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#6

Espero que les guste~

DogDay recuerda haber sido un perro inquieto en sus principios, le gustaba mucho estar afuera, corriendo y jugando, siempre encontrando algo para hacer, solo volviendo a su casa para descansar y volver a la acción en la mañana pero después de sus años de encierro y demás, estar dentro de su casa se sentía pacifico. La puerta esta cerrada, con una caja pesada enfrente para su tranquilidad mental y las cortinas están cubriendo su ventana, incluso cuando el sol ya bajo y la luna es lo que esta en lo alto de su cielo estrellado.

Paso todo el día dentro, Kickin negándose a dejarlo solo. Hicieron un gran y cómodo nido en el piso alfombrado, más mullido aun gracias a las almohadas y mantas que la unicornio no dudo en dejarles, acurrucándose dentro y juntos. Comieron bocadillos, jugaron juegos de mesa y algunos videojuegos, volvió a caminar sobre sus patas traseras sin que sus piernas temblaran y se permitió disfrutar de la calma. Hablaron de nada y de todo, decididos a no tocar los temas dolorosos de momento. 

DogDay tuvo la oportunidad de disfrutar su primer día de vuelta en compañía, empujando lo mejor que podía esa sensación de vacío y tristeza en su pecho pero en cuanto el otro se queda dormido, se queda solo con sus pensamientos.

-Ah...- se rasca de manera distraída una de sus muñecas, justo encima de donde alguna vez tuvo una de sus tantas cicatrices de puntadas torcidas y apuradas. Todo su cuerpo estaba lleno de sensaciones fantasmas, plagadas de malos recuerdos, que picaban y dolían al mismo tiempo, teniendo que hacer un esfuerzo consiente para no lastimarse. Mientras mira a la nada, hay destellos de recuerdos que hacen que su corazón se acelere con pánico, obligándose a no pensar en ello. -...no ahora, no ahora...- empuja aquello lo mejor que puede y se hunde un poco más en su lugar. Cierra los ojos para respirar profundo, pudiendo oler con facilidad su propio aroma a vainilla mezclado con floral del pollo, eso ayudando a relajar su mente y cuerpo. -...no quiero dormir- teme las pesadillas que lo atormentaran en cuando cierre los ojos y se permita dormir, así que de momento, se mantiene despierto. Tiene una taza de chocolate ya frio entre sus manos que de cualquier manera disfruta, acurrucado entre el montón de cosas suaves y blandas, con solo la luz de un pequeño velador prendida. Se mueve apenas para poder ver a Kickin a su lado, profundamente dormido y abrazando una almohada, soltando cloqueos medio ahogados entre respiraciones y ronquidos. Sonrío sin poder evitarlo, pequeño pero sincero, recordando vagamente haber escuchado aquello antes. Solo sucedía cuando el pollo dormía profundo. -Al menos, uno puede dormir bien- termina su chocolate para dejar la taza a un lado, recostándose del todo, aprensivo mientras se recuesta de lado y ve el rostro dormido de su amigo. Necesita descansar, lo sabe, porque el día siguiente seria aun más pesado sin una buena noche de sueño y necesitaba toda la fuerza posible para enfrentar a sus demás amigos.

Extiende su mano para agarrar la ajena y aunque aun teme, se anima a cerrar los ojos, deseando a quien pudiera escucharlo de las pesadillas no lo persiguieran esa noches. Su respiración se pone cada vez más lenta y tranquila a medida que se relaja, cayendo dormido después de unos segundos.

DogDay no tenía muchas esperanzas a estas alturas, todas habían sido aplastadas, así que estaba seguro de que tendrías pesadillas. Estaría de vuelta en esa horrible celda, sin piernas otra vez, atado a la pared y a punto de ser devorado quizás una vez más, o también podría estar de vuelta en esa mesa metálica para los experimentos, con una luz que lo enceguece encima y a punto se sufrir una prueba más. Tiene mucho material para pesadillas, para su desgracia.

Es por eso que se lleva una gran sorpresa cuando abre los ojos y se encuentra en un paisaje realmente bonito.

-¿Eh?- no hay aromas a su alrededor, una clara señal de que es un sueño, pero aun así, admira a su alrededor. El pasto es corto, de un verde muy bonito y aunque no hay flores en abundancia pero si hay un gran árbol en medio de todo, alto y bonito, que llama su atención. -...esto es mejor que una pesadilla- decide, aliviado, acercándose al gran árbol solo para poder sentarse a los pies de este, mirando a su alrededor. No hay mucho pero hay colores vibrantes y casi parece que es de día, aunque no hay ningun sol o nube en el cielo celeste, así que lo disfruta. Abraza sus piernas contra su pecho y cruza las brazos sobre sus rodillas, apoyando su barbilla ahí, cerrando los ojos por unos segundos. Casi puede imaginarse el viento soplando en una brisa ligera.

-Ah, yo esperaba una reacción más alegre- abre los ojos al instante, sin reconocer la voz, alzando la vista y notando entonces que no esta realmente solo. Una de ellas, la que hablo y se esta cruzando de brazos con un puchero, es una gata esponjada y blanca en su mayoría, con manchones castaño, su cola pareciendo casi un plumero que se balanceaba de un lado al otro.

-¿Te recuerdo que esta traumatizado?- la otra, quien mira a su compañera con el ceño fruncido en ira fingida y se lleva las manos a la cintura, es una coneja de tonos rosa pastel y pequeñas partes de su cuerpo en blanco, con las orejas bien paradas de momento. -Estuvo 10 años encerrado y siendo torturado- él parpadea ante eso, preguntándose como es que lo sabe.

-¡Ya sé!- bufo, su puchero un poco más notable ahora mientras una de sus orejas se agita apenas. -Aun así, tenía esperanzas de que no estuviera tan mal- la coneja rueda los ojos con cierta diversión y es entonces que miran al perro, quien se sobresalta y reacciona. Su cuerpo se mueve en piloto automático, el instinto de supervivencia siendo más fuerte que cualquier otra cosa, poniéndose en cuatro patas para retroceder y no apartar la vista, mirándolas con desconfianza. -Creo que lo asustamos- hizo una mueca con cierta culpa.

-Lo siento- ambas levantan las manos en una especie de señal de inocencia, sonriendo con cierto nerviosismo. -No somos el enemigo- DogDay mantiene su postura, logrando tensarse aun más de alguna manera pero no hay ira, solo miedo puro en su expresión. La coneja duda, bajando las orejas, su expresión derritiéndose en algo más suave y amable. -Somos las que los trajeron de vuelta- y eso parece llamar su atención.

-¿E-En serio?- ladeo apenas la cabeza y el miedo aun esta ahí, incluso mientras se mueve para sentarse, alerta y dispuesto a huir si lo necesita al parecer. -¿Por qué?-

-Porque sabemos lo que sucedió y creemos que nadie merecía morir de una manera tan cruel- hablo la gata esta vez. -Pensamos "Todos merecen una segunda oportunidad" y decidimos traerlos de vuelta a todos...- hace una mueca ligera. -...aunque estoy segura de que hicimos este lugar un poco más grande e interesante para mantenerlos felices- agrego después de un segundo de duda.

-La intención es que sea temporal- habla la coneja, un poco ansiosa al parecer por la falta de respuestas, porque el perro solo las mira en silencio y con una expresión casi en blanco, sin moverse de momento. Ni siquiera su cola se agita. -Aun estamos arreglando las cosas afuera. Quitando algunas cosas, agregando otras, limpiando en general el desastre que quedo...- hizo un gesto con la mano. -...nuestra intención es hacer que la fabrica sea más habitable y cómoda para todos- hay silencio mientras él solo parpadea, casi sin reaccionar. Parece ido, como si las estuviera escuchando pero al mismo tiempo no. -También...- duda, temiendo causar una mala reacción. -...arreglamos algunas cosas con respecto a CatNap- el perro se pone en alerta al instante en el que escucha ese nombre, retrocediendo con miedo puro pero aun así, gruñendo cual animal asustado. Ahí estaba lo que no quería causar.

-Cambiamos su humo rojo- tropieza un poco con sus palabras por el apuro, agitando las manos con cierto pánico. -Lo convertimos en humo lavanda con efecto adormecedor pero sin el efecto de las pesadillas y alucinaciones- eso pareció calmarlo, un poco al menos porque dejo de gruñir pero aun mantenía la guardia alta y lucia asustado. -Así se evitan malos recuerdos y malos momentos, ¿no?- suelta una risa nerviosa pero algo en esa frase parece encender algo en el perro, porque pueden ver parte de su pelaje erizarse por unos segundos.

-¡¿Evitar malos recuerdos?!- hay una momentánea ola de ira que inunda a DogDay que lo obliga a levantarse y a mirarlas con el ceño fruncido pero ellas saben que no hay enojo real ahí, solo desesperación mezclada con miedo. Eso no es bueno. -¡Tengo miles de malos recuerdos y todos tienen su cara sonriente!- parece al borde de las lagrimas, la desesperación y confusión ganando terrero por encima de la ira. -¡¿Por qué tenían que traerlo de vuelta?!-

-CatNap fue manipulado, su cerebro fue lavado durante años. Es difícil zafarse de eso- responde con cuidado, haciendo un gesto en una orden silenciosa mientras se sentaba, su compañera rápida en obedecer, dejándose caer de sentón casi. -Eso no justifica lo que hizo o todo el daño que causo pero al mismo tiempo, no quita que sea una victima más de cierto modo...-

-...y esta tan arrepentido por lo que hizo, genuinamente arrepentido- agrega la otra. -Puede recordar todo lo que hizo, todo lo que sucedió y sabe que hizo las cosas mal- su cola se agita con ansiedad notable, sus orejas bajando con ligera angustia ante el perro herido que las mira con desconfianza. -Esta dispuesto a hacer las cosas bien, incluso se disculpo con los demás-

-Ya no puede hacerte más daño. Confía en mi...- la coneja tiene un aura cálida y amable, suave de una manera que el perro siente que algo en su interior se estremece. -...él no va a hacerte daño, no lo permitiremos-

-A quien yo llame mi mejor amigo me traiciono y me lastimo...- las mira y hay una profunda tristeza en sus ojos, mezclados por el dolor de una herida aun abierta y que arde. -...¿Por qué debería confiar en ustedes?- se miran entre ellas, con una mueca notable en sus rostros, aprensivas y preocupadas pero DogDay se siente repentinamente agotado, bufando con cierta resignación antes de sentarse una vez más a los pies del árbol y acurrucarse, dándoles la espalda.

Todo a su alrededor se desvanece mientras la conciencia vuelve lentamente.

DogDay abre los ojos, jadeando del pequeño susto, mirando a su alrededor y soltando un suspiro tembloroso cuando logra reconocer su entorno. Esta de vuelta en su casa, en su nido de mantas, despierto una vez más. Siente un apretón en su mano y se voltea, relajándose del todo al ver a Kickin aun dormido. Recuerda la conversación y unas repentina necesidad lo inunda, aferrándose a la mano ajena y moviéndose para enterrar medio rostro en su almohada, sollozando en silencio.

No se siente como un buen comienzo para su segundo día de vuelta a la vida.

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