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Parte 9

Comentario:  holis :D  creo que este fanfic va algo lento, lo siento, durante el verano me dediqué a mejorar mas mi tecnica de dibujo que hacer otras cosas, ahora que no tengo tanto tiempo para dibujar a digital creo que podré empezar de nuevo a escribir mas seguido, bueno ese depende de que tan horrible sea la universidad (estoy en un año complejo U_U asignaturas muy complicadas y eso) espero les guste este capitulo, es algo bastante tierno, es que aprovechando de tener un shota hay que escribir de sus aventuras po ¬/////¬  


pd: el dibujo es mio, si quieren pueden pasar a mi tumblr, ahí tengo mas dibujitos y cosas de funamusea -> naninanoi.tumblr.com  (si le dan likes o los comparten se los agradeceré mucho UvU <3)


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Satanick tomó un libro que habían escrito junto a Envi tras obtener todos los datos que estuvieron recopilando durante éste tiempo en el que cuidaban de los nuevos integrantes de éste mundo, lo ojeó durante la mañana, estaba decidido a visitar al dios del sol esa misma tarde y mostrar que era merecedor de la mano de su creación, aunque, aun no entendía por qué se tomaba tan a pecho el querer casarse con ese diablo, después de todo esta idea surgió solamente por el deseo de su yo del futuro, ¿realmente valdría la pena todo este desgaste por esa criatura la cual había creado ese dios de tan buenos aspectos? En fin, si su propio yo del futuro estaba tan desesperado como para hacer todo este plan es porque realmente debe ser muy importante para él, aunque sea un capricho, nadie se tomaba esas molestias por alguien que no mereciera la pena, así que se esforzaría con todo lo que tenía por ser bueno con ese diablo y enamorarlo, se dijo mentalmente estableciendo una meta, una vez cerró el libro se dió cuenta que no había visto a Envi en todo lo que iba del día y ya su estómago rugía de hambre, eran las diez de la mañana y aun no tomaba desayuno, lo que para su crecimiento era bastante malo, después de todo era un pre adolecente y necesitaba muchos nutrientes para crecer fuerte y sano, se acercó a la cocina donde notó que alguien estaba ahí dentro, era su sirviente y amigo apoyado sobre la mesada donde estaba cocinando, el joven también se veía algo confundido ¿sería por lo que ocurrió el otro día? quizás fue muy duro con él, Envi había sido muy leal y él lo trató tan mal por un simple beso, aunque para él era algo muy importante, sin embargo se sentía culpable de todas maneras, quizás era por esta misma razón que a la cabra se le había pasado la hora pensando y no lo había atendido, Envi trabajaba mucho, pensó después el niño quien aún miraba por la puerta, quizás debería conseguir a alguien que lo ayude, manejar un castillo y los caprichos de un diablo solo debía ser muy agotador – Envi- dijo con voz aguda aun apoyado 6en la puerta – ¿estás bien? - la cabra se dió vuelta de inmediato asustado por la dulce voz de su joven maestro – e... estoy bien señor, no ha pasado nada... yo, solo... solo estaba analizando algunos acontecimientos en mi cabeza, lamento haberme tardado tanto tiempo con el desayuno –

-No importa, está bien –dijo el diablo acercándose a la mesa de la cocina- ya no te preocupes por lo que pasó, lamento haberte gritado de esa forma- lo último lo dijo mientras bajaba la mirada y hacia un puchero con sus labios, el demonio cabra se enrojeció un poco, debía controlarse, sabía que por la temprana edad que tenía sus hormonas andaban algo alteradas o al menos eso leyó en el libro que le pasó hace unos años su señor, así que debía mantener la cordura y más sabiendo que su diablo era así de adorable, le encantaba ver sus ojos grandes y sus lindas sonrisas, su tierna voz, su pelo azabache y sus pequeñas manos, en fin, algún día sacaría de su mente a este hermoso ser, quizás con alguien parecido o alguien quien tenga esa misma esencia tan deseable que emanaba su señor, esa mirada desafiante pero a la vez inocente, quizás algún día podría reemplazar este amor que sentía por él – me alegro que esté bien señor, lamento mucho ese incidente, no volverá a pasar-

-Bueno... Envi, ¿sabes? he estado pensando que hoy iré a probar los frutos de la investigación que hemos hecho estos años, ya verás que pronto ese diablo será mi novio fufufufuf- se rió el diablo quien no sabía que con esas palabras lastimaba en lo más profundo el corazón de su compañero, éste solo lo miró y se dió vuelta para seguir cocinando el almuerzo, puesto que la hora del desayuno había pasado hace bastante tiempo y debía seguir haciendo las demás tareas del hogar – también he pensado algo importante Envi-

La cabra lo miró de reojo para indicar que le estaba colocando atención – creo que sería bueno tener a alguien que te ayude en las tareas de limpieza y ordenar el castillo, así podrías pasar más tiempo conmigo o haciendo cosas más interesantes que estar todo el día encerrado en este oscuro lugar, sé que es nuestra casa, pero pasas mucho tiempo encerrado aquí, quiero que vivas - Envi desvió su mirada hacia lo que cocinaba y apretó el mango de la cuchara con la cual revolvía la olla, no pudo evitar sentir una presión en el pecho, se sentía tan confundido, suspiró profundo - Esta bien señor, como usted guste – dijo formal, mientras por dentro su cabeza parecía explotar a pensamientos, pensaba que su señor era tan egoísta, hacer trabajos para el diablo era toda su vida, era todo lo que necesitaba, su vida rondaba en torno a Satanick ¿que se supone que haría si no era estar a su lado? ¿Y qué se supone que haría más tiempo con él si ni siquiera podía tenerlo? podía sentir un leve escozor por dentro, no sabía que era realmente este sentimiento, pero debía acallarlo lo más pronto posible o se enfermaría de verdad.

-¿Qué cocinas? - Preguntó nuevamente el curioso niño atrás de él logrando que todos esos pensamientos que lo atormentaban se fuesen, Envi miró hacia atrás y le dijo – conejo a la cacerola – sin ningún pudor, el niño casi entró en pánico cuando se enteró que ese menú era casi una de las especialidades de Envi hace años, él siempre había alabado la comida de la cabra sin saber siquiera que era lo que comía y ahora se arrepiente y sufre por todos los conejitos que habían dado su vida para alimentarlo, ese día estaría muy deprimido como para empezar su plan, no podía parar de llorar por la noticia, Envi no entendía porqué su señor lloraba, ¿estaría él haciendo algo mal? Miró su comida y luego miró a Satanick ¿tendría hambre y por eso estaría llorando? –señor, si tiene hambre puedo pedir que casen más conejos para agrandar las porciones de comida-.

-¡NOOOOOOOO!– gritó muy triste Satanick casi sin consuelo –no más conejitos muertos... ¡no!- el niño lloraba y lloraba sin poder parar, de repente una nube negra cubrió los alrededores del castillo y todo se oscureció – señor Satanick, no logro entender su pesar ¿le desagrada el conejo? ¿Sabía usted que la mayoría de los habitantes de Pitch Black tienen una dieta alta en consumo de conejos salvajes? Después de todo hay un lugar muy cerca de aquí donde habitan muchos conejos salvajes, entonces aprovechamos para casarlos, aunque claro, yo los compro en la tienda del pueblo – Satanick sentía que casi desfallecía, sus fuerzas se atenuaron y calló al suelo de rodillas tapándose los ojos con las manos y comenzar a llorar, Envi miró al niño sin saber que estaba pasando –¿Se... se siente bien señor? ¿Por qué está llorando?-

-Los... los conejitos... ellos... ellos no merecen morir - pronto fuera del palacio comenzó a llover – ellos no merecen tener un destino tan cruel...- dijo sollozando el menor limpiándose las lágrimas que no paraban de escabullirse por sus ojos, Envi entonces le limpió los ojos y se agachó hasta su altura –señor diablo, hay algo que le molesta sobre los conejos? –

-Yo... no soporto que se los coman, ellos son las criaturas más lindas que existen, nadie debe comérselos... debería estar prohibido- dijo nuevamente llorando.

-Usted es nuestro diablo, si quiere prohibirnos hacer algo solo dígalo y lo haremos, no tiene por qué seguir llorando –dijo algo más gentil acariciando la cabeza de Satanick aunque su mano tiritaba, no quería acercarse mucho a su señor, no quería volver a tener esos actos indebidos con él, no quería hacerle daño o terminar más lastimado por estos sentimientos que estaba padeciendo, dolía mucho el corazón, que estupidez, un demonio enamorado, pensaba el de mirada rojiza para sí mismo, desviando la mirada y volviendo a cocinar, sabía que Satanick no se comería lo que estaba preparando por lo que debía empezar nuevamente a realizar otra receta, el pequeño diablo no se sintió muy bien por la noticia de la cacería de conejos, así que por ese día se quedaría en cama hasta pasar la pena que le había traído enterarse de esa injusta masacre que se producía en Pitch Black, esto era tan inaudito, tan cruel, se decía el pequeño mientras abrazaba una almohada en su gran alcoba, dos horas después Envi llegó al lugar con una bandeja de comida diferente a la que estaba cocinando horas atrás – señor diablo, debe alimentarse o no crecerá lo suficientemente fuerte para gobernar éste lugar –

-Envi... dile a todos los demás que está prohibida la casa de conejos, solo así me sentiré bien y... yo no sé si pueda perdonar la muerte de todas esas lindas criaturas, Envi...- se puso a llorar de nuevo, la cabra se sentía culpable, había hecho llorar a su diablo, pero él no sabía que éste adoraba esos animales a ese extremo, tomó la cuchara con un poco de comida y se la metió a la boca – coma señor, esto le hará bien- el niño comió en silencio mientras hipeaba por el llanto – señor, sé que tal vez hice mal en no contarle que la carne que comíamos era conejo, pero usted jamás me prohibió cocinarlos, sin embargo, si es su mandato no hacerlo más, me aseguraré que la alimentación de los habitantes cambie, al menos en el inframundo donde vivimos-

-Gracias- dijo en voz baja el pequeño quien ahora se estaba alimentando por sí solo, miraba hacía todas partes tratando de no llorar y pasar su angustia, sin embargo las lágrimas salían solas por sus lagrimales – bueno, iré de inmediato para que desde mañana no hayan más asesinatos –la cabra se puso de pie, dio el primer paso y fue detenido por una pequeña mano quien sostenía su chaqueta negra – Envi...- dijo tímido el diablo mirando hacia arriba con sus ojos brillosos por haber estado llorando, el demonio desvió la mirada hacia otro lado chasqueando la lengua, debía dejar de mirarlo con otros ojos –¿qué sucede señor? ¿Necesita algo más de mí?-

-¿Me llevarías a esa tierra de conejos que me contaste?-

-Está bien, preguntaré donde queda exactamente y lo llevaré esta misma tarde, de esa manera se animará ¿verdad?-

-Si- dijo con voz dulce y triste.

-Entonces repóngase para continuar el plan lo más pronto posible, hemos perdido mucho tiempo-

-Si, me he dejado estar, pero me repondré, lo juro – dijo esperanzador – solo necesito ver que todos esos conejitos estén bien, me aseguraré de protegerlos- el demonio miró a su señor y luego se fue de la habitación, Satanick terminó su comida y se cubrió con la manta para dormir un rato más, todo ese llanto de hace un rato lo había cansado de sobremanera y ese dolor en el alma le fatigaba.

Horas más tarde el de pelo grisáceo abrió la puerta de la habitación de su diablo para despertarlo, ya había dormido suficiente y no podría dormir en la noche –señor, despierte...-

-¿Mmmh?- se despertó apenas, abriendo un ojo para divisar al que lo llamaba- ¿Envi?-

-Ya averigüé donde está la tierra de los conejos-

-¡En serio!- dijo animado el niño despertándose completamente, abriendo sus grandes ojos – sí, está algo lejos de aquí, así que vaya a lavarse la cara y a peinarse, tiene todo el pelo desordenado- el mayordomo de palacio arregló los cabellos de su diablo hacia un lado, de esa manera se parecía bastante a Fumus, así que se lo volvió a desordenar –¿qué haces Envi? yo puedo peinarme solo- refunfuñó el menor saliendo de la cama para ir al baño de su alcoba, el más alto, puso su mano en su frente y desvió la mirada algo preocupado, pronto bajó su brazo y apretó sus puños, tragando saliva, debía atenuar estos sentimientos de una vez, su diablo tenía un destino y debía seguirlo, era obvio que él no estaba incluido en el, respiró hondo y se fue de la pieza- lo esperaré en la entrada del castillo-

El menor se peinaba mientras miraba un espejo, hace poco que habían inventado este material en el cual se podía reflejar su imagen, realmente eran convenientes, las criaturas que había creado realmente tenían un buen desempeño laborar, aunque no podía negar que a veces se excedían en brutalidad y ciertos días podía ver el pueblo teñido en rojo, suspiró, después de todo son demonios, es así como debe ser, pensaba. Luego de terminar de lavarse la cara, peinarse y cepillarse los dientes, se fue a cambiar de ropa, no le agradaba la idea de salir con la ropa con la que había estado durmiendo, quizás era muy quisquilloso en esos temas, sin embargo así era él, le gustaba verse siempre bien presentable, se colocó la ropa que más le gustaba, una blusa blanca con encajes, una corbata de listón negra bastante grande, un traje negro que era entero hasta el comienzo de sus piernas, y unas calcetas blancas que llegaba un poco más abajo de sus rodillas, después de esto salió corriendo hacia la entrada de su castillo a encontrarse con Envi – llegué, discúlpame por la demora, me estaba cambiando ropa-

-No tiene por qué disculparse señor Satanick, usted es mi diablo, debo ser capaz de entender su demora-

-Si lo dices así pareciera que te molesta –

-Venga por acá señor, iremos rápidamente a ese lugar, para eso iremos donde Yagi, el descubrió la madriguera de estos conejos, así que él nos podrá llevar rápido-

-¿Realmente te molestó verdad...?- la cabra se calló y simplemente siguió su ruta.

Ambos caminaron hasta la casa de Yagi, últimamente aparte de ser el segundo demonio a cargo de los asuntos del diablo, también era la cabeza de las empresas que Satanick había creado hace unos años y le daban trabajo a todos los seres del inframundo, las cuales se encargaban de los muchos avances tecnológicos que se realizaban en ese mundo, tales como los espejos que hace poco habían salido a la venta y todos los avances con los cuidados de infantes que han sido necesitados para el estudio de estos mismos, en sí, gracias a esta empresa el mundo de Satanick avanzaba cada vez más rápido que otros mundos. Pronto llegaron a la casa de la cabra, era bastante grande, Envi irrumpió en el hogar con un gran portazo viéndose imponente desde la puerta, sin embargo era bastante pequeño en comparación a Yagi que mide casi dos metros de altura, Envi aún era un adolecente, no era para nada aterrador a simple vista, al contrario, sus grandes ojos eran bastantes adorables a primera vista, aunque el más alto de todos se abstenía de esos comentarios, porque la actitud de la cabra más pequeña era de temer – me asustaste Envi ¿por qué?... oh, es el diablo, señor Satanick ¿qué hace por aquí?- el más pequeño se acercó a Yagi y lo tomó de la camisa- ¡tu... tú fuiste el que mató a todos esos conejos!- la mirada del niño cambió radicalmente a una seria, el más alto sentía que lo iban a asesinar en cualquier momento – no... no señor, yo solo descubrí su madriguera, Envi ya me contó que está prohibida la casa de conejos así que no lo haré más, lo juro –

-Está bien, quiero que me lleves donde viven, necesito saber cuántos quedan y protegerlos de seres sin corazón como ustedes-

-Señor, soy un demonio, se supone que debo ser cruel y...- el mayor se sentía nervioso, una mirada punzante se sentía desde atrás, una mirada rojiza y con instintos asesinos, así que comenzó a sudar frio y sin más tragó saliva para luego contestar más cortés – está bien señor Satanick, yo lo llevaré a la madriguera de los conejos- La cabra mayor tomó en brazos al diablo y le estiró la mano a Envi para llevárselo con él, el mayordomo de palacio lo miró de forma asesina –yo me quedaré, así que cuida a nuestro señor o te mataré- dicho esto la cabra desapareció –¿por qué Envi no va con nosotros?- pregunto Satanick preocupado por su subordinado –no se preocupe señor, seguro ese cascarrabias tiene asuntos pendientes, ya sabe, un castillo no se maneja solo, hay que lavar, planchar, hacer la cena, ordenar, barrer, entre otras cosas-

-Mmm quizás es mucho trabajo para Envi, debería tener a alguien que le ayude ¿verdad?-

-Exactamente, aunque la mayoría de los demonios trabajan en la fábrica, quizás deba esperar a que los jóvenes crezcan un poco más para otorgarle ese trabajo a alguien –

-Lo pensaré- dijo el niño que de la nada cambió su rostro y miró a Yagi- ¿por qué seguimos en tu casa? deberías haberte movido ya-

-Lo siento señor, de inmediato- pronto el más alto apareció en un lugar cercano a la playa, era un área muy hermosa, llena de pasto frondoso y verde, unas cuantas casas se podían observar a lo lejos, ¿acaso esto era una aldea de conejos? Se preguntó el niño quien se bajó de los brazos de Yagi para observar detenidamente- ¿hay alguien aquí?- algo se sintió correr detrás, tanto Yagi como Satanick se dieron vuelta pero no había nada, estuvieron unos minutos en la misma situación, pareciera que algo se escondía en el largo follaje que había – en serio, ¿quién está ahí?- una lanza con punta de flecha fue lanzada desde algún lugar, Yagi la esquivo fácil, pero Satanick estaba maravillado por haber encontrado un conejo, por lo que la lanza iba directo donde él, la cabra vio toda su corta vida en un minuto, Envi lo iba a descuartizar vivo si algo le pasaba al diablo, corrió lo más rápido que pudo, e incluso saltó lo más fuerte que sus piernas le permitían para atrapar la lanza antes que llegara a su señor sin embargo sus dedos solo rosaron la parte final de la lanza, esto era horrible, Yagi pestañeó, su cara de horror era increíble, un segundo para el impacto y un segundo para pensar en que parte sería buena para irse prófugo y huir toda su vida de Envi, fue cuando el diablo que ni siquiera se había dado vuelta a ver la flecha la agarró con un brazo de sombra y la tiró lejos – eres un inútil Yagi, si Envi hubiese estado aquí la flecha ya estaría hecha añicos –dijo sonriente Satanick quien abrazaba al conejo quien estaba desesperado por huir, esas palabras resonaron en la cabeza de la cabra quien reía nervioso y aliviado que su vida estaba fuera de peligro y que el diablo era más fuerte de lo que pensaba, aunque en sí lo que le dijeron le había dolido en el orgullo.

Ambos, diablo y demonio se pusieron en alerta cuando un conjunto de enemigos se empezaron a acercar – hay~~ ¡mira! ¡Son conejitos!- dijo Satanick emocionado corriendo hacia ellos –¡señor están armados!-

-Bun bun bun ¡BUN!- dijo uno de los animales que se encontraba encima de un árbol mientras que los otros empezaron a avanzar logrando encerrar a los dos visitantes no deseados, el niño se veía ilusionado, jamás pensó que pudiese ver tantas criaturas adorables en su vida, por lo que hizo aparecer sus alas y comenzó a volar – te encargo a estos conejitos yo quiero ir a ver a ese de allá – todos los conejos se sorprendieron – ¡BUN!- gritó uno – ¡BUN BUN! – dijo el otro, por lo que corrieron en dirección donde se encontraba el que llamó la atención de Satanick, éste mismo conejo comenzó a correr con algo que llevaba en su espalda, ese conejo era extraño era como la mezcla de dos entes, algo como una quimera, el diablo volaba rápido, cuando algo le interesaba no podía dejar de saciar su curiosidad, entonces fue cuando pasó a la criatura y le cerró el paso- hola- dijo amistoso, el ser que corría desesperado miró para todas partes intentando escapar nuevamente, sin embargo cada vez que corría a alguna parte Satanick lo encontraba, miró hacia atrás esperando que sus secuaces le protegieran pero estaban ocupados deteniendo a Yagi quien de por si era bastante duro de matar, lo difícil para la cabra era defenderse sin asesinar a ninguno, puesto que su propio diablo se lo había prohibido, si llegaba a hacerle daño a alguno su vida corría peligro.

-Hola conejito, me llamo Satanick, vine a velar por su seguridad desde hoy en adelante- dijo feliz el niño al conejo quien ladeó la cabeza –¿bun bun bunbun bun?- dijo, el niño abrió los ojos y se rascó la cabeza – no sé qué estás diciendo conejito –

-Bun bun bun bun bunbun bun –

-¿Bun bun?-

-¿¡BUN!? ...-

-No sé qué es lo que dije, lo siento ¿sabes hablar en nuestro idioma?-

-Un poco bun- la criatura habló por fin de forma entendible, su voz era extraña, al parecer era una señora conejo quimera, eso era lo que pensaba Satanick al escuchar su voz de manera correcta- ¿puede detener a los conejos que atacan a mi subordinado?-

-Nos hacemos llamar Buns, no somos conejos, bun bun...-

-Lo lamento, señora bun ¿puede detener a los buns que atacan a mi subordinado? – la cara de felicidad de Satanick era destellante, hablaba con una conejita bastante extraña, pero era una conejita después de todo, pronto todo el problema se tranquilizó y la señora bun, matriarca de los buns los llevó a todos a una pequeña choza donde cabían todos los buns y los dos recién llegados – señora bun, por lo que veo esta es una aldea de buns –

-Efectivamente bun, ésta aldea fue construida por mi esposo bun, ambos fuimos creaciones olvidadas bun de dios bun, nos establecimos aquí bun ya que nuestro propio dios nos echó de nuestra villa bun – Satanick recordó el día cuando Fumus le trajo su conejito, él le contó que pertenecía a una villa de conejos y que algún día irían juntos, seguramente después de todo lo sucedido terminó por arrasar la villa y estos pobres e indefensos conejitos debieron escapar, el niño suspiró y evadió sus pensamientos para escuchar a la señora – nosotros ya hemos vivido una enorme cantidad de años, por lo que mi esposo y yo bun, decidimos forjar una nueva nación aquí bun, pero todo era muy difícil y más cuando comenzaron los ataques de los demonios bun, nos casaban en masas, nuestra población disminuyó mucho bun y tuvimos que aprender a defendernos bun, por lo que formamos un ejército bun-

-Tranquila señora, yo soy el diablo de este mundo y prohibí la casa de conejos – dijo sonriente y orgulloso de poder defenderlos –eso es bueno bun- la señora sacó de su espalda a un niño que estaba envuelto en un paño- él es nuestro heredero bun, mi esposo murió intentando defendernos bun, y él es quien heredará nuestro legado en este reino bun- Satanick se acercó a ver al pequeño bebé casi recién nacido quien era un adorable conejito humanoide con cabello blancos, pequeñas orejas que salían de su cabeza y ojos amarillos, las mejillas del diablo ardían, era el conejo más hermoso que podía haber encontrado en todo Pitch Black – su nombre es Artamos – Artamos, repitió Satanick en su cabeza, ese hermoso nombre jamás lo borraría, y menos la imagen de ese conejito en su mente – señora, yo me encargaré de proteger a éste conejo, quiero decir a este niño, lo cuidaré y querré y si necesita que lo saque a pasear también lo haré ¿puedo venir a verlo seguido?- la señora bun desconfiaba un poco de las ansias del diablo, sin embargo prefería tenerlo de aliado y cerca, además así su hijo se criaría en conjunto de un ente poderoso – está bien bun, ven a verlo cuando puedas, el pertenece a una raza distinta a la mía, por lo que su vida será muy larga y no podré verlo crecer bun, espero lo cuides bien bun-

-Lo haré-

Dicho esto Yagi y Satanick se devolvieron al castillo, había sido una tarde extenuante, sobre todo para Yagi quien estaba todo herido por las lanzas de los buns, Satanick por su parte volvió radiante, parecía que el sol brillaba por donde quisiese que mirara –¡Envi! Envi volví- dijo animado al llegar al castillo, el aludido escondió algo en el sillón en que estaba sentado y salió a recibir a su señor – ¿todo estuvo bien? ¿pudo decirle a esos conejos que ya no tienen q temer?-

-No son conejos Envi, son Buns- dijo contento – oh ya veo, Buns- dijo serio y sin ninguna emoción –Envi, tienen a un conejito recién nacido, se llama Artamos y quiero que sea mi mascota, así que iré a verlo de vez en cuando para jugar con él, es muy lindo debiste verlo y – el más alto solo dejaba que la hiperactividad de su señor se fuese luego, lo escuchaba y lo escuchaba hablar y moverse rápido, parecía que no respiraba por hablar, pasado unos minutos el más pequeño se cansó de hablar y se fue a su recamara, estaba cansado –señor le llevaré la cena a la cama- dijo el encargado del palacio mientras el diablo caminaba, éste solo asintió. Ya más entrada la noche Envi apareció con la cena por el cuarto de Satanick quien leía el libro que habían hecho con tantos datos obtenidos una vez más –señor ¿está repasando nuevamente los datos? –

-Sí, estoy decidido a triunfar Envi-

-Me alegra verlo motivado –dijo serio, entregándole la bandeja la cual venía con un pequeño conejito de peluche – ¿y esto que es?- dijo Satanick feliz tomando el peluche con los ojos brillosos –es para usted, estaba algo desanimado y no sabía si iba a volver de esa misma manera en la noche, por lo que lo hice para usted –los ojos de Satanick se empañaron y las lágrimas comenzaron a caer, abrazó el conejo hacia su cuerpo y se puso a llorar fuerte – señor no llore-

-Es que es tan lindo, gracias Envi, lo atesoraré- dijo aun llorando, dejando la bandeja a un lado y se abalanzó contra la cabra para abrazarla, éste no hizo más que recibir el abrazo y desviar la mirada algo rojo, le dolía el corazón saber que ese ser no le pertenecía, que el destino era cruel y le pasaba una mala jugada.

-Mañana me esforzaré Envi, te lo prometo- el diablo volvió a su cama, dejó el peluche a su lado y comenzó a comer mientras la cabra lo miraba atento y por dentro pensaba en lo egoísta que era, ya que en el fondo quería que su diablo no se esforzara tanto y que su amor no resultara.

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Comentario:  bueno, quiero estipular un horario de actualización para obligarme a escribir xD o sino este fic será eterno, entonces la fecha tentativa de actualización será el sábado 25 de marzo, puede salir antes también. 

Nos vemos :D 

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