#3
Espero que les guste~
Ellos celebran. A la mayoría de allí esta simplemente feliz y aliviada de poder estar con vida una vez más, sin contar al elefante siempre intelectual que quiere tener la lógica tras las cosas que suceden, a ellos no les importa realmente el cómo o el por qué, solo están contentos de que sucedió y para ellos, eso es importante.
-Nada de esto tiene sentido- Bubba frunció el ceño, frustrado en su lucha por crear hipótesis y teorías a base de nada, una de sus orejas agitándose apenas mientras golpeaba de manera suave y distraída el colgante con apariencia de foco que se mantenía apagado de momento. -Se supone que estamos muertos, puedo recordarlo...- es ignorante de la mueca de los demás ante eso. Ellos también podían recordarlo, aunque no del todo claro. -...pero estamos aquí, de vuelta, como si nada hubiera pasado...- baja la vista para mirarse, su cola sacudiéndose con cierta brusquedad.
-No seas pesimista- Hoppy lo golpea en el hombro, frunciendo el ceño, sin importarle la queja que se gano con eso. -Disfruta del milagro- hace un gesto a su alrededor. -¡Estamos vivos!- da un salto, riendo cuando logra hacer un giro en el aire antes de aterrizar.
-¡Y de vuelta en nuestro colorido hogar!- Crafty agrega, con una sonrisa de adoración pura mientras mira a su alrededor, encantada de ver su hogar una vez más. -Tengo tantos dibujos para ponerme al día-
-¡Deberíamos estar preocupados por esto, es serio!- el elefante reclamo, gruñendo entre dientes con molestia cuando fue ignorado esta vez. -¡Oigan!- nadie le presta atención y él agita sus manos, o más bien patas, al borde de dejar escapar un grito de frustración pura. Había olvidado un poco lo distraídos y poco lógicos que podían ser todos a su alrededor. Picky, que termino de comer lo que parecía haber sido sacado de la nada, se levanto y después de sacudirse las patas, se le acerco.
-Ya, ya- le dio ligeros golpes en el brazo en una especie de consuelo, dulce como solo ella podía ser, y como con la comida, sacando una paleta de envoltura azul de la nada. -¿Paleta?- le extiende el dulce, sonriendo con amabilidad, y el elefante suspira pero acepta.
-Gracias- le quita el papel y se lleva el dulce a la boca, dispuesto a quizás indagar más tarde y por su cuenta en busca de respuestas, aun curioso de saber como es que habían vuelto...y de paso, queriendo saber cuantos años habían pasado y qué había sucedido.
-¡No puedo creer que estamos vivos!- Bobby rio alegremente, dando una vuelta más, sin marearse siquiera. -¡Debemos hacer una gran fiesta para celebrar y...!- su voz muere en el instante en el que se fija en la figura de colores violeta que los observa a unos pocos metros, retorciendo sus dedos mientras su larga cola para enrollarse a su alrededor. -¿CatNap?- parpadea con sorpresa, curiosa ante su expresión llena de vergüenza y pena, algo raro viniendo del usual gato sonriente que todos habían conocido. El nombre es suficiente como para matar un poco la felicidad de todos allí, quienes tensos, miraron al felino que aun mantenía una cierta distancia. La cerda parece moverse para esconderse tras el elefante, aprensiva y algo asustada, mientras él se endereza y se pone firme, como si intentara lucir más grande. La coneja da un paso adelante con un gruñido entre dientes, la unicornio acurrucándose un poco en su lugar. Y la osa solo puede mirar entre sus amigos, indecisa, jugueteando con su medallón en forma de corazón.
-Agh, ¿tu también estás aquí?- la coneja se cruza de brazos, molesta y el gato se encoje un poco, intimidado. Había esperado ese tipo de reacción. -¿Qué? ¿Vienes a matarnos una vez más?- CatNap se endereza, con las orejas en alto, rápido en negar. Luce en pánico, agitando las manos, como si quisiera expresarse con señas pero no puede hacerlo correctamente, abriendo y cerrando la boca, cada vez más desesperado, su pelaje erizándose un poco en el proceso. Bobby, siempre la más cariñosa y sentimental entre ellos, siente preocupación.
-Hey- incluso si él les hizo daño, ella aun le tiene cariño y cree, con todo su corazón, que su amigo no tuvo la intención de que todo saliera tan mal. -¿Estás...?- tiene la intención de avanzar, colocar su mano en su hombro en señal de apoyo o algo así y entonces, CatNap levanta la vista de repente para verlos, los ojos bien abiertos y las orejas bajas en señal de tristeza o quizás miedo, no lo tienen muy en claro.
-...lo siento...- y todos se detienen, con expresiones entre la sorpresa y el asombro, mirando al felino como si no pudieran creer del todo lo que sucedió. CatNap siempre había sido mayormente silencioso, comunicándose con gestos ligeros y expresiones si era necesario, a veces incluso con carteles sacados de la nada y escritos con letras torcidas pero legibles en ciertos momentos. Eran contadas las ocasiones en las que lograron escuchar siquiera un ruido suyo pero en ese instante, no es un ruido ni nada por el estilo, son dos palabras. -...lo siento tanto...- sus labios tiemblan, con los ojos brillantes, cerrando con fuerza los puños. Se obliga a continuar, cree que ellos se lo merecen. -...estaba tan solo, antes, y él era mi único amigo, mi dios...- la garganta ya le molesta, poco acostumbrado a usar su voz y tiene que usar todo su autocontrol para que el humo rojizo no salga de su boca. No quiere que eso salga, no puede permitirlo, no si quiere hacer las cosas mejor ahora. -...prometió libertad, liberación...pero no ocurrió...- no sabe como explicar toda la historia y eso hace que su ansiedad aumente, tropezando un poco con sus palabras. Hablar es difícil, siempre lo fue, y ahora, se siente peor. -...y los lastime, los lastime tanto...no debí...- negó. Odia no saber como expresarse. -...no debí hacerlo...lo siento, lo siento tanto...- y repite sus disculpas, porque no sabe que más decir que puede siquiera servir como explicación. Solo puede disculparse, suplicando por un perdón que no sabe si realmente merece pero queriendo que ellos lo supieran.
Los demás solo puede compartir miradas, entre confundidos y aprensivos. El pasado de CatNap siempre fue un gran misterio en el que nunca se atrevieron a siquiera indagar, aunque supusieron que tenía algo que ver con su actitud silenciosa y su tendencia a quedarse solo, pero nunca se habían expandido mucho con ese tema. Y lo que sucedió después, cielos, eso fue tan confuso como aterrador. Ellos recuerdan haberse hundido entre el humo rojo, rodeados de pesadillas sin fin antes de morir pero no podían recordar con exactitud lo que vieron, aunque si sabían que el gato había hecho cosas malas.
Aun así, ver al felino usualmente sonriente y tranquilo tan angustiado, rompiendo su silencio solo para poder disculparse, se siente como una escena realmente increíble y poco esperada.
-Yo...- la osa duda, retorciendo sus dedos, decidida a no prestar atención a como sus demás amigos la miran fijamente de repente. Hay una tensión entre ellos que no le gusta pero lo que más le duele es ver a su amigo sufrir, luchando por expresarse cuando antes no parecía haberse esforzado en ningún momento, luciendo al borde de las lagrimas mientras repite disculpas como una especie de mantra. Nada de eso se siente bien, en especial para ella. -...yo te perdono- eso es suficiente como para que los presentes jadeen, aunque ella mantiene su vista en el gato, quien la mira con una esperanza frágil y suave. -Tomaste malas decisiones porque...amabas a tu...dios...- cree poder recordar vagamente eso. -...pero se que te sientes mal, eres sincero...- puede sentirlo en sus palabras, verlo en su simple expresión y en la forma que se mueve. Esta sinceramente arrepentido y eso es suficiente para ella. -...así que te perdono- la miran fijamente mientras avanza hacia el felino. -Seamos amigos otra vez, ¿si?- extendió su mano con una gran sonrisa, porque así siempre fue ella. Extenderle una mano amable a un amigo necesitado y siendo la primera en perdonar.
-Bobby, ¿estás segura de esto?- Crafty luce dudosa, jugando con sus patas, luciendo entre ansiosa y nerviosa, tan desconfiada como los demás que la miran fijamente, como si esperaran que se arrepintiera.
-Estoy segura- lo dice con confianza, mirándolos con una sonrisa antes de volver a centrarse en el gato. CatNap la observa con asombro, como si no creyera del todo lo que estuviera sucediendo, y luego se centra en su mano extendida, lagrimas silenciosas corriendo por sus mejillas. Solloza con alivio, aceptando el gesto tan rápido como puede porque teme que ella se retracte, y se aferra al cálido tacto. -Esta bien, todo estará bien...- tararea mientras se mueve, lenta y con cuidado, soltándolo para poder rodearlo con sus brazos en un amoroso y dulce abrazo. Antes, el gato habría huido con un siseo, pero ahora, se hunde en el hombro de la osa y se aferra, sollozando silenciosamente, aliviado y feliz. -...estoy justo aquí, todo estará bien- ella sonríe y acaricia su espalda, susurrando palabras de consuelo.
Los presentes solo pueden mirarlos, aprensivos y no del todo confiados pero si un poco conmovidos por la muestra de arrepentimiento y tristeza que el gato muestra por primera vez desde que lo conocen. Suponen que puede que sea sincero, aunque aun no están del todo seguros.
-Oigan...- Picky habla y los demás desvían la mirada del abrazo para mirarla con curiosidad. -...¿alguno ha visto a DogDay y a Kickin?- y ellos parpadean, apenas notando que esos dos faltan en su grupo.
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