Era el chico perfecto. Notó como James tiraba de la cadena y la obligaba a levantar el brazo, ella tiró con fuerza y escuchó cómo el castaño la insultaba por lo que sonrió complacida.
—Buen truco el de antes.—Lily levantó la mirada y se encontró con Sirius a varios metros de ella poniéndose la túnica.
Lily dibujó una pequeña O con la boca, nunca se le hubiera pasado por la cabeza que Sirius Black, mejor amigo de James Potter, la felicitase por algo. De hecho estaba aún más sorprendida de que el pelinegro le dirigiese la palabra, aunque claro, la mayor parte del tiempo que pasaban juntos ella estaba discutiendo y/o lanzándose hechizos con Potter.
—James es un buen tipo ¿sabes? —prosiguió Sirius, Lily cerró la boca, no quería parecer tonta. El pelinegro se colocó la corbata y se miró al espejo. —Aunque por alguna extraña razón pierde los nervios y se vuelve más idiota cada vez que tú estás cerca.
—¿Estás diciendo qué la culpa es mía? —preguntó Lily enarcando la ceja izquierda, Sirius sonrió y Lily se cruzó de brazos molesta. —Yo no tengo culpa de que sea un patán egocéntrico.
Sirius suspiró, se acercó a ella y le revolvió el pelo.
—Te traje la ropa y champú. —Sybil entró en la habitación sin tocar a la puerta y caminó hacia ella mientras Sirius se ponía en pie y se alejaba de ellas. —Los trillizos te andaban buscando.
—¡Oh, mis queridos pupilos! —exclamó Sirius feliz, volvió a revolverle el pelo a Lily y caminó hacia la puerta.
—Black, si los vuelvo a pillar espiando el baño de las prefectas por orden tuya te ataré como cebo a una caña de pescar y te tiraré al lago a ver qué pica.—dijo Sybil con voz amable finalizando la frase con una dulce sonrisa, lo que la hacía causar más miedo. Sirius no dijo nada, sólo abandonó la habitación.
—Aún no entiendo por qué dejas que tus hermanos sean estudiantes de Black. —indicó Lily cogiendo entre sus manos la ropa y la toalla que Sybil le tendía, su amiga ladeó la cabeza y se llevó la mano a la barbilla.
—Porque les enseña hechizos difíciles y si en casa hacen algo malo los puedo amenazar con qué se lo contaré a su idolatrado profesor Sirius Black. —explicó Sybil con orgullo, Lily puso los ojos en blanco. —Me voy abajo, no tardes mucho.
—¿Cómo está Charlie? —preguntó a Sybil antes de que se marchase.
—Está un poco deprimida, se ha puesto a observar el álbum de fotos de Potter y no para de suspirar cada vez que pasa la página; cómo siga así le quemo el dichoso álbum.—a Sybil le brillaron los ojos con malicia y Lily soltó una carcajada, ella también estaba dispuesta a incinerar ese álbum aunque después del último intento, seguramente Charlie había duplicado el álbum o le habría puesto quinientos hechizos protectores.
—Evans, ya puedes ducharte.—comunicó James abriendo la puerta haciendo que Lily cayese hacia atrás, el merodeador salió del baño pasando por encima de la pelirroja. James estaba completamente vestido, a excepción de por la túnica que aún estaba sobre su cama, Lily se dio la vuelta y a gatas se metió dentro del baño.
—¡Nos vemos abajo Lil! —chilló Sybil abandonando la habitación, Lily no dijo nada y cerró la puerta de una patada con el pie.
Examinó el baño, era exactamente igual al de ellas pero con menos tipo de champú y maquinillas de afeitar; debía reconocer que para ser un baño de hombres estaba bastante bien. Miró bajo el lavabo, retiraba lo dicho, esos chicos eran unos cerdos. Hizo una mueca de asco y con la escobilla del váter en la mano se acercó a la montaña de calzoncillos, calcetines y camisetas sucias; con cuidado cogió una toalla que en un pasado debió ser blanca y la colocó sobre la montaña de ropa sucia. En cuanto saliese de allí iban a tener una larga charla sobre higiene básica. Dejó la escobilla sobre la toalla y colocó su ropa sobre el lugar menos sucio que vio.
Abrió el grifo para dejar que el agua se calentase y entró en la ducha de puntillas, aún no estaba del todo segura que no pudiese coger una enfermedad mortal debido a la falta de higiene de aquel lugar.
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Una vez que Lily entró en el baño, él tuvo que quedarse cerca de la puerta, ya que el castigo de Dumbledore impedía que estuviese mucho más lejos, por suerte había tenido el tiempo suficiente para coger el mapa del merodeador. Apoyó la espalda en la pared e inspeccionó el mapa, Remus y Peter estaban en el gran comedor al igual que Cooper, chasqueó la lengua, por culpa de Evans iba a tener que disculparse con ella, miró hacia el techo. Se había sentido tan mal por ver a Lily llorando, ¿Lily? Bien James, ahora incluso la llamas por el nombre. Resopló consternado, esperaba que esa semana pasase lo más rápido posible o sino incluso podría llegar a llevarse bien con ella. Volvió a centrar la mirada en el mapa y buscó a Sirius, encontró la mancha de su nombre en el pasillo que llevaba hasta los baños de los prefectos con tres manchitas a su lado en el que pudo leer Chang, ese Sirius, le encantaba liar a los trillizos para que hicieran trastadas en su nombre. Se guardó el mapa en el bolsillo y se quedó tumbado, sólo esperaba que Evans no tardase en salir, se estaba muriendo de hambre.
Un fuerte golpe y un grito procedente del baño lo hicieron salir de sus pensamientos, se levantó de un salto y abrió la puerta.
—¿Evans estás bien? —James buscó a Lily con la mirada pero no la encontró.
—¡Sal del baño ahora mismo pervertido! —gritó Lily desde dentro de la ducha.
—Pero…
—¡Fuera! —gritó Lily lanzándole un bote de champú, James se apartó cómo pudo y salió del baño.
Lily suspiró irritada, estaba mojada y envuelta en una toalla sobre la ducha. Todo por culpa de James Potter, o concretamente por culpa de su gel, ya que cuando se dispuso a salir de la bañera el gel (sólo Dios sabe por qué) cayó sobre la bañera y la hizo tropezar y caer de espaldas. Trató de ponerse en pie pero al apoyar el pie derecho, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, lanzó un grito y cayó de nuevo sobre la bañera. Se había torcido el tobillo.
—¿Pero por qué gritas? —preguntó James entrando de nuevo, Lily golpeó con los puños la bañera y le lanzó otro bote de champú. —¡Está bien! ¡Ya me voy!
Lily miró a su alrededor, ella sola no iba a poder salir de la bañera.
—¡Espera!
—¿Y ahora qué? ¿Quieres que me acerque para que te sea más fácil lanzarme el bote de champú?
—Necesito que me ayudes a salir, creo que me he torcido el tobillo. —contó Lily avergonzada, suerte que la cortina aún estaba echada y el castaño no podía verla.
—¿Lo dices en serio? —James corrió la cortina y se encontró con Lily sentada en la bañera envuelta en una toalla rosa y con el pelo mojado cayendo sobre su espalda; el merodeador tosió nervioso y miró hacia el pie de la pelirroja, estaba hinchado y un poco morado. Definitivamente se lo había torcido o incluso algo peor. —Bien, ¿qué me das a cambio de sacarte de ahí?
—¿Perdona? —casi gritó Lily incrédula.
—Ya sabes, un intercambio; yo te ayudo a salir y tú haces algo por mí. Mmm… ¿qué tal si eres mi esclava durante un mes? ¿O podrías encargarte de gastarle las bromas a los slytherins por mí? —propuso James con los brazos cruzados con los ojos cerrados, al parecer estaba pensando alguna propuesta mejor.
—¡Potter! —chilló Lily histérica lanzándole el gel que los había llevado a esa situación, James lo esquivó y empezó a reír a carcajadas.
—Era broma, era broma.—dijo James levantando las manos para parecer inofensivo, Lily bufó y se cruzó de brazos enojada. James rió por lo bajo y se acercó a ella, se agachó y tras pasar sus brazos por debajo de sus rodillas y tras su espalda la levantó.
Lily se sobresaltó al sentir los brazos de James alrededor de su cuerpo pero se mantuvo callada. Observó de reojo a James y vio como él estaba tenso y mantenía la mirada firme hacia el horizonte, se apoyó sobre el pecho del merodeador por lo que la miró extrañado aunque enseguida volvió a mirar al frente. Lily sonrió divertida, habría jurado que estaba un poco sonrojado pero debieron ser imaginaciones suyas.
—No te apoyes en mí, me estás mojando la camisa. —pidió James sin mirarla, Lily se apartó de él mascullando “lo siento”.
Una vez que salieron del baño, James depositó a Lily sobre la cama de Peter que era la más cercana al baño y se fue a su baúl del que comenzó a sacar todo tipo de cosas, sólo se detuvo cuando sacó un pequeño cuenco de barro y unas vendas.
—¿Qué es eso? —quiso saber Lily al ver cómo James se agachaba delante de ella y le untaba el pie con un ungüento de color verdoso casi vomitivo.
—Te aliviará el dolor, aunque igualmente tendremos que ir a la enfermería. —nada más terminar de untar el pie de Lily comenzó a vendarlo; Lily asintió tímidamente y fijó la vista en James, entendía perfectamente por qué Charlie estaba enamorada de él. James era guapo, muy guapo; su pelo castaño rebelde contrastaba perfectamente con la sonrisa pícara que siempre iluminaba su rostro, era alto y fuerte (la había levantado cómo si fuese una pluma). —¡Listo!
Lily dejó de mirar al merodeador y centró su atención en su pie, estaba perfectamente vendado y lo sentía menos hinchado. Movió el pie en círculos y sonrió contenta pues apenas le dolía, se puso en pie con cuidado y apoyó el pie lastimado lentamente en el suelo. Aún sentía un leve dolor pero ya podía caminar.
—Gracias.—dijo Lily acercándose al castaño y dándole un abrazo, cuando se separó de él se dio cuenta que había mojado la camisa y pantalones de James y por lo tanto ella seguía cubierta sólo con una toalla.— Lo siento te mojé.
—No importa, ahora ve a vestirte antes de que se acaben los treinta minutos.—pidió James con voz grave apartando la mirada de Lily y revolviéndose el cabello; Lily asintió y a paso lento pero seguro caminó hacia el baño.
James la siguió a una distancia prudencial, la pelirroja entró en el baño y cerró la puerta por lo que la esperó por fuera apoyado en la pared. James se quitó las gafas y se acarició la sien, aún no comprendía como Evans estaba tan tranquila delante suya únicamente vestida con una toalla cuando él no había estado tan nervioso en toda su vida y encima ella no paraba de acercarse y darle abrazos, ¿es qué pretendía matarlo? ¡Que era un hombre y tenía instintos!, no podía hacerle eso. Por suerte tenía una gran fuerza de voluntad aunque si la situación se hubiese alargado no tenía muy claro que hubiese sucedido.
La cadena comenzó a brillar indicando el final de los treinta minutos.
—¡Evans apúrate! —gritó James golpeando la puerta.
—Ya voy. —Lily abrió la puerta y salió del baño completamente vestida justo para ver cómo la cadena menguaba hasta tener una distancia entre ambas esposas de unos diez centímetros. Lily levantó la mano y examinó la cadena de plata. —¿No se habían juntado las esposas?
—Si…—murmuró James.
—Si discutimos la cadena merma y parece que si somos buenos con el otro se alarga. —explicó Lily no muy convencida a pesar de que para ella esa era la única explicación coherente.
—Eso parece. —corroboró James soltando la cadena y caminando hacia la puerta; Lily lo siguió a paso lento puesto que aún sentía molestias en el pie.
Después de pasarse rápidamente por la enfermería para que la señora Pomfrey le curará el pie a Lily se fueron al gran comedor dónde James se disculpó con Charlotte delante de todos sus amigos para desgracia del castaño puesto que Sirius no paró de reírse de él. La rubia aceptó sus disculpas enseguida y se enganchó a su cuello durante el resto del desayuno por lo que Lily y Sybil tuvieron que intervenir y separarla de él una vez más.
Además, durante las clases fueron el centro de atención de todas las bromas y comentarios hasta que James se puso a lanzar hechizos a diestro y siniestro; por lo que se ganó una reprimenda de Lily y empezaron a discutir haciendo que la cadena mermase de nuevo y los dejase agarrados de la mano.
—¿Por qué no dormís esta noche en nuestra habitación? —preguntó Charlie mirando ilusionada a James, el aludido se atragantó con la sopa y comenzó a toser con fuerza y a darse golpes en el pecho.
—Eso, ¿por qué no dormís en la habitación de Evans? —indicó Sirius en tono burlón, James lo fulminó con la mirada. Esta noche mientras Sirius durmiese iba a levantarse y a envenenarlo para que muriese lenta y dolorosamente, pero como aún era pronto para eso decidió pegarle una patada por debajo de la mesa al pelinegro. —¡Ay!
—No, ya he juntado su cama y la mía para dormir en una cama gigante toda la semana.—contó Sybil mientras se servía pollo en el plato, Lily suspiró consternada y James respiró aliviado. —Y los trillizos se encargaron está tarde de convertirlo en un fuerte.
—Veo que no nos queda más remedio que dormir en mi cuarto.—dijo James fingiendo estar apenado, Charlie hizo pucheros y trato de abrazarse a él pero por suerte Remus la detuvo.
—¿Lupin qué tal se te da jugar al ajedrez? —quiso saber Sybil interesada, el merodeador soltó a Charlotte que se abrazó finalmente a James al que comenzó a estrujar como un peluche.
—Pues no muy bien.
—¿En serio? Pues Lily es buenísima y sabe explicar muy bien, yo sé jugar gracias a ella, ¿Lil por qué no le enseñas? —Sybil se giró hacia Lily que la miraba boquiabierta, Sybil le guiñó un ojo.
—¿De verdad eres tan buena? —preguntó Remus, Lily asintió algo cohibida.
James pasó la mirada de Sybil a Lily, ambas eran tan obvias. Sobre todo la pelirroja ya que cada vez que Remus le hablaba directamente ella se agarraba un mechón de pelo y se ponía a enrollarlo en su dedo, también se emocionaba enseguida y se sonrojaba cuanto más cerca estuviese de ella. Estaba clarísimo que estaba coladita por su amigo.
—Puedo enseñarte si quieres.—se ofreció Lily amablemente, Remus pareció meditarlo un par de segundos antes de responderle afirmativamente.
—¡Genial! —aplaudió Sybil contenta tomando un enorme trozo de pastel de fresa. — Charlie, suelta a Potter. Si sigues estrujándolo así no te va a querer.
—Tiene razón, si quieres conquistarlo deberías acariciarle el pelo, le encanta.—contó Sirius, James le pegó otra patada por debajo de la mesa; él odiaba que le tocaran el pelo y Sirius lo sabía perfectamente. —No, mejor vete a despertarlo mañana por la mañana con un beso, si lo haces será todo tuyo.
—¡Cállate Sirius! —protestó James gritando provocando carcajadas en Sirius y Peter; Charlie miró hacia Lily y Sybil esperanzada pero ambas chicas negaron con la cabeza, Sybil incluso llegó a formar una X con sus brazos por lo que la rubia se encogió de hombros. —¡Ya deja de darle ideas y de decir mentiras!
—Venga James, era una broma. —se defendió el pelinegro echándose hacia atrás, James lo fulminó con la mirada y se puso en pie tirando de Lily. —¡Oh venga James, no te enfades!
—Vamos Evans. —ordenó James arrastrando a Lily con él, la pelirroja se despidió como pudo de sus dos amigas antes de seguir al castaño.
Caminaron hasta llegar a la sala común dónde Lily saludo a un par de alumnos, sin embargo James no se detuvo y caminó hasta el dormitorio, una vez allí se tiró sobre su cama haciendo que Lily tuviese que hacer lo mismo. Así que estaban los dos tumbados bocarriba sobre la cama en silencio.
—Así que te gusta Remus.—afirmó James mirando de reojo a Lily, ella enseguida lo miró sorprendida. —Eres fácil de leer, no sabes disimular en absoluto.
—Eso no es cierto. —murmuró Lily
—Sí que lo es.—James se colocó de lado para mirar a Lily, ella tenía sus ojos verdes sobre él. —Deberías olvidarte de Remus, no eres su tipo.
—Eso no lo sabes. —Lily giró el cuerpo también para quedar frente a James.
—Sí que lo sé. Soy su amigo, lo conozco muy bien.
—Me da igual lo que tú me digas, no voy a darme por vencida sólo porque creas que no soy su tipo. —contestó Lily con firmeza, James suspiró.
—Como quieras, yo ya te avise. —James se recostó y se puso a mirar al techo pero inmediatamente cambio de opinión y volvió a mirar hacia Lily. La pelirroja si había cambiado de postura y miraba hacia el techo. —Dime cómo deshacerme de Cooper, cada vez me abraza más fuerte.
Lily volteó hacia él y lo miró divertida.
—Creo que un día de estos me romperá una costilla. —ante el comentario de James la pelirroja soltó una sonora carcajada. —No es divertido.
—Sí que lo es.—contestó Lily imitando la voz de James de antes; él la miró ofendido lo que hizo que ella riese aún más. James enarcó una ceja y Lily recuperó la compostura. —Dile que deje de abrazarte.
—¿Te crees que no lo he intentado? Si sólo me falta pedírselo en chino. —contó James desesperado, Lily se mordió el labio para impedir reír ya que James la miraba molesto. —No te rías, no tiene gracia.
—¿Qué no tiene gracia? —preguntó Sirius entrando al dormitorio seguido de Peter y Remus, James chasqueó la lengua e ignoró a su mejor amigo, aún estaba enfadado con él por animar a Cooper a acosarlo. —¿Todavía sigues molesto?
James no dijo nada, por lo que Sirius se acercó a la cama y tras echar un vistazo se lanzó sobre ella.
—¡¿Te volviste loco?! —chilló James medio aplastado por el pelinegro, Sirius se había tirado en el centro de dónde estaban Lily y James por lo que tenía un brazo sobre cada uno. —¡Sirius quita de encima!
James le pegó una patada a Sirius, por lo que éste se giró hacia Lily (dándole la espalda a James) y se abrazó a ella.
—Evans, tú sí que eres buena persona.—susurró Sirius, escondiendo su rostro entre el cuello de Lily y su pelo.—Que bien hueles, ¿puedo quedarme a dormir contigo yo también?
James chasqueó la lengua irritado mientras el color de la cara de Lily se volvía exactamente igual al de su pelo.
—Evans, estás roja; ¿tienes fiebre? —preguntó Sirius inocentemente colocando su frente sobre la de ella por lo que Lily soltó un ligero chillido de sorpresa.
—¡Ya está bien! ¡Vete! —gritó James poniéndose en pie y echando a Sirius a patadas de la cama, el pelinegro se levantó corriendo y mientras gritaba que James era malo se tiró sobre su cama.
—Evans, no le hagas caso. Es así de idiota. —la última frase la gritó para que Sirius lo escuchase, Lily asintió cohibida y se sentó sobre la cama.
—Eres un egoísta, quieres a Evans sólo para ti. —se quejó Sirius desde su cama, James se sonrojo y miró hacia Lily que aún seguía acalorada y completamente roja. — Yo también quiero jugar con ella.
—¡No digas estupideces! —bramó James caminando furioso hacia la cama de Sirius arrastrando a Lily con él.
—Prongs déjalo. —pidió Remus con su característica amabilidad pero sonando más serio.
—Si, ya sabes cómo es.—apoyó Peter, Lily le puso la mano en el hombro y el la miró sorprendido, resopló resignado.
—Está bien.—aceptó James dándose la vuelta y caminando hacia su cama con Lily al lado, no obstante el castaño se detuvo a mitad de camino y se giró hacia la pelirroja. —¿Y a él porque no le gritaste? Si yo llegó a hacer algo parecido no hubieras parado de insultarme.
—¡Uy… James está celoso! —exclamó Sirius con diversión.
—¡Cállate Sirius! —gritaron los otros tres merodeadores a la vez, James levantó la mano que tenía esposada a Lily y se revolvió el pelo para tratar de relajarse.
—¿Y bien? —inquirió James esperando una respuesta por parte de la pelirroja.
—Esto…yo…bueno…esquenomeloesperabamepusomuynerviosa.—murmuró Lily, James levantó las manos al cielo totalmente irritado.
—¡Que no murmures! ¡Me pones de los nervios cuando lo haces! —James tiró de Lily y caminó hacia la cama.
—¡No me grites!
—¡Pues no murmures!
—Idiota. —masculló Lily, James la fulminó con la mirada. — ¡Idiota! ¿Mejor así?
—Bruja. —contestó James apartando las sábanas de la cama, Lily le enseñó la lengua y se metió dentro de la cama seguida de James. Por fuera, Remus, Peter y Sirius los observaban divertidos.
—No te acerques tanto. —protestó Lily
—Estamos esposados el uno al otro, ¿recuerdas? —dijo James con sarcasmo.
—¿Saben que se han metido en la cama con el uniforme? —susurró Peter a Remus, él se encogió de hombros y comenzó a desvestirse.
—Creo que están demasiado ocupados discutiendo para darse cuenta. —contestó Sirius yendo al baño, Peter ladeó la cabeza y empezó a quitarse la ropa.
—¡Potter eres un pervertido! —gritó Lily
—Veo que a mí no tienes problemas para gritarme. —protestó James ofendido, Lily bufó molesta.
—¡Supéralo y aléjate!
—Ojalá no tarden en dormirse, no podría soportar escucharlos gritar durante toda la noche. —dijo Peter metiéndose dentro de la cama, le dio las buenas noches a Remus y corrió las cortinas.
—Tranquilo, se aburrirán enseguida. —comentó Remus, Sirius salió del baño y echó un vistazo a la cama de Lily y James, al parecer estaban entretenidos peleando por la sábana y la manta.
—¡Suelta!
—¡Suelta tú!
—Míralos, son como dos niños pequeños. —susurró Sirius con ternura a Remus. —¡Dejad de pelear de una vez, que el resto quiere dormir parejita!
—¡No somos una parejita! —gritaron ambos jóvenes a la vez provocando las carcajadas de Sirius y Remus que les dieron las buenas noches y se echaron a dormir.
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