Zendaya Coleman
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Roxane Angelina Weasley Johnson

Todos conocían a George. El famoso bromista que era amado por todo el mundo mágico y una leyenda de Hogwarts.

Pero su vida como padre era espantosa, Fred encajaba en sus estándares. Pero su hija del medio simplemente no podía hacerlo.

Nada lo hacía como su padre quería, y no porque no lo quisiera no podía evitarlo.

Una pequeña Roxane de trece años lloraba desconsoladamente en su habitación de Slytherin que compartía con su prima. Ese beso, ese maldito beso...

—roxane abre la puerta—dijo una voz que la castaña conocía de sobra.

—Quiero pensar Teressie—dijo la chica disimulando su temblor.

—Rox—susurró un hechizo y abrió la puerta.

—¡Por qué lo tenías que arruinar todo Tessie! ¿POR QUÉ? ¿Por qué no me podías dejar vivir tranquila como una anormal y ya?—preguntó enojada.

Más consigo que con Tessie.

—Sino quieres no pasa nada, buenas noches Roxy—dijo la pelirroja dandole la espalda.

Esa noche ninguna pudo dormir. Roxane era comsumida por la presión de ser perfecta, de que estaba mal que salga con su prima. De que estaba mal que le guste una chica.

Y Tessie sentía que lo había arruinado todo. Había perdido a su mejor amiga y a su prima favorita, en verdad había pensado que ella le gustaba. Nunca tendría que haberlo hecho.

Sus amigos notaban que las dos estaban raras, ya no se hablaban y ya no se miraban siquiera.

—¿Están bien?—les preguntó Ludmila Nott aquella mañana.

—No—respondió Roxane.

Su mejor amigo la llevó a parte para preguntarle que le pasaba, pero no le pudo responder.

Su cobardía y su miedo la habían hecho perder al amor de su vida. Tessie empezó una relación con Kathleen Smith antes de que empiecen su quinto año.

Destrozada y ocultandose en ella misma, Roxane Weasley se recluyó de su propia familia y se fue al mundo muggle y se inscribió en una escuela de arte.

Sus amigas sabían de ella de vez en cuando, pero su cordura era poca y su corazón estaba roto en mil pedazos.

Tenía éxito con sus dibujos y cuadros que se vendían por millones, cuadros que había pintado hace años. No agarraba un pincel desde que tenía dieciseis años.

Desde que se había resignado a que nunca estaría con la chica que amaba. Salió de su estudio con el lienzo en blanco como siempre y alguien tocó la puerta y al abrirla fue grande su sorpresa al encontrarse con el amor de su vida.

—Teressie—saludó intentando parecer serena.

Su mundo se derrumbó en ese instante. Tessie se veía mucho más linda y sexy que a sus catorce años, claro. Ahora las dos tenían 20.

—Xane—dijo antes de besarla con pasión.

Si estaba en un sueño, Rox no quería despertar. El aire pronto les faltó y se separaron.

—Te amo TeTe—dijo la de rulos—, era muy joven y no podía pensar el enfrentarme a mi padre.

—Yo te amo más Rox, nada nos va a separar.

Roxane Weasley volvía a ser feliz, pero eso no dura para siempre ¿no?