Capítulo 3
Cuando abrió los ojos todo le daba vueltas, estaba confundida y con mucho dolor de cabeza.
Observó un reloj que estaba en la mesa que tenía a la par.
Las dos de la madrugada.
La cama se movió y vio a James a la par de ella.
Se fue directo al baño y de inmediato vomitó.
- Maldita sea - masculló.
Se lavó los dientes con uno de los cepillos nuevos que había en ese inmaculado baño. Se vio en el espejo nuevamente; se veía como una loca, todo el maquillaje corrido, y el rostro totalmente pálido.
Cuando salió del baño James continuaba dormido así que ella tomó camino hasta el balcón. Sabía que James lo había dejado abierto a propósito, quería ver si ella era capaz de poner la vida de Gabe en peligro. No le daría el gusto aunque eso significara que debía permanecer encerrada el resto de su vida.
Las luces brillaban por todos lados y el bullicio era demasiado. Parecía que todos estuvieran en una fiesta.
Leyó en varios carteles que decían "Las Vegas"
¿Qué demonios era Las Vegas? ¿Dónde quedaría ese lugar?
Necesitaba decírselo a Gabe apenas llegara, tal vez él supiera.
- ¿Te gusta?
La voz de James le hizo pegar un brinco del susto.
- Lo siento, no podía dormir y no quise despertarte -dijo ella con nerviosismo.
- Necesitamos hablar - le dijo sin ningún preámbulo.
Se sentó en la silla donde ella estaba y la hizo sentarse en sus piernas.
- ¿Hice algo malo? - le preguntó ella, fingiendo inocencia.
- No, tú no haces nada malo, Kendall. De hecho, quería avisarte que a partir de hoy ya no tendrás clientes que atender. Solo serás mía. Tendrás tu propia habitación, ropa nueva, saldremos de vez en cuando a algunas fiestas...
Las lágrimas comenzaron a salir. Rebeca tenía razón, ahora ella era su obsesión y la iba a apartar de lo único que le importaba en ese lugar. De Gabe.
Tenía que pensar algo con rapidez, porque por ningún motivo ella podía separarse de Gabe, primero muerta.
- ¿Es en serio? - le preguntó ella, dando a entender que las lágrimas se debían a la emoción.
- Claro que es en serio - dijo él apretándola con fuerza.
- ¿Te puedo pedir un favor?
- Eso depende de lo que sea - le respondió él con cautela.
- Quiero la habitación en la que estoy, pero solo para mí. No quiero a ninguna otra chica ahí adentro conmigo.
Debía intentarlo al menos. No se daría por vencida tan pronto.
- Las habitaciones donde yo me alojo cuando vengo son mejores.
- No le agrado a ninguna de las personas que están en ese lugar y tampoco ellas me agradan a mi - hizo pucheros y frunció el ceño. Cuando estaba más pequeña eso solía funcionar no solo con James.
James pareció meditarlo por unos segundos y luego se encogió de hombros.
- De acuerdo, si quieres esa habitación por mí no hay problema.
Kendall respiró aliviada. Se quedaría cerca de Gabe.
- James - susurró ella, luego de darle gracias al universo por ese pequeño milagro -. ¿Por mis padres me dejaron contigo?
James lo observó con desconfianza en esta ocasión pero no tardó en responder.
- Porque sabían que solo yo podía cuidarte a como era debido.
El sollozó salió sin siquiera darse cuenta.
Sus padres no sabían el grave error que habían cometido al hacer eso.
James le acarició la espalda, consolándola.
¡Maldito! Él era el que estaba ocasionándole todo ese dolor, ¿cómo se atrevía a consolarla?
- Este lugar es precioso -dijo ella, dando así por terminado el tema. No le gustaba tocar el tema de su familia.
- Sabía que te gustaría - le dijo él besándole el cuello.
- ¿Dónde estamos?
- Eso no puedo decírtelo - susurró al oído.
- De acuerdo - dijo ella conformándose. Aunque si sabía que estaba en un hotel llamado Bellagio, en Las Vegas.
Al menos eso, era más de lo que jamás tuvo desde hacía diez años.
- Me duele mucho la cabeza.
- Eso es porque bebiste mucho. No lo vuelvas a hacer. Entremos que ya casi nos vamos.
James se bañó primero y Kendall lo hizo después. Trató de arreglarse lo más posible para no verse como una loca, pero si se vea mal tal vez alguien se acercaría a preguntarle y notara algo extraño en su apariencia.
Pero recordó la amenaza de James y toda esperanza de pedir ayuda quedó descartada. Él mataría a Gabe.
Salió de la habitación y Theo estaba en la puerta.
- Te llama James - le informó al tipo calvo que tanto detestaba.
Theo entró a la habitación y ella quedó sola en la puerta.
Varias personas salieron de ese aparato que le revolvió el estómago cuando llegaron ahí. Algunos la ignoraron y otros posaron sus ojos en ella.
- ¿Niñita, te encuentras bien?
Una mujer se detuvo junto a ella y la estudió con detenimiento.
Los nervios la inundaron y miles de cosas pasaron por su cabeza en un solo segundo. Gritar para pedir ayuda, esa mujer mayor con cara de amabilidad podía ayudarla a salir de ahí.
Pero en ese mismo segundo, recordó el rostro de James cuando ella fue llevada a su nueva casa. Tenía también un rostro amable.
- Estoy bien - le dijo ella con seriedad, ingresando de nuevo a la habitación.
Sintió ganas de llorar debido a la situación, pero se supo controlar muy bien.
No vio a James ni a Theo por los alrededores así que tomo una de las frutas que estaban en un tazón y se la comió mientras se sentaba en el sillón precioso que tenía ganas de llevárselo con ella.
- Theo, quiero a esa gente en ese cargamento a más tardar en una semana, si no es así muchas cabezas van a rodar aquí.
Kendall se hizo la dormida en ese mismo instante. No quería que James creyera que lo estaba espiando. Aunque en realidad él estaba hablando demasiado alto.
- Pide el auto de inmediato - le ordenó a su guardia -. Kendall, despierta, cielo.
Kendall se estiró y bostezó.
- Tengo sueño - murmuró ella -. Y quiero llevarme este sofá conmigo - bromeó un poco.
James le acarició el rostro con delicadeza.
- Eres única Kendall - le alagó mientras la ayudaba a ponerse en pie.
Salieron del hotel de la misma manera en la que entraron. Y el mismo auto estaba esperándolos afuera.
El camino a su encierro fue muy corto, así que no debían estar tan lejos de ese hotel.
James no le prestaba atención a ella, sino que iba hablando por teléfono con alguien, al parecer una mujer porque le trataba de "cariño" "cielo" "mi princesa"
Kendall tenía toda su atención puesta en cada una de las calles que pasaban a ver si lograba memorizarlas.
Cuando entraron por el callejón que los conducía al agujero donde vivía pudo ver a una persona escondida detrás de unas bolsas de basura. Ni Theo ni James parecieron percatarse de ello. Kendall decidió no abrir su boca para nada. Tenía mucho de qué hablar con Gabe apenas James desapareciera a su cuarto.
- Mañana mismo tendrás tu propia habitación - le informó James mientras la dejaba a la entrada de su habitación.
- Gracias -susurró ella, sintiendo pena de repente. Las otras chicas con quienes compartía cuarto quien sabe dónde serian alojadas por culpa de ella. Pero en ese lugar aprendió que todos veían por su bienestar propio y eso era lo que estaba haciendo ella.
Entro a la habitación y varias chicas se quejaron por la bulla, solo una de ellas se levantó de inmediato.
- Ken, ¿Cómo te fue? ¿Dónde te llevó? - le preguntó con bastante curiosidad.
Renne llevaba en ese lugar apenas unos meses y tenía alrededor de veinte y tantos años. Sabía más del mundo exterior que ella.
- A un hotel, se llama Bellagio - murmuró ella para no despertar a las demás -. Muchos letreros decían Las Vegas.
- Mierda - masculló ella, se sentó en el suelo a llorar -. Estamos en Las Vegas. Eso es muy largo de mi casa
- ¿Dónde vivías tú? - le preguntó Kendall.
- En New York - sollozó la chica.
- ¿Y esta tan lejos de aquí?
- Bastante.
Kendall no recordaba donde vivió ella hasta que se la llevaron a ese lugar, pero no lo reconocería ni estando a dos calles de su antiguo hogar.
Salió de la habitación en silencio y se dirigió hasta la habitación que ella y Gabe había encontrado desocupada varios años atrás y donde podían esconderse para conversdar o discutir por unas horas hasta el amanecer.
Necesitaba contarle todo lo que había visto mientras sus recuerdos aún estuvieran frescos y nítidos.
Escuchó bulla en la habitación así que temió que los hubieran descubierto.
Con forme más se acercaba, más claro era el sonido y no le estaba empezando a gustar para nada.
Cuando logró ver a través de la oscuridad, deseo por un segundo no haber vuelto de ese precioso hotel con James.
Gabe estaba teniendo un contacto muy intimo con una de sus compañeras de habitación, en el lugar que se suponía que era solo de ellos dos.
Sintió una gran opresión en el pecho que apenas la dejaba respirar, el cuero cabelludo le picaba como una endemoniada y tenía ganas de matar a esos dos.
Gabe no era absolutamente nada de ella, pero se estaba sintiendo traicionada por lo único bueno que tenía dentro de ese lugar.
Involuntariamente salió un sollozo de su boca y el que creía ella que era su mejor amigo apenas la volteo a ver y continúo con lo que estaba haciendo.
- Vete Kendall -le ordenó.
Kendall estaba tan molesta en ese momento que dio un portazo sin importar si los guardias escuchaban algo. Es más, rogaba porque así fuera.
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