Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26: Información

Casi por la mañana, en Konoha

Al comenzar a abrir sus ojos, el rubio podía notar la luz un poco tenue que había en la habitación, pero mirando a su costado, pudo observar a Iruka quien, rápidamente se acomodo para saludarlo.

–Me alegro que hayas despertado, Naruto– decía.

El rubio solamente sonrió.

–Hola, Iruka-sensei– dijo. –¿En dónde está Sakura-chan?– preguntó.

Iruka, sonriente, lo miró.

–Se fue hace casi dos horas– decía. –Le dije que tomaría su lugar, al principio se negó, pero necesitaba descansar, ducharse y comer algo, así que eso hizo, volverá por la noche– dijo.

Naruto solo pudo sonreír ante eso, él también creía que Sakura necesitaba tomarse un descanso, llevaba con él varios días sin ir a casa más que solo para ducharse.

Aunque el joven Uzumaki pudo notar el rostro de Iruka, algo parecía... preocuparle.

–¿Sucede algo, Iruka-sensei?– pregunto.

Este lo miró.

–¿Qué te sucedió, Naruto? ¿por qué de repente, bueno, empeoraste de esta manera?– preguntó.

El rubio solamente suspiró ante esas preguntas. Sabía que si respondía con la verdad, debía de hacerlo con todo lo que había detrás. Aparte de Sakura, Iruka sería otra persona que sabría algo que Kakashi le confío.

Claro que Iruka no sabía nada de la misión a Redaku, solamente Shikamaru, Ino, Tsunade, Kakashi, Sakura y Naruto lo sabían. Y mucho menos sabía de lo que Sasuke había descubierto hace algunos años junto a Karin.

–Conociendo como es, presiento que me dirá algo como que soy un temerario cabeza hueca– dijo el Uzumaki.

Iruka solamente rió ligeramente.

–Tienes mi palabra de que no será así, Naruto– dijo.

El rubio solamente suspiró.

–Bueno, aquí va– decía.

Naruto procedió a contar todo lo que Kakashi le había comentado. Las actualizaciones que recibía de Sasuke, las desapariciones que se habían dado, las posibles sospechas de algún jutsu espacio-temporal.

–Prometa que esta conversación solamente quedará entre usted y yo, Iruka-sensei– decía, logrando que este último asintiera. –Y la razón del por qué estoy como estoy ahora es por el acceso a un nuevo poder, el cual Kurama y yo estabamos entrenando para poder alcanzar... es un poder gigantesco, pero es algo que debo de usar en una situación que lo requiera, ya que esa sería la única ocasión en que podría emplearlo– dijo finalmente, mirándolo.

Eso último dejó un poco en shock a Iruka. Literalmente le estaba diciendo que, en caso de usar ese nuevo poder, acabaría con su vida.

–Naruto tú... ¿tú realmente estás dispuesto a dar tu vida por si algo se complica en el futuro?– preguntaba, serio.

El Uzumaki solamente sonrió, para después mirarlo.

–Hace un tiempo, Sakura-chan y yo habíamos tenido una pequeña conversación sobre tener hijos en algún punto de nuestras vidas– decía, sorprendiendo a Iruka. –Si morir significa que Sakura-chan y los hijos de los que hablamos tendrán un futuro... estoy dispuesto a dar mi vida por eso, Iruka-sensei– dijo.

Este último lo miró, ahora en shock total. Podía ver esa determinación en sus ojos, la misma de cuando era un genin, la misma de cuando dejo la villa durante tres años... la misma de siempre.

Iruka simplemente pudo arreglar su compostura y, con algo de dificultad, aclaro si garganta.

–Mejor no pensemos en eso, por el momento– dijo.

Quedando así, ambos en silencio.

...

Algunas horas antes, aún por la noche

Se podía observar a la joven Uzumaki tratando de curar a un paciente que llevaba días ahí por un dolor en su pecho, el cual no lo dejaba descansar en lo absoluto.

Recordando un par de lecciones que tuvo con Sakura después de que terminó su entrenamiento con la palma mística y, además, aplicando también un poco de teoría que había sacado de varios libros que había estudiado en sus tiempos libres para poder identificar los síntomas, examinó a su paciente.

A medida que tocaba su pecho, lograba sentir de donde provenía el dolor, entonces y sin tiempo que perder, la pelirroja concentro chakra en sus manos y comenzó el proceso de curación en donde se encontraba la falla.

Y así, al cabo de un par de minutos, su paciente comenzó a disminuir sus jadeos, por la reacción que estaba teniendo, al parecer el dolor se estaba yendo.

Karin solamente pudo sonreír ante eso.

–Y con eso terminamos, al parecer se podrá ir a casa pronto, solo descansé por hoy y mañana podrá irse– dijo.

Su paciente, el cual era un señor ya de edad, la miró con sus ojos casi al borde de las lágrimas.

–¡Muchas gracias, señorita, llevaba varias semanas con este dolor, muchas gracias!– se le escuchaba decir.

El Uchiha, quien se encontraba en la habitación continua, solo pudo sonreír ligeramente ante aquel sonido del hombre agradeciendole a Karin.

Aunque su mente se veía invadida por el plan de conseguir información, llevaban casi tres horas metidos ahí y aún no tenían alguna pista sólida que los pudiera guiar hasta el mineral... si es que existía todavía.

...

Una hora después

El Uchiha se encontraba mirando su lista una vez más. Afortunadamente se las había podido arreglar para limpiar y hacer las cosas que se requerían con una sola mano.

Llegando a otra habitación, pudo observar a dos pacientes, ambos mayores. Por su apariencia física, probablemente rondaban entre los cincuenta años de edad, de acuerdo con Karin, ella pasaría también a visitarlos para mirar el estado de salud de ambos.

Al estar limpiando unos utensilios que se encontraban frente a aquellos dos hombres, Sasuke los escuchó conversando. Al parecer, esos dos habían tenido una pelea con los uniformados de la calle... eso respondía al aspecto que tenían, se veía muy claramente que a ambos les habían dado una golpiza.

–Yo no tuve más remedio... no podía soportar otro momento más mirando a mi familia pasar hambre– decía uno de ellos.

El segundo hombre solamente pudo apretar sus sabanas con algo de rabia en él. Sasuke solo escuchaba, tardando lo más que podía para seguir escuchando.

Aunque el segundo hombre alzó su mirada y miro al Uchiha.

–Oye, tú– dijo, mientras Sasuke giraba para mirarlo. –Nunca te había visto por aquí... ¿eres nuevo o algo así?– preguntó.

El joven Uchiha simplemente asintió en respuesta.

–Sí, es mi primer turno– dijo, aclarando las dudas.

–Ya veo... eso quiere decir que estuviste presente en el alboroto que se hizo– decía, mirándolo. –Dime algo... la chica que estaba siendo custodiada por esos imbéciles, ella, bueno, ¿qué fue de ella?– preguntó.

Sasuke solo pudo dejar los utensilios que estaba limpiando en su lugar.

–Escuché a una de las enfermeras que la iban a trasladar hasta la ciudadela, no supe qué pasó después de eso– dijo

El primero de los hombres lo miró, acompañado del segundo. Ambos con una mirada de furia y sorpresa.

Aunque el segundo de ellos habló, mientras bajaba su mirada.

–No nos aseguramos de acabar con ella... maldición– dijo.

Eso había llamado la atención del Uchiha.

–¿Qué sucedió? ¿quién es la chica?– preguntaba.

Ambos se miraron con clara desconfianza en esas miradas. Más que nada porque Sasuke no sabía quién era la mujer.

–Ella es la hija del dictador... nuestra misión era acabar con ella– dijo.

Sasuke solamente lo observó.

–¿Misión? ¿acaso forman parte de algún tipo de resistencia o algo por el estilo?– preguntó nuevamente.

Y ahí estaban de nuevo esas miradas de desconfianza, aunque esta vez eran mucho más claras que la primera vez... aunque el silencio aclaraba también esa duda para el Uchiha.

–No es de mi incumbencia, yo solamente estoy de recluta en este lugar– dijo, mientras comenzaba a avanzar hasta la salida.

Aunque una vez cruzando la puerta y apunto de cerrarla tras de él, una voz lo detuvo.

–Oye, muchacho– dijo el segundo hombre, ganando así una mirada por parte del Uchiha. –¿Cuál es tu nombre?– preguntó.

Sasuke, aún mirándolo, respondió.

–Kenji– dijo, para después cerrar la puerta tras de sí.

Ambos en la habitación se miraron.

–Me parece alguien extraño... su rasgos, actitud. No parece que sea de por aquí– dijo el primero de los hombres.

El segundo solamente asintió en respuesta a eso.

Definitivamente era raro.

...

La joven Uzumaki había logrado tener un momento para descansar. Estaba siendo una noche muy larga... demasiado larga. Toda esa gente estaba muy mal atendida. Además de que apenas y había material con el cual poder hacer un trabajo medianamente decente. Eso solamente le causaba más cansancio puesto que debía utilizar más chakra del debido para hacer bien su trabajo.

Aunque, aunado a eso, finalmente podía sentarse un momento y aclarar las ideas, además de pensar un poco en donde buscar información relevante, no solamente historias o rumores.

–¿Tan pronto descansando?–

Esa voz a su costado la hizo levantarse rápidamente de su asiento, era Akemi.

–Jefa yo, eh, lo lamento– decía, haciendo una reverencia en señal de disculpa. –Ya casi termino con mi listado de pacientes– dijo.

Akemi solamente rió un poco ante esa reacción, tomando también una silla que se encontraba frente a la de la pelirroja.

–Tranquila, chica. Todos necesitamos un pequeño descanso– dijo, mirándola.

Aunque Karin pudo notar que el semblante de Akemi cambió repentinamente.

–Sé que no eres de Redaku– decía, dejando sorprendida a Karin. –¿Eres una viajera o algo parecido? tus rasgos no coinciden mucho con lo visto por este lado del mundo– dijo.

Karin solamente asintió en respuesta.

–Aquí vamos– pensó.

–Junto a mi compañero, el chico alto de cabello oscuro que estaba conmigo, ambos viajamos hacía distintos lugares para apoyar o ayudar en lo que podamos, algo así como un propósito en nuestras vidas, además de ganar algo de dinero... Redaku nos quedaba cerca y decidimos venir. Habíamos oído historias de lo bonito que era y nos quedaba cerca– dijo.

Akemi rió ligeramente, confundiendo un poco a Karin con esa acción.

–Esas historias debieron haber sido de gente un poco vieja– decía –Lamento que te haya tocado la impresión actual de Redaku, no es un lugar tan bonito para visitar hoy en día– dijo.

Karin la miró.

–Si le soy sincera, me imaginaba otra cosa con respecto a este lugar cuando llegamos– dijo. –Pero ¿qué está pasando?– preguntó.

Akemi solo suspiró.

–Hace un par de años que una familia adinerada llego al país, querían invertir en el, lavaban el cerebro de la gente diciéndoles que nos pondrían en el mapa en cuanto a comercio y alianzas con otros países, sobretodo con las potencias, aunque para eso, solo teníamos que confiar en ellos y dejarles gobernar lo que sería "el próximo gran paraíso"– decía, soltando una risa pequeña, pero irónica. –Pobres diablos aquellos que creyeron eso, cuando menos se lo esperaron, tenían ya la soga hasta el cuello... hambruna, abuso de poder, quitarle al pobre para hacerse más ricos, cortaron aún más la comunicación con el exterior... todo se volvió un caos– mencionaba.

La pelirroja simplemente observaba, la historia se repetía una vez más.

–¿Nadie se opuso?– preguntó.

Akemi sonrió ligeramente, no era una sonrisa de ironía, más bien, parecía de tristeza.

–Los hubo, sí– decía. –No somos particularmente soldados en este lugar, así que todos aquellos que se opusieron cayeron como moscas, uno tras de otro– dijo.

Karin solamente suspiró.

Eso explica el por qué está lleno de esos tipos por la calle– pensó. –Siento mucho que la vida aquí se haya tornado de esa manera– dijo.

Akemi la miró.

–Creeme, también siento mucho que hayamos confiado en esa gente– dijo, aunque una duda vino a su mente. –A todo esto, ¿cómo es que sabes utilizar la sanación?– preguntaba.

Mierda...– pensó Karin. –Hace algo de tiempo íbamos cruzando el país del viento junto a mi compañero y una tormenta de arena nos hizo desviarnos del camino, haciéndo que tuvieramos que ocupar una cueva como un refugio temporal– decía, mirando a Akemi. –Aunque otra persona ya se encontraba ahí, era una mujer, joven la verdad y muy hermosa– mencionó –La acompañamos durante un tiempo y ella pudo enseñarme la sanación, ya que mi compañero en uno de esos viajes junto a ella, se lastimo. Era una mujer muy amable y simpática– dijo Karin, recordando a Sakura.

Akemi asintió en respuesta.

–Suena a que es una mujer muy hábil– dijo, mientras Karin asentía con una sonrisa. –He escuchado algunos halagos por parte de los pacientes... solo llevas un par de horas aquí y tu talento se está dejando ver, eso es bueno– dijo. –Aunque no pregunté tu nombre ¿cuál es?– preguntó.

Karin la observó con una sonrisa.

–Me llamó Akane, un gusto– dijo.

...

Casi por la mañana, en Redaku

El sol por fin había comenzado a hacer su aparición hace algunos minutos.

La pelirroja se encontraba mirando por la ventana y sosteniendo un té, el cual le había ayudado a despejar la mente por un momento. Había sido un buen gesto por parte de Akemi el llevarle uno.

Aunque debía admitir que la vista hacia la calle no era igual de esperanzadora, hace poco menos de una media hora habían ingresado al hospital seis hombres uniformados, de esos mismos que se encontraban por toda la calle. Sasuke había ido a observar con más detalle por qué.

Ella solo debía observar por la ventana.

Aunque sus ojos se marcaron en sorpresa cuando miró a más de esos uniformados llegar hasta el frente del hospital... y al cabo de un par de minutos, por fin entendió la razón.

Karin pudo observar a un par de hombres mayores salir siendo arrastrados por los mismos uniformados que habían ingresado al hospital.

Eso la había alarmado, sin más, pensó en ir a buscar al Uchiha para intentar hacer algo pero, como si fuera algún tipo de conexión, este ya se encontraba llegando al mismo lugar donde ella estaba. Posicionándose así, a su lado en la ventana.

La pelirroja solamente lo miró.

–Debemos ayudarles– decía Karin, sin esperar una respuesta por parte de Sasuke, separándose así de la ventana, aunque el brazo del Uchiha la detuvo... –Si hacemos eso, la misión correrá peligro– dijo.

La joven Uzumaki plantó su mirada nuevamente en él, ahora con una incredulidad muy marcada en sus ojos.

–¿Qué te sucede? ¿quieres que me quede a mirar como asesinan a esos hombres a sangre fría?– preguntó.

Sasuke la miró.

–Ellos trataron de asesinar a la mujer que vimos ser escoltada por la noche, es hija de un dictador– decía, para después mirar por la ventana. –Los ayudaría si la vida de Naruto no corriera peligro... y si ellos no hubiesen sellado su destino al intentar asesinar a alguien que los supera en número– dijo.

Karin simplemente hizo un poco de fuerza para librarse de la mano del Uchiha, dándole así, otra mirada con cierto enojo en ella.

–Yo los ayudaré, no me importa si tú no vienes– dijo, a secas, y continuando así su camino hasta la salida de la habitación.

Aunque al llegar hasta la puerta, sus pasos se alentaron, deteniendose. Para después agachar su mirada, cerrando así sus ojos. Recordando a Sakura y Naruto.

Ambos habían puesto su confianza total en el Uchiha y ella. Sasuke, aunque en ese momento odiaba admitirlo, tenía razón en lo que le había dicho.

Karin solamente pudo suspirar, alzando su mirada, regresando así al lado de Sasuke. Este último la miró brevemente con su vista periférica.

–Tenemos que encontrar pronto una manera de llegar hasta la ciudadela– decía.

Aunque, al momento de terminar de pronunciar esas palabras, ambos hombres fueron ejecutados frente a ellos, y también frente a la gente que había salido a mirar todo lo que estaba ocurriendo.

Ella ya había visto a gente ser asesinada, la pelirroja solamente apartó la mirada de la ventana. Se sentía impotente de no haber podido hacer algo, sobretodo después de saber lo que había ocurrido gracias a la historia que Akemi le había contado.

Sasuke la miró, solo para encontrarse con un rostro lleno de frustración.

–Lo lamento, Karin– fue lo único que pudo decir.

Esta última lo miró, haciendo algo que, al menos para Sasuke, parecía ser una sonrisa pequeña, aunque fingida.

–En Konoha confían en que llevaremos lo necesario para salvar a Naruto... haberme ido así, revelando quienes somos y lo que buscamos hubiese puesto en riesgo el plan, no habría sido lo más inteligente de mi parte– dijo.

Sasuke solo pudo mirarla, conectando ambas miradas.

–Usar nuestros nombres reales nos puede traer problemas también para la misión, ¿ya te han preguntado tu nombre?– preguntó.

Esta última solamente suspiró ante eso.

–Akane, ese fue el nombre que le dije a Akemi– decía. –¿Qué hay de ti?– preguntó.

–Kenji– fue todo lo que pudo decir el Uchiha.

Ambos observaron nuevamente por la ventana. Las tropas ya se habían dispersado y, en el piso, yacían ambos cadáveres mientras eran llorados por lo que parecían ser sus familias.

Karin simplemente apartó su mirada, caminando fuera de la habitación.

Sasuke observó por última vez, recordando el diminuto encuentro que había tenido con esos dos hombres, para después, también, apartar su mirada.

Debían seguir buscando.



































































































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro