Primer Dia
En una tarde calurosa del verano, mis padres y el padre de Sapphire, el profesor Birch se encontraban planeando a solas hacer un viaje para vacacionar en las playas de Ciudad Vermillon, para que según ellos pudieran disfrutar un buen tiempo como lo hacían cuando eran más jóvenes. Pero el único problema con esos planes eran que… nosotros… no estábamos en esos planes vacacionales. Por lo que nos lo avisaron de una forma algo peculiar y misteriosa.
- Chicos, tenemos algo que decirles. – Dijo el profesor Birch, mientras iba subiendo un par de maletas a su camioneta. – Como verán, sus padres irán de vacaciones.
- ¿En serio? No se nota. – Respondió Sapphire algo sarcástica.
- Lo que tu padre quiere decir es que como ustedes ya son grandes, y sabemos que se pueden cuidar solos. Decidimos tomar este viaje, para recordar viejos tiempos y descansar de las labores de siempre. – Intervino con entusiasmo mi mamá.
- Ese viaje durara una semana, así que como nos tardaremos mucho, tendremos que dejar de encargado a alguien aquí. – Sugirió mi padre.
- En ese caso seré yo quien se quede a cargo. – Grito Sapphire con mucho entusiasmo, pero al parecer, ellos ya habían tomado la decisión.
- Sapphire. Tranquilízate, querida. – Le hablo su padre. – Nosotros decidimos que Ruby se quedara a cargo de cuidar de ti y de mi casa.
- ¿Qué, estaremos en su casa? – Esto me sorprendió mucho.
- No es justo. ¿Por qué el se quedara a cargo? y… y… ¿Por qué estaremos los dos en mi casa? – Ella parecía querer mucho estar a cargo.
- Si señor. ¿Vamos, deje que ella se haga cargo? – Insistía, para hacer sentir mejor a Sapphire, pero parecía que no me tomaban en cuenta.
- No lo tomes a mal Sapphire, es solo que Ruby tiene mucho más experiencia en los cuidados caseros. – Trato de consolarla su padre.
- Además, es el más responsable para esto, así que hazle caso en todo lo que te diga, ¿entendido? – Su padre pareció haber sido algo estricto con ella, así que fui a hacerla sentir mejor dándole un abrazo.
- No te preocupes Sapphire, yo cuidare muy bien de ambos. – Le dije al oído con una gran sonrisa, pero de repente, mi padre se me quedo mirando algo molesto.
- Será mejor que la trates muy bien y no le hagas ningún daño. ¿Entendiste jovencito? – Me grito mi padre con fuerza.
- ¿Acaso es tu hija? – Murmure hacia mi mismo.
- No te dejes intimidar. Puedes hacer todo lo que tú quieras con ella a solas en la casa. – Me murmuro el profesor Birch al oído, con un rostro pícaro.
- ¿Acaso eso es algo que un padre diría? – Volví a murmurarme, solo que algo traumado. No esperaba que me dijera algo como eso.
- Vamos, dense prisa. No tenemos todo el tiempo. – Les grito mi madre a mi papá y al profesor Birch, pues estaba esperándolos en la camioneta.
En eso, ambos subieron de inmediato con el resto de las maletas a su camioneta y se marcharon, dejándonos a los dos a solas. Pero a Sapphire no le gusto la idea de que ellos no la dejaran a cargo, eso se podía sentir en el ambiente. Solo que de un momento a otro, su rostro cambio a algo un poco más alegre y con una sonrisa algo traviesa, que de verla, me ponía a temblar.
- Bien Sapphire, creo que primero que deberíamos de hacer por ahora sería el limpiar la casa. – Le dije, mientras iba empujándola hacía los materiales de limpieza.
- ¿Por qué lo dices?, la casa no se ve sucia. – Me dijo, mientras veía que nuestros padres dejaron una gran cantidad de escombros, tras empacar todo muy rápido.
- ¿Cómo de que no se ve sucia? – Le grite, mientras la empujaba más fuerte, para que limpiemos el desastre. – Esos irresponsables nos dejaron la casa hecho un basurero.
- Esta bien, esta bien. Pero no tienes que ser tan agresivo.
- No te estés quejando. De por si que me dejaron a cargo.
Tras terminar de limpiar el basurero, me sentía demasiado cansado, pues Sapphire me dejo casi todo el trabajo de limpieza. Ella nunca había limpiado su casa antes y le despreocupaba que tan limpia estará, por lo que tuve que limpiar lo que ella decía que estaba limpio. Dejándome tirado y suspirando en el suelo. Pero después de que el cansancio pasara, el hambre me empezaba a invadir.
- Oye Ruby. ¿Ya tienes hambre? – Me pregunto Sapphire al oído, de manera traviesa.
- No mucha. ¿Por qué lo dices? – Respondí con una mentira, porque no quería verme tan cansado ante ella. Solo que mi estómago me traiciono, gruñendo de hambre.
- No mientas. Te estas muriendo de hambre. – Me dijo con una gran sonrisa.
- Esta bien, si tengo hambre.
- Entonces déjame preparar la cena. - En el momento en que ella dijo esas palabras, me di cuenta de que ella no sabía cocinar aún, así que la detuve de inmediato, sujetándola del brazo con un tirón.
- No espera.
Pero al tomarla repentinamente, cayo encima de mí, quedando nuestros rostros uno frente al otro. En un pequeño momento de silencio, ambos no podíamos movernos por la escena en la que nos encontrábamos. Nuestros corazones palpitaban con fuerza y nuestro respirar nos era cada vez más pesado. Esto no lo podíamos soportar más que la tuve que apartar de mi parte con mucha timidez y ambos nos quedamos sentados sin vernos a nuestros rostros sonrojados por lo que nos pasó. Así que para evitar estar en ese estado otro rato más, comencé a hablar.
- Ha… este… Sapphire. – Le dije, mientras me tragaba mi saliva que estaba atorada en mi garganta como un nudo y me rascaba la nuca. – No hace falta que cocines... Recuerda que yo estoy a cargo y será un placer que cocine. – Mentía.
- No hace falta eso Ruby. Eres el invitado en mi casa, así que no hay problema. – Me respondió algo preocupada y con un brillo vivaz en sus ojos.
- Sapphire. – Respondí en voz alta y casi altanera. – No seas malcriada y déjame cocinar para ambos.
- Hay. El Ruby feroz me da miedo. – Grito de forma sarcástica y burlona.
- Solo obedece. ¿Bien?
- Esta bien. – Me respondió algo decepcionada. – ¿Y que are yo?
- Vete a dar un baño. De tanto limpiar la casa nos hemos ensuciado mucho. Ya había puesto el agua para que me bañara yo, así que úsala y apresúrate para que te sientes a comer.
- Pero yo no lo necesito. Me bañe hace apenas dos días.
- ¿Hace dos días? Más aún necesitas darte un baño. Y nada de peros. ¿Entendido jovencita? Así que no tardes.
En eso me largue a la cocina sin decirle otra palabra. Solo que después, cuando estaba pensando en que prepararle para comer, me di cuenta de que fui demasiado rudo con ella. Por lo que decidí hacerle un festín para encomendar mis errores. Ella solo quería ayudarme en algo. Pero nunca antes había hecho algo como esto. Creo que también fue parte mi culpa. Quizás ella quería ser más atenta con este tipo de cosas del hogar y por eso es que quería estar a cargo de ambos.
No sabía muy bien que hacer. Decidí no preocuparme tanto en eso y discutirlo en la cena con ella. Así cuando menos dejaría de hacerla sentir tan mal.
- Sapphire. La cena ya esta lista. Baja rápido antes de que se enfríe. – Le grite mientras iba sirviendo los platos.
- Ya voy. Bajo de inmediato.
Contesto, mientras se escuchaban los estruendos que daba al bajar por las escaleras. Solo que cuando apareció, llevaba puesto un vestido azul claro, muy antiguo, solo que estaba todo sucio y empolvado. Parecía que no lo había usado nunca en su vida y que las polillas ya lo hubieran atacado. En verdad no podía creer eso.
- ¿Y bien Ruby? ¿Qué te parece mi vestido nuevo? – Me dijo con tanta seguridad y girando para modelármelo.
- ¿Nuevo? Acaso me estas tomando el pelo. – La regañe con fuerza.
- ¿Qué tiene Ruby? ¿Acaso tiene algo malo? – Me pregunto de forma despistada.
- Para empezar esta roto por todos lados. – Le dije, mientras le mostraba en que partes estaba hecho trizas y casi desmoronándose. Que casi se podía ver debajo de ella. – Segundo, no esta lavado. Tercero, debes de ponerte también ropa debajo de esta. Y cuarto. ¿De dónde sacaste esto? – De tanto gritar quede jadeando por un momento.
- Lo encontré en mi armario. Era un obsequio que tus padres me habían dejado para mi cumpleaños en el momento en que partimos nuestro viaje alrededor de Hoenn. – Respondió algo apenada.
- Bueno, ya no importa. De por sí, pensé que no tendrías más ropas, así que te hice otro conjunto. – En ese momento busque mi mochila y le di un nuevo vestuario azul como el anterior, para que combinara con el color de sus brillantes ojos. – Ten y vete a cambiar rápido. Yo luego me pondré a reparar este vestido tuyo.
- Muchas gracias Ruby. – Me dijo de forma tierna, llevándose aferrando a sus brazos el nuevo conjunto que le dí.
- Solo no tardes que la comida se enfría. – Le grite por las escaleras, mientras me detuve a pensar en aquel vestido "nuevo" con el que bajo. – Vaya que si se ve interesante ese vestido. No recuerdo haberlo visto ese día de su cumpleaños. Es más no se porque tiene un diseño como si fuera un vestido de… – En ese instante, me detuve a pensar en las siguientes palabras que diría. – de… de novia. – Pero en pocos segundos cuando dije eso, Sapphire estaba parada detrás mió. Solo esperaba que ella no hubiera escuchado lo último que dije.
- Ruby. ¿Estas listo para que cenemos? – Me murmuro al oído, mientras me tapaba los ojos con sus calidas manos.
- Si, vamos rápido.
Terminando la cena, ambos estábamos muy satisfechos por lo que había preparado, que casi podíamos movernos. Así que decidí enviar a Sapphire a su cuarto para que descansara y me dejara su vestido "nuevo" en el sofa, mientras yo lavaba los platos sucios que dejamos con tremenda cena. Pero antes de que fuera a dormirse, me sorprendió con un fuerte abrazo en mi espalda.
- Ruby. – Me hablo, murmurándome al oído. – Gracias por ser mi mamá. – Eso me molesto mucho, pero antes de que le regañara de nuevo con gritos, me abstuve y decidí ser más cortes.
- De nada. – Le respondí, mientras le tomaba las manos. Solo que después quise seguirle el juego. – Ahora ve a dormir a tu habitación jovencita.
- Pero es muy temprano. Que mala madre eres. – Me grito riéndose, mientras subía por las escaleras.
Al terminar de lavar los trastes. Fui de inmediato por mi mochila, para sacar mis materiales de costura y remendar su vestido. A pesar de que estuviera todo deshecho, en realidad, se veía un bonito vestido por lo que di mucho mi empeño para remendarlo. Lo acabe muy rápido, no era tan difícil como se veía, solo que tras darle un chequeo al trabajo terminado, me di cuenta que si se veía casi como un vestido de novia. Pero mejor decidí quitarme esa idea de la cabeza.
Sostuve el vestido frente a mi, imaginando como se vería Sapphire con el, tratando de evitar pensar de nuevo en lo otro. Solo que no note que Sapphire había bajado y estaba a mi lado admirándolo con un gran brillo en su rostro.
- ¿Sa… Sapphire? ¿Qué haces aquí?, ¿no te mandé a dormir?
- Es que no podía dormir porque hace mucho frío en mi habitación y quería ver como te quedaba mi vestido. – Me dijo algo apenada y viendo hacía el suelo.
- Esta bien, no hay problema Sapphire. Si quieres puedes ponértelo. – Le conteste, mientras la abrazaba fuerte.
- Gracias. – Me respondió mientras me lanzaba a un lado y se ponía con tal rapidez el vestido que le arregle. – ¿Ahora si me veo bonita, Ruby? – Preguntó con una enorme sonrisa y con un giro para modelármelo.
- Si te ves bien. Ahora, vayamos a dormir. ¿Si jovencita? – Volví a hacerle la propuesta, como si fuera su padre o algo por el estilo.
- Si mamá.
Me respondió mientras me tomaba de la mano y me llevaba a al segundo piso de su casa. Pero cuando recordé que no nos habían dicho mis padres el lugar en donde me quedaría a dormir, solo imaginaba que tendría que irme a dormir en el sillón de su casa. No tenía más opción en todo caso, había dejado en mi casa mi equipo de acampar y aunque estuviera cerca, dejaron cerrada mi casa con llave. Así que tuve que abstenerme y solo llevar a Sapphire a su cuarto para que pudiera dormir.
- Muchas gracias por mí vestido nuevo Ruby.
- No hay de que. Ahora duérmete. – Respondí, mientras salía de su habitación, hasta que me detuvo con otro capricho suyo.
- Ruby. ¿Puedo dormir con mi vestido puesto?
- ¿Qué también no tienes piyamas?
- No es eso. Es solo que no quiero separarme de el.
- Esta bien, pero solo por hoy.
Cuando me despedí de ella, me preparaba para dormir en el sillón de su casa, improvisando una almohada con un peluche que encontré tirado y con unas sabanas que había visto en un armario. Pero casi no podía dormir, me sentía algo incómodo y no por el lugar en donde dormía, sentía que algo me estaba vigilando. Sentía un respirar arriba de mí, que parecía ser algo pesado, pero cuando gire mi mirada para ver quien era, me sorprendí al ver a Sapphire algo triste, acompañada con una de sus almohadas de su cama. Tal fue esa sorpresa, que me caí de sentón al frío suelo.
- ¿Sa…Sapphire?, ¿qué te sucede?
- Es que no me podía dormir. – Me respondió mientras se limpiaba las lágrimas que le caían.
- ¿Por qué no puedes dormir? – Volví a preguntar, mientras me levantaba del suelo.
- No podía dormir pensando en que estarías incómodo aquí abajo Ruby.
- No hay problema con eso, pero si sigues aquí pescaras un resfriado.
- ¿Entonces me podrías acompañar a dormir en mi cuarto, Ruby? – Me murmuro entre tartamudeos, mientras que me sujetaba las manos. Cosa que no me pude negar.
- Esta bien Sapphire, pero solo por hoy. – En eso Sapphire se puso muy contenta, que volvió a jalarme de los brazos, tirando de mí por las escaleras. Recibiendo varios golpes en la cabeza por cada peldaño que subía.
- Duerme conmigo Ruby.
- ¿Eh?, te dije que sólo dormiría en tu cuarto.
- Pero tengo mucho frío y tú dijiste que podría pescar un resfriado. – Me respondió con más lágrimas en su rostro, que casi se veía que iba a llorar.
- Muy bien. Muy bien. Lo are. Pero no llores.
Respondí de mala gana y me recosté del otro lado de su cama, tratando de mantenerme a distancia de ella. La noche iba avanzando y aún no podía conciliar bien el sueño, debido a que Sapphire se pegaba cada vez más a mí. No podía ver si era a propósito o no. Yo estaba viendo al otro lado, y en un momento a otro, ese silencio se rompió con una pequeña pregunta.
- ¿Ruby?, ¿aún estas despierto? – Dijo, mientras se levantaba de su lado y trataba de ver si estaba dormido aún.
- Si, aún estoy despierto.
- Ruby. Quería darte las gracias por cuidarnos.
- Ya te dije que no tienes de que agradecérmelo.
- Si debo. Tú te hiciste cargo de todo en la casa. Cocinaste, limpiaste, remendaste mi ropa. Eres más como una mujer de lo que yo soy.
- ¿Se supone que eso debería de tomarlo como un cumplido? – Murmure algo enojado.
- Ruby. Lo que en verdad quiero decirte es que en verdad te amo. – Grito con muchas lágrimas en sus ojos, mientras se abalanzaba hacía mí. – Ruby, yo quería demostrarte que podría ser tan buena como lo eres tu, pero no me dejaste hacer algo para que te lo pudiera demostrar.
- ¿Sapphire? – Eso en realidad me dejo sorprendido. – No tenías que hacer eso. – Le murmure al oído, mientras sujetaba su cabeza entre mis brazos. – Yo también te amo, y es por eso que hice todos esos deberes.
- ¿En verdad? – Pregunto, mientras fijo su mirada a la mía con unos ojos tan tiernos, que no pude soportar más y la abrase más fuerte.
- Si. Lo digo en serio.
En el momento en que ambos nos confesamos el amor el uno al otro, nos íbamos acercando cada vez más y más. No lo podía creer y creo que ella tampoco, pero cuando nuestros labios iban a juntarse para besarnos, solo que algo nos interrumpió. La ventana de su habitación se abrió de la nada y varias personas aparecieron de la nada. Yo estaba preparado para protegerla, solo que varios flashes me cegaron por unos momentos. Lo único que podía escuchar eran varias risas, que me sonaron muy familiares y cuando logre aclarar mi vista, no pude creer lo que pasaba.
- Felicitaciones. Nunca creímos que en el primer día se declararan. – Grito de entre las carcajadas una voz de mujer.
- Si felicidades. Pensé que iban a tardar más tiempo. Felicidades muchacho. – Grito la otra voz.
- ¿Papá? ¿Mamá? – Eran mis padres los que estaban festejando, mientras sostenían un par de cámaras. – ¿Ustedes planearon todo?
- ¿No sin mi ayuda? – Grito otra voz de la nada.
- ¿Papá? ¿También tienes que ver en esto? – Vociferó Sapphire molesta por lo que todo lo que hicieron.
- No se enojen, nos preocupamos por ustedes así que planeamos todo esto. Y cómo ya todo esta claro. Ahora si nos iremos de vacaciones. – Dijo el padre de Sapphire, mientras bajaban por unas escaleras fuera de la habitación de Sapphire. – Nos vemos en una semana. Cuídense.
- Será mejor que no vuelvan. – Les gritamos Sapphire y yo a nuestros padres. Pero en un sentido, creo que debo de agradecérselos. Pudieron unirnos a ambos.
- ¿Ruby? – Me hablo Sapphire en tono nervioso.
- ¿Si Sapphire? ¿Qué sucede, dime?
- ¿Podemos volver en lo que nos quedamos?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro