Capítulo 22: Preocupación
Algún tiempo después...
Se podía observar al joven Sarutobi caminar por uno de los campos de entrenamiento. Vaya que Konohamaru había crecido y vaya que los años estaban pasando ya.
Pero a lo lejos, pudo observar a alguien sentado, en posición de loto, y con sus ojos cerrados.
-¡Oye, Naruto!- saludó.
El joven rubio solamente abrió sus ojos al llamado y miró hacía el frente.
-Konohamaru, que sorpresa- dijo, sonriendo.
El joven Sarutobi sonrió de igual manera.
-El sexto me mandó a darte el mensaje de que debes reunirte con él para discutir unas cosas sobre tu entrenamiento- decía. -Creo que las dejaste pendientes- dijo.
Al escuchar aquello última, Naruto solamente palideció ante ello.
-Está bien, iré lo más rápido posible- dijo, poniéndose de pie.
Konohamaru solamente sonrió y asintió, para después darse la vuelta. Él tenía que volver a hacer sus cosas. pero, de pronto, escuchó como algo seco golpeó el suelo tras de él y, volteando...
-¡Naruto!- gritó, corriendo en ayuda del rubio.
El joven Sarutobi sintió rápidamente su pulso y un aire de alivio fugaz recorrió su cuerpo.
...
Había sido una mañana tranquila en el hospital. Era un fin de semana y realmente no había tanta actividad. Eran de esos días en los cuales el personal podía darse un pequeño lujo de relajarse durante el trabajo, hasta que...
-¡Necesito ayuda, urgente!- decía Konohamaru, agitado y con un Naruto en brazos, respirando con dificultad.
Las enfermeras de la recepción actuaron con rapidez al mirar de quien se trataba. Una camilla y varias personas alrededor de ella se habían acomodado en menos de un minuto.
Afortunadamente al trasladar al rubio a un cuarto, habían conseguido estabilizarlo, algo que lleno de mucho alivio a Konohamaru, quien se encontraba cerca a la puerta.
...
Poco menos de quince minutos habían pasado de la llegada de Naruto al hospital, cuando Ino y Sakura ingresaron al cuarto en donde se encontraba el rubio.
La joven rubia optó por quedarse cerca de la puerta, mientras que Konohamaru solamente pudo ceder el lugar a la pelirosa, quien lentamente, se sentó, mirando a su esposo y sosteniendo su mano.
-¿Qué le sucedió?- preguntó, mientras acariciaba su mano.
El joven Sarutobi solamente mira a la pelirosa.
-Yo, bueno, no tengo idea- dijo. -Solo llegué a donde Naruto estaba entrenando, le dije que el sexto lo estaba esperando, después ya me iba a ir pero escuché como algo cayó detrás mío... giré y había sido él- decía. -Eso fue todo lo que pasó- concluyó.
Sakura solamente asintió en respuesta y giró nuevamente hacía Naruto. Aunque la joven Yamanaka encontraba algo así un poco raro.
-¿A Naruto nunca le había sucedido algo parecido?- preguntó.
La pelirosa solamente negó con la cabeza.
-Nunca había sucedido algo como esto... siempre está tan normal y lleno de alegría que no sé qué está sucediendo- dijo.
Tanto Ino como Konohamaru se miraron.
Era un asunto realmente extraño.
...
Había pasado la noche... y el día siguiente, como también la noche que le seguía y así sucesivamente. El joven rubio se veía estable pero aún seguía inconsciente después de casi cinco días por lo que le había sucedido.
Incluso varías personas habían pasado a mirar el estado en que se encontraba y darle su apoyo a Sakura en un momento como este.
Kakashi, Shizune, Shikamaru, Choji, Neji, Ten Ten, Hinata, Lee, Kiba. Inclusive Ayame y el viejo Teuchi habían ido a verlo a lo largo de todos estos días en los que el rubio seguía sin despertar... aunque en la actualidad, con Karin acompañando a Sakura, había algo que estaba fuera de lugar.
Al concentrarse en Naruto, la sensación de su chakra no era la misma que siempre emanaba, era distinta, era como si su chakra estuviese... ¿dañado?
Se sentía débil, apagado. Pero no al borde de morir ni mucho menos, era como si estuviera siendo usado en exceso. Como si se estuviese tratando de combinar con algo.
Y, al parecer, era la única que podía sentirlo. Sakura no parecía percatarse de ello.
...
En algún plano distinto...
-Al menos ya falta poco para que pueda despertar- decía el rubio. -No me gusta ver así de triste a Sakura-chan- mencionó.
El enorme bijū solamente suspira. Naruto era exasperante sin comunicarse mucho con él, pero tenerlo con él, varios días, preguntando lo mismo... se podría decir que ya estaba en sus límites.
-Y... ¿ya casi?- preguntó nuevamente.
Kurama solamente abrió uno de sus ojos y lo miró fijamente. Algo que, sin duda, aterró al rubio.
-Vuelves a preguntarme lo mismo una vez más... Y te juro que yo mismo haré que no vuelvas a despertar nunca más- dijo.
El rubio solamente palideció, algo que sin duda, hizo gracia al bijū. Debía admitir que asustar a ese menso le divertía.
Aunque el rubio pudo notar una expresión de alivio en Kurama.
-Por fin- dijo.
El rubio lo miró con clara confusión.
-¿Eh? ¿por fin? ¿a qué te refie...- decía.
Pero antes de poder finalizar su pregunta, una claridad frente a él se acercaba con rapidez y, de pronto, sus ojos comenzaron a abrirse.
...
Mientras la pelirosa había estado mirando una y otra vez aquellos registros médicos que le llegaban, su impotencia siempre se hacía más grande.
¿Qué podía hacer?
Aunque esa impotencia, como si nunca hubiese estado ahí, se esfumó por completo al mirar nuevamente al rubio... al mirar a aquellos ojos azules abrirse nuevamente.
Y sin tiempo que perder, Sakura comenzó a mirar todos los signos de Naruto. Sus signos vitales, los latidos de su corazón... pero al mirar nuevamente sus ojos azules, toda esa preocupación se había esfumado en un solo segundo y no pudo hacer más que abrazarlo, mientras sus ojos se cristalizaban al mirarle sonreírle.
-Me has dado el susto más grande de mi vida esta vez... no me hagas eso de nuevo, por favor- mencionó.
El rubio solamente la abrazo más.
-Lamento tanto haberte preocupado, Sakura-chan- dijo, acariciándola.
La pelirroja solamente sonrió al mirar aquella escena. Se alegraba por ambos... pero esa sensación seguía presente al centrarse en Naruto. No le daba buena espina en lo absoluto si se lo preguntaban.
...
Ya habiéndo llegado casi la puesta de sol, Karin había marchado a terminar unos pendientes que tenía en su trabajo en el hospital. Pero tanto el sexto como Konohamaru se encontraban con los Uzumaki.
Y mientras el rubio trataba de explicar a el sexto y Konohamaru lo que había sucedido, la pelirosa se centraba en mirar nuevamente sus registros médicos.
-¿Has tenido un régimen de entrenamiento más duro de lo habitual? ¿más cansado, más físico?- preguntó Sakura.
El rubio solamente pensaba en su respuesta... y pensaba
-¿Naruto?- insistió la pelirosa.
Mientras que los otros dos presentes solamente se miraron mutuamente, como presintiendo algo que no iba a gustar en lo absoluto.
-Sabías que esto llegaría tarde o temprano... hubiese sido bueno que tarde, pero es lo que hay- mencionó una vez desde el interior.
Los presentes solamente pudieron mirar al joven Uzumaki suspirar.
Tanto Kakashi como Konohamaru solamente podían prestar suma atención a lo que relataba Naruto: un método de entrenamiento casi mortal y con resultados que aún eran imprevistos... pero poderosos si todo salía bien.
Pero mientras ellos contemplaban y analizaban, la furia y enojo de Sakura solamente crecía con cada palabra que el rubio decía... hasta que, de pronto, un pequeño golpe, duro y seco en la mesita de noche que se encontraba justo al lado de Naruto, se escuchó.
Sakura había dejado con algo de fuerza los registros ahí y, si se miraba con atención, también había roto un poco la madera con la fuerza que uso.
-¿Y por qué no me dijiste nada acerca de lo que hacías?- preguntó, con un ligero tono de enojo y, a su vez, tristeza en su voz.
El rubio trataba, con las mejores palabras que se le ocurrían, explicar la situacion: los futuros peligros que vendrían. Su misión más importante es protegerla, a los niños que habían decidido tener en algún momento... y a la villa también. Su hogar.
-¡Pero no así, Naruto!- exclamó. -¿Te das cuenta de que esto te está matando? ¡literalmente está agotando tu red de chakra!... no muestras mejoría y además estás empeorando a un ritmo lento- dijo, con su voz un poco quebrada.
El rubio solamente pudo girar su mirada hacía la ventana.
Una hermosa puesta de sol había comenzado.
Kakashi solamente observaba al igual que Konohamaru, para después suspirar.
-¿Hay alguna posibilidad de solucionarlo?- preguntó el sexto.
La pelirosa miró por última vez al rubio, mientras unos claros gestos de enojo se reflejaban en su rostro, y habló.
-Por ahora no tengo nada...- dijo, con aquel tono triste en su voz.
El sexto solo asintió.
-Contactaré con colegas de todas las villas, también con Tsunade-sama para que nos ayude en todo lo posible. Con ella y tú, Sakura, seguro se encontrará algo- dijo.
Aunque, a su vez, el sexto solo miró a la pelirosa limpiarse un poco sus lágrimas.
-Iré a casa a recopilar datos que puedan servirnos, voy a necesitar muchas cosas... y con algo de suerte encontraré algo- dijo.
Y sin más, ambos salieron por la puerta, dejando así a Naruto aún mirando hacía la ventana, quedándose solo con Konohamaru en la habitación.
-Ella estará...- decía el joven Sarutobi.
-Bien- interrumpió el rubio. -Sé de lo que es capaz Sakura-chan... y confío en ella- dijo, girando su cabeza hacia él.
Konohamaru solamente sonrió.
-¿Estarás bien por unas horas?- preguntó.
Naruto solo asintió con una sonrisa.
Y así, el joven sarutobi abandono la habitación también.
Mientras el joven Uzumaki volvía a girar su cabeza en dirección de la ventana.
...
Por la noche, se podía observar a la pelirosa en su oficina, con varios libros sobre su escritorio, una pizarra cubierta de apuntes y varios pergaminos por el piso.
Por más que había buscado algo similar en registros del hospital, no obtenía respuesta alguna en todo lo que había reunido... eso la frustraba. Pero no era la misma frustración del día a día, ahora se trataba de Naruto.
Le frustraba no poder ayudarlo, no poder curarlo... salvarlo.
La pelirosa pensó por un momento en parar e ir con él, se necesitaban más que nunca, acompañarlo y descansar con él un momento... pero lo que sea que estuviera pasando con Naruto, no estaba descansando.
-Maldita sea...- se escuchó a la pelirosa, con voz tenue.
...
Por la mañana...
-¡Sakura!- Se escuchaba a Ino gritando desde fuera. -¡Naruto ha estado preocupado por ti desde ayer y hoy no te has parado por el hospital!- gritaba. -¡¿Sakura!?-
La joven Yamanaka suspiró, se concentro y su rostro hizo un gesto de molestia.
-¡Frentona, sé que estás ahí, abre ya!- decía.
Ninguna respuesta. Algo que le preocupo a Ino. Afortunadamente siempre traía consigo un pasador para arreglar su cabello y con algunos consejos de su pareja...
-¡Si!- decía mientras miraba la puerta abrirse. -Gracias, Sai- sonrió.
Sin más, la joven Yamanaka entró con cautela, todo parecía en orden y Sakura era alguien muy fuerte, pero nunca estaba de más prevenir. Y, más al fondo, miró la puerta de la oficina abierta.
Asomándose...
-¡Sakura!-
la rubia se acerco rápidamente al suelo. Miró por alguna señal de cualquier tipo de ataque, reviso el estado en el que se encontraba
Debía de llevarla rápido al hospital, era mejor no arriesgarse.
...
Al comenzar a abrir sus ojos, una pequeña estela de luz se había comenzado a asomar por la ventana, indicando así que el sol se estaba poniendo hace apenas unos minutos.
No era su habitación, ni su casa y, al mirar hacía su lado, pudo mirar a Ino, quien había decidido tomar una pequeña siesta.
–¿Ino?– preguntó.
La joven Yamanaka rápidamente abrió sus ojos.
–¡Por fin despiertas, me tenías muy preocupada!– dijo, abrazándola.
Aunque el rostro de Sakura era, más bien, de confusión.
–¿Qué me sucedió?– preguntó.
Ino solamente se separo de ella y tomó asiento nuevamente.
–Es lo que me he estado preguntando yo– decía. –Naruto había estado preguntando por tí, entonces decidí irte a buscar hasta tu casa, no respondías y, bueno, forcé tu puerta y logré entrar– dijo. –Estando dentro, miré por todos lados pero cuando te busqué en tu oficina, estabas en el suelo, te habías desmayado– concluyó.
La pelirosa solamente mantenía su mirada al frente, tratando de recordar...
–No sé en qué momento perdí el conocimiento– decía. –Pero ya era muy por la mañana y no había dormido nada... creo que el cansancio y el estrés me afectaron un poco– dijo.
Había estado inconsciente prácticamente todo el día y no había tenido oportunidad de ir a ver cómo estaba Naruto, algo que reflejaba en su rostro y, de lo cual, Ino se había percatado.
–Él está bien– decía, captando la atención de Sakura. –Tsunade-sama pasó a verlo hace unas horas y se mantiene estable, no fuera de peligro, pero estable– dijo.
Eso había causado un alivio repentino en la pelirosa, sin duda.
–¿Tsunade-sama ya está aquí? si que fue rápida– dijo Sakura.
Ino solamente pudo reír un poco.
–De hecho paso a verte hace una hora, más o menos– decía. –Mando a hacerte unos estudios, según ella para corroborar "algo de lo que no estaba segura" y me pidió que los recibiera para cuando despertaras– dijo. –Y supongo que los van a traer en cualquier momento, además de que también quiso descartar cualquier anomalía que tuvieras– concluyó.
La pelirosa solamente suspiró ante eso.
Definitivamente le alegraba tener a Tsunade con ella en este momento, necesitaba de una figura como ella, además de que necesitaría toda la ayuda posible para tratar de ayudar a Naruto y, al menos con ella, tenían aún más posibilidades.
–Por cierto, el sexto me comentó que no solamente consiguió contactar a Tsunade-sama– mencionó Ino.
Eso había captado la atención de la pelirosa.
–¿A qué te refieres?– preguntó.
–Sasuke-kun vendrá después de terminar una misión pendiente– dijo.
Eso sorprendió a la pelirosa pero, al mismo tiempo, la hizo sonreír también . Ya venía siendo hora de que volviera a casa, al menos por unos días... aunque también se alegraba por otra persona.
–¿Por qué sonríes?– preguntó Ino.
–Sasuke es mi amigo y me alegro que regrese después de tanto tiempo, sobretodo teniendo en cuenta de que ya han pasado casi tres años desde la última vez que se encontraron con él en la reunión de los Kages... pero, si te soy sincera, me alegro mucho más por Karin– dijo.
Ambas se miraron y... solamente pudieron emocionarse.
–Definitivamente debemos mirar su reacción cuando miré a Sasuke-kun regresar– dijo.
Sakura solamente rió ante eso... aunque, antes de poder responder a esa petición, una enfermera había llamado a la puerta.
–Sakura-san, aquí están los estudios que Tsunade-sama solicitó, sé que así no es el protocolo, pero solamente diga que Tsunade-sama sama los recibió primero– dijo.
La pelirosa sonrió y solamente asintió en respuesta.
–Oh, y muchísimas felicidades– dijo la enfermera, con una sonrisa, antes de salir.
Ambas se miraron después de observar la puerta cerrarse por completo.
La pelirosa procedió a mirar los estudios que le habían realizado, todo estaba normal y sin nada de lo que preocuparse hasta que...
–N-no puede ser– decía Sakura.
La joven Yamanaka esta vez se había asustado, la enfermera no parecía haber traído malas noticias, pero después de observar lo pálida que su amiga se había puesto...
–¿Que pasa, frentona?– decía, pero sin recibir respuesta. –¡¿Sakura!?– dijo, un poco más fuerte.
La pelirosa con ese último pequeño grito de Ino logró salir de su trance momentáneo y, sin más, la miro con mucha sorpresa en sus ojos.
–Estoy embarazada–
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro