Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 30: Calma

Un par de horas después

Akemi por fin había llegado nuevamente con los demás, tanto Yuji como Daisuke la habían recibido en cuanto la pudieron observar.

Era una locura lo que se veía en las calles, la mayoría de defensas se trasladaron a la ciudadela. Al parecer si había algo más que se necesitaba ocultar después de que la prisión cayera.

Al escuchar esto, el joven Uchiha solamente pudo acercarse a la conversación.

-Ese lugar sigue siendo un misterio para nosotros, ¿qué más información nos puedes dar acerca de ello?- preguntó.

Akemi procedió a contarle que, al inicio de todo, ese lugar no era la enorme estructura que hoy en día se podía observar. Era, más bien, un pequeño edificio de un par de pisos el cual había estado abandonado desde hacía mucho años.

Pero cuando esa familia llegó, ese lugar comenzó a renovarse, y conforme pasaba el tiempo, más y más era protegido. Al menos por lo que se sabía, el cabecilla de la famila así lo ordenaba siempre.

Esto intrigó a Sasuke. Había algo ahí que debía tener mucho valor como para ser protegido de igual manera.

-¿Qué me puedes decir del mítico mineral?- le preguntó.

Akemi pensó y, después, habló.

-Se cuenta que hace muchísimos años, un asteroide cayó en lo que hoy es Redaku- decía. -Como tal, los libros y los antecedentes que quedaron con respecto a esa información nunca dicen con exactitud en qué lugar cayó... algunas veces se menciona que en las afueras, otras veces que cerca de la ciudad principal y algunas otras que en la ciudad, realmente no se sabe- contaba. -Así que, al final, es más como una leyenda que, con el pasar de las generaciones, solamente se iba cambiando- dijo.

La mente de Sasuke solamente pudo pensar en todas esa información, sobretodo con respecto a las locaciones.

-Si todo es verdad... esos tipos debieron encontrar algo valioso como para construir algo de tal magnitud y, de paso, reforzarlo- pensaba.

Debían entrar a como diera lugar.

Aunque la voz de Yuji llamó la atención de todos.

-Creo que por hoy fue suficiente, deberíamos descansar mientras podamos- dijo.

Mientras todos se retiraban, la voz de Yuji hizo detener al Uchiha quien, girando nuevamente, la miró.

-Me alegro de que hayas tenido la confianza suficiente como para decirnos tu nombre verdadero, es algo que apreciamos- le dijo.

Sasuke la miró.

-Pensé que lo necesitaban saber, estaban a mi mando- dijo.

Yuji solamente sonrió.

-Me imagino que tu amiga no se llama Akane ¿cierto?- preguntó.

-Así es- respondió. -Karin, ese es su nombre- dijo.

Yuji asintió en respuesta, observando así como el joven de cabello negro retomaba su camino una vez más.

...

Unos cuantos días después

La moral había estado por la nubes recientemente. Gracias a los ojos que Akemi proporcionaba por las calles, todos en la resistencia se podían enterar de las pequeñas escaramuzas que los civiles hacían con respecto a la opresión que se vivía.

Al tener una radio, eso les ayudaba para saber lo que estaba sucediendo también y, conforme los días pasaban, vaya que esos incidentes de civiles aumentaban día con día... era bueno darse cuenta de que la gente había tomado la iniciativa de luchar y levantarse en contra de todo lo que estaba sucediendo.

Mirando hacía la ciudad en lo que parecía ser un lugar alto, Takeshi solamente podía estar sumido en sus pensamientos.

Todos los esfuerzos... esta gente nunca entendió– pensaba.

Y era que, para él, invertir tanto en una basura como este lugar había sido mucho desperdicio, mucho sacrificio también. Había invertido mucho dinero para encontrar aquel mítico mineral de Redaku... y así lo hizo.

Podía usarlo para su propio beneficio, mierda, podía hacer una fortuna con respecto a ello... solamente debían encontrar una manera de poder replicarlo más. Habían tenido exito con unas cuantas pruebas, incluso las habían probado en humanos y eran efectivas a más no poder.

Eso hizo que una sonrisa se marcara en el rostro de Takeshi.

Y era que, al menos encontrando la forma de poder replicar más muestras, estaba seguro de que en poco tiempo haría una fortuna gigantesca... a tal nivel que incluso las grandes potencias rogarían e implorarían por su hallazgo.

Eso lo convertiría en uno de los hombres más influyentes de todo el mundo.

Aunque había algo que le hacía tener pequeños escalofríos. Una sensación extraña en su opinión.

Al mirar hacía la calle sentía... miedo. Después de lo que había sucedido en la prisión, lo que estaba sucediendo con los civiles... era miedo.

–No se van a salir con la suya– era lo único en lo que podía pensar.

Habían atentado en contra de su familia, no era algo que iba a dejar pasar... pero incluso en estos días podía notar la moral de su familia bastante decaída. Se notaba alejados de él. Todo esto, todo lo que había hecho lo hizo por y para que tuvieran una vida más que digna.

¿Acaso había algo de malo en ello?

...

Al estar por caer la noche y habiendo terminado otro día más de entrenamiento para los reclutas en cuanto a lo que ella había logrado aprender de taijutsu, la pelirroja miró a todos.

Debía admitir que era raro estar enseñando algo, sobretodo porque nunca se imagino hacerlo pero, al menos en opinión de Karin, le había ido bien en lo que les pudo compartir. Al final de todo, las enseñanzas de Sakura no solo forjaron sus habilidades en la rama del ninjutsu médico, sino que, también, en la manera de ser alguna especie de mentora.

Se sentía bien poder contribuir con algo, se sentía bien ayudar.

Aunque aquellos pensamientos se vieron interrumpidos por un joven, parecía tener poco más de veinte años al parecer se le notaba un poco apenado.

La pelirroja solo observó cuando el chico le entregó lo que parecía ser un pequeño regalo.

–Cuando todo esto termine, Karin-san, usted podría... bueno, ¿saldrías conmigo?– preguntó.

La pelirroja se quedó sin habla, mientras un ligero sonrojo se marcaba en sus mejillas. Había de admitir que esa era la primera vez que alguien la invitaba a salir... pero sonrió en respuesta, mientras devolvía el regalo.

–Yo tengo cosas que cumplir en el lugar de donde vengo, no sería posible– dijo.

El joven, tratando de ocultar lo más que podía su rostro de desilución, habló, mientras sonreía.

–Por favor conserve el regalo, Karin-san– decía, empujándolo ligeramente hacía la pelirroja nuevamente. –Es una roca muy parecida al diamante que solo se puede encontrar en los alrededores de Redaku... tómelo también como una muestra de mi gratitud– dijo.

Karin solamente sonrió ante eso, para después observar al joven hacer una reverencia frente a ella y, así, retirarse.

Aunque un par de ojos cerca de ahí observaron todo... un sentimiento muy llamativo había generado esa escena en Sasuke.

...

Un par de horas después

Ambos habían sido llamados por Yuji, y en palabras de Daisuke, tenían algo que podría interesarle a los dos.

Al llegar, ambos solo pudieron observar lo que parecía ser un mapa.

–Este es el mapa de los primeros dos niveles que hay en la ciudadela– decía Tatsuo. –La recopilación por parte de Akemi gracias a las pocas veces que ha podido entrar nos ha dado un poco de visualización sobre lo que podríamos encontrar ahí– dijo.

Todos observaron al Uchiha asentir.

–Karin y yo iremos– dijo.

Yuji lo miró, incredula.

–Vamos, ahora pienso que estás bromeado– le dijo.

Aunque el rostro totalmente serio por parte del joven con cabello negro le decía sumamente lo contrario.

–¿Hay mucho de que ocuparnos ahí dentro?– preguntó la pelirroja.

Yuji solo asintió en su respuesta.

–Por lo que Akemi nos pudo decir, pienso y muy firmemente que los superan muchísimo en números si solo van ustedes dos... y no hablo de un par de docenas, más bien unas seis, quizás siete– dijo.

Karin observó al Uchiha.

–A como nos pintan las cosas, pienso que el llevar refuerzos no estaría nada mal... nos aligeraría el trabajo– dijo.

Este la observó también.

–Haremos eso entonces– dijo.

Todos asintieron en respuesta a eso, aunque la voz de Tatsuo se escuchó.

–Las pequeñas batallas que hay por las calles nos ayudarán a crear una mejor distracción– decía, para después apuntar sus dedos en el mapa. –La entrada del frente siempre suele estar más resguardada que la parte trasera, por ahí sería más fácil de ingresar– dijo.

Sasuke lo pensó, en sí, sonaba lógico.

–Tatsuo y yo crearemos la distracción para que ustedes puedan cargarse a los que estén en su camino y entrar sin muchos problemas... tomando la ciudadela, tenemos el 90% de la lucha ganada– decía Yuji. –Pero a partir del segundo nivel van ciegos, depende de ustedes encontrar lo que buscan– dijo.

Ambos solamente asintieron en respuesta a ello.

Aunque una duda invadió al Uchiha.

–¿Tienen idea alguna sobre dónde se encuentra esa familia?– preguntó.

–Pocas veces se han dejado ver– decía Daisuke. –Al mirar el panorama actual es probable que se encuentren en las afueras... o quizás hayan huido y ni siquiera nos hemos enterado– dijo.

Eso último no convencía del todo a Sasuke.

Hacer todo esto ¿para después huir como si nada?– pensó.

La pelirroja solo podía mirarlo, para después encarar a los demás.

–¿Creen que se encuentren en esa ciudadela?– preguntó.

Aquella pregunta ocasionó que todas las miradas se centrasen en ella... pero era una posibilidad, sobretodo porque ya habían sido muchísimos días en los cuales no se les había visto por ningún lugar.

–Esperemos que sí, si ese lugar cae con ellos dentro, mejor aún– decía Tatsuo. –Saldremos a media noche, descansen todo lo que puedan– dijo.

...

El convivir a lo largo de todos estos años le había parecido una prueba algo dura, al menos así podía describirlo la pelirroja siempre que podía.

Estar en Konoha sirvió mucho para mejorar ese aspecto en ella, al comienzo no era buena, había pasado tanto tiempo con tan pocas personas que algo tan... humano debía aprenderse desde cero.

Pero el vivir en Konoha la había ayudado a hacerlo de manera natural. No podía negar que el conocer personas, sus historias, el saber de donde provenían... eso era algo que había llamado la atención de Karin hacía bastante tiempo atrás.

Era realmente raro como unas cuantas personas podían cambiar radicalmente tu vida, la manera de verla, la manera de ver el mundo y lo que te rodea también... incluso la manera de poder mirar los lazos que vas formando con las personas que te vas topando a lo largo de tu existencia, que por más fugaces que estos fueran, probablemente los recordarías hasta el final de tus días en el planeta.

Al mirar hacía el frente, desde el pequeño asiento que había conseguido, se sentía agradable poder mirar a todas esas personas sonreír, pasarla bien, había sido algo que su vida anhelaba... y en Konoha por fin pudo aceptarlo.

Pero mirando hacía su costado pudo observar, apartado y casi en una penumbra, a Sasuke.

Sin más, la pelirroja se levantó y caminó hasta él.

–¿Sabes? no te vendría mal un poco de convivencia antes de salir– dijo

Sasuke la miró.

–No soy mucho de convivir– dijo.

Incrédula y con una ceja levantada, Karin lo miró.

–En algún punto debes volver a convivir y eso hasta tú mismo lo sabes– decía.–Escucha, solamente acompáñame, no es necesario que digas o preguntas cosas, no quiero que estes aquí... en la oscuridad y solo– dijo.

El Uchiha solo pudo dirigir su mirada hacía las personas que se encontraban charlando y hablando entre sí, logrando mirar al chico que le había dado el obsequio a la pelirroja.

–Será difícil que no me hagan preguntas– decía. –Tú deberías aprovechar la oportunidad y conocer más al tipo que te dió ese regalo, se ve que era algo importante para él– dijo.

Karin, observando en dirección de la mirada de Sasuke, notó también al chico. Volviendo así su mirada.

El Uchiha también la miró.

La pelirroja, en respuesta, solo suspiró.

–¿En serio va a ser necesario que haga lo que haré?– le preguntó, con un par de manos en su cadera, obteniendo así una mirada de confusión por parte del Uchiha... hasta que, sin más, Karin lo tomó del brazo. –Como decía, no digas nada si no quieres y así te ahorrarás preguntas, pero no te escapas de que me acompañes, además de que solo durará hasta que salgamos hacía la ciudadela– dijo

Sasuke, con un diminuto sonrojo en sus mejillas, no tuvo más remedio que aceptar, relajando así su brazo mientras le rodeaban los de la pelirroja.

Al final de todo, no podía ser malo.


























































































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro