Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Conocer el cambio

—¡Bueeeenosdíasporlamañana! —cantureé desde la cocina al verla descender las escaleras —Hoy no quedaba pan así que he hecho tortitas. He dejado tu café en la cafetera —había adoptado la costumbre de beberme el mío mientras cocinaba.

—Jueves. Falta un día para que falte un día para el fin de semana —reflexionó Willow junto con un bostezo.

—Yo no lo paso tan mal. Deberías visitar la Uni algún día, no tiene punto de comparación con la antigua Academia Clovelly. Aquí todo es más diverso, más liberal... Por ejemplo, no hay populares, solo distintos grupos. Tampoco hay dos personas en toda la universidad con la misma prenda, cada uno viste un estilo diferente, la mayoría juega con lo extravagante, y no se es criticado por ello.

—¡Dios mío, Wynn! ¡Sal cuanto antes de ese infierno! —exclamó horrorizada.

—Ríete, pero sé que te acabaría gustando.

—Acabas de describir el antónimo a mi concepto de "Universidad perfecta". Con personas que no saben de moda ni respetan la popularidad ¿¡Cómo va a gustarme un lugar así!? No sobreviviría ni dos días en ese circo.

Me reí ante su cara de espanto.

¿Existía alguien mas hipócrita que mi amiga?

Cretina. Eso pensaría de ella si no la conociera de toda la vida; Eso pensaría de ella si no supiera que, bajo esa fachada, se escondía una Willow sensible, inteligente y divertida.

—Willow, sabes que te quiero, pero a veces eres tan cerrada de mente...

—No soy cerrada de mente, me gusta lo tradicional —corrigió.

—A veces lo nuevo puede sorprender para bien. Te muestra cosas que jamás hubieras conocido de haberte cerrado en banda al cambio tal y como tú haces.

—Y no te lo niego, solo digo que no tengo ni necesidad ni ganas de conocer el cambio ahora. Acabo de mudarme de ciudad con mi mejor amigo, ¿Qué mayor cambio que ese?

—Mira que eres testaruda... ¡Cavernícola! ¡Qué a ver si sales ya de esa cueva! —me burlé revolviendo su pelo con mi mano.

—¡Opresor! ¡Qué a ver si aprendes a respetar ideales diferentes! —me la devolvió con una sonrisa traviesa, dándome la espalda para llevar su desayuno al comedor.

—Este opresor tiene que irse ya si no quiere llegar tarde —comenté tras mirar la hora en mi reloj.

Le di el último bocado a mi pan y rodeé la mesa del comedor para alcanzar a depositar un beso sobre la frente de Willow. Ella sonrió con la boca llena y me despidió con la mano.

Cogí mi mochila del perchero y salí a la calle. La Universidad no quedaba a más de quince minutos andando, pero prefería coger la moto, ya que además de ser más cómoda me hacía parecer más interesante.

Estacioné en los aparcamientos de la Uni y me reuní con mis amigos, que me esperaban en la entrada.

Finnick y Jane. Jane y Finnick.

Él, un pelirrojo, alto, pero poco musculoso con una alegría infinita. Tenía el rostro cubierto de pecas y una sonrisa tan bonita como contagiosa. De personalidad era algo introvertido, prefería escuchar a los demás en silencio y así él evitar ser el centro de atención.

Ella, una morena con mechas amarillas tan bajita que sí fuera azul se confundiría con Pitufina. Extremadamente sociable, de naturaleza extrovertida. Habla todo lo que Finnick no, y le encanta ser el centro de atención. En sus tiempos libres se queja sobre los grandes problemas del mundo, como la guerra o el machismo.

A ambos los había conocido al entrar a la Universidad de Toronto. Cómo los tres estudiábamos cosas relacionadas, compartíamos un elevado número de clases.

—Llegas tarde —me recordó el chico.

—Lo sé, tío. Se me fue el santo al cielo.

—¿Por qué seguís aquí parados? —ladró la morena —¡Vamos dentro! ¡Venga, venga, venga!

Mi primera clase fue historia del arte. Demasiada teoría innecesaria. Me pasé toda la hora consolándome con que después tocaba cinematografía. Esa segunda hora sí que presté mucha atención. Atendí a la pizarra, disfrutando de cada cosa que la profesora nos explicaba. Entonces sonó la sirena y entró el responsable de impartir una clase de lo más prescindible llamada "Idiomas".

¿Para qué quería yo eso?

Esa hora me la pasé recordando la clase anterior, repitiendo mentalmente todo lo que la profesora había dicho.

Cuando me quise dar cuenta había llegado el descanso y Finnick y Jane me arrastraban hacia el comedor. Algo que me encantaba de aquel lugar era que estaba al aire libre. Comías pisando césped y rodeado de arbustos florales. Los apasionados del arte se sentaban allí a dibujar el paisaje, y no los juzgo, era un lugar digno de una película.

Al acabar la mañana los chicos y yo nos reunimos en el parque más cercano a la escuela. Se había vuelto una costumbre reunirnos allí al acabar las clases, encender un piti, contar como nos había ido el día y quejarnos de los profesores.

—Basta de marujeo —declaró Finnick cansado de oírnos hablar sobre vidas ajenas —¿Qué plan hay para mañana?

—¿Qué plan de que? —pregunté sin saber muy bien qué era lo que insinuaba.

—Mañana es viernes y el grupo necesita salir a divertirse —aclaró con obviedad.

—Tiene razón. Pasar tanto tiempo en este parque no puede ser saludable, ¿Habéis visto la de mierda que hay? —inquirió Jane, tan fina como siempre, señalando a nuestro alrededor.

Era cierto. Había más latas vacías que árboles; Más cajetillas de tabaco que personas.

—Parece un vertedero pero es nuestro vertedero —dije en defensa del lugar —¿Qué proponéis que hagamos? No puede durar hasta muy tarde porque tengo que currar...

Alterné la mirada entre ellos. El pelirrojo lucía pensativo, mientras que la morena sonreía con un entusiasmo aterrador.

—Vayamos a verte "currar" —propuso Jane —Trabajas en una discoteca, ¿no? ¿Qué mejor sitio para divertirse un viernes noche?

¿Mis amigos? ¿En mi trabajo? ¿Un viernes de "toyboy"?

No pasaría tal vergüenza.

—No se yo...

—Además, así puedes invitar a tu amiga la modelo y presentarla a Finnick. Lleva demasiado tiempo solo.

Finnick dió un salto en su sitio.

—¡Estoy muy bien solo, ¿Vale?!

—Lo que tú digas... ¿Crees que podrá gustarle a tu amiga?

¿Gustarle a Willow? Que tontería.

Finnick era un gran tipo, pero no le llegaba ni al tacón de sus zapatos de marca.

No pegaban, en absoluto. Además, Willow no quería saber nada sobre ningún ser con rabo en la entrepierna. Excepto yo, claro. A mí siempre me tendría que aguantar a su lado.

—¿Davis? ¿Wynn Davis? ¿Sigues ahí? —Jane dió una palmada que me sacó de mis pensamientos.

—Sí, sí. ¿Qué decías?

—Da lo mismo. Mañana, nosotros, discoteca, ¡Fiesta! —recitó con emoción antes de alejarse de nosotros para emprender el camino de vuelta a su casa.

—Yo... Debería ir tras ella —me comentó Finnick resoplando —siento mucho que tengas que sufrir su locura, hermano. Con el tiempo aprenderás que es inútil decirle que no a ese astuto y persuasivo gnomo.

Me dió una palmada en la espalda a modo de despedida y se marchó tras Jane.

Yo me quedé en el sitio, riéndome por la manera en la que Finnick se refirió a la chica.

Nunca entendería como es que el pelirrojo era tan vergonzoso, tenía un increíble sentido del humor y ningún motivo por el que querer ocultarlo. Era el opuesto a Willow. Ella sin duda usaría ese don para hacerse destacar.

Tiré la colilla al suelo, me eché la mochila al hombro y salí de aquel parque en busca de mi moto, la cuál no recordaba donde había dejado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro