II. Soft heart
Dedicatoria: Xastllie
La oficina presidencial brillaba con la luz matinal que se filtraba por los amplios ventanales, Sanha había llegado temprano, asegurándose de que todo estuviera perfecto para el primer día oficial de Moon Bin como presidente.
Cuando Bin entró, con su imponente presencia y traje negro perfectamente ajustado, Sanha ya lo esperaba con una sonrisa discreta y un café americano doble sin azúcar.
Buenos días, Presidente Moon. –Sanha se acercó con elegancia, extendiendo la taza. Espero que el café sea de su agrado.
Bin se detuvo un momento, sorprendido por el gesto, sus ojos se posaron primero en el café y luego en el rostro angelical de su secretario, el aroma del café recién hecho se mezclaba con la sutil fragancia de Sanha, creando una combinación que hizo que el corazón de Bin se acelerara sutilmente.
Gracias. –Respondió con su característico tono serio, aunque sus ojos se suavizaron por un instante, tomó un sorbo y algo en su expresión cambió ligeramente. Es exactamente como le gustaba. –Dio otro sorbo. Ayer que revise el informe trimestral, necesito revisar el informe anual del año pasado para entender más a fondo el problema de la desviación de fondos. –Continuó Bin, intentando mantener su compostura profesional a pesar de que la presencia de Sanha lo desestabiliza internamente.
Por supuesto. –Sanha se dirigió rápidamente a su escritorio, sus movimientos fluidos y elegantes, regresó con su tablet donde tenía organizada toda la información. Aquí tiene, he preparado un resumen ejecutivo con los puntos más relevantes y estados de cuenta mensuales, pero también está el informe completo si desea revisarlo en detalle. –Mientras Sanha le explicaba la organización del documento, Bin intentaba concentrarse en las palabras y no en los lindos labios de su secretario.
Excelente. –Murmuró Bin, tomando su tablet, sus dedos rozaron accidentalmente los de Sanha, provocando que ambos sintieran una corriente eléctrica ante el contacto.
Los días pasaron y Sanha no ha dejado de sorprenderlo con lo inteligente y eficiente que es, Bin suspiraba en silencio, Sanha es hermoso, inteligente, respetuoso, responsable... es totalmente su tipo, incluso le recriminó a su padre por no presentárselo antes.
Era hora del almuerzo y Bin observaba desde su oficina a través del cristal cómo Sanha organizaba meticulosamente los últimos documentos en su escritorio. Durante toda la mañana, había demostrado una eficiencia impecable, agendó tres reuniones importantes, preparó los informes a la perfección y coordinó una videoconferencia con inversionistas extranjeros y hablando con un perfecto japonés, todo sin perder esa sutil sonrisa que le caracterizaba.
Bin se pasó una mano por su cabello negro, frustrado consigo mismo, se sentía fuera de lugar ya que no estaba acostumbrado que sus planes no salieran como el quería, había intentado tres veces salir de su oficina con la excusa de preguntarle algo personal a Sanha, pero cada vez que se acercaba, terminaba consultándole sobre algún asunto laboral.
"¿Podrías revisar los contratos de la expansión en Busan?"
"¿Ya confirmaste la reunión con el comité?"
"¿Están listos los informes de Moonlight hotel Francia para mañana?"
Y Sanha siempre respondía con profesionalismo absoluto, sus ojos café claro brillando con eficiencia mientras tecleaba rápidamente en su computadora o buscaba los documentos necesarios, siempre listo para ayudar a su jefe.
Presidente Moon. –La voz de Sanha interrumpió sus pensamientos cuando abrió la puerta de su oficina. Todo está organizado para esta tarde, ¿necesita algo más antes de que vaya a almorzar? –Bin sintió su garganta secarse, amaba cuando Sanha vestía en algún tono de color azul, ya que su mirada mielosa resaltaba más con su color favorito.
No... todo está en orden, gracias. –Respondió en automático, maldiciendo internamente su incapacidad para decir algo más, Sanha asintió con esa sonrisa profesional que Bin ya comenzaba a memorizar.
Volveré en una hora. –Dijo antes de girarse para marcharse.
Ahora, mientras veía a Sanha tomar su elegante abrigo para salir a almorzar, Bin sentía que había perdido otra oportunidad para invitarlo a comer. Se preguntaba qué música le gustaría, si prefería el café americano o el latte, si sonreía más cuando no estaba en el trabajo, deseaba saber todo del joven...
Bin se quedó mirando la puerta cerrada, el aroma sutil del perfume de Sanha persistía en el aire. En su mente, el feroz presidente de Moonlight Hotels, conocido por sus despiadadas estrategias de negocios y no tener ninguna consideración con sus adversarios hoteleros, se sentía como un adolescente torpe incapaz de mantener una simple conversación casual, por el amor de dios, incluso le costaba sostenerle la mirada a su lindo asistente.
Se sentía perdido...
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