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Capítulo 24 (Sin Editar)

"Te volviste completamente loca"

Ese fue el primer pensamiento coherente que se le vino a la mente después de observar al joven de piel morena, alto, delgado, cabello casi al rape y de maravillosos ojos tan grises como el mismo cielo de New York.

"Él esta muerto, él está muerto", le repetía su subconsciente.

-Creo que se va a desmayar -el fantasma de Gabe hizo un intento de acercarse a ella, pero por instinto, Ellie retrocedió e impidió el contacto.

-Solo queremos ayudarte cielo - el moreno levanto las manos para dejar ver que no pretendía volver a tocarla.

-¡No hables! -le gritó Ellie con voz temblorosa.

¿Qué rayos estaba pasando?

¿Realmente había perdido la cordura?

Varios vecinos, al escucharla gritar, salieron de sus casas para ver que ocurría.

-¿Todo en orden señorita Rainer? -el padre de uno de los amiguitos de Chris observaban a los hombres que estaban en la entrada de su casa con bastante desconfianza.

-FBI. Regresen a sus casa-Liam sacó una placa del bolsillo interior de su chaqueta de cuero café y se la mostró a sus vecinos, quienes como animales asustados ingresaron a sus casas sin decir una sola palabra más.

Ellie entró a su vivienda y de inmediato se sentó en el sofá; estaba mareada, la cabeza le martilleaba, el pecho le dolía y el cuerpo entero le temblaba.

Sabía que ambos hombres la habían seguido pero Ellie solo trataba de recomponerse del estado de shock en el que estaba.

Gabe se puso de cuclillas frente a ella y Liam se quedó de pie.

-Toma, bebe esto -Liam le extendió una botella pequeña de licor y sin pensarlo dos veces se bebió todo el contenido de esta; el alcohol calentó su sangre de inmediato y la hizo estremecerse.

-Kendall...

-No me digas así -pidió la ojiazul en un susurro. La voz aun le temblaba.

-Lo siento -se disculpó Gabe, hizo un intento de tomarle las manos pero Ellie se tenso nuevamente.

-Creí que habías muerto -murmuró al tiempo que se daba por vencida y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

Todo eso estaba siendo más grande y más poderoso de lo que podía soportar.

Durante seis años deseo volver a ver a ese hombre delante de ella, pero se había convencido a si misma de que era sólo una ilusión vana, y ahora que realmente estaba pasando no sabía que hacer ni que decir.

-Es normal que creyeras eso -Gabe se sentó al lado de ella en el sofá, pero aun manteniendo una distancia prudente.

-¿Qué haces aquí, con este hombre? -no se atrevió a ver a Liam a la cara ya que había algo en el que la hacía sentir incómoda.

Por el rabillo del ojo pudo ver a Liam viendo las fotografías que estaban encima del mueble de televisión.

-Él y el equipo para el que trabaja fueron quienes me rescataron a mi y a muchas personas más de donde estábamos.

Esta vez Ellie si lo volteo a ver, pero el hombre estaba distraído viendo todo lo que estuviera a simple vista en su casa.

Ese hombre sabía quién era ella realmente.

-¿Hace... hace cuánto que...?

-Todo eso ocurrió solo unas semanas después de que tu y Rachel se marcharan -sonrió con tristeza el moreno.

¿Sólo unas semanas después?

-Leila -le corrigió Ellie-. Se llama Leila.

-Claro, Leila. ¿Tu eres Ellie, cierto? -Ellie asintió una sola vez-. Es muy lindo.

-No me hables como si fuese una retardada, Gabriel. ¿Qué diablos te habías hecho todos estos años?

Liam se volteo a verla, al escuchar el tono alterado de su voz.

-¿Vas a necesitar más vodka? -preguntó el rubio alzando las cejas.

"Cállate", pensó la joven, molesta.

No comprendía su estado de ánimo, debería estar más que feliz -eufórica, en realidad- de saber que Gabe estaba con vida y sano, pero era todo lo contrario, se sentía furiosa de verlo ahí, sentado en su sofá, como si estuviese visitando a una conocida que tenía años de no ver y pasó por el vecindario a saludar.

-Se lo que estas pensando -habló Gabe. Ellie se percató que el timbre de su voz era diferente al de hacia seis años atrás. Era más grave pero al mismo tiempo mas armoniosa.

-Explícame entonces -las lágrimas aún continuaban derramándose de sus ojos.

-Cuando fuimos liberados de ese infierno tuvimos que testificar en contra de personas que estaban involucrados en el negocio de Jam... de ese malnacido, así que lo único que pedí a cambio de mi testimonio fue que nunca más nadie sabría de la existencia del nombre de Gabriel Austen, así que entre al Programa de Protección a Testigos y para todo el mundo soy Adam Roswell.

-Adam Roswell -repitió Ellie. Le gustaba ese nombre, pero le gustaba aun más Gabriel Austen.

-Ken...Ellie, te busqué por mucho tiempo, pero fue como buscar una aguja en un pajar -Gabe sollozo y el corazón de Ellie latió violentamente.

Claro que le creía, él no tenía porque mentirle, Gabe no era como cierto mentiroso que eran las horas y aun no daba señales de vida.

-¿Lo atraparon? -Gabe sabía exactamente a quien se estaba refiriendo ella.

Tardó varios segundos en responder y sintió que el alma se le caía a los pies.

-El día en que emboscaron el lugar, ese hijo de puta no estaba. A pesar de toda la información que le brindamos a la policía fue imposible dar con su paradero y el de otros proxenetas que trabajaban con él.

Ese desgraciado aún continuaba libre y haciendo daño a quien sabe cuántas personas más.

Ese desgraciado podría estar en cualquier lado.

-¿Y por qué estás aquí ahora? -fue la siguiente pregunta de la chica.

Gabe desvió la mirada hacia Liam, quien permanecía inmóvil a unos cuantos pasos de donde estaban ellos.

¿En qué momento se había situado a la par de ella, en el otro extremo del pequeño sofá?

Ellie lo encaró y reconoció ese par de joyas azules. Eran los mismos ojos de ella.

-Eres Kendall, Kendall Marie Littleton -Liam no le quitó la mirada de encima y sus ojos estaban vidriosos debido a las lágrimas que se estaban acumulando en estos -. Eres mi hermana.

Ellie tembló al escuchar su verdadero nombre, que por primera vez, lo escuchaba completo.

Gabe le tomó la mano y ella está vez no se lo impidió, más bien se sostuvo con bastante fuerza de esta.

Desde un inicio sabía que de algún lado conocía a ese hombre, pero saber que era familiar suyo era demasiado para ella en ese preciso momento.

Era como si dos balas hubiesen dado en el mismo sitio en un tiempo muy corto.

Por Dios, primero se entera de que su primer amor estaba con vida -aunque aun se cuestionaba si era real o no -. Y segundo, tenía en frente a su supuesto hermano.

Ya no sabía en que momento la cabeza le iba a explotar, pero estaba segura de que sería pronto.

-Te buscamos por tantos años -continuo Liam derramando al fin las lágrimas-. Jamás perdí la esperanza de que te encontraría. Cuando encontramos a Adam, bueno a Gabe, y nos dijo que una Kendall, con tus mismas características, había estado hasta hacia poco en ese lugar con él, no tuve ninguna duda de que se trataba de ti. Él fue quien me dio el nombre que estás usando ahora.

Ellie oía con atención las palabras de Liam y cada segundo sentía como le faltaba el aire.

-Fue difícil tratar de dar contigo -prosiguió el ojiazul -, hasta que un gran amigo y colega me informó que una chica llamada Ellie Rainer de New York, había dejado sus datos personales en una veterinaria y que el perfil era similar al que yo andaba buscando.

Ellie siempre había sido cuidadosa de no dejar ningún dato personal en ningún lugar en el que cualquiera pudiera tener acceso, pero ese día en el que habían atropellado a Jingle, la cachorra de Jesse, solo pensaba en su hijo y el gran gesto que habia tenido con el pequeño animal.

Su hijo. El miedo se apodero de Ellie al pensar en Chris, el pequeño creía que su padre estaba muerto, creía que su madre no tenía más familia que Leila y él, ni mucho menos que su nombre no era Ellie Rainer.

- Mi hijo -murmuró aterrada.

-¿Qué ocurre con el pequeño? -Liam se preocupó de inmediato al ver el rostro descompuesto de Ellie.

-Yo le dije que su padre había muerto y que mi familia había muerto -confesó apenada. Gabe la hizo que lo volteara a ver.

-No te preocupes por eso, jamás diría algo que pueda dañar tu imagen ante nuestro pequeño-las palabras de Gabe la hicieron sentir segura al menos un poco.

Observó con detenimiento al hombre que estaba frente a ella, ya no era el muchacho de quince años que había conocido, tampoco el joven del que se había enamorado, era un hombre con una personalidad que invitaba a la calma, físicamente era igual a seis años atrás, pero su personalidad explosiva y sumisa se habían evaporado.

Ellie no sabía explicarse bien que era lo que sentía al tenerlo nuevamente al lado de ella, estaba feliz, si, pero no estaba queriendo lanzarse a sus brazos y desfallecer en ellos tampoco.

Se sentía en estado catatonico aún.

-Estoy tan feliz de saber que estas a salvo -las palabras de Gabe o Adam la hicieron sonreír.

El nerviosismo hizo que ambos comenzaran a reír, primero despacio y moderado, luego llegaron las carcajadas frenéticas cargadas de lágrimas que caían sin ton ni son.

Gabriel la abrazó con fuerza mientras las risas se calmaban y los sollozos de ambos se hacían más fuertes.

-Al fin estarás en casa cielo -sollozo el joven de ojos grises mientras le acariciaba el cabello y lo llenaba de besos.

-¿Mami?

-¡¿Pero que mierda?!

Tanto Ellie, Liam y Gabe se voltearon hasta na puerta de la entrada de donde provenía las voces.

Ellie se apartó de Gabe al ver quienes estaban en la sala de su casa, observando ese cuadro tan peculiar.

Se limpió los restos de lágrimas y se enderezó.

Leila, quien estaba con la boca bien abierta debido a la impresión.

Chris, su hijo, quien parecía confundido con lo que estaba pasando.

Y William, su novio extraviado, quien estaba fulminado con la mirada a Gabe y a ella.

¿Cuántas sorpresas de esa magnitud podía recibir una persona en un solo día y no morir debido a la impresión?

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