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(Celeste)
Llego a mi casa después de mi encuentro con David, todavía mantengo la sensación de su cercanía en mí. No puedo creer que sin tocarme haya generado ese remolino de sensaciones en mi cuerpo, solamente me tocó con sus labios a un costado de mi boca y desencadenó un caos en mi cabeza.
Entro en mi casa, después del divorcio tuve que dejar la que había sido mi casa por más de cuatro años, Ramón y yo encontramos nuestra casa cuando estábamos comprometidos y yo me enamoré de ella, tenía habitaciones para al menos 3 niños, el espacio para que tuvieran una habitación de juegos, espacios para hacer celebraciones familiares en el área del jardín y piscina para los niños y sus amigos.
Cuando nos divorciamos yo no podía quedarme en ese lugar, mantener una casa tan grande no estaba en mi presupuesto, además de conocer que toda «mi vida perfecta» fue una mentira siempre. Mis padres no estuvieron de acuerdo, ni con mi divorcio ni con la venta de la casa, pero con los abogados decidí venderla y poner el dinero en una cuenta a plazo fijo para la universidad de Ángel, Ramón no se opuso simplemente aceptó todas las demandas, quería deshacerse pronto de nosotros.
Hace tres meses encontré una pequeña casa de dos habitaciones en la cual Ángel y yo podremos ser felices nuevamente. Ramón quería darme una pensión para mí aparte de la que debe dar a mi hijo, claro está que me negué, según él quería mantener una relación amistosa conmigo y poder llegar a mi casa cada vez que quisiera para vernos a mi hijo y a mí.
No pude hacer nada más que reírme con sarcasmo de su idea, él quiere seguir siendo mi amigo después de haberme utilizado por años, robarme muchos años de mi vida y quiere fingir que no pasó nada.
Me quito los zapatos altos y los dejo en mi camino cuando veo a Mónica la niñera doblando la ropita de mi niño y colocándola en su habitación.
—¡Hola! ¿Cómo se portó mi precioso Ángel? —le pregunto acercándome a su camita, mi niño ya cuenta con casi dos añitos, y como su mismo nombre realmente es un angelito.
—Bien, igual que siempre... hace dos horas le leí su cuento y se durmió sin chistar —me responde Mónica mirando mi niño con ojos de cariño, ella ha cuidado mi hijo desde pequeño, mientras salgo a trabajar ello lo cuida y por las tardes asiste a la universidad.
—Gracias por quedarte con él esta noche —le digo cuando salimos.
—No hay problema, amo a ese pequeñito —dice mientras nos dirigimos a la cocina y viendo que aún llevo mi vestido de noche me pregunta — ¿Qué tal estuvo la boda?
—Estuvo hermosa... —le digo soltando un suspiro — Melisa y Ernesto se veían tan felices y enamorados...
—Me alegro mucho por ellos —y poniendo su mano sobre mi hombro me pregunta—¿Tú cómo lo sobrellevas?
—Estoy bien, sabes que nada me emociona más que saber que ellos son felices y se tienen uno al otro —le digo dándole una sonrisa sincera.
—Sabes que no hablo de eso... —se aleja y toma sus cosas mientras dice —pero si no estás lista para hablarlo estoy bien con ello.
Durante estos meses nos hemos hecho muy cercanas, ella conoce la mayoría de las cosas que me hizo Ramón, pues él no se tomó la molestia de mantenerlo entre nosotros.
Después de despedirme de ella y asegurar la puerta, comienzo a desvestirme y lleno la bañera, éste es el único lujo que busqué para tener en mi nueva casa.
Veo mi hijo antes de meterme al agua esperando que me borre el estupor de todo lo que ha pasado esta noche.
(David)
Son las 5:30 a.m. cuando me estaciono frente a una pequeña casa, me pregunto si ésta será realmente la dirección de Celeste y Ramón. Cuando le escribí a Melisa solicitándole la dirección me la dio sin preguntar nada, pues estaba en el aeropuerto a punto de salir de luna de miel con Ernesto.
Leo nuevamente el mensaje y reviso el número de casa, realmente es el lugar, espero que Melisa no se haya equivocado porque no quiero despertar a un desconocido tan temprano.
Bajo de mi carro y me dirijo a la entrada a través de la calzada, me gusta la manera en que está cuidado el jardín tiene arbustos y flores, la casa es pequeña y está pintada de un color crema con algunos detalles en color azul.
Toco el timbre y espero que Ramón abra la puerta, espero en serio no equivocarme de casa, después de unos momentos la luz de la entrada se prende y escucho que Celeste me pregunta:
—¿David? —asumo que me vio a través de la pequeña mirilla en la puerta.
Cuando afirmo, escucho como destraban la entrada y siento que el aire desaloja mis pulmones al ver a Celeste cubierta solamente por una bata de seda, no estoy seguro si llevará algo debajo de ella, pero mejor aparto esos pensamientos pues el verla así hace que mi boca se seque.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta cruzando sus brazos bajo su pecho, lo que hace que se le suban y se vean aún más apetitosos, puedo ver sus pezones erizados por el viento frío que entra por la puerta abierta —entra me dice apartándose y cuando ingreso cierra la puerta tras de mí.
—Lo siento no quería molestarlos —digo mirando la casa, es hermosa como su dueña, las cosas están dispuesta de una manera que te hace pensar en la palabra hogar.
Me giro y la veo esperando que le explique mi intromisión a esta temprana hora de la mañana.
—Debo estar en el hospital en una hora... —le explico mientras saco su aparato de mi bolsillo y se lo tiendo digo —lo encontré anoche donde estaba tu automóvil y supuse que era tuyo.
Ello lo toma de mis manos y lo ve, creo que no se había dado cuenta que lo había olvidado así que le digo —Discúlpame con Ramón, creo que anoche se molestó porque lo respondí —ella me mira con los ojos muy abiertos y siento ganas de besarla cuando veo sus labios entreabiertos, así que termino de hablar diciendo — lo siento, pensé que eras tú queriendo encontrar tu celular.
—¿Por qué supusiste que estaba con Ramón? —me pregunta mirándome fijamente.
—Porque es tu esposo princesa —le digo y sin poder evitarlo, tomo un mechón dorado que se ha escapado de su moño.
—Ya no es mi esposo —dice con un brillo de entendimiento en la mirada.
La veo con los ojos de asombro y siento el imperioso deseo de besarla, es una mujer soltera, si yo fuera un hombre diferente la besaría y la tomaría como mi compañera de vida, pero no tengo nada que brindarle así que muy a mi pesar voy a retirar mi mano de su pelo, pero ella sube su mano y toma la mía para colocarla sobre su mejilla.
—Gracias por venir a dejarme esto tan temprano... eres un gran hombre —me dice mirándome a los ojos y veo que baja su mirada mi boca, ese es el momento que hace que mi cordura se caiga por un precipicio; coloco mi otra mano en su cara y me inclino hasta juntar nuestras bocas.
¡Dios! Ella es tan suave como se ve, sabe a la brisa cálida de un día de verano, me pego aún más a ella y siento que ella deja escapar un gemido cuando siente mis manos en su cintura y la pego a toda mi anatomía.
En lo que parece un poco tiempo escuchamos que golpean la puerta de entrada y la voz de Ramón desde el exterior, ella se separa de mí como si mi toque la quemara.
Me mira con ojos de vulnerabilidad, pero veo como se pone la máscara de princesa y se aleja mientras dice —Gracias por venir, te ofrecería café pero aún no lo hago.
Camina a la entrada y veo que abre la puerta mientras un furioso Ramón entra y me mira con reproche.
¡Dios me mintió para hacerme besarla! Sigue teniendo esposo, porque ningún hombre puede estar tan furioso de celos si no tiene derecho sobre la mujer. Así que antes que Ramón intente algo conmigo, camino a la entrada y solamente me giro, veo a Celeste que no me ve realmente, mientras digo —Hasta el luego princesa, que tengas buen día.
Y sin ver atrás salgo de esa casa.
¡Segundo capítulo!
Hola a todos y todas, gracias por leer mi historia, por favor recuerden dejarme sus comentarios para saber que les ha parecido el capítulo y regalarme una estrellita si les ha gustado.
Besitos,
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