Capítulo 46.
Narrador
Aquella mañana como las otras era diferente Tanned lo supo una vez abrió los ojos en la soledad de su lujosa habitación. Lo primero que notó al hacerlo fue su rostro reflejado en el enorme espejo encima de la cama, que cubría la mayor parte de la misma. Se veía diferente, se sentía diferente, por primera vez desde la muerte de sus padres no sentía dolor, rabia o frustración... no sentía nada, por lo que imagino era paz lo que estaba sucediendo en su interior. Acostumbrado a que sólo el odio corriera por su torrente sanguíneo, el sentimiento nuevo lo alertó.
¿Estaría muriendo? ¿Era eso morir? Se preguntó incorporarse en la cama, con una energía que hace años lo había abandonado, pero que había regresado. Observa a su alrededor el lujo que lo rodea y encuentra que se ha excedido en ellos. Meses atrás y en una plática con su hermano, descubrió el error que cometió al no tener a quien heredar tanto dinero, Gino no lo quería. Se lo dejó claro hace días cuando al intentar hablar al respecto, le dijo: "— Me da igual lo que hagas con tu dinero, no lo necesito. Hay muchas fundaciones a las que puedes entregarlas, rezaran por ti, de esa forma, puedas llegar al cielo", fueron sus palabras y aún le dolía al recordarlas.
Observa la hora en el reloj, diez de la mañana y sus cejas pobladas algunas ya blancas se juntan en un gesto molesto. ¡Él jamás duerme tarde! Toma el móvil y revisa sus mensajes y encontrando varios mensajes, de su abogado.
"Será mejor que tengas una buena excusa para tener a mi hijo esperando dos horas Tanned, te recuerdo cobramos por horas ¿Cuándo piensas derribar esta estatua vulgar?"
No pierde el tiempo en responder, se asea, viste rápidamente y baja las escaleras. Aquellos que lo vieron bajar ese día, le dirían horas después a su hermano que estaba de buen humor, sonrió todo el tiempo y llegó a ser generoso con el abogado de Moscú y los empleados en general.
—¿Pensé que habías dicho un único heredero? —Pregunta el misterioso hombre una vez se sientan a dialogar —¿Por qué el cambio?
—Gino Doyle, no quiere verme, saber de mi o de mi dinero —responde encogiéndose de hombros —por lo que me acusa o hice y no me arrepiento.
—Es demasiado dinero Duncan —insiste, ignorando la confesión, una que el abogado conoce y que tampoco se arrepiente.
Lee los documentos y se los pasa a su representado quien los arrebata y empieza a firmar uno a uno cada hoja, no sin antes leer. Es lo malo de los tipos nuevos, todo lo contradicen y no acatan órdenes, piensa mientras entrega su última voluntad.
—En cuatro partes —dice sin dudar —yo sé por qué lo hago, es mi dinero—le recuerda.—la cuarta parte... Ya sabes que hacer.
El abogado toma de nuevo documento, lo guarda en el maletín y cierra, pero Tanned que conoce la conducta humana sabe que no se quedara sin saber el porqué de sus movimientos.
—No entiendo... ¿Claid lo sabe? —le insiste y sonríe.
Se incorpora, le señala al abogado la puerta, este le imita a regañadientes. Hoy se encuentra de buen humor y solo por eso le permitirá la intromisión en su vida.
—Mi hermano lo sabe y me gusta la idea de joder a Doyle aun después de muerto —responde sonriente y ahora entiende porque Lessie hizo todo lo que hizo. —necesito saber si harás lo que te pido —le exijo saber al chico y suelta el aire.
Abre de nuevo el portafolio y lee el segundo testamento, suspira al levantarse pidiendo excusas. Llamará a Moscú, primero a su padre y éste colgada, llamará a Sergey, luego de eso, el ruso le hará una llamada al joven abogado. Le indicara seguir pues ya está pactado en un Trato de voz que tiene igual de valor que uno firmado. Ve ante sus ojos como los pensamientos se hacen tal cual lo imaginó y el abogado regresa a él.
—¿Y bien? —le pregunta al chico quien lo observa con rostro ferrereo.
—Usted no aclara como ayudarle, solo dice que lo haga —le comenta y Tanned se cruza de brazos sin responder —¿Tengo vía libre? —pregunta y el escocés sonríe.
—Lo tiene y cuando todo este dado, entregars ambos sobres —el chico afirma y Tanned sonríe —te acompaño—comenta llevando al joven abogado a la puerta— le expresas mis saludos a tu familia y a Sergey... dile que le quedé debiendo la visita.
Acompaña al hijo de William hasta la puerta de la mansión, dos de sus hombres lo escoltan a una limosina que lo llevará al aeropuerto. Se queda observando al auto salir y empieza a bajar las escaleras despacio, toma el móvil en sus manos y marca al doctor de su sobrina.
—Buen día doctor Mackay —saluda al hombre que detrás de la línea suspira pesado al escuchar su voz.
No gusta de él y es consciente que quizás se ha ganado el odio por parte del chico, pero no le importa. Escucha un seco "¿Qué tal?" y sonríe con sorna, al darse cuenta que el hombre no puede fingir con él.
—Sabe que soy la respuesta a sus preguntas doctor ¿Por qué se hace todo difícil? —termina de bajar las escaleras y se acerca a la estatua, que días antes ha exigido demoler.
—Jamás le hice una pregunta señor Duncan y en caso que las tenga, no se las formularé a usted y tampoco permitiré que las responda. —ama el orgullo de ese hombre y su carácter indomable igual que el de su prima.
Se está revolcando en la mierda, rodeado de deudas, trabaja el triple, pero se niega a aceptar su ayuda. Decide dejarlo tranquilo, en todo caso, él meterá mano a su debido tiempo. Solo por cuidar de su Ángel con la devoción que lo hace.
—Es usted un hueso duro de roer Mackay, mejor dígame ¿Cómo está mi Ángel, doctor? —el cambio de pregunta parece ayudar, porque la voz del chico cambia y sonríe.
Los seres humanos son demasiados predecibles o quizás es la edad que le hace ver lo evidente. ¿No dicen que los años te hacen sabio?
Escucha el detalle de lo que ha sido esta semana y recibe la noticia que le fue quitado el respirador artificial y están en espera que despierte en cualquier momento.
—Doctor Mackay, sepa que Tanned Duncan tiene una deuda de honor con usted y que nunca un Duncan deja algo sin pagar o cobrar. Mi deuda será pagada aún si yo he muerto. —le aclara Antes de colgar y empezar el trote vespertino.
En el mismo instante y al otro lado de la ciudad su hermano Claid recibe la noticia que fue ascendido. Contempla el papel aletargado y sus compañeros le felicitan y palmean su espalda. Se aleja del grupo y se sienta en un lugar solitario, nunca pensó que pudiera llegar tan lejos.
—¿Qué pasa Claid? ¿Le temes a la responsabilidad? —le escucha preguntar a sus compañeros sin ver mirar hacia ellos.
¿Cómo ser el jefe con el hermano que tiene? Se pregunta. Su primera orden debería ser allanar la casa de su hermano, las bodegas y clubes. Y empieza a tener sentido la frase dicha por Tanned, "No tienes idea del error que has cometido, en algún momento tendrás que apuntar tu arma hacia mí".
—¿Duncan? —llama uno de los oficiales que extiende un teléfono en sus manos. —es para ti.
Se incorpora dejando en la silla el documento que lo acredita como jefe y toma la llamada. Reconoce la voz del otro lado, el marcado acento ruso y la autoridad con la que le dice "Hola", lo confirma.
—Te daré la dirección de las bodegas y las próximas rutas —le sigue diciendo —Tanned ya lo sabe.
Escucha atento la voz del otro lado de la línea y permanece allí por mucho rato, pese a que del otro lado le han colgado. Cuelga y mira a todos sin saber exactamente, qué sucede, no tiene dudas que fue una orden de su hermano, por lo que decide hacer lo que se le ha dicho.
—Tienen trabajo —comenta mirando a todos —los acompaño, será mi despedida.
Durante el resto del día un grupo de treinta hombres, con él a la cabeza allanan varios locales. Si tenía dudas que su hermano estaba implicado, lo confirmó cuando encontró menos de la cuarta parte de lo que sabía (pese a que no debía), se traficaba en ese lugar. Las noticias que un grupo élite estaba siguiendo la denuncia de varias zonas con narcóticos, explosivos y armas estaba en toda la ciudad, comandado por el nuevo jefe de policía Claid Duncan.
No tiene tiempo de visitar a su hermano, tampoco en llamarlo y al final del día, se da cuenta en lo extraño que es no saber de él, por lo que decide ir a su casa. Cruza la mansión como suele hacer y le recibe la sorpresa que la estatua de Lessie no está y que, en su lugar, varios hombres montan la imagen de un ángel.
—¿Le gusta? —pregunta uno de los hombres de seguridad—el jefe solicitó quitarla hoy y montar esta, también derribó la casa de sus padres....
Le mira sin poder creer lo que escucha y todos los que están allí asienten. Claid llevaba Varios días sin ir a casa de su hermano, por el enojo de saber todo lo que hizo. Tanned, siempre supo quien estuvo detrás de la muerte de los Mackay y aunque en un inicio la chica era una desconocida, después fue la prometida de su hijo, luego su esposa y siempre negó a él o a Gino saber algo.
Gino estaba en todo su derecho de no querer saber de él y era un verdadero milagro que no le contara a su mujer sobre lo hecho por su tío. La única verdad por la que Claid no hacía lo mismo y le daba la espalda, era por ser su hermano.
—¿Dónde está? —pregunta y todos le dicen que en su habitación desde hace varias horas.
Mientras le escoltan escucha que despidió a las chicas del servicio, aquellas cuyos vestidos diminutos eran el atractivo de la mansión, los hombres de Sergey también se fueron hace unas horas y el abogado del mismo estuvo hablando con él en la mañana. A medida que se acercaba a la casa o subía las escaleras, supo lo que encontraría.
Siempre dijo que no estaba preparado para ver partir a su hermano, y hoy ve con nostalgia que es una verdad. Su corazón se estruja cada que da un paso acercarse y podría jurar que retrocede dos, a sus 47 años se da cuenta que no quiere una muerte de esa naturaleza y que hará todo lo posible por solucionarlo.
Hace un par de meses, hablaban de quien heredaría Duncan Company, entre risas le dijo que entregará ese dinero a Moscú y de esa manera les evitaba a sus sobrinos y a él mismo, posibles nexos indeseados con esa gente.
Nunca creyó que la alusión a su herencia, era porque planeaba "Retirarse".
Y sólo existe una manera de retirarse de ese mundo, Tanned lo sabía.
Últimamente estaba feliz, sin estrés y aunque le extrañó ese comportamiento en su hermano, pensó que se trataba de cosas de su vejez. Ahora por cada paso que daba, todo tenía sentido, aunque su efusiva felicidad, no tanto.
Una vez entra a la habitación, lo ve reposando en mitad de la cama, con la vista fija y sin ningún movimiento. Se acerca al cuerpo inerte cierra sus ojos y observa lo que sostiene en sus manos. Los pocos hombres que aún le quedan a la mansión, aquellos cuyos servicios son legales, marcan a una ambulancia. Una toma de su pulso le dice la verdad, no hay mucho que hacer por él.
Sostiene sus manos con fuerza mientras se acerca a él apoyando la cabeza en su frente. Es como retroceder en el tiempo y presenciar la muerte de su madre, con la única diferencia que a su madre le dijo a Dios, su hermano decidió cuando y como morir.
—Hasta a la misma muerte Tanned le diste órdenes de recogerte—murmura con voz quebrada.
Toma el móvil y sale de la habitación, le marca a su sobrino y espera que le responda. Una escucha lo que su tío tiene decirle, la frase que sigue, le dice que es más Duncan que Doyle y le alivia de alguna manera saberlo.
—Me iré con mi mujer mañana —responde —no cambiaré mis planes, lamento tu perdida Claid, pero sabes que estamos mejor sin él... tu estas mejor sin él.
Una vez cuelga y ante tanta frialdad llama a casa de los Doyle, allí le dan la noticia, Tanned ha dejado mensajes a Gino para verle antes de que su sobrino se vaya y siempre se negó en verle.
—¿Sucede algo? —pregunta su hermana y ante el silencio que le sigue habla rápidamente —¿Dónde lo llevarán?
—No hay más que hacer por él, pidió estar solo ...—responde y su hermana Veruzka entiende.
—Le diré a Gino que me lleve, solo dame unos minutos —cuelga la llamada observando dentro de la habitación como sus empleados limpian el cadáver y toda la habitación.
Esta seguro que hasta eso les ordenó hacer una vez el muriera y no le extraña, todo Tanned era estricto, ordenado y meticuloso, por eso llegó tan lejos.
(...)
Thomas toma la prensa y se baja del auto, el día de ayer le negaron ver a su hijo, porque llegó tarde. Hoy decidió madrugar y esperaría en la puerta todo el día de ser necesario y no se iría sin verlo.
—Necesito ver a mi hijo —le dice a Edine quien se niega a bajarlo o dejarlo entrar. —no me moveré de este lugar Edine, ayer entendí que era la hora, hoy no tienes excusa. —insiste.
—Ayer estaba dormido Thomas ¿Es que no tienes un reloj en casa? —responde molesta —son las seis de la mañana, ayer eran las diez.
Tuvo trabajo, quiso decirle, me consumen los intereses de tus tarjetas o la pensión altísima que me han exigido darte, siguió diciendo en su mente. Sabía que nada de lo que diría serviría, ella era conocedora de su condición y no le importaba.
—Edine —murmura entre dientes y apretando con fuerza la prensa —exijo ver a mi hijo. —sisea y la mujer suelta el aire. —sabes todo lo que trabajo Edine—le recuerda.
Da un paso atrás y le abre la puerta, le murmura que está en su antigua habitación. Los recuerdos de la época de adolescente y noviazgo llegan a él una vez cruza la estancia le cuesta trabajo avanzar por ella sin que le afecte. En la sala un hombre elegante que nunca ha visto lo observa pasar hasta las escaleras.
—Thomas, he presentaré a mi prometido —Edine señala al hombre con ropa de marca e imagina es el dueño del auto deportivo que está en la entrada.
—Es un placer —saluda sin acercase o tender la mano y el individuo solo lo mira con desdén —no es una visita social.
No espera respuesta sube las escaleras, llega a la habitación de su hijo y recibe la sorpresa que está despierto. Restriega sus pequeñas manos en sus ojos, como si no pudiera creer lo que ve y una vez descubre es real sonríe y abre los brazos para ser tomado en brazos por su padre.
—Olvidé decirlo, inscribí a Christian a natación, necesito que firmes esto —tira en la cama un documento que Thomas mira sin acercarse a él.
—No firmaré ese documento, si mi hijo quiere aprender a nadar yo le enseñaré, también a montar bicicleta o jugar futbol —dice y mira de reojo a su e, ex esposa—asi aprendí yo y una vez aprenda puedes llevarlo a las academias que se te pegue la gana.
La discusión que sigue no le interesa y deja en el suelo a su hijo quien corre en búsqueda de zapatos y ropa. Sonríe mirando la hora, solo tiene un par de cosas por hacer en la clínica y una vez lo cuenta con todo el sábado disponible.
—Me llevaré a Chris —ordena y lo toma en brazos quien lleva ropa como para una semana. —pasará el fin de semana con mi familia y conmigo ¿Algún problema?
—No necesito tu aprobación para llevar a mi hijo a esas clases —es su argumento —igual lo voy a llevar.
—¿Cuántos niños ahí? ¿Estarás con él? ¿Cuál es la academia, los horarios? —empieza a interrogar —es mi hijo Edine, si supieras todo lo que he visto de niños que han sido descuidados por sus padres...
Lo ignora y da media vuelta, dejándolo a él con el pequeño que se retuerce en sus brazos y una vez en suelo sigue trayéndole ropa.
—¿No te gusta estar aquí verdad? —le pregunta y su rostro redondo tan parecido a él lo observa sin decir nada —Yo también te extraño campeón.
Toma el documento y lee enojado, no le dan el nombre de la academia, sitio u horario, solo le piden firmar para las clases de natación. Conoce los riesgos que corre su hijo y si se tratara de la Edine que él conoció no dudaría en firma. Su ex esposa ahora que es nuevamente soltera, es solo rumba y noches de fiesta y su hijo está todo el tiempo solo.
—Vamos a bañarte y luego nos iremos —le dice a un sonriente Christian que corre al baño.
Gino
—¿Rose? —pregunto al dejar la última bolsa dentro de la cocina.
—Aquí —escucho su voz en la parte posterior de la cabaña y al apoyarme en la puerta la veo en pie rígida y a pocos metros de ella un perro negro. —dime que es una mascota de ustedes.
—No, y toda la jauría que vez detrás de él tampoco —comento señalando el grupo de por lo menos siete perros que están detrás y cuyos rostros expectantes le causan miedo a Rose. —no son peligroso, solo curiosean —la calmo —no suele venir gente aquí.
—Como sea —murmura enojada,
El perro está sentado observando a Rose, se incorpora cada que ella da un paso detrás y al ver el gesto del animal se detiene.
—¿Jamás has tenido mascotas verdad? —le pregunto y niega con vehemencia —¿Te mordió un perro o algo?
—Tiene dientes, todo animal con el que no puedes razonar y tenga dientes es peligroso, incluyo a los humanos —habla y parece reflexionar.
Me acerco a ella y la tomo por las manos, lo que ocasiona que el canino se incorpore y su cabeza se incline hacia delante.
—Te mostraré un lugar —digo intentando que camine, pero mira de vez en vez detrás de ella —no harán nada, si quisieran dañarte ya lo hubieran hecho... juega contigo a olfateado tu miedo.
Gruñe molesta y sonrío suelto sus manos abrazándola por los hombros mientras intento recordar cómo era la real historia de Gedael y Sheena. Me detengo frente a una casa de piedras algo antigua.
—¿Sabías que su muerte fue por negarse a hacer un pacto con satanás? —le pregunto y alza el rostro confundida.
—¿No fue a manos de sus ex compañeros?
—Ángeles caídos— digo y asiente —ningún ángel mataría a uno de los suyos, solo alguien que ...
—Ha desertado ¿Esa es la palabra? —pregunta y me encojo de hombros.
—Tras enamorarse le fueron quitados sus poderes —sigo y le ayudo a entrar al lugar, la casa está frente a una pequeña montaña. Detrás de ella se puede ver partes de lo que hace años era inicialmente este lugar.
—Cuando desobedeció a Dios, este le quitó los dones no obstante, no dejó de ser un hombre bueno... solo estaba enamorado.
—Lo que lo convierte en tonto, pero no en pecador —habla y sonrío apretándola hacia mí, sigue mirando detrás de nosotros cada cierto tiempo, pero nuestros compañeros están más asustados que nosotros. —¿Por qué huyó?
—Porque fue visitado por ángeles caídos, al saber que le fue rechazado por el gran jefe. Creyeron que eso lo haría acercarse a ellos o que fue el motivo inicialmente —le digo y me detengo en medio de la casa.
Se negó a servir a algo fuera en contra de sus creencias, buscó a Sheena y se despidió de ella le comentó lo que le sucedía. Ella se negó a dejarlo solo, por lo que decidieron huir juntos.
—Llegaron a este lugar, se resguardaron en esta casa en ruinas —le digo señalando la vieja casa en piedras—por algún tiempo lograron esconderse, pero los encontraron.
—¿Y lo mataron? —concluye girando en medio de la pequeña sala rodeada de piedras —delante de ella y en medio de tantas rocas —sigue diciendo y sé que nada bueno saldrá de esos hermosos labios. —no se Gino, siendo ella hubiera destruido con mis manos esta casa, me volvería loca arrojando piedras.
—Estaba embarazada, —comento — eso le hizo pedir misericordia a Dios por ella y el pequeño que venía en camino.
Un ángel le alertó del peligro, diciéndole que era inminente la muerte de los tres, Gedael pide misericordia, les ruega salvar a su hijo y a Sheena. Cuenta la leyenda que ambos cayeron en un profundo sueño, a ella la creyeron muerta, pero sabían que era imposible que el muriera.
—Le degollaron aquí mismo —hablo señalando la sala —cuando ella despierta, lo hace en medio de una incesante lluvia y ve el cuerpo de Gedael.
Hace muchos años esto era una montaña, y el lago que a nuestro alrededor el valle. Se cuenta que cuando Gedael fue asesinado por "ángeles caídos" llovió muchos días seguidos.
—Arrastró el cuerpo a la habitación y con la poca fuerza que le quedaba selló la misma con piedras —avanzo hacia la puerta y la abro para que observe lo que hay detrás.
Para todo el que la ve, parece simplemente una puerta falsa, pero detrás de ella se dice que se esconde el cuerpo de Gedael.
—La montaña que vez detrás de esta casa, nació junto con el lago, por muchos años intentaron escavarla porque se decia que el cuerpo estaba encima de una mina de diamantes —Rose se abraza asi misma y avanzo hacia ella al verla mirar a todo el lugar extasiada.
Son nuestras creencias y no pretendo que ella las siga, por muchos años yo he dudado de ellas. Quizás esta puerta solo fue construida para darle credibilidad a la leyenda o en realidad ocurrió, muchos de los míos han muerto por negarse a dar el sitio exacto que esconde el cuerpo del hijo de Gedael y al mismo Gedael.
En medio del muro de piedras sobre sale una mucho más grande de las demás, apoyo mi mano en ella, rodándola solo unos centímetros y la magia ocurre. El movimiento hace que el muro se ruede y descubre un lugar oscuro delante de nosotros.
—¿El esta allí? —murmura confundida y asiento al ver su rostro maravillado escudriñado el sitio oscuro.
—No puedes entrar...tampoco yo —le digo señalando el lugar —el hijo fue sepultado debajo de los restos de su padre.
Gedael murió por negarse a arrodillarse ante nadie que no fuera su Dios, siglos atrás cuando todo era creible y la tecnología no existía, muchos de mis antepasados murieron por esconder este lugar. Hoy día, muchos creen que este sitio no esconde riquezas para el mundo en general sino para nosotros.
Porque para todos, nuestra historia es solo marketing, solo un Doyle-Turner y el custodio del castillo sabe que todo cuanto se dice de Gedael, su tesoro y el misterio que rodeo a su hijo es verdad, pero el mundo no está preparado para saberlo y creo sin temor a equivocarme que jamás lo estará.
—Creo que es demasiada información, yo ... voy a vomitar —murmura corriendo hacia afuera y no puedo evitar sentirme extasiado por ese comentario.
Otra vez yo
Les cuento que esté es el penúltimo capítulo, que en los siguientes libros se seguirán hablando de estos protagonistas, pero ya como secundarios (ya saben, hijos, parto de ellas, etc.)
En cuanto a la historia de Thomas seguirá después de algunos Doyle (no sé cuándo) ya dejé por aquí la sinopsis y portada.
La historia que sigue es Una segunda oportunidad, les dejo la sinopsis de la historia de Gerald y Belliz (Ya pueden agregarla el sabado la inicio)
... y gracias por todo
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