Capítulo 12 (Sin Editar)
Ellie estaba de muy mal humor, llevaba una semana con ese maldito estado de ánimo.
Y todo era culpa de William Stewart.
Desde hacía una semana que no dejaba de soñar con él, ya fuera que estuviera despierta o dormida. Era frustrante.
No importaba lo que estuviera haciendo o con quien estuviera hablando; al final terminaba pensando en William.
Era una locura, no podía estar enamorada de él, es decir, no lo conocía, apenas si sabía su nombre y a que se dedicaba.
Entro al mercado que visitaba todos los fines de semana para servir de voluntaria con los indigentes. Leila y Chris ya estaban ahí.
- ¿Cómo va ese humor? - le pregunto Leila.
Ellie suspiro y trato de relajarse.
- Terrible - le respondió Ellie entre dientes.
- De acuerdo, será mejor que resurjas de nuevo porque la hermana Dalia está viniendo hacia nosotras.
La hermana Dalia era una monja que habían conocido cuando ellas apenas lograron escapar seis años atrás.
Las había ayudado mucho, con Ellie embarazada y ambas sin trabajo, ella fue más que un ángel.
- Hermana Dalia - Chris corrió a saludarla.
- Hola, pequeño - le respondió el saludo la mujer.
La hermana Dalia era una mujer de casi cincuenta años algo rellenita, con unos ojos marrones llenos de amabilidad para cualquiera que le hablara o le pasara en frente.
- ¿Cómo esta hermana? - la saludo Leila.
- Muy bien preciosa. ¿Cómo estas Ellie?
- Muy bien gracias hermana - le respondió ella. Adoraba a la hermana, pero en ese momento no está de buen humor para nadie.
- ¿Está todo bien? - pregunto la religiosa al ver la cara de pocos amigos de Ellie.
- Ellie está molesta porque está enamorada - le respondió Leila.
La hermana Dalia la vio con asombro y Ellie se puso más roja que un maldito tomate
- ¿Estás enamorada mami?
- No, la tía Leila solo está bromeando.
- Eso quisieras cariño.
- ¿Y quién es el afortunado? - pregunto la hermana Dalia emocionada.
- No hay ningún afortunado...
- Se llama William, es doctor - respondió Leila, ignorando por completo a Ellie.
- Me agrada Will - dijo Chris eufórico
- Basta - pidió Ellie.
No quería estar molesta con Leila, pero desde hacía varios días que no dejaba de mencionar a William para todo y la verdad la estaba volviendo loca.
Se fue a dar una vuelta para ordenar sus ideas.
Estaba tan ensimismada que no vio a tiempo al hombre con el que chocó de frente y tiro todos sus papeles.
- Oh por Dios - susurro -. Lo lamento mucho señor, estaba distraída, no lo vi.
Observo a la víctima de su descuido y se cruzó con un par de ojos azules, tan claros que parecían celestes, era cabello rubio en puntas, con barba y bigote, no muy crecidos. Era bastante guapo.
La estaba observando con bastante determinación y Ellie se sintió de inmediato incomoda.
- Descuide, fue mi culpa - respondió el sin dejar de verla un solo segundo.
Ellie le ayudo a recoger los papeles y se apresuró a levantarse, pero aun así no podía dejar de verlo; ese hombre le resultaba conocido, no sabía de donde, pero estaba segura de que había visto ese par de ojos en algún lado.
- ¿La conozco? - le pregunto el entonces.
Ellie solo negó con la cabeza, pero la verdad no estaba tan segura de que eso fuera cierto.
- Liam Littleton - se presentó el extendiéndole la mano para presentarse.
"Liam Littleton" "Liam Littleton"
El nombre le sonaba, pero no recordaba nada más.
- Ellie Rainer - le respondió ella el saludo.
- Un placer señorita Rainer - Liam le sonrió.
- Igualmente, y disculpé nuevamente por el desastre que hice con sus papeles, no sé dónde tenía la cabeza.
Claro que si sabía dónde tenía la cabeza, en William Stewart.
Ellie se despidió con un asentimiento de cabeza y su corazón comenzó a palpitar con desesperación.
¿Qué le estaba pasando?
- Kendall...
Se quedó helada donde estaba cuando escucho ese nombre.
Hacía seis años atrás que no lo había vuelto a escuchar.
¿Había sido su imaginación o ese hombre que acababa de ver la había llamado Kendall?
¿Quién era él? ¿Cómo conocía su nombre? ¿De dónde la conocía?
Se giró bruscamente para encáralo, pero él simplemente desapareció.
Ellie corrió a través del mercado buscándolo, necesitaba encontrarlo, necesitaba saber de dónde diablos lo conocía.
El mercado estaba que no cabía de gente y ella estaba empezando a sentirse claustrofóbica.
- Kendall... Kendall... Kendall...
Ese nombre la estaba volviendo loca.
- Ellie...Ellie, ¿estás bien?
Ellie trato de adivinar quién le estaba hablando, pero no podía ver nada debido a las lágrimas.
- Hey, Ellie.
Un par de brazos la detuvieran y estuvo a punto de gritar, hasta que vio el rostro preocupado de William
- William - susurro ella y lo abrazo sin siquiera pensarlo dos veces.
- Hey, estas temblando, ¿Qué te paso?
Ellie no podía dejar de recorrer con la mirada todo el mercado. Tenía que encontrar a Liam Littleton.
- Siéntate - le pidió William - mírame... Ellie, necesito que me veas ahora mismo o te llevare a un hospital.
Ellie desvió su mirada hacia William y se sentía bien al verlo frente a ella a pesar de lo que estaba ocurriendo.
- Estoy bien - susurro -, estoy bien
- Toma cariño.
Alguien le ofreció un vaso con agua y ella lo vacío todo.
- Tengo que volver con Chris - dijo algo más cuerda.
- Deja que te examine un poco por favor - William la detuvo y Ellie se volvió a sentar en la silla que una mujer amable le ofreció -. Sigue mi dedo y dime si sientes mareo o vomito - Ellie negó con la cabeza.
- Te dije que estoy bien. ¿Qué estás haciendo tu aquí? - le pregunto ella para tratar de distraerse.
Se veía distinto a la primera vez que lo vio.
No andaba de saco y corbata, la barba había desaparecido, su cabello estaba desordenado y rebelde; se veía más fresco, más joven, más guapo.
Desgraciado. Él había sido el culpable de todas sus noches de desvelo y ahora aparecía así, como si nada.
- Leila me ha invitado a venir y me dijo que andabas por aquí dando vueltas - le dijo él con una gran sonrisa.
- Leila - dijo ella apretando los dientes.
- ¿Qué paso hace unos minutos atrás? Parecías perdida, estabas aterrada.
Ellie seco sus lágrimas con la palma de la mano, levantó y se dispuso a irse.
- No es justo sabes - le dijo William.
Ellie se detuvo.
- ¿Qué no es justo?
- Esto que haces. Te alejas de mi sin siquiera darme una oportunidad.
- Lo que tú haces no es justo - contraataco ella continuando con su paso -. Nunca dije que pensaba darte una oportunidad en nada, me sigues aun cuando te digo que no, solo porque tienes la absurda idea de creer que estás enamorado de mí.
- No es una idea absurda - se defendió William siguiéndole el paso -. Me gustas, Ellie y me gustaría que pensaras en ello.
- ¿En qué rama de la medicina estas enfocado? - le pregunto ella de improviso.
William pareció sorprendido.
- Soy cirujano.
- Deberías conseguirte una consulta con algún colega tuyo que sea psicólogo.
William se carcajeo.
- ¿Por qué yo? - le pregunto ella deteniéndose y encarándolo.
- No lo sé Ellie, créeme - William se le estaba acercando cada vez más y Ellie sentía que estaba quedando atrapada en alguna especie de trampa -. Eres una mujer hermosa, eres compasiva, hay una fragilidad en ti que me hace querer... protegerte de todo.
- No soy frágil y no necesito que me protejan- le aseguro ella en un susurro.
Él no podía decir que era frágil. Ella había luchado por seis largos años para ser fuerte, independiente, dura.
- ¿A que le tienes miedo? - le pregunto William cada vez más cerca.
- No sé de qué estás hablando - murmuro Ellie nerviosa ante la cercanía de William.
William puso detrás de la oreja un mechón de cabello que se había escapado de la cola de Ellie.
La mano de William estaba helada y al contacto con el lobuno de la oreja caliente de Ellie, los vellos de esta se erizaron.
William se pasó la lengua por el labio inferior y en ese momento a Ellie le importo un carajo su autocontrol e hizo lo que había querido hacer desde hacía una semana atrás.
Ella dio el último paso para que sus labios y los de William se acoplaran a la perfección. Su cuerpo estaba reaccionando ante ese simple beso.
William rodeo su cintura con sus brazos y Ellie puso los suyos en el cuello de Will.
William soltó un gruñido y Ellie un gemido. Ambos profundizaron más el beso.
Hacia tanto tiempo que Ellie no estaba con un hombre que todo su ser estaba descontrolado, parecía una adolescente por el amor de Dios. Y aparte de todo se encontraba en un lugar público.
Con mucho pesar decidió que había llegado la hora de volver a realidad, así que termino con ese beso.
Ambos estaban hiperventilando, pero el primero en hablar fue William.
- Eres increíble - le aseguro mientras se carcajeaba.
Ellie se sonrojo más de lo que ya estaba.
- Hey, no te avergüences - William le alzo la barbilla y la hizo que lo viera a los ojos.
- ¡Estoy loca! Yo soy la que necesita la consulta con el psicólogo.
William se volvió a carcajear.
- No te burles de mi - se quejó ella mientras le daba la espalda.
- No te vayas - le pidió el.
- Creí que Leila te había invitado.
William la siguió mientras que Ellie sonreía al ver lo testarudo que podía llegar a ser.
Por un segundo se olvidó de ese hombre que había visto minutos atrás y se permitió pensar en William.
Era un hombre agradable, se notaba que era paciente, había algo en él que la hacía sentirse en paz con ella misma, a su hermana y a su hijo les agradaba y a ella también, tenía que reconocer.
¿Qué pasaría si se diera algún tipo oportunidad con William?
¿Qué pasaría si dejaba de atormentarse con el pasado y tratara de reconstruir un futuro?
¿Y sería la persona indicada?
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