Espero que les guste~

Bobby, Crafty y Picky hacen de sus días brillantes, llenos de algo para hacer y divertirse, casi se siente como si colorearan un poco más su existencia. CatNap esta contento de tener a sus amigas a su lado, darse la oportunidad de conocerlas mejor que antes y disfrutando de sus presencias. Las escucha hablar, las ve jugar, incluso se une y no puede estar más feliz. Siente que esta reparando ciertos puentes a los que hace un tiempo había ignorado de cierta manera y cree que son más fuertes ahora. El peso de la culpa se alivia un poco cada vez que las ve sonreír y escucha sus risas.

En un día cualquiera, tan soleado y bonito que decidieron hacer un pequeño picnic a la sombra de algunos árboles, alguien se acerca. Hoppy camina con pasos firmes y expresión sería, luciendo decidida, como si hubiera tomado una decisión importante y ya no hay vuelta atrás. CatNap quiere saludarla, ella no lo había estado ignorando ni alejando pero tampoco se había acercado realmente hasta el momento, aunque cierra la boca con un chasquido audible cuando la coneja se detiene frente suyo y lo mira desde arriba. Hay fuego en sus ojos.

Y el gato cierra los ojos justo a tiempo para recibir un puñetazo. Cae, gimiendo, llevando sus manos a la zona golpeada y sollozando apenas. Dolió, mucho, y no le sorprendería si se le rompió la nariz o algo así, Hoppy siempre fue una de las más fuertes entre ellos.

-¡Eres un idiota!- buda, con molestia notable, y el felino se centra en ella, ignorando de momento la preocupación de las demás. Se lo merece, lo sabe perfectamente. -¡La próxima vez que quieras seguir a un loco experimento con complejo de dios, te golpearte hasta que recapacites!- agita su puño en una clara amenaza y él se apresura a asentir, sabiendo que ella cumpliría con su palabra.

-...lo siento- se endereza como puede, manteniendo su mano en su lugar porque puede sentir que algo escurre de su nariz.

-Si, si, si. Estoy dispuesta a perdonarte...- él se ilumina mientras ella se cruza de brazos. -...pero ni se te ocurra volverte loco y matarnos a todos o algo así otra vez, ¿quieres?- CatNap asintió, firme y decidido. Ya había cometido ese error una vez, no quiere volver a hacerlo. -Bien- asintió, aparentemente satisfecha, antes de que su expresión se derritiera en algo más suave. -Oh, cielos...- se agacha con culpa notable, las manos extendidas, aprensiva. -...te rompí la nariz, ¿verdad?- y pronto, el gato está rodeado de amigas preocupadas, dos de ellas reclamándole a la coneja mientras esta se disculpa entre pucheros y la osa revisando su nariz con cierto pánico.

CatNap no puede negar que disfruta un poco de ser el centro de atención.

A pesar de estar rodeado de amigas y estar mayormente ocupado, el gato no puede ignorar del todo la preocupación que inunda su mente de vez en cuando. Puede ver, de reojo usualmente, como DogDay se mantiene alejado y hasta un poco apartado, luciendo agotado, con esa parte suya que alguna vez fue tan social y alegre enterrada en lo más profundo de su ser, dejando solo cansancio. Solo los mira, a veces luce nostálgico y melancólico, como si deseara poder acercarse y hacer como si nada hubiera pasado, pero a veces, luce deprimido, como si una ola de tristeza repentina lo golpeara y amenazara con ahogarlo. Aunque nunca esta solo. Kickin esta a su lado, sonriente y amable, arrastrándolo a todos lados para hacer algo en un intento de que el canino no se hundiera mucho en sus propios pensamientos o incluso solo sentándose a su lado para ofrecerle un regazo en donde dormir por algunas horas pero cuando sus miradas se encuentran de casualidad, el felino puede sentir la molestia ajena, con un resentimiento notable. No lo culpa realmente.

Bubba también le preocupa. Lo ha visto deambular sin rumbo fijo a veces, sin acercarse realmente al grupo y mirándolos sin prestar mucha atención, con la mente perdida de seguro en sus teorías en un intento de encontrarle sentido a todo lo que sucedía a su alrededor. Porque el elefante no solo leía para aprender, sino para entender todo lo que estuviera a su alcance, era uno de sus pasatiempos favoritos y la nada que venia con la incertidumbre de no saber debía estar carcomiéndolo desde adentro.

CatNap sabe, en lo más profundo de su ser, que es cuestión de tiempo para que él se desespere y buscara respuestas con la fuente más cercana, así que realmente no se sorprende mucho cuando lo ve acercarse en uno de esos raros momentos en los que esta solo porque ellas están ocupadas en una "cosa de chica" o algo así. El elefante luce aprensivo cuando se detiene frente suyo, su cola moviéndose apenas mientras su tropa parece acurrucarse en señal de nerviosismo. Ambos se miran fijamente, en silencio por unos segundos, con sentimientos diferentes. Uno sintiéndose ansioso, retorciendo su larga cola entre sus patas, mientras el otro parece pensativo y luchando por encontrar como expresar lo que sea que este cruzando por su mente. Se siente casi incomodo el ambiente.

-Si te pregunto que sucedió mientras estábamos...- Bubba rompe el momento entre ambos, haciendo un gesto, como si no quisiera decirlo en voz alta. -...¿me lo dirás?- y el felino duda, apretando los labios con cierta aprensión. No quiere hablar de eso, odia recordar los gritos de agonía que había sido obligado a escuchar y sus acciones guiadas por un falso dios, se siente estúpido al recordar todo eso pero aun así, asiente, apenas y tenso, porque cree que el elefante tiene derecho a tener una respuesta honesta. -Bien- se dejo caer de sentón, no muy cerca pero tampoco muy lejos, luciendo entre cansado y aliviado. -No quiero los detalles morbosos o lo que sea, solo...- resopla a través de su trompa, haciendo un sonido raro, el olor a citronela haciéndose un poco amargo de alguna manera. -...necesito saber que sucedió- el gato respira profundo, como si se armara de valor, y habla.

Le cuenta de su tiempo en solitario como sujeto de pruebas en medio de una serie de experimentos que no recuerda del todo, la presencia de el "prototipo" con sus aires de grandes que tuvo de compañía y cuyos susurros resonaban en su mente, su voz lográndolo seguir a todos lados, incluso cuando dejo el laboratorio y llego allí. Habla de su tiempo juntos allí, de las dudas que lo asaltaron sobre todo lo que sabía debido a ellos pero de como la influencia de su "dios" solo se hizo más pesada, hasta el punto en el que sentía que no podía ir en su contra. Casi solloza cuando llega al punto en el que las ordenes llegaron y no tuvo otra más que obedecer, sintiendo la culpa ahogarlo cuando menciona sus muertes y todo lo que vino después. La "Hora de la Alegría", como lo llamo el prototipo, la muerte de los humanos y la ola de hambre que vino con eso, luchando por ignorar los gritos llenos de agonía y suplica que resuenan en su mente en modo de recuerdos que nunca lo abandonaran. Siente la obligación de hablar de Kickin y DogDay, sus prisioneros durante un tiempo, odiando recordar cuantas veces los había manteniendo dormidos y sumidos en pesadillas con su humo rojo, sabiendo que habían sido parte de los experimentos de su dios pero sin saber exactamente que había sucedido, de la muerte del pollo y mucho después, la del perro. Y termina con su propia muerte a manos de aquel que siguió, de aquel que dio ordenes que obedeció, comentando sus arrepentimientos y deseos de una segunda oportunidad.

Al final de todo, Bubba luce horrorizado, con la mirada perdida y alzando sus patas temblorosas para cubrir su boca, sintiendo nauseas, pálido de cierta manera y CatNap solo lo observa, en silencio, dándole un momento para ordenar sus pensamientos, aunque esta ansioso y temeroso. Espera gritos, reclamos, una mirada llena de enojo o asco, quizás incluso todo junto pero nada de eso sucede.

Bubba solo se levanta, sin mirarlo en ningun momento y termina por alejarse con pasos rápidos. El corazón de CatNap se estremece ante eso, triste y dolido pero sin culpar realmente al otro, sabiendo que la historia que contó es horrible. Solo espera que en algún punto, Bubba esta dispuesto a perdonarlo o al menos, a hablar con él una vez más. Tiene esperanzas de que algo de eso suceda pero de momento, solo puede quedarse en su lugar y esperar.