
♥ La Boda ♥
Dedicado a: MariaLourdesFines
~La respuesta es AMOR no importa cuál sea la pregunta~
Disfrutar el momento sonaba ideal y tentador sobre todo cuando vio la mirada oscura y llena de deseo de Alexander, quien a la vez la invitaba a pasar a su casa.
−No creo que sea buena idea, mañana me tengo que levantar temprano.
−No seas mala, solo unos minutos. Muero por besarte y abrazarte.
−Y qué es lo que estuviste haciendo todo este rato mientras estábamos en la fogata o mientras caminábamos?
−Es diferente, no podía besarte a abrazarte como deseo enfrente de los trabajadores o sabiendo que alguien puede vernos. Lo que menos quiero es darle ideas a los idiotas que te estaba comiendo con la mirada hace un rato. −dijo él con un poco de enfado.
− ¿Entonces si estabas celoso hace un rato? −pregunto ella riendo, al recordar su cara y al ver el gesto que hizo él al recordarlo.
−No sé de qué te ríes, no le veo la gracia.
−Nunca creí que llegaría a verte celoso −dijo acercándose para besarlo−. Me tengo que ir pronto, solo me voy a quedar unos minutos, así es que aprovéchalos para abrazarme y besarme a tu antojo. −le dijo a Alexander quien sin dudarlo comenzó a devorar sus labios con devoción y casi enseguida le saco a ella su suéter.
−Ey dijiste, que solo serían besos y abrazos? −le reclamo fingiendo enfado.
−Sí, pero me gusta abrazarte sintiendo tu piel. −le dijo al momento en que termino de quitarse su camisa y enseguida se saco la playera. Neyra iba a decir algo más, pero al sentir el contacto de sus pieles, solo cerro los ojos y se dejo embriagar por esa placentera sensación, la cual era inigualable.
Mientras correspondía al beso, Alexander la tomo cintura y al momento de elevarla un poco ello envolvió sus piernas alrededor de la cadera de él, al mismo tiempo que coloco sus brazos detrás de su cuello. Continuaron besándose hasta que él se percató que algo no estaba bien y unas gotas sobre sus hombros lo confirmaron. Trato de separase para verla a la cara, pero ella no se lo permitió, se aferró con más fuerza de cuello antes de esconder su rostro en el hueco de su cuello. Con eso, él no hizo el intento de apartarla; al contrario, la sostuvo con un solo brazo mientras que el otro lo elevo para frotar su espalda antes de sentarse con ella en uno de los sillones de la sala.
−Llora pequeña, si eso te hace sentir mejor, hazlo. −le dijo y espero un momento para ver si ella deseaba hablar, pero ella no lo hizo, solo lloro más−. Bonita, mi amor...dime que es lo que preocupa.
−Por favor no me preguntes, solo abrázame. −dijo Neyra y continúo abrazándolo, deseaba poder decirle Alex creo que te sigo amando y ya no tienes que preocuparte por tener un hijo; porque ya lo tenemos. ¿Te importaría mucho dejar todo y venirte a vivir conmigo, porque yo tengo varios compromisos que cumplir y porque tengo mi vida hecha en el otro lado del país? −pensaba en la posibilidad de ser feliz a su lado, pero los pensamientos pesimistas también llegaron a su mente− ¿Y qué pasaría si no le perdona el hecho que le oculto que tienen un hijo y si en vez de reanudar su relación, solo pelea la patria potestad del niño? Ella tenía estabilidad económica, pero no se comparaba con la de los padres de él. Ellos tendrían más recursos para pelar y mayor posibilidades de ganar.
− ¿Porque no me platicas que es lo que te esta preocupando, que es lo que te tiene intranquila?, vamos bonita, habla conmigo.
−No lo vas a entender. −dijo preguntándose así misma si seria capaz de dejar todo para irse a vivir con él, deseaba confiar en él, pero no podía. No creía ser capaz de renunciar a todo por él, aunque lo amara.
− ¡Pruébame! −dijo seguro de sí mismo y confiado en que podría hacer algo para hacerla sentirse mejor. Algo en el fondo le decía que él era el causante de sus lágrimas.
−Tengo miedo de que esto termine.
−No va a terminar bonita. Te amo y te quiero en mi vida.
−Lo mismo me dijiste una vez y terminamos.
−Lo se mi amor y no sabes cuanto lo lamento. Pero esta vez va a ser diferente.
− ¿Como Alex? Como vamos a poder tener una relación si tú tienes tu trabajo aquí y yo tengo el mío a miles de kilómetros de aquí.
−Podemos tomar turnos para ir a ver al otro en lo que decidimos que hacer. Uno de los dos va a tener que dejar su trabajo.
−Qué va a pasar el día que tengamos familia y si ninguno de los dos puede o quiere dejar su trabajo?
−Bonita, no estés pensando en cosas que quizás no van a suceder. Tu habías mencionado que no quieres tener familia. ¿Qué paso, ya cambiaste de parecer? Porque si ese es el caso, en este momento comenzamos a practicar, quien quite y con suerte quedes embarazada y le damos a tu papá la sorpresa de que se le va a cumplir el deseo de ser abuelo y de tenerte viviendo cerca. −lo dijo en tono de broma para sacarle una sonrisa a ella.
−Yo no puedo embarazarme ni puedo quedarme aquí.
− ¿Ni, aunque te pida que seas mi esposa? −al ver el rostro de sorpresa de ella y por temor a que le dijera que no, prosiguió−, No es una declaración, aún; estamos suponiendo. −dijo un poco nervioso, lo cual le pareció de lo más tierno a Neyra; quien no podía creer que un hombre como él estuviera así de nervioso.
−En caso de que tu propuesta de matrimonio, fuera más que una suposición. ¿Qué tanto estarías dispuesto hacer por tu esposa?
−Suponiendo que aceptaras. Estaría dispuesto hacer lo fuera necesario para poder estar a tu lado.
−¿Estarías dispuesto, a irte conmigo y buscar un trabajo allá? −pregunto seductoramente−. Claro, estamos suponiendo únicamente. −dijo entre risas al darse cuenta de que había usado la misma frase que el uso por lo cual el achico sus ojos y arrugo el entrecejo. Solo por un par de segundos porque después puso una mirada picara.
−Todo depende que de tan cariñosa se ponga conmigo cuando me lo pida, ya sabes dicen que jala mas un par de buenas ...−omitió la palabra, pero hizo un ademan como si estuviera tocando el busto de una mujer−, que una yunta de bueyes. −dijo entre risas al recibir el golpe de ella.
−No seas vulgar.
−Pero es la verdad, además eso no lo invente yo.
−Me tengo que ir.
−No quisiera dejarte ir, pero sé que mañana es la boda de tu prima. Mañana seguimos nuestra conversación.
−Muchas gracias por todo Alex, nos vemos mañana en la boda.
− ¿Me estas invitando a ir contigo?
−No, únicamente te estoy diciendo que nos vemos allá −dijo quedándose pensativa por un momento, Alexander imaginaba que lo que saldría de sus labios no sería de su agrado. Lo sabía por la mirada de maldad que tenía, sospechaba que estaba planeando algo macabro y no se equivocó−. Aunque pensándolo bien, puedo invitarte y dejarte plantado, tal como tú lo hiciste conmigo en la boda de tu hermano. Claro yo no voy a ser tan cruel como tú, solo voy a ignorar y voy a bailar con todos lo que quiera. −dijo seria, al punto que Alexander no supo si lo dijo de broma o si hablo en serio.
Al escuchar eso y ver que una pequeña curva comenzó a formarse en sus labios, en vez de sentirse molesto se soltó a reír.
−Sabía que no me la ibas a perdonar tan fácil. Sabía que me la ibas a cobrar tarde que temprano. −dijo acercándose a ella.
− ¿Y qué esperabas? Eso y más te mereces por haberte atrevido a dudar de mí. Si no lo hubieras hecho quizás ahorita estaríamos casados y tendríamos un niño; sobre todo no estaría debatiendo entre que es lo que tengo que hacer.
−De verdad lo siento bonita, no sabes cuánto. Ya no puedo hacer nada para cambiar el pasado. Solo te digo que ni se te ocurra intentar ignorarme o peor aún ponerte a bailar con alguien que no sea de tu familia porque te juro que te agarro en frente de todos y te saco de ahí cargada en mi hombro para darte un buen par de nalgadas.
−Uuyy que miedo. −dijo ella burlándose mientras comenzaba a ponerse su suéter−, Ni mi papá me las dio cuando era niña, ya parece que voy a dejar que tú lo hagas. Sigue soñando vaquero.
−Algún día cuando estemos en la intimidad te las voy a dar y me vas a pedir más. −dijo cerrándole un ojo.
−¡Estas loco!, hoy estas muy desatado; mejor me voy. −dijo al momento de acercarse a él para despedirse.
−Al menos te hice reír bonita. −le dijo antes de darle un tremendo beso y abrazo dejándole sentir las ganas que tenia de estar con ella.
−Mañana. −dijo ella entre risas, sintiéndose mal por dejarlo así.
−Si mañana estoy enfermo porque me toco bañarme con agua fría, va a ser tu culpa.
−No te va a pasar nada, no seas exagerado. −le dijo ella antes de salir de su casa. Sabía que él podría solucionar el problema con alguna amiguita, pero prefirió no pensar en eso y confiar en que en realidad le importaba.
−Neyra, no tienes nada de que preocuparte. Se que no he sido un santo; desde que volví a estar contigo, no he estado con nadie más. Te quiero a mi lado y no voy a hacer nada estúpido para alejarte de mí. −le aseguro viéndola a los ojos y abrazándola antes de salir para acompañarla a la puerta de la casa de sus padres.
−Eso espero Alex, porque hay muchas cosas en juego. −dijo omitiendo que personas inocentes podrían salir perjudicados.
A la mañana siguiente Neyra se despertó antes de que sonara su alarma, estaba emocionada; hacía años que no asistía a una fiesta de su familia. Desde temprano su mamá y sus tías comenzaron a preparar las botanas que servirían en las mesas antes y después del patillo principal. La primera parte de las botanas serian patitas de puerco con verduras en vinagre y después de la comida servirían taquitos de requesón con salsa de aguacate, la especialidad de su mamá. La cual no compartía con nadie, ni con sus hijas por temor a que se las fueran a pasar a sus primas o amigas.
A Neyra le hacía gracia la actitud de su mamá, ella sabía los ingredientes que llevaban su famosa salsa: aguacates, tomatillos, chile serrano, cebolla, cilantro y un poco de vinagre blanco, sal y un poco de Knorsuiza; el secreto estaba en que se molía con qué y el orden en que lo hacia su mamá. Lo sabía porque lo intento hacerla varias veces y nunca le quedo como la de su mamá.
A esas horas la novia debería ya de estarse alistándose mientras la mamá y las hermanas estarían también atareadas en la cocina. Ellas estarían a cargo de preparar el platillo principal, el cual sería mole y el cual era uno de los platillos favoritos de la novia y unos de los mejores platillos que hacia su tía, nadie hacia el mole como ella. Las hermanas de la novia estaban a cargo de cocinar el arroz rojo con verduras frescas y frijoles de la olla, los cuales había sido puesto a remojar desde la noche anterior para que esa mañana estuvieran más grandes y se cocieran más pronto. Cada una le pondría su toque especial para asegurarse que todos los invitados degustaran un delicioso platillo.
Neyra se ofreció a pagar por una compañía de catering para que se hiciera cargo de la comida, pero su prima se negó; no podría hacerle un desaire a su mamá. Era costumbre en su familia deleitar a los invitados con platillos cocinados por ellas mismas.
Neyra al igual que el resto de las primas, se reunieron en el lugar en donde se llevaría a cabo la fiesta, para poner los centros de mesas con flores frescas y para arreglar la mesa de los novios. Entre todas terminaron pronto y enseguida cada una se regreso a su casa para arreglarse.
Después de haberse bañado, Neyra se puso una crema para el cabello y lo dejo suelto, por suerte había llevado un vestido verde esmeralda y era largo, no era formal ni glamuroso, pero era adecuado para esa celebración. Lo que menos quería era ser el centro de atención en la boda de su prima. Cuando terminó de vestirse y maquillarse lo más natural posible, preparo una bolsa con ropa y productos para el baño, antes de dirigiese a la casa de su prima; quien le había pedido de favor que la ayudara a maquillarse.
Durante la misa, Neyra estuvo sentada al lado de sus padres y no dejaba de sonreír al ver lo hermosa y feliz que se veía su prima. Después en la fiesta, solo a la hora de la comida estuvo sentada, la mayor parte del tiempo estuvo saludando a familiares que hacía mucho que no veía y bailando con sus hermanos, primos y tíos cada que la invitaban a bailar. Estaba bailando con sus primas el bloque de música que puso el DJ cuando vio a Alexander entrar, sus ojos brillaron y su gran sonrisa de dibujo en sus labios al ver lo guapo con pantalón y camisa de vestir.
Tenia ganas de dejar a sus primas y de ir a su encuentro, pero no quiso verse tan desesperada por estar a su lado. Continúo bailando mientras lo vio saludar al novio. Cuando la canción termino y se estaba despidiendo de sus primas sintió una mano tomarla por la cintura al mismo tiempo que un exquisito olor a colonia fina le confirmo que era Alex.
−Hola hermosa −la saludo besando sus labios, al tiempo que comenzaba a tocar la banda−. ¿Me permites esta canción y todas las demás? −le pregunto con una encantadora sonrisa.
−Esta sí y las demás quizás también. −Le dijo mientras comenzaron a bailar abrazados al son de la canción, la cual por cierto era romántica.
Alexander y Neyra continuaron bailando juntos todo ese segmento de música entre risas, abrazos y besos. Ajenos a que toda su familia no dejaba de obsérvala y de comentar lo feliz que se veía al lado de Alexander. Mientras sus padres anhelaban que terminara juntos porque así ella regresara al pueblo o por lo menos a la ciudad más cercana para poder estar cerca de ella.
Cuando el grupo anuncio su descanso Neyra le pregunto Alexander si ya había comido, a lo que él le respondió que no.
−Ven, vamos para que comas algo. −le dijo tomándolo por la mano y llevándolo a la cocina para calentarle un plato.
−No hace falta, no te molestes.
−No es ninguna molestia, anda ven.
Alexander no se hizo del rogar y mientras camina admiraba lo hermosa que se veía en ese vestido, lo que más le gusto fue el escote de la espalda. No veía la hora de estar a solas con ella y desatar las delgadas tiras con las que estaba amarrado.
Mientras se dirigían a la cocina, Neyra se percato de las miradas curiosas de algunos de los invitados. Algunos parecían darles gusto verlos juntos, mientras que otras invitadas destilaban hiel y enviada al verla al lado de Alexander; si sus miradas fueran dardos ya estaría toda cubierta de ellos.
− ¿Con cuantas de las que están aquí te acostaste? −pregunto Neyra de la nada, lo cual sorprendió a Alexander y al verla seria por primera vez se dio cuenta que estaba hablando en serio y sobre todo que estaba esperando una respuesta.
− ¿De verdad quieres que te lo diga? −respondió antes de voltear a su alrededor y enfocar su mirada por un par de segundos en algunas de las mujeres que la miraban con recelo.
−Mejor olvídalo, creo que no me va a gustar lo que voy a escuchar. −dijo enfadada, dirigiéndose a la entrada de la cocina y dejándolo a él atrás.
− ¿Bonita porque te enojas?, tú sabes que estuve con muchas mujeres después de que te fuiste.
−Querrás decir, después de que me mandaste al diablo. −le reclamo molesta mirándolo a los ojos.
−Lo se Neyra, no hace falta que me lo recuerdes. Lo que no se, es porque permites que un par de miradas de mujeres dolidas nos arruinen esta noche. Si de verdad queremos que esto funcione, tenemos que hacer borrón y cuenta nueva. Estoy seguro de que en estos siete años tú también hiciste cosas de las que no estás muy orgullosa, pero no me importa.
−Fíjate que no, además yo no me acosté con medio mundo, si es eso a lo que te refieres.
−No me refiero a eso, pero estoy seguro de que no estas siendo cien por ciento honesta conmigo y ¿sabes qué? no me importa. Lo único que me importa es que tenemos una segunda oportunidad para ser felices y para estar juntos, y no la pienso desaprovechar.
Neyra recapacito con las palabras de Alexander, y después de un prolongado abrazo y de que él beso su cabeza mientras le decía lo importante que era ella para él y lo mucho que la quería. Se dirigieron a la mesa en donde estaban sus papas y sus hermanos, Alexander comió mole y ella un par de taquitos de requesón. Después de una breve conversación regresaron a la pista para continuar bailando y tener conversaciones cortas con algunos conocidos de ambos.
Cuando fue tiempo de irse Alexander le dijo que la seguiría a la casa de sus padres, a lo que ella sonrió y le dijo que no iba a la casa de sus padres en el rancho de él, sino a la casa que ella le mandó construir a sus padres.
−Vallamos entonces. −dijo con una gran sonrisa.
Al llegar a la propiedad, Neyra bajo con una bolsa y lo invito a pasar al momento que abrió la puerta.
− ¿Planeaste esto?
−No precisamente, varios familiares de los que vinieron a la fiesta no encontraron hospedaje y para que no manejen les ofrecí esta casa, pero prefirieron quedarse en la casa de mis papas. −comento mientras entraban.
−Mejor para nosotros, así tenemos toda la casa para nosotros solos. −dijo al momento que comenzó a devorar sus labios con pasión y deseo.
Disfrutar el momento sonaba ideal y tentador sobre todo cuando vio la mirada oscura y llena de deseo de Alexander, quien a la vez la invitaba a pasar a su casa.
−No creo que sea buena idea, mañana me tengo que levantar temprano.
−No seas mala, solo unos minutos. Muero por besarte y abrazarte.
−Y qué es lo que estuviste haciendo todo este rato mientras estábamos en la fogata o mientras caminábamos?
−Es diferente, no podía besarte a abrazarte como deseo enfrente de los trabajadores o sabiendo que alguien puede vernos. Lo que menos quiero es darle ideas a los idiotas que te estaba comiendo con la mirada hace un rato. −dijo él con un poco de enfado.
− ¿Entonces si estabas celoso hace un rato? −pregunto ella riendo, al recordar su cara y al ver el gesto que hizo él al recordarlo.
−No sé de qué te ríes, no le veo la gracia.
−Nunca creí que llegaría a verte celoso −dijo acercándose para besarlo−. Me tengo que ir pronto, solo me voy a quedar unos minutos, así es que aprovéchalos para abrazarme y besarme a tu antojo. −le dijo a Alexander quien sin dudarlo comenzó a devorar sus labios con devoción y casi enseguida le saco a ella su suéter.
−Ey dijiste, que solo serían besos y abrazos? −le reclamo fingiendo enfado.
−Sí, pero me gusta abrazarte sintiendo tu piel. −le dijo al momento en que termino de quitarse su camisa y enseguida se saco la playera. Neyra iba a decir algo más, pero al sentir el contacto de sus pieles, solo cerro los ojos y se dejo embriagar por esa placentera sensación, la cual era inigualable.
Mientras correspondía al beso, Alexander la tomo cintura y al momento de elevarla un poco ello envolvió sus piernas alrededor de la cadera de él, al mismo tiempo que coloco sus brazos detrás de su cuello. Continuaron besándose hasta que él se percató que algo no estaba bien y unas gotas sobre sus hombros lo confirmaron. Trato de separase para verla a la cara, pero ella no se lo permitió, se aferró con más fuerza de cuello antes de esconder su rostro en el hueco de su cuello. Con eso, él no hizo el intento de apartarla; al contrario, la sostuvo con un solo brazo mientras que el otro lo elevo para frotar su espalda antes de sentarse con ella en uno de los sillones de la sala.
−Llora pequeña, si eso te hace sentir mejor, hazlo. −le dijo y espero un momento para ver si ella deseaba hablar, pero ella no lo hizo, solo lloro más−. Bonita, mi amor...dime que es lo que preocupa.
−Por favor no me preguntes, solo abrázame. −dijo Neyra y continúo abrazándolo, deseaba poder decirle Alex creo que te sigo amando y ya no tienes que preocuparte por tener un hijo; porque ya lo tenemos. ¿Te importaría mucho dejar todo y venirte a vivir conmigo, porque yo tengo varios compromisos que cumplir y porque tengo mi vida hecha en el otro lado del país? −pensaba en la posibilidad de ser feliz a su lado, pero los pensamientos pesimistas también llegaron a su mente− ¿Y qué pasaría si no le perdona el hecho que le oculto que tienen un hijo y si en vez de reanudar su relación, solo pelea la patria potestad del niño? Ella tenía estabilidad económica, pero no se comparaba con la de los padres de él. Ellos tendrían más recursos para pelar y mayor posibilidades de ganar.
− ¿Porque no me platicas que es lo que te esta preocupando, que es lo que te tiene intranquila?, vamos bonita, habla conmigo.
−No lo vas a entender. −dijo preguntándose así misma si seria capaz de dejar todo para irse a vivir con él, deseaba confiar en él, pero no podía. No creía ser capaz de renunciar a todo por él, aunque lo amara.
− ¡Pruébame! −dijo seguro de sí mismo y confiado en que podría hacer algo para hacerla sentirse mejor. Algo en el fondo le decía que él era el causante de sus lágrimas.
−Tengo miedo de que esto termine.
−No va a terminar bonita. Te amo y te quiero en mi vida.
−Lo mismo me dijiste una vez y terminamos.
−Lo se mi amor y no sabes cuanto lo lamento. Pero esta vez va a ser diferente.
− ¿Como Alex? Como vamos a poder tener una relación si tú tienes tu trabajo aquí y yo tengo el mío a miles de kilómetros de aquí.
−Podemos tomar turnos para ir a ver al otro en lo que decidimos que hacer. Uno de los dos va a tener que dejar su trabajo.
−Qué va a pasar el día que tengamos familia y si ninguno de los dos puede o quiere dejar su trabajo?
−Bonita, no estés pensando en cosas que quizás no van a suceder. Tu habías mencionado que no quieres tener familia. ¿Qué paso, ya cambiaste de parecer? Porque si ese es el caso, en este momento comenzamos a practicar, quien quite y con suerte quedes embarazada y le damos a tu papá la sorpresa de que se le va a cumplir el deseo de ser abuelo y de tenerte viviendo cerca. −lo dijo en tono de broma para sacarle una sonrisa a ella.
−Yo no puedo embarazarme ni puedo quedarme aquí.
− ¿Ni, aunque te pida que seas mi esposa? −al ver el rostro de sorpresa de ella y por temor a que le dijera que no, prosiguió−, No es una declaración, aún; estamos suponiendo. −dijo un poco nervioso, lo cual le pareció de lo más tierno a Neyra; quien no podía creer que un hombre como él estuviera así de nervioso.
−En caso de que tu propuesta de matrimonio, fuera más que una suposición. ¿Qué tanto estarías dispuesto hacer por tu esposa?
−Suponiendo que aceptaras. Estaría dispuesto hacer lo fuera necesario para poder estar a tu lado.
−¿Estarías dispuesto, a irte conmigo y buscar un trabajo allá? −pregunto seductoramente−. Claro, estamos suponiendo únicamente. −dijo entre risas al darse cuenta de que había usado la misma frase que el uso por lo cual el achico sus ojos y arrugo el entrecejo. Solo por un par de segundos porque después puso una mirada picara.
−Todo depende que de tan cariñosa se ponga conmigo cuando me lo pida, ya sabes dicen que jala mas un par de buenas ...−omitió la palabra, pero hizo un ademan como si estuviera tocando el busto de una mujer−, que una yunta de bueyes. −dijo entre risas al recibir el golpe de ella.
−No seas vulgar.
−Pero es la verdad, además eso no lo invente yo.
−Me tengo que ir.
−No quisiera dejarte ir, pero sé que mañana es la boda de tu prima. Mañana seguimos nuestra conversación.
−Muchas gracias por todo Alex, nos vemos mañana en la boda.
− ¿Me estas invitando a ir contigo?
−No, únicamente te estoy diciendo que nos vemos allá −dijo quedándose pensativa por un momento, Alexander imaginaba que lo que saldría de sus labios no sería de su agrado. Lo sabía por la mirada de maldad que tenía, sospechaba que estaba planeando algo macabro y no se equivocó−. Aunque pensándolo bien, puedo invitarte y dejarte plantado, tal como tú lo hiciste conmigo en la boda de tu hermano. Claro yo no voy a ser tan cruel como tú, solo voy a ignorar y voy a bailar con todos lo que quiera. −dijo seria, al punto que Alexander no supo si lo dijo de broma o si hablo en serio.
Al escuchar eso y ver que una pequeña curva comenzó a formarse en sus labios, en vez de sentirse molesto se soltó a reír.
−Sabía que no me la ibas a perdonar tan fácil. Sabía que me la ibas a cobrar tarde que temprano. −dijo acercándose a ella.
− ¿Y qué esperabas? Eso y más te mereces por haberte atrevido a dudar de mí. Si no lo hubieras hecho quizás ahorita estaríamos casados y tendríamos un niño; sobre todo no estaría debatiendo entre que es lo que tengo que hacer.
−De verdad lo siento bonita, no sabes cuánto. Ya no puedo hacer nada para cambiar el pasado. Solo te digo que ni se te ocurra intentar ignorarme o peor aún ponerte a bailar con alguien que no sea de tu familia porque te juro que te agarro en frente de todos y te saco de ahí cargada en mi hombro para darte un buen par de nalgadas.
−Uuyy que miedo. −dijo ella burlándose mientras comenzaba a ponerse su suéter−, Ni mi papá me las dio cuando era niña, ya parece que voy a dejar que tú lo hagas. Sigue soñando vaquero.
−Algún día cuando estemos en la intimidad te las voy a dar y me vas a pedir más. −dijo cerrándole un ojo.
−¡Estas loco!, hoy estas muy desatado; mejor me voy. −dijo al momento de acercarse a él para despedirse.
−Al menos te hice reír bonita. −le dijo antes de darle un tremendo beso y abrazo dejándole sentir las ganas que tenia de estar con ella.
−Mañana. −dijo ella entre risas, sintiéndose mal por dejarlo así.
−Si mañana estoy enfermo porque me toco bañarme con agua fría, va a ser tu culpa.
−No te va a pasar nada, no seas exagerado. −le dijo ella antes de salir de su casa. Sabía que él podría solucionar el problema con alguna amiguita, pero prefirió no pensar en eso y confiar en que en realidad le importaba.
−Neyra, no tienes nada de que preocuparte. Se que no he sido un santo; desde que volví a estar contigo, no he estado con nadie más. Te quiero a mi lado y no voy a hacer nada estúpido para alejarte de mí. −le aseguro viéndola a los ojos y abrazándola antes de salir para acompañarla a la puerta de la casa de sus padres.
−Eso espero Alex, porque hay muchas cosas en juego. −dijo omitiendo que personas inocentes podrían salir perjudicados.
A la mañana siguiente Neyra se despertó antes de que sonara su alarma, estaba emocionada; hacía años que no asistía a una fiesta de su familia. Desde temprano su mamá y sus tías comenzaron a preparar las botanas que servirían en las mesas antes y después del patillo principal. La primera parte de las botanas serian patitas de puerco con verduras en vinagre y después de la comida servirían taquitos de requesón con salsa de aguacate, la especialidad de su mamá. La cual no compartía con nadie, ni con sus hijas por temor a que se las fueran a pasar a sus primas o amigas.
A Neyra le hacía gracia la actitud de su mamá, ella sabía los ingredientes que llevaban su famosa salsa: aguacates, tomatillos, chile serrano, cebolla, cilantro y un poco de vinagre blanco, sal y un poco de Knorsuiza; el secreto estaba en que se molía con qué y el orden en que lo hacia su mamá. Lo sabía porque lo intento hacerla varias veces y nunca le quedo como la de su mamá.
A esas horas la novia debería ya de estarse alistándose mientras la mamá y las hermanas estarían también atareadas en la cocina. Ellas estarían a cargo de preparar el platillo principal, el cual sería mole y el cual era uno de los platillos favoritos de la novia y unos de los mejores platillos que hacia su tía, nadie hacia el mole como ella. Las hermanas de la novia estaban a cargo de cocinar el arroz rojo con verduras frescas y frijoles de la olla, los cuales había sido puesto a remojar desde la noche anterior para que esa mañana estuvieran más grandes y se cocieran más pronto. Cada una le pondría su toque especial para asegurarse que todos los invitados degustaran un delicioso platillo.
Neyra se ofreció a pagar por una compañía de catering para que se hiciera cargo de la comida, pero su prima se negó; no podría hacerle un desaire a su mamá. Era costumbre en su familia deleitar a los invitados con platillos cocinados por ellas mismas.
Neyra al igual que el resto de las primas, se reunieron en el lugar en donde se llevaría a cabo la fiesta, para poner los centros de mesas con flores frescas y para arreglar la mesa de los novios. Entre todas terminaron pronto y enseguida cada una se regreso a su casa para arreglarse.
Después de haberse bañado, Neyra se puso una crema para el cabello y lo dejo suelto, por suerte había llevado un vestido verde esmeralda y era largo, no era formal ni glamuroso, pero era adecuado para esa celebración. Lo que menos quería era ser el centro de atención en la boda de su prima. Cuando terminó de vestirse y maquillarse lo más natural posible, preparo una bolsa con ropa y productos para el baño, antes de dirigiese a la casa de su prima; quien le había pedido de favor que la ayudara a maquillarse.
Durante la misa, Neyra estuvo sentada al lado de sus padres y no dejaba de sonreír al ver lo hermosa y feliz que se veía su prima. Después en la fiesta, solo a la hora de la comida estuvo sentada, la mayor parte del tiempo estuvo saludando a familiares que hacía mucho que no veía y bailando con sus hermanos, primos y tíos cada que la invitaban a bailar. Estaba bailando con sus primas el bloque de música que puso el DJ cuando vio a Alexander entrar, sus ojos brillaron y su gran sonrisa de dibujo en sus labios al ver lo guapo con pantalón y camisa de vestir.
Tenia ganas de dejar a sus primas y de ir a su encuentro, pero no quiso verse tan desesperada por estar a su lado. Continúo bailando mientras lo vio saludar al novio. Cuando la canción termino y se estaba despidiendo de sus primas sintió una mano tomarla por la cintura al mismo tiempo que un exquisito olor a colonia fina le confirmo que era Alex.
−Hola hermosa −la saludo besando sus labios, al tiempo que comenzaba a tocar la banda−. ¿Me permites esta canción y todas las demás? −le pregunto con una encantadora sonrisa.
−Esta sí y las demás quizás también. −Le dijo mientras comenzaron a bailar abrazados al son de la canción, la cual por cierto era romántica.
Alexander y Neyra continuaron bailando juntos todo ese segmento de música entre risas, abrazos y besos. Ajenos a que toda su familia no dejaba de obsérvala y de comentar lo feliz que se veía al lado de Alexander. Mientras sus padres anhelaban que terminara juntos porque así ella regresara al pueblo o por lo menos a la ciudad más cercana para poder estar cerca de ella.
Cuando el grupo anuncio su descanso Neyra le pregunto Alexander si ya había comido, a lo que él le respondió que no.
−Ven, vamos para que comas algo. −le dijo tomándolo por la mano y llevándolo a la cocina para calentarle un plato.
−No hace falta, no te molestes.
−No es ninguna molestia, anda ven.
Alexander no se hizo del rogar y mientras camina admiraba lo hermosa que se veía en ese vestido, lo que más le gusto fue el escote de la espalda. No veía la hora de estar a solas con ella y desatar las delgadas tiras con las que estaba amarrado.
Mientras se dirigían a la cocina, Neyra se percato de las miradas curiosas de algunos de los invitados. Algunos parecían darles gusto verlos juntos, mientras que otras invitadas destilaban hiel y enviada al verla al lado de Alexander; si sus miradas fueran dardos ya estaría toda cubierta de ellos.
− ¿Con cuantas de las que están aquí te acostaste? −pregunto Neyra de la nada, lo cual sorprendió a Alexander y al verla seria por primera vez se dio cuenta que estaba hablando en serio y sobre todo que estaba esperando una respuesta.
− ¿De verdad quieres que te lo diga? −respondió antes de voltear a su alrededor y enfocar su mirada por un par de segundos en algunas de las mujeres que la miraban con recelo.
−Mejor olvídalo, creo que no me va a gustar lo que voy a escuchar. −dijo enfadada, dirigiéndose a la entrada de la cocina y dejándolo a él atrás.
− ¿Bonita porque te enojas?, tú sabes que estuve con muchas mujeres después de que te fuiste.
−Querrás decir, después de que me mandaste al diablo. −le reclamo molesta mirándolo a los ojos.
−Lo se Neyra, no hace falta que me lo recuerdes. Lo que no se, es porque permites que un par de miradas de mujeres dolidas nos arruinen esta noche. Si de verdad queremos que esto funcione, tenemos que hacer borrón y cuenta nueva. Estoy seguro de que en estos siete años tú también hiciste cosas de las que no estás muy orgullosa, pero no me importa.
−Fíjate que no, además yo no me acosté con medio mundo, si es eso a lo que te refieres.
−No me refiero a eso, pero estoy seguro de que no estas siendo cien por ciento honesta conmigo y ¿sabes qué? no me importa. Lo único que me importa es que tenemos una segunda oportunidad para ser felices y para estar juntos, y no la pienso desaprovechar.
Neyra recapacito con las palabras de Alexander, y después de un prolongado abrazo y de que él beso su cabeza mientras le decía lo importante que era ella para él y lo mucho que la quería. Se dirigieron a la mesa en donde estaban sus papas y sus hermanos, Alexander comió mole y ella un par de taquitos de requesón. Después de una breve conversación regresaron a la pista para continuar bailando y tener conversaciones cortas con algunos conocidos de ambos.
Cuando fue tiempo de irse Alexander le dijo que la seguiría a la casa de sus padres, a lo que ella sonrió y le dijo que no iba a la casa de sus padres en el rancho de él, sino a la casa que ella le mandó construir a sus padres.
−Vallamos entonces. −dijo con una gran sonrisa.
Al llegar a la propiedad, Neyra bajo con una bolsa y lo invito a pasar al momento que abrió la puerta.
− ¿Planeaste esto?
−No precisamente, varios familiares de los que vinieron a la fiesta no encontraron hospedaje y para que no manejen les ofrecí esta casa, pero prefirieron quedarse en la casa de mis papas. −comento mientras entraban.
−Mejor para nosotros, así tenemos toda la casa para nosotros solos. −dijo al momento que comenzó a devorar sus labios con pasión y deseo.
Gracias por continuar leyendo y a CynthiaEspinoza698 por comenzar a seguirme.
Los días de amor y felicidad de Alexander y Neyra están muy cerca de llegar a su fin.
Si creían que un malentendido era todo a lo que su amor se iba a enfrentar, estaban muy equivocados.
¡Hasta la próxima, les mando saludos y bendiciones!
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