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Después de un Tiempo

-La clave siempre está en reunir todo el chakra que puedas, para así después expulsarlo-

Jadeando, la vista de la pequeña pelinegra se centró en su padre.

-Es difícil... aún no había podido manipular el chakra de esta manera- comentó.

-Lo entiendo, no te apures aún así- respondió el Uchiha. -Tienes mucho tiempo para aprender- dijo.

Tras aquella palabras, la Uchiha cerró sus ojos, concentrándose lo más que podía, para después hacer algunos sellos con sus manos...

-¡Katōn: Gokakyu no Jutsu!-
Estilo de fuego: Gran bola de fuego!]

Junto a ello, y saliendo de su boca, una bola de fuego de un tamaño medio hizo aparición en el pequeño río que tenían delante de ellos.

Mirando aquello, a espaldas de la pequeña, Sasuke no hizo más que asentir en señal de aprobación. Pero mirándola, un recuerdo de hace años entre él y su padre vino a su mente.

Recordaba con algo de claridad el hecho de que Fugaku siempre esperaba que todo lo que Sasuke hacía, lo hiciera igual que Itachi, poniendo así expectativas innecesarias sobre él.

Tras observar que su hija había deshecho el jutsu, Anzu giró para mirarlo, y Sasuke, sonriendo, habló.

-Avanzaste más esta vez, bien hecho- dijo.

Esa era la primera vez que su padre le decía unas palabras como esas, era una sensación rara en sí, pero, también, para la pequeña Uchiha era algo agradable tener la aprobación de su papá.

-Gracias- dijo Anzu, sonriendo.

Tras aquello, y con aún más ánimos después de las palabras que Sasuke le había brindado, la pelinegra giró nuevamente para encarar al río que tenía por delante, concentrándose nuevamente mientras cerraba sus ojos.

Y después de otra serie de sellos con sus manos...

-¡Katōn: Gokakyu no Jutsu!-
[¡Estilo de fuego: Gran bola de fuego!]

Dejando salir una bola de fuego aún más grande que la que había hecho hace un momento... dejando atónito a Sasuke, puesto que apenas era el segundo día de entrenamiento con ese jutsu y mirando lo que Anzu podía realizar, bueno, era de sorprenderse, sobretodo por su edad.

Girando y sonriendole, Anzu habló.

-Ahora si me salió mejor ¿no es así?- decía.

Asintiendo, el Uchiha la miró.

-Así fue, pero no te confíes de todas formas, lo importante a partir de aquí es mantener el tamaño del jutsu hasta que lo perfecciones- decía, mientras la pequeña asentía. -Aún así, gran trabajo- dijo, sonriendole de una manera ligera.

Haciendo, también, que la pelinegra le sonriera.

Aunque, tras ellos, una voz los hizo girar para así observarla. Se trataba de Karin, mientras alzaba lo que parecían ser recipientes con comida.

-¡Les traje algo para que coman!- se escuchó.

Y así, ambos se dirigieron hasta la pelirroja, quien fue recibida por un abrazo de su hija.

-¿Y bien? ¿cómo va su entrenamiento?- preguntó.

Tras aquella pregunta, padre e hija se miraron.

-Va por un excelente camino... me atrevería a decir que, a este ritmo, superará el tiempo que me tomó a mí en aprenderlo- respondió el Uchiha.

Esas palabras y la sonrisa que su papá le brindaba, no hicieron más que iluminar los ojos de la pequeña pelinegra.

Algo que, de igual manera, hizo sonreír a Karin.

...

La verdad era que había sido una buena comida. Con Anzu poniendo al día a Sasuke con respecto a su rendimiento en la academia, y con la pelirroja hablando sobre el trabajo que Ino le había ofrecido en inteligencia.

Algo que dejó al Uchiha algo sorprendido.

-En sí es por mis habilidades sensoriales, pero no ha habido mucho que hacer, aunque espero tener una misión pronto- comentaba la Uchiha. -Aunque hablando de ti, pequeña genio...-

Al mirar a ambas, ahí sentadas, Sasuke pensó, y mucho. Sobretodo al mirar a Anzu tan crecida y por ver, también, a Karin aún más cambiada que antes... aún cuando trataba de no estar lejos por mucho tiempo, si podía sincerarse con él mismo, lamentaba mucho esa parte.

Aunque la voz de su hija logró sacarlo de sus pensamientos.

-Seguiré entrenando, papá- se escuchó la voz de la pelinegra, la cual se dirigió hasta la orilla del pequeño río que se encontraba en el campo de entrenamiento.

Al mirar a Sasuke, conocía esa mirada que tenía, a pesar de que trataba de aparentar que todo estaba bien, su mirada algo perdida lo delataba por completo.

-¿En qué piensas?- preguntó la pelirroja.

Escuchando su voz, el Uchiha giró, mirándola.

-Pensaba en el tiempo que he perdido con Anzu- respondió.

Tras aquellas palabras, Sasuke observó como una ligera sonrisa se marcó en los labios de Karin.

-Para nosotras es difícil que te encuentres lejos la mayor parte del tiempo... pero, aún así, lo entendemos de igual manera- dijo.

Esas palabras le hicieron girar nuevamente para observar una vez más a su hija.

-Me he perdido verla hacer tantas cosas, y sé que es una niña que está madurando rápidamente... pero no puedo evitar pensar que siente mi ausencia- comentaba. -Eres una gran madre, Karin... gracias- dijo.

Extrañada por eso, la pelirroja lo miró.

-¿Gracias? ¿a qué viene eso?- preguntó.

Aún mirando la espalda de la pequeña, Sasuke sonrió.

-Gracias por no dejar que Anzu me odie a pesar de estar ausente gran parte de su vida- dijo.

Tras escuchar aquellas palabras, Karin miró a Sasuke y logró observar la sonrisa que se marcó en sus labios.

Aunque debía ser honesta con ella misma y admitir que esas palabras provenientes del Uchiha le provocaron una ligera tristeza... así que sin perder mucho tiempo, la pelirroja se acercó a Sasuke, sentandose a su lado.

-Aún sin mí, sé que ella no te odiaría, Sasuke... eres su papá- decía. -Las dos sabemos también que tu ausencia no va a ser para siempre, como también sabemos que, aún lejos, nos proteges a ambas... así que no vuelvas a mencionar cosas como esas nunca más- le dijo.

Esas palabras le hicieron mirar a Karin, quien se encontraba sonriendole.

Algo que él hizo también.

Sonrió para ella.

Tras ello, la pelirroja tomó el brazo del Uchiha y lo abrazó, posando así, también, parte de su mejilla en uno de los hombros de Sasuke.

Mientras ambos observaban a su hija, disfrutando de ese momento.

Felices.




























































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