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#15

Espero que les guste~

Mientras CatNap lograba reparar ciertos puentes y acercarse a los demás, más alejado y apartado se sentía DogDay, al mismo tiempo que la frustración y molestia de Kickin solo parecía crecer.

-No puedo creer que ellos solo...lo hayan perdonado- el pollo bufo, sin poder creerlo realmente y sintiendo una punzada de molestia hacia sus amigas que no pudo ignorar del todo. Ellas actuaba como si nada hubiera sucedido, como si no se hubieran ahogado en ilusiones y pesadilla causadas por el humo rojo que el mismo gato soltaba, muriendo llenas de miedo y asco. Era frustrante notar como parecían haber olvidado eso.

-Yo si- DogDay tarareo para si mismo, demasiado cansado para siquiera enojarse realmente. Cree que el par espanto sus pesadilla en sus primeros días, dándole la oportunidad de dormir sin ningún tipo de sueño para sentirse descansado, pero sabía que eso no podía durar mucho y no fue sorpresa cuando sus pesadilla volvieron con venganza, haciendo que se despertará entre gritos y súplicas. Han sido unas últimas noches difíciles. -Siempre quisieron ser amigas de CatNap, solo que él no se acercaba, y ahora, están aprovechando de su buena voluntad-

-Agh, cierto- y Kickin se siente avergonzado de decir que había sido uno de ellos. Querían ser amigos del gato, conocerlo, queriendo lograr sacarlo de esa burbuja personal suya para poder divertirse. Supuso que eso era algo que quedó, al menos en ellas. -Él único sensato es Bubba- señala al elefante, que parecía más a gusto manteniéndose alejado. No era del todo raro verlo solo, Bubba prefería una cierta paz a la hora de leer, pero esta vez algo se sentía diferente, lucia pensativo y aprensivo, hundido en sus propios pensamientos y no con el rostro enterrado en un libro.

-Supongo- DogDay se acurruca contra el costado ajeno y se permite observar, de lejos, tranquilo y pensativo. Puede ver el gran cambio en CatNap, se está esforzando por no ser tan cerrado y alejado como antes, luciendo mucho sociable ahora rodeado de todos, sonriente. Esta feliz, cualquiera puede ver eso, y su sonrisa solo se agranda cada vez que esta con los demás, su cola moviéndose con gusto cuando obtiene atención. Es un poco extraño si lo compara con su versión anterior, que pareciera elegir dormir una siesta en algún lugar oscuro y cómodo a tener que salir para socializar, que le se alejaba de ciertos contactos físicos, pero ahora, sale por cuenta propia, sonriente y dispuesto, con ansias de estar rodeado de amigos y aceptando cualquier gesto de cariño con mucho ánimo.

Es raro como han cambiado las cosas, se siente como una ironía de algún tipo. El gato antisocial es ahora quien es enérgico y esta rodeado de amigos, mientras el perro social ahora prefiere mantenerse callado y apartado.

-...se siente como un chiste- bufa para si mismo, un destello de diversión llenando su pecho, moviéndose para enterrar medio rostro en el hombro de su amigo. El aroma a Ylang-Ylang inundando su nariz, floral y familiar, él permitiendo que se relajara un poco más en su lugar. -Ellas...parecen haber tenido razón en algo- recuerda que el par que los trajo de vuelta a la vida habían dicho que CatNap estaba arrepentido profundamente por sus acciones y estaba dispuesto a hacer lo que pudiera para remediar las cosas. Cree que eso es bueno, el gato aprendió y cambio pero incluso entonces, no siente ganas de acercarse. Su rostro deforme lo persigue en pesadilla, coloreados de rojo y a veces, cuando es realmente malo, jura que puede oler las amapolas. No es nada bonito.

Odia la sensación de terror que no parece que vaya a abandonarlo muy pronto, sabiendo sin mucha dificultad que le teme y siente algo de culpa ante eso cuando ve cuanto a cambiado el felino pero no puede encontrar nada en si para luchar contra ello. Sin importar que tipo de comienzo hubiera tenido el gato, siente que de cierta manera, él tomó sus propias decicisones que los llevaron hasta ahí y no puede perdonar eso.

-Si, bueno. Aun no lo perdono- Kickin tampoco está dispuesto a perdonar con tanta facilidad. Tiene miedo, es difícil no tenerlo cuando recuerda las alucinaciones provocadas por ese humo loco, pero cuando ve lo aterrado que esta el perro cuando ve al gato, cuando recuerda sus noches despertando con gritos y súplicas de parte de su amigo, cuando recuerda las horas en las que lo abraza con fuerza en espera de ser una fuente de consuelo, ese miedo se transforma en molestia y a veces, en enojo. DogDay necesita que alguien lo proteja y Kickin esta dispuesto a ser ese protector.

-Te entiendo- el perro tarareo, pensativo. Mueve sus manos para acariciar su panza, sus pesadilla trajeron de vuelta el recuerdo de cuando le arrancaron las piernas y ahora tiene algo que cree que puede ser dolor fantasma, rascando una cicatriz que ya no está allí realmente pero que aun puede sentir de alguna manera. No le gusta esa sensación. -...me gustaría poder usar ropa- suelta lo que viene a su mente. Le gustaría tener ropa, algo que lo cubriera, cálido y suave, quizás con bolsillos y una capucha. Como una manta que no tenía que arrastrar a todos lados, sino usar. -Algo bonito y cómodo, me gustaría tener algo así-

-¿Sabes qué? Las raritas dijeron que hicieron este lugar más grande y agregaron cosas nuevas- se endereza con cierta emoción. Haría lo que sea para ayudar en la comodidad de su amigo. -Seguro que hay una tienda de ropa o algo así- no habían explorado mucho al decir verdad. -¡Vamos a ver!- se levantó de un salto, listo y dispuesto, el canino riendo apenas ante eso.

-Me siento mayor contigo actuando tan enérgico- se mueve para levantarse, estirándose y dejando escapar un ligero suspiro. -Estoy seguro de que ellas estarían ofendida por lo de "raritas"- deslizó su mano en la ajena, aferrándose, su cola moviéndose con ánimo ligero cuando recibió un suave apretón.

-Una de ellas ya me grito una vez, otra no va a hacer la diferencia- se encogió de hombros con desinterés pero sonriendo con diversión, empezando a caminar. Siguiendo el camino que pasaba por en frente de sus casas y no mucho más allá, había tiendas abiertas, sin nadie que atendiera pero con muchos productos en su interior. Una de comida e ingredientes, donde se podía ver a Picky llenando un carrito salido de quien sabe donde. Hay otra de juegos y deportes, donde de seguro Hoppy se adentrara en algún punto de seguro. Y hay una tienda más de ropa de todo tipo.

-Oh...- DogDay se suelta de su amigo en cuento se adentran y ahí es cuando lo ve. Hay buzos con temática de cada uno, de sus colores característicos con un dibujo de sus medallones correspondientes en las mangas y cuando se acera, puede oler el fuerte aroma que tiene cada uno. Toma la tela amarilla entre sus dedos, sus ojos brillando un poco ante la suavidad y la textura interna, agitando la cola sin poder evitarlo. -...esto es mío ahora- lo descuelga sin mucho problema y no duda mucho en ponérselo. Es grande, largo también, logrando de alguna manera hacerlo sentir resguardado y cálido. -Esto es lindo~- sonrió, contento y satisfecho, metiendo las manos en el bolsillo de enfrente, así evita rascarse la cicatriz que ya no tiene. Es casi como una manta de seguridad que lo rodea y espera que lo ayude a dormir.

-Te vez genial, amigo- Kickin sonrió, contento de ver a su amigo un poco más relajado y feliz, moviéndose para tomar el buzo de tonos naranjas, poniéndoselo. El aroma a vainilla es fuerte, aunque no le molesta. -¿Qué te parece?- hace un gesto y los ojos ajenos brillan un poco más, su sonrisa agrandándose.

-Te quede bien- esperaba que ellas pudieran sentir su agradecimiento sin palabras de alguna manera, aunque si llega a verlas otra vez, esta dispuesto a decírselos.

-¿DogDay?- se sobresalta apenas ante la repentina voz, volteándose, parpadeando con cierta sorpresa al ver que hay alguien parado en la entrada.

-¿Bubba?- esta confundido, no por su presencia en si, sino por su expresión llena de angustia. El elefante luce al borde de las lágrimas, quizás a punto de tener una crisis, y eso le preocupa, aunque duda. El perro se siente un poco fuera de lugar, han pasado años desde que alguna vez tuvo que consolar a alguien, y lo hace sentir perdido, como si flotara en medio de la nada, a la deriva de cierta manera. Es una sensación rara. -¿Estás...?- extendió una mano, aprensivo, sin saber que hacer pero el otro se le adelanta. Acorta la distancia, rodeando al canino en un abrazo aplastante que lo toma por sorpresa, un sonido ahogado y raro saliendo de la boca de DogDay, sus manos flotando por unos segundos. -¿Bubba?- puede sentirlo hundir si rostro en su hombro, su agarre haciéndose más fuerte, y el perro puede oler su angustia. Corresponde el gesto, dulce y amable, obligando a su cuerpo a relajarse.

-Amigo, ¿Qué te paso?- Kickin también se acerca, curioso pero preocupado, apoyando su mano en la espalda ajena, frotando en lo que espera sea un gesto reconfortante y de consuelo. Bubba no dice mucho pero al sentir su toque, mueve un brazo solo para rodear al pollo y arrastrarlo al abrazo.

Ninguno de los dos entiende que sucede pero de momento, solo se aferran al elefante y espera a que este dispuesto a hablar.

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