Capítulo 23
Archie
—¿Está usted seguro? —le pregunto al doctor que me entrega los exámenes.
—Muy seguro—responde ajustando sus lentes con el dedo índice —es usted estéril, es imposible que tenga hijos, lo siento.
—Necesito que este examen no sea entregado a mi historial clínico —suelta un suspiro pesado y me observa un instante.
Espero lo que parece una eternidad y asiente, me incorporo de la silla, agradezco el gesto y salgo del hospital. Sin entender lo que está sucediendo, es evidente que Beridet tiene otra persona, o lo tuvo, lo único importante aquí es que no soy el padre. Todos estaban en contra, desde mis padres hasta mi esposa al decidir que no me haría del país y continuaría allí mi recuperación.
—¿Archie? —me llama una voz conocida y al girar observo en pie al primo de Rose.
—Thomas ¿Qué bueno es verte? —saludo eliminando distancia y estrechando su mano. —¿En qué puedo ayudarte?
—¿Tienes unos minutos? —me pregunta.
—Por supuesto ¿En qué te puedo ayudar?
—Acompáñeme, aquí no es seguro—habla mirando a todos lados. —es un tema delicado.
Después de lo que acabo de descubrir, es difícil que algo más llegue a decepcionarme, camino detrás del que años atrás era también mi amigo, el entrañable familiar de Rose. Los pisos de un blanco inmaculado, por los largos pasillos las enfermeras y doctores caminan presurosos, las voces de una practicante anuncian que necesitan al doctor Simmons en pediatría, al tiempo que una ambulancia se parquea en el área de urgencias.
Me doy cuenta, me lleva a las afueras del hospital y salimos rumbo a su auto. He hablado en un par de ocasiones con él, por lo que sabe que no puedo conducir y que me desplazo en taxi, mi condición cardiaca me impide ciertas cosas.
—Debería venir acompañado Archie, me recuerda. —abriendo la puerta del auto —pero imagino que tendrá sus motivos ¿Qué tal el embarazo de Beridet?
¿Debería confiar en él o en alguien? Es mi pregunta respondiendo con una media sonrisa y un escueto “Excelente”. No existe alguien en quien confíe y quizás la única en que queda hacerlo no quiere verme y está próxima a casarse.
—¿Conoces el sexo del bebé? Él lo más maravilloso de todo, realmente todo el embarazo lo es —habla emocionado.
—Lo imagino ¿Tienes un bebé verdad? —asiente diciendo que está a un pequeño y le felicito.
¿Cuántas mentiras más me han dicho? Toda nuestra relación se ha basado en una mentira, descubrir esto hace que dude de todo cuando me ha dicho o su supuesto amor. El auto se desplaza por las calles de Edimburgo y aunque no tengo idea a donde me dirige, lo único que sé es que no es a casa.
—¿A dónde iremos? —pregunto al ver que llegamos a una modesta casa y se detiene en la acera.
—A mi casa —responde quitando la llave de su auto —No hay lugar más seguro y alguien necesita hablar contigo.
Señala un viejo auto gris y un reluciente BMW, río ante la imagen tan contraria que ambos representan. No hago más comentarios y me bajo del vehículo, siguiendo de nuevos sus pasos. Una vez dentro de su casa, me detengo al ver sentada a Rose, al lado de una mujer. Tiene las manos juntas y su labio inferior tiembla ligeramente, sus ojos grises están humedecidos.
Lo que sea le están diciendo es una mala noticia, lo sé por todo su comportamiento. Verla allí es como retroceder en el tiempo y recordar a la mujer que amé como loco, aquella que al saber mi partida quiso irse conmigo, la que no ha dejado de amarme y sería incapaz de mentirme.
Rose Mackay es la única mujer sobre la faz de la tierra que me ha demostrado es leal e incondicional y yo la arrojé en brazos de otro. Un hombre que no la quiere y solo vive en función de su familia y legado.
Si bien, ya no trae esa ropa inaudita o ese corte de cabello grotesco. Sigue teniendo el pircing y los tatuajes, su ropa sigue siendo sencilla y me pregunto si el estirado doctor está feliz por verla vestida de esa manera.
—Buenos días —habla la mujer al vernos en pie y ella me mira sorprendida. —soy Selene Duncan y necesitaba hablar con los dos.
En un corto instante creo que saldrá huyendo, aprieta las manos con fuerza y cruza sus brazos. Es su auto protección, lo siguiente que hará es no hacer comentarios de ninguna clase e ignorarme, es lo que suele hacer, cuando algo no le gusta o imponen la presencia de alguien que no le gusta.
—Selene, es la esposa de Tanned Duncan —me comenta Thomas y extiendo la mano hacia ella.
Thomas Mackay se sienta el lado de su prima y sostiene su mano. Siguen teniendo ese lazo de amistad entrañable que yo solía envidiar y en algunos casos hasta celar.
—Es un placer —saludo.
Entendiendo de quien se trata, sigo sin entender lo que es mujer pueda llegar a decirme. Lo más extraño de todo, ocurre cuando me dice que se trata de mi accidente y de datos que escuchó a los dos hermanos hablar hace un par de días.
—La escucho — suelto para evitarle a Rose más incomodidad.
Es una mujer joven, de cuerpo atlético y armonioso, vestida como solo la esposa de uno de los hombres mas poderosos y peligrosos del país pueden vestir. El doctor nos pide sentarnos y nos indica que tuvo que ser en este lugar, porque no hay nada más adecuado para ello. Necesitaba que Rose supiera toda la verdad, antes de dar el paso tan importante que quiere hacer.
—Claid Duncan es mi cuñado —empieza a decir —es oficial de policía y encargado desde que Gino es pequeño de su seguridad, contra las protestas de su familia.
—No los culpo por quererlo lejos de él —responde Rose y la mujer sonríe asintiendo.
—Rose sabe porque estoy haciendo esto, no daré detalles de mi matrimonio, pero no es el lujo que todos ven. Ella no merece sufrir más, me bastó verla para darme cuenta que es una mujer que no merecía ese trato por parte de mi esposo.
La primera alerta tendría que ser que una mujer se exponga a tanto para ayudar a alguien que escasamente conoce. Supongo que los daños te hacen estar alertas a cualquier traición, no deseo que Rose salga dañada, pero tampoco que ese hombre la vea como enemiga.
De todas maneras, en ese punto de la conversación, me es difícil dar media vuelta he irme porque la curiosidad ha invadido todo mi cuerpo.
—¿Qué hago aquí Selene? Gino me espera, tenemos que visitar a mi abuela —la mención de su prometido hace que empuñe las manos con fuerza y la mujer le sonríe tomando las manos.
No mira en mi dirección y actúa como si yo no estuviera en ese lugar, sé que soy el responsable de su comportamiento. Hoy día me doy cuenta de lo estúpido que fui al no escucharla.
—Llegaras a tiempo no te preocupes. —la calma y retira la mano que la mujer intenta sostener. —Izan Saywell es quien causó tu accidente, el dañó tus esquíes ¿Recuerdas porque te saliste de la vía? Claid ha estado investigando por petición de Tanned…
No la escucho, porque mi mente empieza a viajar a esa época. La policía se enfrascó tanto en ese accidente y yo en la idea que estaba vivo de nuevo que solo daba gracias a Dios por vivir. Recuerdo, fue Izan quien ajusto todo, dijo estaba calibrado, Izan era mejor esquiador que yo.
—¿Gino sabe esto? —pregunta y la dama se encoje de hombros.
—No se cariño, pienso que no —le responde —Tanned está obsesionado con aquello que su sobrino adquiera el control de la empresa y aseguró que todo estaba planeado para que un Duncan tuviera el control de todo.
Investigar mi accidente fue para encontrar el lazo que existía entre la salida de Rose de la ciudad con Izan. Mi accidente los había unido y el hábil policía supo que todo empezó luego de eso.
—Yo estorbaba —digo en palabras sencillas y la miro a ella que sigue en silencio —¿Estas escuchando? —le pregunto porque parece no importarle.
—Eso ya es historia Archie, no entiendo porque Selene quiso que lo supieras antes. De todas maneras, es algo de lo que vas a enterarte tarde o temprano—me calma Thomas — además que ella misma lo dijo, el prometido de Rose no sabe nada de esto.
—¿Por qué están tan seguros? Realmente es un hombre que hará lo que sea para no defraudar a su padre —insisto y tomo sus manos que sacude rápidamente.
—Debo irme—comenta levantándose de la silla y nos mira a todos antes de salir —Selene, sé qué haces esto por preocupación, pero Gino y yo no hemos fijado fecha para nuestra boda.
—No es lo que he escuchado, esta misma tarde su familia anunciará la fecha Rose —comenta y se levanta al igual que todos —Rose.
—Por una vez en tu vida escucha —le digo —no puedes seguir siendo tan inocente y creyendo en todos los te amo.
—Déjenla tranquila —nos pide Thomas y mira a Selene —te dije que empezaba a quererlo, no está obligada a vivir allí los rumores son falsos.
Rose no se detiene sale a la salida, en donde la sigo, antes que entre al auto pongo mis manos en sus hombros y le hago verme.
—¿No vas a decir nada? Nos engañaron Rose, estuve a punto de morir ¿No te preguntas por qué?
—¿Qué importa Archie? —cuestiona con voz fría —estoy donde debo estar y tu igual, cómo, cuándo y Por qué, me tienen sin cuidado. La escuchaste la policía está investigando, se hará justicia contigo—me mira con una ceja alzada antes de responder —estas con suerte, no tienes que esperar años o soportar el acoso de la policía.
—Por favor Rose, sal de ese lugar —le ruego —no te digo que me perdones o que escuches, solo… sal de allí, esa familia no me gusta es peligrosa.
Tuerce sus labios en una mueca de disgusto y me doy cuenta que hasta en eso resulta atractiva, mientras defiende al hombre con quien se va a casar. No sé si me estoy aferrando a un recuerdo, saber la traición que me hacía vulnerable al verla a ella feliz o en verdad había descubierto que la amaba. Jamás vi a Rosé tan atractiva como ahora, toda una mujer, hermosa, decidida, sin rastros de la chica insegura de antes.
—Los Doyle-Turner son incapaces de dañar a nadie y Gino menos —lo defiende.
Aprieto mis manos en un puño y giro para evitar hacer algo que pueda sentir como amenaza. Controlo todo lo que me es posible mi ira y al girar estoy más calmado.
—¿Y si es verdad? ¿Si todo esto tiene un fin? ¿Te casaras cuando él lo diga? ¿Te casaras cuando él lo diga? —alza su barbilla y sus ojos grises brillan, mientras su actitud es desafiante.
—Nos casaremos cuando estemos listo—me hace a un lado y entra al auto.
En un último intento por hacerla entrar en razón ingreso mis manos y las pongo en el volante. Tiene su vista fija al frente y quita las manos para evitar que las toque, su desprecio causa en mi dolor, porque fue algo que otros ocasionaron. Nos hicieron daño a ambos y a ella la están obligando a casarse con alguien que no quiere o la quiere, sin razón aparente.
—Nadie te quiere de la noche a la mañana o te olvida de la misma forma —digo —en esta historia yo he sido el perdedor y lo acepto, puedo vivir con eso… jamás con la idea que pude hacer algo por salvarte del infierno que es un mal matrimonio Rosé. Te ruego pienses bien lo que vas a hacer.
Sin más que decir y con la firme intención de ayudarle a descubrir la verdad me alejo de ella y la dejo irse en brazos de quien ahora la tiene. La nostalgia de ver que dañaron nuestra vida y ocasionaron que hoy sea solo un desconocido me hace decidir.
Pelearé por Rose, si me amo una vez podrá hacerlo de nuevo.
Gino
Se dice que el libro de la vida de cada quien está escrito de principio a fin. Hay una vieja creencia que narra, antes reencarnar muestran lo que será nuestra vida hasta el final, por lo que sabemos cómo nacerás, en donde y hasta cómo vas a morir. Sin importar, las vueltas que de la vida quien es para ti, llegará a tu vida sin problemas. Otra más extraña decía puedes recordar esos datos, incluso lo de tus vidas pasadas antes de cumplir los cuatro años, luego de lo cual se borran de tu mente.
Una tercera que el amor de tu vida, la encontrarías en todas las vidas o que quien estaba destinado a ser tu pareja te encontraría, no importa el tiempo o la distancia. Tantas historias sobre vidas pasadas, almas gemelas o casualidades que resultaban absurdas.
Hoy, escuchando lo que la anciana dice no me resultan tanto.
Que Rose y yo nos cruzamos por primera vez, cuando aún estábamos ambos en el vientre de nuestras madres. La diferencia de edad entre ambos, eran meses, totalmente opuestos en comportamiento, temperamento y manera de ver la vida. Aun así, la vida nos volvió a unir nuevamente y ahora sabía el porqué. Quizás fue Gedael que lo permitió, o estamos unidos desde otras vidas y dispuestos a vernos en todas la que falten.
Rose, mi padre, tíos y yo estamos en la reunión que su abuela había pedido. La primera en hablar con la mujer fue su nieta. Regresando sin respuesta y con una cita para todos los Doyle-Turner que se encuentren en la ciudad. Solo mi padre, tíos y yo estábamos en Edimburgo, los demás, por fuera en las diferentes nuevas sedes. Con la curiosidad que esa reunión nos causaba, acudimos todos.
La viuda de Cameron Mackay, baja el rostro y toma con sus delgados dedos la taza de café que una enfermera nos ha traído, da pequeños sorbos a la bebida. El mio y el Rose está intacto, no sé cuál de los dos luce más sorprendido. Nos mira a cada uno evaluando nuestra reacción, Rose estaba lejos de mí apoyada en la pared y en completo silencio, alejada de mi desde que llegó de visitar a Thomas.
Cuando se decía que la fortuna heredada de Rose Mackay estaba valorada en millones de dólares, no hablaban sólo de la herencia de su abuelo. La gran mayoría de ese dinero, estaba en cuadros coleccionados por la familia materna de Rose y heredada a su madre. Eso ya lo sabía, lo que no tenía idea era que los cuadros eran de mujeres y no del común, los de Sheena Doyle-Turner y las damas que vivieron en ese castillo. Aquellas pinturas que fueron robadas del castillo por una de los nuestros, robo que trajo como resultado, nos quitaran el control de todo cuando habíamos heredado de Gedael y solo tuviéramos los del castillo y la destilería.
Hace años Davina Campbell, un ancestro de Iona Smios (Madre de Rose), limpiando el sótano familiar encontró oculto en un viejo baúl quince pinturas de mujeres. Desde ese entonces las pinturas pasaron de mano en mano sin conocerse de quienes eran. Más de tres décadas atrás, la abuela materna de Rose, dispuso usar esos cuadros antiguos para exposición en su galería. Una manera de atraer a curiosos por lo antiguo de ellos y era una artista con mala fortuna, por lo que ese acto fue su último recurso para cautivar a posibles clientes de sus cuadros. Hasta ese momento permanecían ocultas a la vista de todos, el que la heredaba tenía que hacerlo, sin saber los motivos. La noticia que la nueva artista, tenía cuadros antiguos escoces de regó como pólvora, atrayendo a coleccionista y ladrones.
—Allí supo porque tenían que estar ocultos, también su valor histórico y monetario —sigue diciendo la anciana mujer —no contaba con las armas para custodiarlas y los entregó a un museo. Fueron ellos los que le dieron la noticia de quienes eran esas mujeres.
—¿Por qué no devolverlas? —pregunta el tío Guido y la anciana niega.
—No sé, el abogado que trajo la noticia de esos cuadros no supo dar una respuesta. Desconocía el nombre del museo y solo existe un código postal que no responde ninguno de mis mensajes—comenta dejando en la mesa de nuevo la taza de la humeante bebida. —sólo sé que al casarse sería entregada como regalo de boda, tu abuelo decidió que era mejor si nosotros aprobábamos ese matrimonio, por eso lo busque a usted —señala al tío Guido —pensando que era el padre de Gadien y viendo que tú y él se llevaban bien —dice esta vez mirando a su nieta. —las pinturas regresarían a su lugar, es necesario enviar invitación de su boda a ese código.
Nos dice que no poder ejercer, pero corre por sus venas la vida bohemia y artística. La gran mayoría de cuadros y esculturas han sido robadas de las manos de sus propios dueños y exhibidas en lugares extraños. Para ella fue una obligación devolverlos a sus orígenes, desconociendo lo que ello significaba para muchos. Empezó a averiguar todo cuanto sabía de esos cuadros y asi conoció la leyenda de estos, piensa que su curiosidad pudo llamar la atención, de los que hoy día acosaban a su nieta.
—Tenían que volver a su lugar de origen y era la mejor manera que alejarte de Duncan y protegerte de tus tíos o quienes sean nos quitaron a tu familia —le comenta entre las lágrimas a su nieta quien no se repone de lo que está escuchando, pero tampoco se acerca a nosotros. —los Doyle y Duncan son familia me dije era la mejor oportunidad y Gadien me comentó estar interesado en pretenderte. Me confundí de padre y ustedes tienen esos nombres tan parecidos.
Mis tíos y padres sonríen, mientras yo no dejo de ver como Rose sigue en ese estado que puede explotar en cualquier momento.
—Gadien es mi hijo—habla el tío Gael —sé que está interesado en Rose, pero ha sabido respetar la decisión de todos. —comenta mirando a papá.
Por mi parte eso me hace sentir mal, que mi primo estuviera interesado en ella y se hiciera a un lado solo “Obedecer" dolía. Yo no estaba por encima de nadie y él pudo fácilmente conquistar a Rose, quien seguía en silencio y actuando extraño desde que fue a la cita que le envió Thomas.
El tío Guido se aclara la garganta, mi padre me ha dicho que fue él quien comentó inicialmente ese matrimonio arreglado. Nos pide excusa, por usarnos como si de animales de cría se tratara al querer cruzarnos a Rose y a mí.
—La edad de Rose era la de Gino, Gadien es menor —se excusa y en su rostro se refleja la incomodidad, que el suceso le causa. —pensé que era Gino, quien estaba siendo presionado para casarse y la señora Rosé, no me corrigió.
—Aún está siendo presionado—comenta papá y guardo silencio.
Rose y yo éramos hasta hace unas horas dos personas que se estaban llevando bien, ella incluso no llevaba anillo de compromiso, se lo quitó porque le quedaba grande. Los escucho a todos hablar sobre nuestro matrimonio, tenía que oficiar la ceremonia el obispo. La abuela da los datos que tiene del museo al tiempo que Rose y yo nos vemos. Ella asustada y yo con el corazón latiendo a millón, que se convirtiera en mi esposa lejos de parecerme repulsivo, excitaba.
La octogenaria aconseja es la mejor decisión, mi familia cree lo mismo y ambos seguimos en silencio. Nos atacan para que este matrimonio no se dé, la abuela cree que es de parte de la persona que años atrás quiso comprar la colección.
—Por mucho tiempo, envío a mi correo la propuesta de compra —nos dice —cuando Rose era novia de Archie, en esa época todos dábamos por hecho que se casarían.
Ahora entiende que su error fue decir la verdad, su nieta no tenía contacto con esos cuadros y sólo estarían en sus manos, una vez se casara. Lo que sea haría con ellos, no tenía idea, pero sólo Rose podía disponer de esas pinturas. La insistencia de la propuesta la hizo querer saber un poco más, así supo que eran las imágenes de los Doyle. Para ese instante ya Archie se había accidentados y Rose empezaba a salir con Izan.
—En ese instante sólo eran amigos, un hombre extraño, que la manipulaba —comenta y me levanto de la silla al ver que empezó a llorar. Se aleja de mi lado con tanta brusquedad que sigo sin entender por qué está enojada —con eso de sus lagunas mentales y nuestra renuencia a no aceptarlo, le dijo que quería rehabilitarse. Su amor, compañía, cuidados decía le hacían bien, su abuelo y yo veíamos a un tipo manipulador.
Tarde empezaron a buscar entre sus amigos quien era, ya que cuando la noticia llegó a su mesa, su nieta se había ido. Enviaban correspondencia a la casa de los Saywell con la esperanza que alguien se la hiciera llegar a ellos. Hasta que el abuelo enfermó y esa carta si llegó a sus manos.
—Solo mi Cameron, sabía el nombre de ese niño él que la raptó a ese bosque, él trataba los temas de Rose mucho mejor que yo... —sonríe y mira a su nieta que pegaba a la pared llora incontrolable —soy igual que ella, un caos a la hora de las decisiones.
—No tienes por qué sentirse mal —comenta el tío Gael tomando sus manos y a él si se las sostiene. Al verla en ese estado se levanta y la abraza fuerte. —todos hemos sido manipulados de alguna u otra forma. Lo importante es que ya no estás sola, todos te vamos a ayudar.
—Se llevan bien y las investigaciones llevan a un solo fin, todo esto es para no casarse. Lo que podría significar que la persecución hacia ustedes acabe con su matrimonio —responde el tío Guido y guardamos silencio.
Yo sigo sin saber por qué ella está actuando extraño, no hemos discutido o hice algo que la pudiera ofender. Sin embargo, el comportamiento suyo desde hace unas horas es distante.
—Podemos esperar, al ritmo que vamos está bien —digo y ella me mira un instante —no hemos hablado de casarnos, es demasiado pronto—para ella, porque para mí no lo era tanto.
—Ya lo hemos hablado Gino—me advierte mi padre. —Esta tarde se dará la fecha de su boda, habías aceptado.
Cierro los ojos, porque eso fue antes que ella estuviera viéndome como la chica del exorcista. Realmente estaba planeando disculparme de todas las maneras posibles y estaba seguro no era culpable. Se supone que ella me sentaría con ella, hablaríamos en el desayuno y de allí saldría una fecha. Un año o diez, me daba igual, pero su primo le llamo “Urgente”.
—Nadie tiene porque saber lo que aquí se diga —habla mirando a su abuela —es lo mínimo que puedo hacer por ustedes, luego que me devolvieran mi vida. No tiene por qué ser un matrimonio real, una vez casados y ya con las piezas en su poder, buscamos como divorciarnos.
Sus palabras caen en mi como un agua fría, esperé cualquier reacción de su parte, menos esa. Sigue hablando con mi padre y tíos de una forma tan fría de nuestro matrimonio que por un momento llegué a pensar que se trataba de un nuevo trabajo para ella.
—No habrá divorcio —le digo en búsqueda de su atención. —no haré un jodido circo de matrimonio, para divorciarme en un año Rose.
No se trata de un negocio, es mi vida y me gustaría que me tuvieran a mí en cuenta. Decirles aquello era decirles que yo estaba allí, no era un mueble más en esa habitación.
—Ellos debes sentarse a planear su boda —comenta papá entendiendo mi molestia —si están enojados lo mejor es que lo piensen bien, no quiero el infierno de diez años que fue mi matrimonio para ustedes.
—Si cada que alguien de tu familia o amigos te llama o recibe mensajes regresaras acusándome de algo, lo mejor es que te marches Rose. Porque no estoy obligándome a nada y he sido sincero en todo, veo que tu no—termino de decir.
—Gino... —la advertencia de mi padre llega tarde, no estoy dispuesto a soportar sus miradas de reproche.
—¿Quieres que me marche? —me enfrenta y el tío Guido se interpone entre ambos impidiendo que nos acerquemos.
—Quiero que me digas ¿Qué carajos hice mal? —le pregunto irritado —no que me mires con odio por todos los jodidos rincones.
Salgo de la habitación sin mirar atrás y dejando a todos en silencio. No sé qué sucede, quizás se arrepienta de hacer el amor conmigo o pueda que la idea de casarse le resulte excesiva, pero también para mí es difícil. Me quedo allí el tiempo suficiente, tras varios minutos ella sale y se sienta a mi lado.
—Izan se acaba de entregar —la miro un instante y se queda viéndome asustada —su hermano lo llevó a la estación de policía.
Lo siguiente que me cuenta es lo que le dijeron esta mañana y como se siente culpable porque de alguna manera ella ocasionó que Archie sufriera.
—¿Aun lo amas? —le pregunto y niega en silencio, pero veo la duda en su rostro. —¿Por eso no quieres casarte?
No despeja mi duda, lo que me dice que aun siente algo por ese hombre.
—Seamos sinceros Gino, lo nuestro es solo físico, nos casaremos en un mes. Lo que yo sienta o piense aquí nunca importa...
—Te equivocas, si importa —le corrijo, pero se levanta dejándome solo.
Lamento el atraso, pero estoy pasando por momentos difíciles, no voy a abandonar esta historia, pero ya no publicaré tan seguido. No deseo escribir algo mal, mi deseo es darle una buena historia y que disfruten leerla, tanto como yo escribirla.
Espero logren entenderme y me tengan paciencia.
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