Capítulo 22.
Rose
Que la casa tuviera empleados no era sorpresa, no cuando Gino Doyle estuviera a cargo. Aún recuerdo como dejó la cocina la única vez que estuvo en casa, el desastre que dejó a su paso. Sin embargo, se le añade el esfuerzo que hizo por ser amable al ver mi estado.
-¿A dónde? -pregunta Jimmy, tirando el cigarro y pisándolo con su talón al verme levantar salir en su búsqueda al jardín de la casa en donde minutos antes se había alejado a fumar.
Aún es temprano para ir al castillo, Gino no me ha comentado nada sobre su hermana y esa chica. Además, que no quería irme de ese lugar y dado que los empleados estaban. La nostalgia de estar en mi hogar me impiden dejarlo atrás y querer pasar la noche en ese lugar.
-Iré a tomar una siesta -digo y señaló las puertas -¿Me ayudas a cerrar? Después puedes irte, le diré a Gino que pasaré la noche aquí.
-Como diga -responde caminando hacia las puertas y ayudándome a cerrar.
Me ha dicho que tiene 32 años, siete de casado, una pequeña de seis y un niño de años. Que necesita el empleo y por favor no se la ponga difícil, lo que me hizo reír. Realmente no esperaba escaparme de nuevo, había aprendido la lección. No niego que me molestaba tenerlo allí en todo momento, pero de adolescente tenía chófer. Tampoco tenía otra opción, no era que tuviera de donde escoger.
Y Ya me acostumbraría.
Me despido de él y entró a la casa, sola junto con todos los recuerdos que tengo de ella. Sé que debo venderla o hacer algo al respecto, la idea de entregarla a Thomas aumenta cada día más. Solo alguien de la familia podría conservar las fotos que hay allí sin problemas. Entro al estudio del abuelo, su esposa ha dejado todo en el mismo lugar que el acostumbraba. En el escritorio hay una foto de mis padres, conmigo y mi hermano. Recuerdo como si fuera ayer esa fotografía y es de los muchos recuerdos bellos que conservo. Tomo la foto y me instaló en el sillón, porque solo en ese lugar estoy más cerca de todos ellos que en ningún lugar.
Despierto al ser dejada en la cama eso me hace abrir los ojos y me encuentro con el rostro sonriente de Gino. Una mirada a mi alrededor me dice que estoy en mi habitación, él por su parte está sin corbata y saco. Ha oscurecido, lo que me dice he dormido mucho.
-No quise despertarte -dice acomodándose a mi lado y quitándose los zapatos -quería dormir contigo un rato y saber lo que se siente. -sonrío al sentir sus manos en su cintura y como me atrae hacia él.
-¿Un mal día? -pregunto acariciando sus antebrazos y pega su cabeza en el valle de mi cuello.
-La policía investigara mi supuesto acoso hacia Evanna, los golpes que le di y... un puñado de rumores más -giro para verle y lo encuentro mirándome serio.
-¿Por qué? pensé que eso había quedado claro, es decir Thomas lo insinuó, pero...-posa su dedo en mis labios y sonríe peinando mi cabello.
Me responde que fue su idea, porque no encuentra otra manera de callar el rumor más que esa. El mismo pidió esclarecer las cosas, la mujer se negó inicialmente después no tuvo otra opción.
-No dudo que la idea sea buena, pero lo considero excesivo y peligroso ¿Qué sucede si ella encuentra como parecer creible?
-Me visitas en la cárcel cielo o en el destierro, te daré la ubicación -no encuentro la broma por ningún lado e intento soltarme, pero me lo impide. -no tienes por qué enojarte cielo, nada de eso va a suceder.
-No es gracioso -le aclaro enojada y mordisquea mi oreja, y mi piel se eriza de la cabeza a los pies.
En respuesta estiro mi cuerpo lo que me hace pegarme a él y echo la cabeza hacia atrás para acrecentar más la sensación tan maravillosa. Sus manos presionan mi cintura, su erección se marca en mi trasero, lo que ocasiona que mis senos se endurezcan y mi entrepierna reaccione a eso.
-¡No hagas eso cielo! -comenta al mover mi trasero en su erección y paso una mano por detrás para acariciarla y lo siento gruñir al mordisquear mi cuello -No alimentes un fuego que no estas dispuesta a apagar.
No hemos hecho algo más allá de besos o abrazos, él no hace pie por acercarse de más. Me está dando tiempo y le agradezco la paciencia, es un buen momento para que nuestra relación pase a otro nivel y él se ha ganado mi confianza.
Y se siente tan terriblemente bien estar asi con él, que solo logro responder.
-Soy pirómana -hablo en un tono de voz que desconozco.
-No eres nada romántica...
-No me presiones Doyle -le respondo lo que le causa risa y giro para quedar frente a él.
Toma posesión de mis labios y creo que de mi cordura y de mi sentido común, porque lo siguiente que deseo es sentir su piel. La ropa nos estorba y en un instante estamos despojándonos de ella y de la última cordura que me queda. El móvil de alguno de los dos suena, mientras sus labios pasan de mi cuello a mi pezón.
-Déjalo sonar -ordena con voz ronca al apoyar mi mano en la mesa de noche al descubrir que es el mío. -buena chica -sigue diciendo al verme alejar mis manos del objeto.
Sus labios esbozan una sonrisa al sentir mordisquear mi vientre. Mi cuerpo arde ante cada caricia, sus labios y manos besan y rozan cada parte de mi cuerpo, que en un instante creo hacer combustión. Su llegada a mi intimidad es con el sonido de nuevo de mi móvil y decido ignorarlo. Ajena estoy a nada que no sea el hombre que está en estos momentos en mi entrepierna y que ha destruido las ruinas de mi auto protección. Estoy en sus manos en adelante y el descubrimiento que lo quiero mucho más de lo que imaginé me hace temer.
Imagino nota el cambio en mi comportamiento y regresa a mis labios, mientras me hace sentir su erección y sus dedos juguetean con mi sexo.
-¿Qué sucede? -pregunta al sentir mi tensión y me veo a mi misma a través de sus pupilas dilatadas -¿Qué sucede Rose? ¿Deseas detenerlo? -niego pasando mis manos por su cuello.
Nuestra unión llega con la convicción que esto no tiene por qué tener un nombre, somos dos personas que nos gusta estar juntas. Disfrutamos de nuestra compañía y que hoy hemos descubierto tenemos química a la hora del sexo. El punto máximo del placer lo alcanzamos mientras gemimos el nombre del otro y reposamos uno en brazos del otro.
-No quiero ir a casa. -pido varios minutos después y escucho su risa.
-No iremos a casa cielo -responde pegándome a él. -podemos vivir aquí el tiempo que desees.
Permanecemos de medio lado abrazados con el silencio de la noche, el móvil suena una vez más y esta vez es el quien lo toma y me lo pasa. Está detrás de mí, por lo que puede ver la pantalla del mismo y encuentro que no es un numero conocido.
-Activa el altavoz -y asiento al activarlo.
No hay sonido detrás de la línea salvo el respirar de alguien más y de la nada mi cuerpo empieza a temblar. Lo que hace que él me abrace fuerte, y bese mi cuello murmurando que todo va estar bien.
-Rose -murmura una voz bastante conocida que no he escuchado en años -¿Me extrañaste? Erik está enojado con los dos, dice que lo traicionamos Rose. ¿Qué pasa Rose, no te alegra escuchar mi voz? ¿Dónde estás?
-En casa, puedes venir cuando desees -responde Gino por mi sin dejar de abrazarme.
-Me temo que no nos han presentado...
-Disculpa mi falta de cortesía -le interrumpe y toma mi móvil que amenazó con dejar caer ante el temblor de mis manos. -Gino Doyle Duncan, el prometido de Rose ¿El señor es?
-Tu sabes quién soy. -responde con voz entrecortada y cierro los ojos. -Por eso Erick está enojado, porque no haces más que llevarnos la contraria. Primero te llevas a ese bastardo, luego me culpas a mí de todo, cuando tu también tienes culpa en esto. Ambos lo traicionamos...
-Destruiste mi vida, soy yo la que les exige me dejes en paz -me atrevo a decir -tú y el enfermo de tu hermano matarían a Mylan, no lo iba a permitir.
-¡Debiste esperar! -dice levantando la voz -Por supuesto que no permitiría que le hiciera daño, yo lo había convencido y lo jodiste todo -grita perdiendo el control. -me vas a pagar cada puto dolar que he perdido por tu culpa y que la policía me esté buscando y los Russo.
Gino retira el altavoz y se levanta yendo a la terraza de la casa en donde habla unos segundos y cuelga. Desarma el móvil y saca de ella la sim que destroza y deja el móvil en la mesa de noche. Me hace sentar en la cama y luego alza mi barbilla.
-El tío Claid dice que quizás debamos irnos un tiempo -empieza a decir y toma mi rostro entre sus manos -mientras todo esto se calma.
Lo pienso un poco y niego, no voy a huir toda la vida, necesito enfrentar esto. Asiente mientras me ayuda a acostarme nuevamente y me pide calmarme. Me es difícil hacerlo, cuando tengo los recuerdos de esa mañana en la playa. "-No deseas a Filippo Russo de enemigo, es mejor matar al niño. En cuanto a esa bipolar... hazle un hijo y asi será mejor que uno adoptado, la vieja no podrá negarse a dar el dinero."
No era posible que el dijera ahora que me amaba y que quería estar conmigo, cuando claramente ese día le decia a su hermano que tuviera un hijo mio. Las manos de Gino acarician mi brazo y entre más lo recuerdo menos sentido tiene. Giro para encarar a Gino y este me observa en silencio.
-¿Qué sucede?
-No creo que me quiera, el tal Erik -aclaro y le digo lo escuchado. -¿Por qué cambiar ahora?
-¿Estas seguras fue lo que escuchaste? -pregunta y se queda viéndome en silencio.
-Estoy segura, dijo "hazle un hijo y asi será mejor que uno adoptado, la vieja no podrá negarse a dar el dinero". -repito -también conoce a los Russo, porque dijo que no lo quería de enemigo y por eso había que desaparecer al niño.
-Yo lo único que veo es que esto empezó en cuanto entraste a nuestra casa-habla -antes de eso, tu vida era relativamente normal.
-Realmente si, ¿Pero por qué? -lo piensa un instante y se queda viéndome un instante antes de responder.
-¿Qué heredaras de tu abuelo que puedan querer?
No sé, realmente nunca me he sentado a pensar en ello. No me interesa saber que tanto dinero es e incluso que los ingresos de las joyerías familiares fueran dividas a partes iguales entre Clemente y Aíran Mackay, los hermanos del abuelo.
-Si no recibes dinero y esa joyerías no las manejas tu ¿Qué dinero dicen que obtendrás? Es la única herencia -habla más para sí -a no ser que cuando se refieran a la "vieja" no hablen de tu abuela. ¿Cuáles son las bases para heredar lo que sea tengas?
-Tendrás que preguntar a tu tío a mí nunca me ha llamado la atención. -respondo escueta y de mal humor por que el toque ese tema -solo sé que la abuela tendrá que aceptar a la persona con la que me case.
-¿Por eso te fuiste? -insiste y guardo silencio -¿Por qué no gustaba de Izan?
-¿A qué se debe tantas preguntas? -pregunto sacudiendo mis manos.
-Solo quiero saber Rose -explica -no te estoy juzgando cielo, las respuestas están en lo que Izan te hizo.
- Mis abuelos no gustaban de él porque estaba en las drogas, tomaba en exceso y solía despertar sin saber en dónde estaba o que hacía o por lo menos fingió, eso no lo sé -le digo levantándome enojada al ver que él intenta acercarse. -ellos vieron lo estúpida que era al estar con él y yo no. -sigo y lo veo levantarse -no sé porque el interés es cuadros viejos, que solo alguien como mis abuelos y yo amaríamos.
-¿Qué dijiste? -me pregunta una vez está cerca de mí-¿Qué cuadros viejos?
Lo miro un instante antes de responder, mi madre había heredado de su abuela materna unos cuadros y dinero. No conozco los cuadros y creo que mamá tampoco llegó a conocerla, porque cuando ese abogado llegó, mi madre había muerto.
Flash back
Me he quedado dormida llorando abrazada a la foto de mi familia, hace unos minutos me han llamado porque mis abuelos quieren hablar conmigo. Han pasado varios años y aún tengo en mi mente los recuerdos vividos de su partida. Limpio mis lágrimas y paso por el espejo, sin mirarme, últimamente odio mi imagen en el espejo. Bajo las escaleras y escucho las voces del abuelo, un hombre y otra persona más.
-Lamento mucho la perdida -dice una de las voces -no creí que llegaría tan tarde.
-¿Cómo fue el accidente? -pregunta una tercera voz y mis pasos se detienen al pie de las escaleras.
Mi respiración empieza a ser cada vez más pesada y apoyo mis manos en la baranda de las escaleras. Lo único que siento al escuchar esa voz es terror y las ganas de salir huyendo de nuevo a mi habitación.
-Por favor Erik, no es el momento -se excusa la otra voz desconocida -discúlpenlo, es un sobrino que me ayuda con la ciudad.
-Es normal la curiosidad -habla el abuelo -mi hijo, su esposa y uno de sus hijos, fueron asaltados cuando se disponían a pasar un fin de semana en una cabaña. Rose tuvo problemas con notas y no pudo ir.
-¿Cómo esta ella? -pregunta de nuevo la voz
-Bastante mal, han pasado años y ella no logra recuperarse.
-No se recupera -habla el anciano -entonces solo me queda su tutor para hacer entrega del documento ¿Me dice que es menor de edad?
-16 años y yo soy su tutor -responde el abuelo.
Ante la pregunta de qué se trata, le dicen que es una antigua colección de cuadros que datan del siglo XVI y adquiridas por Davina Campbell Craig, la bisabuela de mi madre y pasado a heredar por la abuela de esta. Los Smios solo tuvieron una niña y dos niños, y en la herencia solo una mujer podría heredar los cuadros de la bisabuela y la fortuna de esta.
-Facilita las cosas, de ser un niño, la herencia pasaría al miembro femenino que le seguiría a la familia -habla el hombre y doy media vuelta para no tener que ver a quien lo acompaña -ha pasado de generación en generación, es la primera vez en siglos que esos cuadros pisarían suelo escoces.
-Nada es casualidad en esta vida -es la respuesta del abuelo.
Fin del flashback.
Una vez termino observo a Gino quien está frente a mí, se queda en silencio y estira los brazos mientras me dice que solo quiere encontrar lógica. No está interesado en mi dinero, si deseo regalarlo él no tiene pleitos con ello, pero le parece ilógico.
-Son unos cuadros -habla Gino una vez me ha convencido a regresar con él a la cama y afirmo con una leve inclinación de cabeza -¿De quién carajos son, da Vinci? Ningún jodido lienzo pintado vale una vida o una humillación.
-¿Lo dices tú? -le pregunto con una ceja alzada y sonríe -eres el custodio de los cuadros de tus antepasados.
-Ya, pero nunca hemos matado por recuperar alguno las veces que nos han robado -responde abrazándome -¿De allí recuerdas a Erik?
-Si. Tu tío Gael tiene el nombre del abogado -pregunto -¿Su nombre debe estar en algún lugar?
-Podría, pero no esperes que viole su ética profesional o la palabra empeñada, es un Doyle... tres lienzos con garabatos -repite indignado.
-¿Cuántas veces les han robado?
-Una, las suficientes para que no se volviera a repetir y de alguien dentro de los nuestros -responde acariciando mi brazo -duerme cielo, mañana hablaremos con el tío Gael y tu abuela.
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