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#13

Espero que les guste~

Nota: Estoy publicando esto antes de lo planeado para hacer una aclaración importante antes de que haya más malentendidos y yo no encuentre las palabras exactas para expresarme. El capítulo anterior no es un intento de justificar las acciones de CatNap ni mucho menos, era más un intento de explicar porque las diosas decidieron traerlo de vuelta, la razón por la que aceptaron darle una segunda oportunidad. Ellas no están exigiendo a DogDay que lo perdonen, ni siquiera están cerca de pedirle algo así, solo le dicen la verdad y la razón por la que decidieron darle una oportunidad al gato a pesar de todo lo que hizo

Nota-2: Lo siento mucho si el cap anterior se siente como una justificación o algo así, esa no es la intención, pero lo leí una y otra vez, sin saber exactamente que cambiar para que no haya malentendidos, así que espero que esta aclaración sea suficiente

Nota-3: En todo caso, para los que me conocen de los otras historias, saben perfectamente que nunca justificó las decisiones de un personaje por su pasado pero ahora, estoy abierta a sugerencias de como arreglar el cap anterior. Sugerencias amables, porfis ^_^

CatNap sabe que no debería ir a esa pequeña fiesta, antes los hubiera rechazado con tal de dormir en su cómoda cama o algo así, pero en cuanto la osa lo invita, diciendo que lo quería allí, no pudo encontrar nada en si para rechazarla. Él quería estar allí, rodeado de todos, queriendo usar cada pequeña oportunidad que tuviera para poder conocerlos mejor que antes. Ya no desea estar solo todo el tiempo.

Aun así, siente que cometió un grave error cuando pasa y su mirada se conecta con la de DogDay. Hay un cierto vacío en los ojos del perro, que se siente casi como un golpe al rostro, pero pronto, se llenan de terror y miedo. Puede ver el pánico que lo llena, que solo empeora, y siente el peso de la culpa de sus acciones. DogDay le teme, hasta el punto de hiperventilar ¿Cómo se supone que pueda arreglar eso?

Quiere ayudar, quiere poder abrazarlo con fuerza y disculparse hasta que su voz se rompiera, suplicar sin vergüenza por una oportunidad de hacer las cosas mejor pero en el momento en el queda un paso adelante, con las manos extendidas en un intento de alcanzarlo, puede ver como el perro se desliza en las profundidades de un ataque de pánico realmente malo. Retuerce sus dedos, ansioso, pudiendo apenas escuchar la charla de los demás y manteniendo su vista fija en canino que paree estar al borde de desmayarse en cualquier momento del puro terror.

Y decide que va a ayudar. Así que abre la boca sin pensar mucho y deja escapar su nuevo humo lavanda. Puede ver que lo asusta, odia haberlo hecho, pero solo se esfuerza por soltar más con tal de cubrir la habitación más rápido y puede ver los efectos. El terror se convierte en confusión, un destello de pánico en su expresión mientras se tambalea antes de no poder soportar más y solo cerrar los ojos, cayendo profundamente dormido.

Hace una mueca cuando escucha el sonido de algo cayendo pesadamente contra el suelo y con las orejas abajo, retorciendo su cola entre sus manos, se voltea apenas para mirar a su alrededor.

-Ah, lo siento mucho- por un segundo, se concentro tanto en el perro que olvido que los demás estaban presentes y termino por afectarlos también, cayendo dormiros en sus lugares. La sala no tarda mucho en llenarse de ronquidos. Los mira, todos han caído en donde habían estado. Picky tiene la mejillas manchadas con comida, durmiendo con la boca abierta y murmurando algo sobre galletas. Bobby quedo sobre su alfombra, moviéndose para poder quedar de costado y acurrucarse. Kickin y Hoppy cayeron sobre la alfombra del juego Twister, algo enredados, pateándose entre ellos y quejándose entre sueños, como si estuvieran peleando incluso estando dormido. Bubba solo se recostó, abrazando la rueda colorida contra su pecho, su trompa estirándose con cada exhalación. Y DogDay quedo medio tirado en el sillón, en una posición no del todo cómoda en su opinión. -Bueno, esto se siente más familiar- bufa para si mismo, recordando haber hecho algo así muchas veces antes, aunque sin saber si sentir algo de culpa o no.

Termina por acomodarlos como puede, esperando que no estuvieran demasiado molestos con él después y se permite vagar un poco, dudando unos segundos antes de que acercarse a la mesa de bocadillos y empezar a comer, aprovechando que la cerda no pudo terminar de comerse todo.

Se queda allí, tranquilo, disfrutando de estar presente a pesar de que todos estaban dormidos hasta que empezaron a despertar. Ni DogDay ni Kickin en realidad lo miran, solo parecen buscarse el uno al otro en una especie de consuelo mutuo y con cierta ansiedad, se despiden de los demás que apenas logran despiertan, saliendo de la casa con algo de apuro. Su pecho duele cuando ve al perro y al gallo alejarse de allí con pasos rápidos, sin mirar siquiera atrás, con esa añoranza llena de esperanza y anhelo, queriendo solo poder hablar con ellos. Les debe una disculpa, cree que les debe más que eso, pero de momento, también cree que darles algo de espacio a ambos podría ser una buena idea.

Duele pero esta dispuesto a hacerlo.

Él quiere arreglar las cosas, una razón por la que se esforzó con todo su corazón para disculparse en voz alta y con toda la sinceridad que tenía pero no quería obligar a nadie a perdonarlo o que pasara tiempo él. Es fea la sensación de estar a la deriva, sin saber si realmente era bienvenido en el grupo una vez más, teniendo una fuerte curiosidad por saber que cruzaba la mente de todos cuando lo miraban. Aun así, muestra una sonrisa y solo espera, sabiendo que no tiene el derecho de obligar a nadie a hacer nada que no quisiera.

Bobby, siendo la única que lo perdono en el instante y que extendió su mano sin mucha duda, es su mayor compañía. CatNap recuerda haber sido bastante antisocial en el pasado, llegando incluso a dormir cuando todo el grupo se juntaba porque sentía que su batería se gastaba con mucha facilidad, pero ahora, la presencia ajena es bienvenida. Abrir la puerta y encontrarla allí, sonriendo con felicidad de solo verlo, llena su pecho de calidez en cada oportunidad. Se siente emocionado cuando la ve, siempre entusiasmada y con algo en mente. A veces trae galletas caceras y té para preparar, dispuesta a quedarse dentro de la casa para jugar juegos de mesa con tranquilidad. En otras ocasiones, parece llena de energía, agarrando su mano para arrastrarlo a algún lugar para que conectara un poco con el exterior y con los demás. Y aunque el gato no puede negar que se siente un poco cansado en ciertos momentos del día, porque no se convirtió en una mariposa social realmente, esta contento de tener compañía.

En una de esas, cuando se anima al escuchar un golpe en la puerta y se acerca para abrirla, parpadea con sorpresa cuando no se encontró con la osa de tonos rojos con algo ya planeado en la punta de su lengua, sino que hay alguien más.

-Hola, CatNap- es Crafty, su presencia repentina tomando al gato con la guardia baja. En los días que pasaron desde que volvieron, la única en visitarlo todos los días era Bobby, ninguno de los demás se habían acercado siquiera. Luce feliz, aunque se remueve con cierto nerviosismo en su lugar pero respira profundo y parece armarse de valor, mirándolo con decisión. -¿Quieres dibujar conmigo?- levanta la caja decorada con pegatinas con brillantinas y colores que sostiene entre sus patas, con una sonrisa pequeña y esperanza en su ojos. CatNap se anima ante eso, enderezándose, rápido en asentir antes de que ella pudiera malinterpretar su silencio, contento de verla sonreír enormemente. Duda, pensativo, haciendo un gesto hacia dentro de su casa y luego hacia afuera, en una pregunta silenciosa, sin saber a donde deberían ir. -¡Tengo un lugar perfecto, vamos!- se da media vuelta y trota, el gato tropezando un poco en su apuro de cerrar su puerta y seguirla, agitando su larga cola con ansiedad mezclada con nerviosismo pero mucha emoción al mismo tiempo. Es una sensación rara de explicar.

Terminan acomodados a la sombra de un árbol, sobre una manta de picnic al parecer, con ella dejando su caja a un lado para abrirla y sacar todos sus materiales de arte de allí. Callones, lápices, hasta tiene pinturas, incluso tiene papeles de colores y tijeras, con pegamento a un lado. Extiende un cuaderno hacia el gato, quien lo acepta con cierta aprensión, ella agarrando el suyo propio y colocándose pecho al suelo para empezar. CatNap se siente un poco torpe a la hora de dibujar, porque lo que tiene en mente no se parece a nada a lo que se esta haciendo, luciendo más como un garabato deforme de colores pero lo disfruta, agitando apenas la cola con gusto, sacudiendo apenas una de sus orejas mientras escuchaba a la unicornio tararear con encanto y felicidad. Él permite su mente divagar un poco mientras sigue con su intento de dibujo, balanceando las piernas y con la punta de su cola removiéndose de vez en cuando pero cuando se detiene por un segundo, queriendo reírse de su propia creación, hay una hoja que se desliza frente a la suya para que la vea. Parpadea con confusión momentánea. Puede reconocerse a si mismo por los tonos violetas y la cola larga, de gran sonrisa, su mano extendida y tomando la mano de la unicornio, quien sonríe de igual manera, con estrellas de todos los colores a su alrededor. Arroba, con letra clara y colorida, dice "Te Perdono". Alza la mirada para verla, notando que ahora está arrodillada, mirándolo con ojos brillantes.

-Quiero que seamos amigos, CatNap- lo dice con toda la sinceridad que tiene en su pequeño ser y algo en el interior del gato se estremece mientras se mueve, apartando el dibujo para no arrugarlo y estira los brazos para alcanzarla, atrayéndola en un abrazo aplastante digno de Bobby en cuanto lo logra. Puede escucharla bufar con sorpresa, solo para reírse y devolverle el gesto. Él jura que puede sentir como sonríe contra su hombro.

-Yo también- confiesa sin vergüenza, lleno de emoción que solo crece con los segundos.

-¡Esto es genial!- aprieta su agarre y el gato no se queja siquiera, sintiendo que era difícil soltarla de momento. -...eres tan suave~- la unicornio frota su mejilla contra el hombro de pelaje violeta, contenta y él se permite ronronear, escuchándola arrullar con encanto.

Crafty es una nueva compañía muy bienvenida. Siempre parece contenta, de una manera mucho más suave, con algo cariñoso en cada movimiento y expresión pero cuidadosa al mismo tiempo. Es quien llega a su casa en compañía de Bobby, con su caja especial, a veces con dibujos para mostrar y otras con materiales para hacer manualidades juntos.

Ambas conspiraban en su contra y a su favor al mismo tiempo, arrastrándolo a todas partes en un intento de que conectara un poco más con el mundo exterior y de paso, obligándolo a interactuar con los demás. Aun esta pensando si es una bendición o una maldición, puede que eso dependa del día.

-¿Seguras que esta de acuerdo...sobre mi?- para CatNap, hablar siempre fue difícil. Lo que quería decir se sentía difícil a la hora de expresarlo, las palabras muriendo en su garganta junto a su voz usualmente, pero haciendo señas y pequeños dibujos había logrado comiscarse. Ahora, hablar aun era complicado, pero se estaba esforzando, su voz ya no se rompía por la falta de uso y la garganta ni siquiera le dolía. Se sentía como un logro, aunque elegir las palabras era algo complicado.

-Por supuesto que lo esta- Crafty dio un pequeño aplauso, con una sonrisa grande y un aura casi colorida a su alrededor, el aroma a jazmín haciéndose un poco más fuerte ante su felicidad.

-Ella mismo nos pidió que te invitáramos- Bobby lo dice con total seguridad, aprovechando que esta agarrando la muñeca del gato en un gesto que se supone que debe ser tranquilizador, mirándolo de reojo para mostrarle una sonrisa brillante. -Todo estará bien, Picky no es para nada vengativa- y el felino baja las orejas con una mueca, sabiendo que eso es una vil mentira. Recuerda cuando Kickin y Hoppy decidieron hacerle una broma, metiéndose con su comida, ellas los persiguió sin descanso hasta que pudo alcanzarlos y los mordió con fuerza antes de empujarlos a la cocina para que le prepararan sus pasteles favoritos. Picky podía ser vengativa si así lo quería.

Y aunque se merece lo que sea que venga, aun teme un poco.

-¡Al fin llegaron!- Picky los recibe en su casa con una gran sonrisa, feliz de verlos, y CatNap se permite relajarse un poco, devolviéndole la sonrisa lo mejor que puede, aun un poco ansioso. -Justo a tiempo, ya lo termine- hace un gesto y en cuando el gato avanza, lo empuja hasta la cocina, dejando al par detrás suyo. CatNap es literalmente empujado hasta la mesa de la cocina, parpadeando con confusión ante lo que hay ahí. Es un pastel, simple pero muy bonito a pesar de que tiene las palabras "Tonto" dibujadas en violeta en la parte de arriba.

-¿Tonto?- cree entender a que viene todo cuando la cerda toma el pastel con una sonrisa siniestra, la intención obvia y CatNap apenas puede cerrar los ojos por puro reflejo, recibiendo de lleno algo en el rostro. No es un golpe en si, es algo blando que se aplasta contra su cara, y por lo poco que logra entrar a su boca por su queja ahogada, puede saborear lo dulce.

Acaba de recibir un pastelazo.

Levanta las manos para quitarlo o al menos, intentarlo, puede sacar grandes pedazos de pastel y dejarlos en donde alcanza pero le crema es más difícil de quitar, tan espesa que apenas puede mover un poco, lo suficiente como para animarse a abrir los ojos y parpadear con mucho cuidado, logrando ver con cierta dificultad. Con unos segundos, sus ojos se encuentran con los ajenos. Picky lo observa, con una sonrisa orgullosa y de brazos cruzados.

-Eso, es por la pesadilla de haberme comido a todos...- agarra un frasco que estaba sobre la mesa, quitando la tapa y el felino baja las orejas cuando el contenido es vaciado encima suyo. Chispas, de las pequeñas, que parecen brillantina. -...y eso, es por matarme- su sonrisa se agranda, apenas conteniendo la risa mientras él solo puede mirarla y parpadear. -Ahora si, te perdono- asintió, contenta y satisfecha.

-Oh...- no necesita mirarse para saber que es un desastre. Con crema en su rostro y pecho, sus manos manchadas de pastel, con las chispas acumuladas en la parte superior de su cabeza y que de algún modo aún así mancho el resto de su pelaje. Todo eso costaría mucho para sacar, serían horas de ducha y estaba hasta seguro de que debería frotar con insistencia pero no pudo encontrar algo en si para enojarse realmente. Era lo menos que merecía. -...Gracias- y opta solo por sonreír, pequeño y ligero, sintiendo que un peso se quita de sus hombros.

-De nada~- ella mantiene una sonrisa, amable ahora que se vengó pero entre más lo mira, parece tentarse, relamiéndose los labios con cierto hambre y el gato lo nota, erizándose con un siseo cuando ella intenta abalanzarse, apenas pudiendo esquivarla y rápido en ponerse en cuatro patas para alejarse de la cerda que de repente quiere lamerle la cara.

Es una escena muy cómica para quienes los ven desde lejos, el gato corriendo como alma que lleva el diablo, la cerda intentando atraparlo entre súplicas y demás, mientras la osa y la unicornio luchan por alcanzarla con toda la intención de detenerla.

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