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Capítulo 41 (Sin Editar)

—Tiempo fuera —dijo Ellie con el aire entrecortado y sentándose en el césped.

Se encontraba cansada de tanto correr por todo el jardín en compañía de Chris y Melody, su pequeña sobrina.

Eran un par de niños bastante enérgicos.

La doctora le había dicho que el cansancio era algo normal en su estado pero adoraba oír a ese par de fierecillas carcajearse cuando ella los perseguía por todas partes,  los mecía en el columpio o brincaban en el trampolín.

En más de una ocasión William le dijo que se estaba excediendo y debía descansar más.

Cuando ambos dieron la noticia de su embarazo todos festejaron en grande y desde entonces no la dejaban hacer nada, hasta el punto de que estaban preparando la cena de nochebuena y tenía estrictamente prohibido ingresar a la cocina debido a que había una mezcla de olores en esta que hacían que se le revolviera el estómago al punto de hacerla vomitar.

Todo el mundo estaba apurado arreglando la casa y el patio para la cena, su madre, sus hermanas y su cuñada estaban cocinando mientras que su padre, Liam y William se encargaban sacar las mesas y sillas al patio trasero para cenar al aire libre ya que en la mesa del comedor no alcanzaban todos.

Ellie nunca se había sentido tan cómoda en toda su vida, estaba en su casa nuevamente —cosa que había creído imposible algunos meses atrás —. Tenía una familia que la adoraba, un hijo que estaba más feliz que nunca y un novio del que estaba más enamorada cada día.

Habían transcurrido apenas cuatro días desde que se reencontró con su pasado y cualquier duda que hubiese tenido con respecto a la aceptación de su familia hacía ella se había esfumado y solo tenía claro que no estaba dispuesta a separarse de ellos.

Los primeros dos días todos la llamaban "Cielo, cariño, mi vida, amor", nunca usaban su nombre a diferencia de Leila, Will y Liam quienes si la llamaba Ellie, pero ya a la fecha se habían acostumbrado a llamarla Ellie más que todo para no confundir a Chris al ver que la llamaban por otro nombre con el que él no estaba familiarizado.

Ellie observó a Leila salir de la casa y dirigirse hasta la calle, otra vez traía los ojos rojos por las lágrimas. La vez anterior le había dicho que estaba teniendo problemas con su novio Shawn debido a la distancia, pero no quiso profundizar en el tema.

—Chicos, entren a casa un momento —les pidió Ellie, guiándolos hasta la puerta de la casa y cerciorarse de que entraran.

Siguió a su hermana quien no se había ido muy lejos pues estaba sentada en la acera.

—Hola —la saludó Ellie sentándose junto a ella.

—Ve a casa, esta haciendo un frió del demonio —Leila volteó la vista hacia otro lado evitando el contacto visual con ella.

—¿Se trata de Shawn nuevamente? —Ellie le paso un brazo por los hombros y Leila no pudo contener más el llanto.

—Termino conmigo —dijo entre sollozos.

—Cariño, lo siento tanto —Ellie había visto a su hermana llorar muchas veces debido a algún enojo o por alegría pero jamás porque amor y odiaba verla de esa manera. —¿Quieres hablar acerca de lo que pasó?

—Tome tu ejemplo y hablé con Shawn, le dije la verdad acerca de mi y todo por lo que pasé —resopló frustrada —. Al principio pareció entender pero cuando tuvimos que irnos de New York le tuve que explicar porqué razón nos íbamos y estuvo de acuerdo, pero justo hoy me llama y me dice que no quiere verse envuelto en problemas con nadie y que lo mejor es que nos demos un tiempo —Leila dejo de hablar solo para inhalar aire con profundidad y continuar hablando —. Toda esta mierda me esta volviendo loca Ellie, el hecho saber que ese hijo de su puta madre esta libre haciendo daño a quien le plazca y que por su culpa otra vez nuestras vidas están siendo un martirio.

Ellie comprendía el enojo de Leila, ella se sentía exactamente igual, James era maldición para ambas.

—¿Y no hay manera de solucionar el asunto con Shawn? —preguntó Ellie, tal vez cuando regresara a New York podía buscar al novio de Leila y hablar con él.

—No Ellie, ni él ni yo somos unos adolescentes para "darnos un tiempo" —expresó molesta de repente —. Comprendo que se sienta abrumado por lo que le conté, pero a estas alturas somos o no somos. 

—Recuerda que William me pidió tiempo a mi también cuando se enteró de la verdad —le recordó Ellie para calmar el humor de su hermana.

—Si, te pidió tiempo porque creyó que aún seguías enamorada de Gabe y no quería interponerse, no porque tuviera miedo de meterse en problemas por culpa de un pasado que tu no elegiste.

—Hey, tu tampoco elegiste lo que pasó —la regañó Ellie con bastante seriedad.

—Ellie, yo fui una prostituta antes de ser llevada a ese maldito lugar, sabía a que me arriesgaba cuando me iba con cada cliente que tenía...

—¡No digas estupideces! —le gritó Ellie. Odiaba cuando Leila le daba poca importancia a lo que te habían hecho —. Pudiste haber hecho lo que fuera pero eso no le daba el derecho a ese desgraciado a encerrarte para beneficio personal.

—Ellie, ¿que crees que va a pensar cualquier persona a la que le cuente sobre mi pasado? —le preguntó Leila y Ellie no comprendió a que quería llegar —. Lo estoy  imaginando, sus rostros de desaprobación y pensando "Bueno, ella se lo buscó" " Solo es una prostituta, ¿que más podía esperar que le pasara?" —añadió con amargura.

—¡Cualquiera que pensara eso sería un imbécil! Leila, jamás des por menos lo que te hicieron, eres dueña de tu cuerpo y tú eres libre y decides que hacer con el. Lo que James hizo contigo tiene a misma gravedad que lo que hizo con Gabe o conmigo.

Leila le sonrió pero no había ni un solo rastro de alegría en sus bellos ojos verdes.

—¿Niñas, qué hacen aquí afuera?

Ambas se voltearon al oír la voz de su madre.

—¿Qué ocurre querida?

La madre de Ellie se sentó al otro costado de Leila y le acarició la espalda con una mano y con la otra le limpió las lágrimas.

Ellie sonrió al ver lo cariñosa que podía llegar a ser esa mujer.

—Nada, solo tonterías —Leila trató de sonreír pero no pudo.

—Vamos adentro y conversamos con calma, ¿te parece? —Ellie frunció el ceño molesta por no ser incluida. Su madre lo notó y le sonrió de inmediato —. William te esta esperando en el patio.

Ellie se levantó y se encamino hasta el patio trasero de la casa, sabía que Leila estaba en buenas manos con su madre. Además, ambas se llevaban de maravilla.

Llegó hasta donde estaban su padre, Liam y Will y los tres estaban con una botella de cerveza en sus manos y conversando a sus anchas.

Ellie sonrió ante semejante cuadro y decidió plasmarlo en una fotografía.

Ninguno de los tres se percató de su presencia hasta que ella habló, en ese momento su padre se puso de pie y fingió seriedad.

—No le digas a tu madre que estamos bebiendo tan temprano —le pidió cuando paso al lado de ella en compañía de Liam para dejarla a solas con Will, quien mantenía una gran sonrisa en los labios.

—Seré una tumba —le prometió Ellie.

—Esa es mi niña.

Ellie quedó a solas con William.

—Ven, siéntate conmigo —Will la tomó de la mano y la sentó en su regazo.

—Me han dicho que me estabas buscando —Ellie pasó sus manos por el cuello de Will y lo abrazó.

—Sí, hay algo que debo decirte.

—¿Es algo malo? —preguntó ella preocupada.

Había pasado ya demasiado tiempo y todo estaba en calma.

—No, deja de formarte ideas en esa cabeza tuya —la regañó él besandole las manos —. Es solo que debo regresar a New York mañana en la tarde, en tres días tengo programada una cirugía.

Ellie sabía que en algún momento el trabajo de Will tocaría a la puerta nuevamente a pesar de que él había pedido una licencia, ¿pero tenía que ser justo en ese instante?

—De acuerdo —dijo ella con pesar.

Will la abrazó por la cintura y acarició su vientre.

—Aquí estarás a salvo, tu, Chris, Leila y el pequeño intruso.

Ellie no pudo evitar sonreír por la forma en la que ambos llamaban al bebe.

—Lo sé, es solo... que quiero estar contigo también.

—Como sigas haciendo pucheros te juro que te llevo conmigo de regreso a New York —la amenazó.

Ellie no quería irse, se sentía tan bien con su familia pero extrañaría a Will como un condenado y además estaba el asunto de Leila, deseaba ayudar a su hermana y desde Luisiana no podía hacer nada así que decidió que ella también se iría con Will a New York.

—Me quiero ir contigo.

—¿Estás segura? Si te vas conmigo estarás sola en casa —le advirtió Will.

—Si, estoy segura. Nos iremos juntos.





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