18. Juntos
—Es un capullo. Bryce es un capullo integral. Y un imbécil. Un completo imbécil. Y un insensible... —comentaba Wynn de brazos cruzados sobre mi colchón.
—Gracias, pero no lo necesito. Tengo muy claro lo que es y lo que no —comenté con enfado echando una pila de camisetas dobladas a la tercera y última maleta.
Tras media hora en cuclillas haciendo el equipaje, comenzaban a dolerme los riñones, algo de lo que mi madre solia quejarse mucho. Me tumbé en el suelo y me tomé un descanso.
—No lo digo para que te sientas mejor, lo digo porque realmente lo pienso. Nunca me ha caído bien ese tipo. Además, ¡Me reventó la napia por llamarle tío! Aún siento mi nariz palpitar.
Resultaba increíble lo fácil que Wynn me hacía reír incluso en momentos de bajón como aquel lo era.
—Vida nueva, nariz nueva.
—He pensado qué podemos quedarnos en la antigua casa de mis padres hasta que encontremos un apartamento. Tengo la mayor parte del dinero de la herencia, así que no tendremos problema en costear una vivienda pequeña. Buscaré una universidad en la que acabar mis estudios y trabajaré por las tardes en algún bar de mala muerte.
—Yo venderé algunos de mis bolsos de marca. Será una gran pérdida, pero con ello podré pagar mi mitad del alquiler de la que no pienso dejar que te encargues.
—Una lástima, yo pudiera haber sido tú sugar brother —vacila —¿Eso que ha sonado es tu móvil?
Así era. Tenía dos mensajes nuevos.
~W
Willow Lewis, hoy finaliza nuestra nuestra alianza. Puedes estar muy orgullosa de tu trabajo, has demostrado ser mucho más eficiente que la mitad de mis agentes. Entre las dos hemos conseguido destruir a William Halton, y me encantaría pedirte que trabajaras para mí para seguir sumando victorias. Por desgracia, tras haber enviado tu currículum a una gran línea de moda, tengo el presentimiento de que me será imposible persuadirte.
20:41
~W
Joven Willow, me complace anunciarte que has sido contratada por mi brillante hermano Valentino Garavani. Espero que te vaya bien con él y recibir noticias tuyas en un futuro lejano. Ahora te pediré que elimines mi contacto y te lleves nuestro secreto a la tumba. Díselo a tu amigo también, quiero que sepa que si se le ocurre hablar, usaré su lengua disecada como pisapapeles. Nunca dejes de aspirar a grandes cosas, Lewis, es mi consejo para triunfar en la vida. No respondas a este mensaje.
20:42
—Hey, ¿Estás bien? Pareces a punto de llorar —se preocupó Bryce inclinándose hacía mí desde mi cama —¿Es Bryce verdad? Pásame el teléfono para que le escriba un par de cosas a ese gil...
Levanté la vista de la pantalla para dirigirla a él.
Aún estaba procesándolo.
—¡VOY A TRABAJAR PARA VALENTINO GARAVINI! —grité dando un salto sobre Wynn y haciéndolo caer de espaldas sobre el colchón.
—¿¡ES EN SERIO!? ¡JODER WILLOW! ¡VAS A SER FAMOSA, TÍA!
—No nos anticipemos —reí divertida por su entusiasmo —¡Mejor conformémonos con el sueldazo que voy a ganar!
—¡QUÉ FUERTE QUÉ FUERTE QUÉ FUERTE! —se alteró revolviendo mi pelo con alegría. Después pareció caer en algo y cambió su cara a una de advertencia —Ni se te ocurra olvidarte de mí cuándo seas una celebrity con la agenda super ocupada, o prometo publicar todas tus fotos dormida, lavándote los dientes, despeinada, en el baño...
—Eew ¿Tienes fotos fías en el baño? —pregunté asqueada.
—Sabía que llegaría el día que triunfaras, así que tuve que prepararme tanto en lo mental como en lo material.
—Que asco, Wynn.
—Llámalo como quieras, pero yo si tengo algo con lo que sobornarte en el futuro —trató inútilmente de darme envidia.
—Centrémonos —propuse —ahora viene la parte en la que le cuento a mi madre que me voy de casa. Se pondrá histérica, se negará, me dirá de todo por qué me quede, incluso puede que me abrace o establezca algún tipo de contacto físico entre nosotras. Es tu deber como amigo darme sacarme de allí a rastras si ves que estoy a punto de ceder ante la persuasión.
—Trato echo. Solo espero que luego no te enfades conmigo.
—¡Pues en marcha! —exclamé agarrando las tres maletas con torpeza pero gran entusiasmo —¡No hay tiempo que perder!
No hizo falta recorrer la casa en busca de mi madre, ella se encontraba junto a la entrada, esperando una explicación a tanta maleta.
—¿Nos vamos de viaje y no me he enterado? —preguntó con prepotencia mientras se colocaba las gafas de sol como diadema con un solo dedo.
—Me voy de casa —anuncié mentalmente aterrorizada pero físicamente firme.
—¡Que buena idea, cariño! —sonrió descolgándose el bolso del hombro para colgarlo en el perchero.
No supe que era más raro, si su excesivamente buena reacción o que se dirigiera a mí como "cariño".
Mi madre no era una de esas mujeres con mentalidad liberal. Estaba claro que me quería fuera de la casa, mientras más lejos mejor.
—Ah. Bueno pués... Adiós, supongo.
—Adiós Willow, ¡Te llamaré!
Wynn, tan asombrado como yo, abrió la puerta para que saliéramos a la calle y pudiéramos tomar el aire.
—Eso ha sido... —comenzó.
—Raro. Pero a la vez tan normal en ella...
—En el fondo era de esperar, ¿Sabes? Quiero decir, es tu madre. Sospecho que no tiene ni corazón ni alma...
—¡Bueno! —di una palmada para que volviéramos al presente —¿Donde has dejado la moto?
—Está... Espera, pensabas llevar todo eso...— señaló el equipaje con una sonrisa absurda —¿En una moto?
—Claro... Ni tú ni yo tenemos coche.
—Error. Ahora sí que lo tenemos.
Sacó unas llaves de su bolsillo e hizo encender los faros de un pequeño y viejo coche rojo.
—Lo he salvado de un desguace ¿Que te parece?
—Lo veo como una limusina en comparación con la moto pero... ¿Tienes el carnet de coche?
—¿Acaso importa?
—¿¡Piensas conducir sin carnet!? —me escandalicé.
—Eres tan inteligente, sabía que lo acabarías por entender —me guiñó un ojo con sarcasmo —Ahora sube, vamos. ¡La ciudad de Toronto nos espera!
Y así fue como Wynn y yo abandonamos nuestra antigua vida para formar una nueva.
Una cosa era clara: fuera como fuera, donde fuera y cuando fuera, permaneceríamos juntos.
Juntos en todas las vidas que nos aguardaba el futuro.
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