Ultimo.Dia
En un extraño escenario, con tan solo unas pequeñas rendijillas ante mis ojos, solo podía ver un extraño escenario desolado y obscuro. No podía escucharme con claridad, sentía que algo me desgarraba la cara, como si llevara puesto una especie de máscara clavada entre la frente y la quijada, en la cual no podía escuchar mi propia voz. El lugar aún viéndose tan frío y lúgubre, yo sentía que era extrañamente calido.
De pronto abrieron una enorme y pesada puerta de madera. De ella salieron un par de soldados en armadura, ambos se dirigieron hacía mi y me sujetaron de ambos brazos, yo no podía resistirme, sentía mi cuerpo muy pesado y aunque gritara que me liberaran la cosa que tenía en el rostro me impedía poder comunicarme. En verdad esto se sentía como una pesadilla.
Me llevaron por una serie de pasillos con muros de un tabacón de piedra. El lugar en verdad parecía estar al estilo medieval. Pensé que esto era un sueño, intentaba despertar de el, pero me era imposible, algo me impedía despertar. Al terminar el recorrido forzoso, pude notar una puerta más grande y de un estilo sumamente elegante y de la realeza. Frente a esa puerta había otros dos soldados quienes nos abrieron para ver que era una sala real, con marcos grandes, en el piso una alfombra roja que llegaba hasta unos tronos hechos de oro sólido. En ellas, los reyes que estaban ahí se parecían a mi padre y a mi madre, solo que el tenía una extensa barba que me costaba trabajo reconocerlo. Ambos portaban vestuarios de la época y de suma riqueza. Al lado de ellos estaba Sapphire igualmente estaba vistiendo como ellos con un extravagante diseño y de un color azulado, también llevaba puesta una tiara plateada. El rey (o sea mi padre) me veía con serio rencor, parecía como si ya me trajera odio.
- ¿Y entonces, el príncipe os estará listo para casarse con su prometida, aquí presente o seguirá comportándose como un idiota? – Vocifero desde su trono con un tono seriamente molesto y algo tosca. Cuando dijo que si ya estaba listo para casarme, sentía como si el sueño de la boda forzada volviera a repetirse.
- Querido, aún no le han quitado la mascara. – Mi madre trato de tranquilizarlo, pero el seguía viéndome con odio. – Guardias quítenle la mascara.
- Guardias. Deténganse.
- Pero querido. ¿Qué es lo que te pasa?
- Nada. Pero el puede tomar la decisión aún teniendo eso en el rostro. Así que no seas idiota y acéptala sino quieres volver a estar encerrado en el calabozo.
Yo no sabía que hacer. Trate de gritar, intente de hacerlo con todas mis fuerzas y cuando un extraño golpe en mi cabeza me hizo sentir noqueado porque el cuarto parecía estar oscureciéndose ante mis ojos. Y a pesar de que no pudiera ver nada, no sentía estar adormilado. Creo que había despertado, pero… ¿Por qué aún seguía sintiendo la mascara en mi rostro y por qué se sentía peluda?
- Ruby, deja de estar gritando. – Era Sapphire la que me estaba regañando en esta oscuridad, pero después sentía algo empujarme el estómago.
- ¿Gué bsucube? (¿Qué sucede?) - ¿Pero qué demonios? Aún no puedo entender mis palabras y de repente sentí que me alaban la mascara del rostro, lo cual me desgarraba demasiado la piel.
- Volviste a despertar con nuestro Ruby pegado a tu rostro. Sabes, a pesar de que sea un pequeño, tiene una fuerza mayor. – Me comento con una voz demasiado forzosa.
- Ia bhara. Io me enfargo fe efsfo. (Ya para. Yo me encargo de esto) – En eso volví a tararear una canción de cuna para intentar quitarme a Ruby del rostro. Hasta que sentí que sus garritas dejaron de sentirse apretados. Cuando eso paso, pude sujetarlo entre mis brazos y se veía estar dormido.
- ¿Cómo es que te lo pudiste quitar? – Parecía estar sorprendida al ver como lo desprendía de mi cara.
- Te lo había dicho antes. Solo le tararee una canción de cuna.
- Es cierto. Se me olvido. – Respondió con una sonrisilla traviesa. – Por cierto. ¿En qué estabas soñando? Parecías estar algo dramático.
- ¿Ha?, no era nada.
- En verdad. Parecías como si te fueran a matar.
- Pues casi. – Murmure volteando a otro lado.
- ¿Qué dijiste? – Ella parecía tener un aspecto travieso
- Yo nada.
- ¿En serio?
- En serio. Mejor bajemos a preparar algo para desayunar. Bueno. ¿Si es que quieres ayudarme a hacerlo?
- ¿De verdad? Yupi. – Cuando le di esa propuesta, no pensé que se pusiera tan contenta.
Ambos bajamos a la cocina, aún yo con Ruby en brazos. Trate de buscarle un lugar al pequeño en el sofá, mientras que iba con Sapphire a ayudarle a preparar algo. Y aunque ella parecía estar nerviosa y cortaba trozos grandes, su habilidad para cocinar mejoraba. Ella también intento prepararle la leche a Ruby, solo que dejo mucho tiempo hirviéndola y la espuma se desbordo. Supongo que aún tenía que enseñarle más.
Terminando de desayunar, me encargue de hacer la limpieza, mientras que ella intentaba de pasar más tiempo con el pequeño Ruby. Me sentía raro decirle Ruby al Eevee que nos regalo Gold senpai, pero Sapphire decidió ponerle ese nombre. Cuando termine de lavar los trastes, Sapphire apareció cargando a Ruby entre sus brazos y poniéndolo frente a ella cubriendo su boca.
- Hola papá. ¿Ya podemos salir a jugar con mamá? – Murmuro Sapphire con una voz algo ronca y con un tono algo travieso.
- Deja de hacer ventrilocuismo con Ruby.
- Yai, papá esta molesto.
- Que dejes de hacer eso.
Cuando la regañe por su comportamiento, Sapphire parecía estar algo triste. No pensé que ella se sintiera tan mal por lo que le había dicho. Pero cuando me acerque a ella también pude notar unas cuantas lagrimas saliendo desde sus bellos ojos.
- Sapphire. ¿Te pasa algo?
- Es hoy. ¿No?
- ¿A que te refieres con hoy?
- Cuando nuestros padres regresen de sus vacaciones. ¿Es hoy? – Rayos, se me había olvidado que nuestros padres regresaban este día. El tiempo lo sentí volar.
- Es cierto. Hoy regresan a casa.
- Entonces podríamos disfrutar este día los tres juntos antes de que ellos lleguen.
- He…, bueno…, supongo que si podríamos. Pero no tenemos idea si nos vuelven a sorprender como cuando ellos se fueron.
- Tienes razón. Así que creo que mejor deberíamos apresurarnos en disfrutar este momento antes de que ellos nos sorprendan. – En eso, ella me tomo del brazo y salimos corriendo a su base secreta.
Durante un buen rato de correr por el bosque al fin llegamos a su base. Ruby se veía tan emocionado que empezó a juguetear y morder los peluches con los que yo había dejado para decorado el lugar. Si que tenía energías el pequeño. Los tres nos pasamos jugando y escondiéndonos en ese lugar por un buen rato.
Estuvimos jugando por un par de horas, y el pequeño Ruby ya se veía agotado de tanto juego. Sapphire lo tomo en sus brazos y lo acorruco en alguno de los cojines del lugar para que pudiera dormirse un rato. Luego, ella entro en la tienda de campaña y al parecer saco una especie de colchón de ahí dentro. No pensé que algo como eso cupiera ahí y más que nada no recordaba que hubiera comprado eso.
- Ruby…. ¿Puedes venir por favor? – Me hablo con voz temblorosa y haciéndome señas de que me sentara a un lado suyo.
- ¿Si Sapphire?
- Recuerdas cuando nos conocimos.
- ¿Qué si lo recuerdo? Nunca paro de pensar en aquel día Sapphire.
- Yo tampoco lo olvido. Recuerdo cuando los dos peleamos aquí por una estupidez y de ahí hicimos nuestra apuesta.
- Tienes razón Sapphire. Pero ambos empatamos aquel día. Ninguno de los dos gano.
- Si, pero por el esfuerzo debimos de haber obtenido algún premio. ¿No lo crees? – Ella parecía tramar algo que inclusive se abalanzaba un poco a mi pecho.
- ¿A qué te refieres Sapphire?
- Bueno… ¿Cómo te lo digo?... Trato de decir que si… - Vaya que se veía muy tierna cuando se ponía así de nerviosa.
- No te preocupes. Creo que te refieres a algo como esto. – En eso, la tome entre mis brazos y la recosté en el colchón que ella había sacado.
- Vaya Ruby. Creo que ya era hora de que hicieras algo como esto. – Me decía mientras ponía un rostro travieso y me envolvía entre sus brazos.
- No hables.
Cuando estábamos a punto de darnos un beso, mi Pokenav comenzó a sonar y nos dio un susto a ambos que sin querer nos golpeamos las cabezas. Conteste de inmediato porque nos arruino el momento, inclusive Sapphire se veía molesta con que nos hubieran llamado y comenzó a darme unos golpecitos por haber contestado.
- Hola.
- … Hola hijo…
- ¿M…Mamá?
- … Si hijo… Te llamo porque al parecer nos tardaremos un poco más de lo esperado en llegar… Así que esperamos que tengan la casa limpia cuando lleguemos…
- ¿Qué, pero por qué?
- … Eso dijo el profesor Birch… y también dice que espera que hayas hecho un gran avance en la casa… Nos vemos…
- ¿Pero que se a creído ese…? – No intente terminar esa frase porque Sapphire estaba aquí presente.
- ¿Qué pasa Ruby? ¿Qué es lo que te dijeron nuestros padres? – Parecía que ella ya se había puesto más tranquila después de que no le di el beso que ella esperaba.
- Querían que les arregláramos la casa cuando ellos llegaran y que vendrán un poco más tarde de lo esperado.
- ¿Entonces eso quiere decir que aún tendremos más tiempo de hacer algo en la casa los dos juntos? – Cuando hizo esa pregunta Sapphire no podía saber bien que tenía entre manos. Parecía como si planeara alguna travesura.
- Este…, yo creo que sí.
- Entonces tengo algo listo para eso. – Me respondió con un gran brillo en sus ojos. Como si sus esperanzas volvieran a regresarle a su corazón.
- ¿A qué te refieres con eso? – No me daba buena espina lo que tenía tramado. En verdad que quería hacer algo cuando llegaramos.
- No es nada pronto lo veras. – En eso me tomo de la mano y estaba a punto de lanzarse por las lianas, cuando la detuve.
- ¿A dónde crees que vas?
- ¿Y ahora por qué me detienes?
- ¿No se te olvida algo?
- Es cierto. Nuestro hijo.
- ¿Cómo de que nuestro hijo?
- No estés perdiendo el tiempo y ve por Ruby.
- ¿A qué te refieres con que yo estoy haciendo perder el tiempo si es que a ti se te estaba olvidando al pobrecito?
- No me estés echando la culpa de eso. – En eso detuve de pelearme con ella y algo familiar me llego a la mente. Pare de gritarle y de sentirme molesto por nuestra pelea y me tire al suelo a carcajadas.
- ¿Ahora de qué te ríes? ¿Acaso estas loco o qué te pasa? – Ella parecía aún no comprender la situación por la que estábamos pasando.
- ¿N…No te das cuenta de lo qué estamos haciendo? – Aún me sentía con ganas de seguir riendo, y no sabía si podía parar.
- ¿Qué quieres decir con qué no me estoy dando cuenta? ¿Acaso estas insinuando que soy una despistada o qué? – En verdad parecía estar muy molesta conmigo.
- No, no quiero decir eso. Pero… ¿Lo qué estamos haciendo no te suena familiar?
- ¿A qué te refieres Ruby? – Sapphire me pregunto con tono amenazante, con una fría mirada y tomándome con fuerza de la camisa.
- A que volvemos al principio.
- ¡Explícate!
- Bueno, lo que quiero decir es que volvemos a pelearnos de la misma forma que aquel día en el que nos volvimos a encontrar después de muchos años.
- ¿Ha?... Tienes razón. – Sapphire ya se comporto un poco más calmada y sumisa. Creo que se sintió mal de estar gritándome.
- No te preocupes. Creo que yo hubiera estado haciendo lo mismo. – Le respondí de forma un poco más alegre para hacerla sentir bien mientras que le daba un fuerte abrazo. Después la solté por un rato y fui por Ruby. – Y bien. ¿Nos vamos?
- Si. Tenemos que regresar antes de que ellos lleguen.
Ella ahora se veía un poco más motivada que me halo con tremenda fuerza y se abalanzo a gran velocidad de liana en liana para llegar en un tiempo record a su casa, lanzándonos a Ruby y a mí por la ventana de su habitación. Aunque parece que estaba tan emocionada en llegar que en lugar de caer primero a su cama o al suelo de cuando menos, me di un golpe la cabeza contra una de las paredes.
- Ruby. ¿Ruby, te encuentras bien? No te mueras, por favor. – Ella se postro arriba de mi pecho con sus ojos humedecidos por las lágrimas después de que el pequeño Ruby salio corriendo de mis brazos.
- No estoy muerto. – Le grite algo molesto por su suposición.
- Perdona, es que como eres muy frágil…
- ¿Cómo de que soy frágil?
- Yai. No me grites de esa forma.
Un rato después de hacer la limpieza de la casa, ambos preparamos algo de comer, ya que se estaba poniendo tarde, solo que no me había dado cuenta de que automáticamente mi cuerpo arreglo la mesa como si fuera de un restaurante Frances y por si fuera poco tenía un estilo de una cena romántica, con flores rojas, que no se como rayos las conseguí, velas en un candelabro, tampoco supe de donde lo había sacado y con arreglos de servilletas dobladas como si fueran papel de origami y puestas en jarrones delgados y miniatura.
Cuando Sapphire vio la forma en que acomode la mesa, ella me abrazo por la espalda con fuerza y también comenzó a frotar su mejilla contra la mía. A pesar de que no se sintiera de la misma forma en que suele abrazarme con toda sus fuerzas, esta se sintió mucho más cálida y suave que antes. No quería que se detuviera, pero teníamos que apresurarnos antes de que ellos llegaran y vieran que involuntariamente, prepare una cena romántica.
A pesar de que lo que preparamos no era lo que se podría decir "indicado" para una cena de esta escala. Lo disfrutamos como si este fuera la mejor cena que tenemos juntos de lo que llevamos de toda esta semana. Aunque no estaba seguro de que el haber preparado la carne con vino blanco le causara a Sapphire efectos secundarios, que casi se desmayaba al terminarse su cena.
- Sapphire. Sapphire, levántate. – Me incline hacía ella para levantarla del suelo.
- Silencio que no soy sorda. Solo tengo sueño. – Me lo decía con unas palabras entorpecidas por su estado.
- No seas testaruda y levántate.
- No me regañes niñito.
- ¿Cómo de que niñito si soy mayor que tu?
- Ya no estés gritando y solo acércate a mí.
En eso Sapphire comenzó a rodearme con sus brazos y sujeto mi nuca con ternura para que estuviera más cerca de ella. Pero cuando nuestros labios estuvieron a punto de rozarse el uno al otro y sellar ese momento tan romántico con un tierno beso, que era lo que ambos queríamos hacer durante todo este tiempo que nuestros odiosos padres nos dejaron solos para que nosotros dos hiciéramos algo que ellos querían algo que aunque me duela decirlo nos gustara. El dulce momento nos fue interrumpido por el sonido de una camioneta que iluminaba la entrada de la casa con sus faros. El tan solo pensar que ellos nos vieran en esta situación hacía que mi piel se pusiera de gallina.
Reacomode como de rayo los adornos románticos que había dejado en la mesa y empecé a mover a Sapphire que ya se veía algo inconciente hacía un armario para que ellos no nos encontraran. Evite dejar huellas porque de seguro mi padre usaría alguno de sus pokémon para intentar localizarnos.
Solo que cuando cerré la puerta del closet, note que Ruby también nos había seguido hasta donde estábamos y los tres quedamos encerrados. Cuando mis padres abrieron la puerta con un portazo de un Slaking, arrojaron las maletas en el pasillo y mi papá comenzo a buscar por todos lados, tal y como lo sospechaba de el.
- ¿Dónde, dónde estará ese idiota? – Vocifero con gran rabia.
- Cariño, no te enfades. Sabes que esto era lo que todos queríamos.
- Lo se querida. Pero es mejor que me asegure que ese tonto no haya decidido retractarse de sus responsabilidades.
¿Retractarme yo? ¿Pues en qué diablos estará pensado? Bueno, no lo culpo. Durante estos últimos días he tenido sueños como esos en los que casi me retracto de mis palabras y más aún de mis propios sentimientos. Así que ni como poder negarlo.
- De seguro han de estar bien. O a lo mejor ambos han de estar encerrados en la habitación de mi Sapphire, Norman. – Le grito el profesor Birch a mi padre en un tono alegre, mientras que aún seguía desmontando el equipaje de la camioneta.
- ¿Pero qué es lo que dices tonto?
Con un tremendo aullido que hizo mi padre, Sapphire despertó de aquel estado en que se encontraba, con un rostro completamente sonrojado tras ver que estábamos encerrados en un armario los dos juntos y con un aspecto totalmente relucido después del estado en el que se había encontrado hace unos pocos minutos. Pareciese que ella con tan solo dormir un poco es capaz de mejorarse por completo.
- Ruby. ¿Qué hacemos aquí? – Sapphire parecía confundida, pero al preguntarme lo hizo con una voz muy tierna.
- Shh… ¿No hagas tanto ruido que nos descubrirán? – Le susurre con algo de preocupación que podía sentir varias gotas de mi sudor escurrir en mi cuerpo y mis latidos acelerándose a cien mil revoluciones por segundo.
- ¿Quiénes nos descubrirán? – Ahora susurro para seguirme el paso.
- Nuestros padres.
- ¿Ya llegaron? – Su tono pareció elevarse un poco más y también se puso algo histérica.
- Que no hagas tanto ruido.
- Pero no podremos hacer lo que siempre he estado esperando hacer.
Entonces ella empezó a derramar lágrimas, pero cuando estaba a punto de sollozar, que logre tapar su boca antes de que sus gemidos nos descubrieran con mis labios. Fue un auto reflejo, pero no deteste esta acción que hizo mi cuerpo, es más lo estaba disfrutando y creo que ella también ya que sus manos rodeaban mi cuello y sus dedos revoloteaban mi cabello. Entonces Ruby empezó a ronronear en nuestras piernas que detuve de besarla.
- ¿Por qué te detuviste cariño? – Pregunto con unos ojos tan brillantes y tiernos que parecía que iluminaba este cuarto oscuro.
- E…Es que… bueno… – Entonces como me sentía tan nervioso, solo pude apuntar a donde estaba Ruby.
- Parece que Ruby hijo quiere que le prestemos atención. – Sapphire parecía tener un tono travieso. Lo sujeto entre sus brazos y se lo puso frente a su rostro. – Papá. Continúa con lo que seguías haciendo con mami. Por favor. – Volvió a hacer ese ventrilocuismo con Ruby, mientras que suspiraba. – Anda.
- Te dije que dejaras de hacer eso con Ruby. Tú te lo buscaste.
En eso quite a Ruby de su boca que cubría esos dulces labios y la volví a tomarla. Ella también hizo lo mismo. Podía sentir sus latidos cardiacos acelerándose y acoplándose a mis latidos. Era como si nuestros cuerpos supieran que este era el momento más indicado.
Cuando mi mente se estaba poniendo en blanco por aquel momento, que pude escuchar los pasos de nuestros padres acercarse hacía la puerta del closet. En ese momento sabía que mi vida terminaría en ese lugar y que cuando menos moriría feliz.
- No los encuentro en algún lado. – Grito mi padre rabioso por toda la habitación.
- Cariño, no grites. – Mi madre parecía preocupada tanto por el como nosotros.
- De seguro podrían estar en la base secreta de Sapphire, en el bosque. – Sugirió el profesor Birch.
- Muéstrame el camino. – Mi padre si que parecía lanzar fuego de sus ojos, mientras que sujetaba con su diestra la bata del profesor.
- Tranquilo Norman. No creo que sea para tanto.
- Bueno, entonces guíame a esa base con un demonios. – Entonces lo soltó bruscamente y ambos salieron a la camioneta. Solo que mi madre se detuvo en la entrada y volteo directamente al closet con una sonrisa amable.
- Yo detendré por un tiempo a tu padre hijo. De mientras sigan divirtiéndose ahí dentro.
Ella cerró la puerta con delicadeza y solo pude notar como las luces se alejaban del lugar. Podía sentir como mi corazón se aceleraba de tanta adrenalina del miedo que sentía recorrer por mis venas al pensar lo que mi padre me haría si nos hubiera descubierto. Pero cuando sentí que me iba a desmayar, sentí la calida mano de Sapphire tocar mi mejilla y girar mi cabeza hacía sus ojos.
- Ya oíste a tu madre Ruby.
- ¿He? ¿No viste como se comporto mi padre?
- No te preocupes ahorita por el. Que de eso me encargo luego.
En eso ella volvió a besarme con ternura que pasamos un buen rato dentro del closet, amándonos. Mientras que el pequeño Ruby nos seguía viendo con extrañeza y moviendo su cola de un lado a otro de alegría. Que bien que nuestros padres nos dieron aún más tiempo para seguir con lo nuestro. Y que Sapphire tuviera una ruta de escape para ir en dirección a un lugar secreto en el bosque que ni siguiera su propio padre sabía de el, en donde pasamos toda la noche descansando de las tonterías que ellos nos hacían.
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