Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

#17

Espero que les guste~

Tiene días buenos. Días en los que puede sonreír y disfrutar de la calidez que nade de su pecho, lleno de alivio de poder estar vivo y disfrutar de todo a su alrededor. Días en los que prefiere pasar fuera de su casa, disfrutando de jugar o simplemente pasear en compañía, adorando tener a su amigos. Días en los que podía ignorar las presencia de CatNap y fingir que no exista o que no podía sentir su mirada en su nuca, negándose a dejar que algún sentimiento malo lo arruine. Días en los que su esperanza crece con cada segundo que pasa, de que todo podría mejorar y él podría recuperarse por completo.

Pero tiene días malos también. Días en los que duerme poco por los recuerdos que vuelven en forma de pesadillas para acosarlo de noche. Días en los que su paranoia y miedo son suficientes como para tener insomnio, eso significa que no pega un ojo en toda la noche. Días en los que prefiere no salir porque se siente ansioso y ver a CatNap, incluso de reojo, es suficiente como para hacerlo sentir peor.

Así que si, hay cosas buenas y malas pero de momento, DogDay esta teniendo unos días malos seguidos hasta el punto de que esta frustrado y molesto. Las pesadillas son malas, lo dejan tembloroso y hasta paranoico, temiendo que algo pudiera llegar a él para llevarse de vuelta a aquella fea y aislada celda. Detesta esa sensación de vulnerabilidad que amenaza con ahogarlo en ese tipo de noches pero no hay mucho que pueda hacer contra eso. Sus sueños están plagados de humo rojo y alucinaciones que se mezclan con sus recuerdos que traen sensaciones fantasma consigo. A veces le pica el estomago, una cicatriz que realmente ya no esta allí, y siente las piernas entumecidas, moviéndolas constantemente solo para asegurarse de que estuvieran allí. Siente presión en las muñecas a veces, como un recuerdo de las ataduras que ya no tiene. Y en ocasiones, en donde las pesadillas ya rozan a ser un terror nocturno, esta seguro que puede sentir esas horribles criaturas hambrientas ir por debajo de su piel y lucha contra las ganas de rascarse hasta lastimarse.

En todo caso, a veces se despierta con un sobresalto y otras, con un grito pero siempre termina llorando y con eso, termina despertando a quien ahora vive con él.

-Kickin- DogDay miro desde su lugar como el otro acomodaba ese nido de mantas y almohadas que nunca desarmaron realmente. -En serio, creo que deberías dormir en tu casa- el perro lo mira con cansancio notable, bostezando ampliamente, frotando apenas uno de sus ojos. Necesitaba dormir.

-¿Me estas echando?- enarco una ceja, luciendo más burlón que ofendido. -Porque ya te digo que te rindas, mi amigo. No pienso irme a ninguna parte- e infla el pecho con cierto orgullo, dándose caer entre el montón para hacer énfasis en sus palabras, acomodándose con una gran sonrisa en su rostro pero a pesar de mantener su animo, se notaba que también estaba cansado y eso envía una punzada de culpa en el pecho del perro.

-No es eso y lo sabes- negó. -Mis pesadillas no van a desaparecer así nada más y me seguiré despertando entre gritos por un tiempo, eso no se siente justo para ti- porque a pesar de que no lo demostrara demasiado, Kickin estaba lidiando con su propio trauma. A veces, el pollo se despertaba con un sobresalto por sus propias pesadillas, temblando hasta que el perro se movía para abrazarlo con fuerza, tarareando hasta que lograba dormirlo o tranquilizarla. En ocasiones, hasta se despertaba con un grito, asustado y aterrado. -Tu necesitas dormir y te mereces al menos una noche de sueño sin...- hizo un gesto vago, bostezando ampliamente una vez más. -...al menos uno de nosotros tiene que intentar dormir bien o ninguno servirá de mucho en el futuro-

-No, gracias- hizo una seña y DogDay tropezó un poco al acercarse, dejándose caer encima de su amigo, quien se quejo ante el peso pero se acomodaron rapidamente. El perro aplasto su mejilla contra el pecho ajeno, tarareando ante la mano que pronto esta rascando su nuca. -Estás atrapado conmigo...para siempre~- sonrío, el canino bufando con burla ligera, parpadeando lento y pausado, sintiendo que se estaba quedando dormir. -Me siento mejor estando aquí. Prefiero despertarme con tus gritos para poder consolarte, que estar en mi casa y no dormir por la ansiedad- es sincero. No podría dormir solo, ya no.

-...supongo...que tienes razón...- cierra los ojos, tarareando cuando siente que es tapado. -...yo también- prefería tener allí a Kickin, para poder consolarlo en caso de una pesadilla o solo abrazarlo cuando se sentía triste y asustado. Se consolaban mutuamente. El perro bostezo, relajándose por completo, con el sonido de un corazón latiendo y un fuerte aroma flora que lo termino por arrullar, hundiéndose en la oscuridad de la inconciencia.

Kickin, por otro lado, se mantiene despierto un poco más. Estaba preocupado por su amigo, había pasado de dormir toda la noche a solo unas horas, a veces apenas y llegaba a la hora si tenía muy mala suerte, sus pesadillas siendo tan malas que prefería quedarse despierto, incluso si se sentía cansado. Sabía que no había mucho de lo que pudiera hacer contra eso, era algo que ninguno de ellos podía controlar realmente, aunque eso no quitaba que era frustrante. Entre las pesadillas de DogDay y las suyas propias, la verdad es que ninguno había dormido mucho en los últimos días y el cansancio no tardaría mucho en pasar factura.

Solo podía esperar a que pasaran o que el par de raritas intervinieran, lo que sucediera primero.

En algún punto, sin siquiera quererlo o saber cuanto tiempo paso, Kickin se queda dormido. No tiene sueños ni nada por el estilo, solo una bienvenida oscuridad y tranquilidad que cansada existencia necesita. Duerme por un rato, una hora o quizás dos, cuando la conciencia empieza a volver lentamente y sin su consentimiento.

-¿Qué...?- se siente aturdido, aun medio dormido, gruñendo mientras se remueve y se pone de costado, abrazando una almohada contra su pecho. Tarda unos segundos en darse cuenta de que algo le esta faltando o mejor dicho, alguien falta. -¿Eh?- se obliga a si mismo a abrir los ojos, el interior de la casa del perro apenas iluminado por la luz nocturna enchufada en la pared. Se despierta por completo, alerta. Su amigo no esta. -¿DogDay?- por un segundo, cree que el otro puede estar en el baño pero ese pensamiento desaparece y el horror lo invade cuando nota que la caja que había puesto como seguro frente a la puerta principal esta corrida a un lado, la puerta abierta, en una clara señal que lo aterra. -¡DogDay!- se apresura a levantarse, medio tropezando por las mantas que se enredan en sus piernas y los almohadones que están en su camino pero nada lo detiene. No sabe si alguien se llevo al perro o si este estaba tan aterrado que huyo, no tiene idea de que pudo suceder y eso solo aumenta su miedo.

Cuando abre la puerta, con toda la intención de recorrer todo el terreno posible para buscar a su amigo, se detiene en seco por unos segundos.

-¿Qué...?- puede ver a DogDay, no muy lejos al decir verdad, caminando con pasos torpe y algo tambaleante. -¡DogDay!- llama, entre aliviado y aun en pánico, despeinado su plumaje con cierto desespero al no recibir ningún tipo de reacción. -¡Oye!- no temía despertar a nadie, la mayoría tenía el sueño pesado, incluyéndolo en una época pasada, y corre, teniendo un presentimiento.

No es la primera vez que ve ese comportamiento si es sincero. Su época de encierro fue mala y en algunas noches, cuando las pesadillas no los despertaban, DogDay tenía la extraña costumbre de sentarse y murmurar sin sentido, con los ojos perdidos en la nada. Una especie de sonambulismo supuso.

Y ahora, tiempo después, sentarse y hablar se convirtió en caminar para su horror.

-Ah, DogDay...- y avanzó. Recuerda vagamente haber escuchado que no era recomendable despertar a un sonámbulo, porque podía asustarlo y eso era lo que no quería, así que su única intención era tomar la mano ajena para guiarlo de vuelta a casa.

Para su espanto, antes de que pudiera trotar para alcanzarlo, el perro tropieza. En ese momento a Kickin le gustaría tener la velocidad de Hoppy, para poder evitar su caída, pero algo más se le adelanta en un parpadeo. Hay un borrón violeta de repente y el pollo reclama mientras algo largo rodea el cuerpo del perro, apretando los puños con fuerza, lleno de ansiedad repentina. Ese movimiento logro que el canino dejara de avanzar pero el pollo no puede sentirse aliviado, no cuando reconoce esa cola.

-...hola- CatNap rompe el silencio repentino que se instala ente ellos, ansioso pero ignorando la obvia tensión, manteniendo su agarre en el perro, cuyas patas se sacudían apenas, como si aun intentará caminar.

-Vete al diablo- Kickin no puede contenerse, apenas evitando ser más brusco, resintiendo esa parte de si que solo quiere usar ese largo listado de malas palabras para maldecir al otro. Lo hará, quizás cuando DogDay no estuviera tan cerca del gato, quien aprieta los labios con cierta aprensión. Parece dolido, con algo de culpa y tristeza, aunque al pollo no le importa eso de momento. -Dámelo- es una orden, se niega a dejar que suene como una súplica.

-¿Camina dormido?- CatNap pareció ignorarlo por unos segundos, mirando al perro cuya expresión delata angustia y cierta desesperación, luchando inconscientemente con el agarre a su alrededor.

-Que te importa- tiene ganas de golpearlo, tomar a su amigo y volver a su hogar pero no sabe como puede reaccionar el gato y lo que menos quiere es que el perro resultará herido. El felino frunció apenas el ceño, mirándolo con una expresión de inocente confusión que hizo que el pollo deseara poder golpearlo una vez más, manteniendo su mirada en él por unos segundos y luego al perro, parpadeando lento y pausado, pensativo de cierta manera.

-Puedo ayudar- y acerco al perro, respirando profundo.

-¡Espera, no!- entro pánico al ver al gato abrir la boca con una clara intención, desesperado hasta el punto en el que su cuerpo se negó a moverse, observando con horror y miedo como el humo salía de la boca ajena pero el tono violeta y el ligero aroma a lavanda que llego a él lo hizo reaccionar. Había olvidado, por un segundo, que el humo ajeno había cambiado. -¿Qué estás...?- su miedo aun estaba ahí, porque su amigo estaba en manos de quien fue su torturador durante años, y lo único que quería era apartarlo, llevarlo de vuelta a su nido de mantas, a su refugio donde estarían a salvo. -¿Qué estás haciendo?- el humo violeta de aroma a lavandas salió de la boca del felino, directamente en el rostro del perro que se retorica apenas en un intento inconsciente de escapar, pero el efecto fue instantáneo. La expresión de DogDay se relajo, en una especie de sueño tranquilo y profundo al parecer, su cuerpo entero aflojándose y entonces, después de unos tensos segundos, el pollo lo escucho. Un ronquido, ligero, pero era un sonido que no había escuchado hace años. -Esta...durmiendo- siente algo de alivio, no va a negarlo, pero aun no esta tranquilo.

-Sin sueños, sin pesadillas. Solo descanso- CatNap dejo escapar una bocanada de humo en una especie de demostración, cerrando la boca, moviendo al perro dormido y envuelto en su cola. Kickin no dudo, avanzando con grandes pasos, extendiendo las manos y abrazando a su amigo contra su pecho, retrocediendo un par de pasos antes de caer de rodillas, lleno de alivio.

-...vas a lograr que mis plumas se vuelvan blancas a este paso- susurro contra la frente ajena, frotando su mejilla contra el pelaje con aroma a vainilla, solo recibiendo un ronquido ligero y algo ahogado como respuesta. Bufo, sonriendo con cariño, al menos estaba durmiendo profundo por primera vez en quien sabe cuanto tiempo.

Alza la vista, sus ojos encontrándose con los ajenos, apretando el agarre en su amigo. Por unos segundos, había logrado olvidarse del gato.

-¿Qué?- se siente a la defensiva, preparado para correr con el perro dormido en brazos o incluso para saltar sobre el otro para golpearlo, cualquiera de las dos opciones servía.

-...lo siento- suelta, sonando nervioso y ansioso, casi sin aliento de cierta manera. Refuerce su larga cola entre sus manos, manteniendo las orejas bajas y una expresión llena de culpa pero al mismo tiempo, luce decidido. -Sé que son solo palabras, que...no puedo borrar todo lo que cause o quitar el dolor y los recuerdos pero yo...quería decírtelo, mereces escucharlo- retorció un poco más su cola, hasta el punto de lucir doloroso, pero el gato mantuvo su vista en el pollo, serio. -Lo siento. Lo siento mucho- Kickin solo lo miro, en silencio, el gato removiéndose en su lugar con aprensión.

-Lo que hiciste fue horrible...- decidió hablar después de lo que parecían ser unos minutos de tensión. -...causaste pesadillas, nos regalaste a tu dios como una especie de sacrificio y lo ayudaste con sus experimentos, obedeciste todas sus locuras- gruño, algo enojado de solo recordarlo y CatNap lo miro, atento. Se lo merecía, lo sabía, y de cierta manera, estaba aliviado. Era la mayor cantidad de palabras que el pollo le dirigía. -Te convertiste en nuestro monstruo-

-Lo siento- los ojos de CatNap arden con repentina ganas de llorar, lleno de arrepentimiento y vergüenza pero se abstiene lo mejor que puede. Hizo daño, debe enfrentar las consecuencias.

-Seguro que si- recuerda las palabras del par que los trajo de vuelta, de la historia que le contaron y siente algo que se retuerce en su interior, ira y resentimiento mezclado con cierta pena y tristeza. -Tu dios era un bastardo manipulador, ¿no es así?- no cree que nada lo justifique pero aun así, siente una punzada de pena.

-Si, lo era- las orejas del gato se levantan apenas con cierta sorpresa y a pesar de su expresión llorosa, sus labios tiemblan, como si quisiera reírse, asintiendo.

-Ah, supongo que fuiste un idiota más del montón- bufo con burla molesta pero el de violeta no parece tomarlo como algo personal, asintiendo, como si estuviera de acuerdo. -No puedo perdonarte ahora, lo que nos hiciste fue horrible...- duda. Aun tiene miedo, no cree que eso desaparezca de un momento a otro, pero viendo al gato culpable y triste que lo mira con frágil esperanza, algo de su ira se afloja y siente una punzada de culpa mientras mira al perro, acariciando con aire ausente la tela del buzo amarillo que el otro no se saco. Se pregunta si su amigo se sentiría ofendido o traicionado cuando se enterara de que siente pena por su torturador. -...pero supongo que puedo darte un punto a tu favor por no dejar que DogDay se lastime...- se mueve con toda la intención de llevar a su amigo en su espalda y el felino se anima, dudando solo un poco antes de acercarse. Sus manos tiemblan mientras ayuda a acomodar al perro dormido, este soltando un ronquido medio ahogado. -...y quizás otro más, por hacerlo dormir sin ningún tipo de sueño- es lo mejor que puede decirle. No acepta sus disculpas, tampoco lo perdona, pero lo tiene en cuenta y verá que hará en el futuro.

De momento, solo llevara a su amigo a casa, ya se encargará del resto después.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro