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Parte 26

Comentario: Buenas madrugadas, lamento haber tardado tanto en actualizar este fic, tenía bloqueo para escribir, muchas veces abrí el word  y no era capaz de escribir mas que una linea. Eso me tenía muy preocupada puesto que escribir es una de las cosas que mas amo hacer.

Ojalá todavía haya gente que lea este fic, si lo hay, me gustaría agradecerles por la espera y la paciencia. 

Tengan buena noche. 

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Nick abrazó a Ivlis hasta que éste se quedó profundamente dormido en sus brazos, había estado llorando por largos minutos y eso le agobiaba, verdaderamente estaba muy herido y muy confundido, no sabía cómo guiarlo de forma adecuada, quizás podría enseñarle cómo se siente amar a alguien, apoyarlo como amigo y de esa manera saber adecuar mejor sus pensamientos. Por ahora lo tomó y lo llevó hasta su mundo, lo acostó en la cama para que pudiese descansar y salió de aquel lugar. Quería conocer más de la dimensión en la que vivía Satanick y comenzaría explorando el mundo flama.

Bajó las escaleras y lo primero que se encontró fue con Poemi quien jugaba con un muñeco – Hola pequeña – saludó, la niña se puso inmediatamente a la defensiva y miró a Nick con cara de pocos amigos –¿Que estash hachiendo aquí diablo feo? –

-¿Eh?, oye no soy un diablo feo, soy bastante atractivo, solo mírame de perfil –

-... Para mi eresh feo, porque maltratash a mi papi-

- ¿Y si prometo no maltratarlo más sería un diablo lindo? –

-...mmmm quishash, pero aun así no te voy a querer-

-Pero yo te quiero mucho Poemi, ¿no te gustaría que fuese tu papi? -

-¡EMAAAAALF! ¡HAY UN PERVERTIDO ACOSHANDOME! -

-¿Qué? Oye, yo no me refería a ese tipo de papi, espera –

-¿Po... Poemi? ¿estás bien? que pasó? - dijo el empleado de la casa mientras corría a socorrer a la pequeña niña quien miraba con odio al diablo de pelo negro –oh... oh, señor Satanick... jeje ¿qué ... qué está haciendo por acá? – dijo tímido el joven demonio tomando a Poemi y colocándola tras su espalda, debía proteger a la hija de su diablo o lo harían añicos –digo, no es que quiera echarlo, pero quizás en su mundo hay más diversión y ... -

-Emalf... ¿tú también me odias? –

-¿Yo? Jejejej yo... - el más alto suspiró y se rascó la cabeza intentando pensar en una forma de cómo solucionar la situación familiar de Satanick. En lo que su mente se inundaba de pensamientos la pequeña niña se acercó donde él y le pegó una patada en las canillas – ¡Te lo mereches! – dijo mientras le mostraba la lengua con desprecio.

-Auuuch~ ¡Poemi!... ¡no golpees a tu futuro padre! -

-¡Yo ya tengo un padre no quiero otro y menosh a ti! –

-Oh... bueno, pero puedes tener dos padres –

-¿Qué?... ¿oye Emalf en sherio puedo tener dos padresh? – dijo llena de curiosidad mirando al mayor a los ojos.

-Emmm... bueno, si el señor Ivlis se llegase a casar con el señor Satanick tendrías un padre y un padre adoptivo, algo así como un padrastro – dicho esto pronto susurro con voz casi inaudible –aunque espero que no pase-

- ¿Ese diablo feo quiere casarshe con mi papi? – dijo señalando con el dedo índice a satanick mientras miraba a Emalf sorprendida.

-Eso creo-

-... ¡No lo permitiré! ¡No quiero¡!Noooo! – comenzó a hacer un bullicio mientras movía sus brazos y su cola golpeaba el suelo con enojo– ¡No quiero que se case con papi! ¡yo quiero que vuelva Rieta y que ella se case con papi! ¡yo quiero que Rieta sea mi otro papá! – El diablo de Pitch Black la miraba sorprendido, ¿en serio prefería a Rieta antes que a él?... bueno, ella era un demonio sensacional, seguramente los cuidó como una verdadera madre, incluso más que Ivlis, en ese sentido él tenía todas las de perder, bueno no él, sino más bien Satanick de esta dimensión. Pero en que lio estaba metido ese desgraciado diablo, pensó Nick en aquel instante.

-Pero Poemi, ¿sabes algo? – se agachó tratando de ganar puntos con la niña – Rieta es un demonio genial, es hermosa y leal, pero no es del gusto de tu papi –

-Dudo que tu si lo sheash... eres feo y cruel-

-...- escuchando eso le quitó toda la motivación que había creado en esos pocos segundos de conversación, se sentía tan opacado por la pequeña que en sus inocentes palabras solo le rebelaba la cruel verdad al rostro, Satanick sin duda es una mierda de persona, suspiró y volvió a sonreír como si nada hubiese pasado– Claro que soy el tipo de tu papi – jeje, tu papi es totalmente homosexual niña, obviamente le gusta un buen, grande, venoso y gordo pene como el mío, que lo penetre hasta perder la conciencia y gemir mi nombre hasta que la garganta le reviente, pensó ya harto de la situación, obviamente no iba a decirle esas palabras a Poemi, él era un tipo recatado a pesar de ser un maldito degenerado – y quiero casarme con él-

-... -Poemi miraba con odio a Nick y luego miraba a Emalf algo confundida – nadie en eshta casa te ama... no te acheptaré como mi otro padre ¡nunca! - dicho esto la niña le tiró el peluche a la cara y salió corriendo, el diablo respiró profundo mientras cerraba los ojos y se pasaba las manos por la cara – esto será difícil... ¿y tú qué haces aquí? ¿No deberías seguir a Poemi? –

-Si... si yo ... - dicho esto Emalf salió corriendo detrás de Poemi sin antes recoger el peluche que había dejado botado la niña – Maldita sea, Satanick ¿por qué eres un maldito bruto?... Poemi es la niña más tierna que conozco, un poco sádica, pero es la niña más adorable con su papi Satanick... siempre desee tener una niña y ella es como mi hija... no puedo entender como ese puto diablo puede ser tan... - se estaba sulfurando por la situación que vivía, pensó que ganarse el afecto de los niños sería fácil, no obstante, al parecer el tonto de Satanick le hizo tanto daño a Ivlis que los niños nunca podrán confiar en él.

Caminó recorriendo el lugar mirando la infraestructura, el lugar estaba bastante despreocupado, ni siquiera se comparaba al hermoso inframundo en el cual vivía su hermosa esposa, seguramente Ivlis está tan sumido en su desastre mental que no puede manejar su mundo de una forma adecuada. Siguió caminando y notó que había muy pocos niños jugando en las plazas y existían una gran cantidad de escuelas militares ¿Qué rayos estaba pasando en este lugar? ¿acaso todos los niños eran soldados? ¿Iría Licorice a una escuela como esas? Aunque su hijo aun no tenía edad suficiente para entrar a la escuela. Quizás Poemi y Adauchi si asisten a ese lugar... hablando de Adauchi, ¿dónde se encontraba? Él es un chico muy rebelde, seguramente en este mundo le debe hacer la vida imposible a Satanick.

Corrió de vuelta al palacio flama y buscó al demonio de vestimenta roquera, lo encontró bañando al perro de la familia así que solo preguntó de una forma tranquila – oye Emalf, ¿dónde está Adauchi? -

-¿...? No... no sabía que usted conocía a Adauchi señor Satanick – dijo nervioso colocándose de pie aunque sin despegar los ojos del suelo, realmente ese diablo le aterraba hasta el más recóndito lugar de su cuerpo – Él se fue hace muchos años del palacio, es más creo que se fue del mundo flama, no sabría decirle donde está ahora – sus ojos se pusieron cristalinos por un instante y se le formó un nudo en la garganta, realmente sufría por la pérdida de su mejor amigo, quería volver a verlo, abrazarlo, reír con él e ir a jugar karaoke hasta el amanecer como en los viejos tiempos. Esbozó una sonrisa y levantó la cara, aunque sin mirar al de ojos violeta – oh... ya veo, así que no está acá... ¿qué pasó para que se fuera? –

-Bueno... yo... yo no debería hablar de esos temas con usted, lo siento... -

-Vamos, cuéntame, tengo curiosidad, te aseguro que Ivlis no va a saber –

-... Es que yo... Poemi podría escucharme... y se lo contaría al señor Ivlis y no quiero meterme en problemas ... - Satanick suspiró y colocó una mirada seria lo que hizo que Emalf tiritara hasta los dedos de los pies – yo... yo, bueno se lo contaré, pero prométame que no me regañaran por esto-

-Te lo prometo – sonrió Satanick esbozando una sonrisa de lado y abriendo sus ojos de forma juguetona, de vez en cuando le gustaba exponer su poder para conseguir cosas.

-Bueno... Adauchi y el señor Ivlis tenían una relación bastante complicada hace unos años... usted lo conoció justo unos meses después que Adauchi se fuera, el señor Ivlis era muy autoritario y exigente, era un ejemplo a seguir y un líder nato, lo malo es que la avaricia por obtener poder lo tenía cegado y no podía notar el daño que le estaba haciendo a su familia, sobre todo a Adauchi el cual tenía un peso muy grande por ser el hijo mayor del señor Ivlis y por ser el soldado de mayor fuerza, desde pequeño tuvo un entrenamiento muy riguroso bajo el mandato de Rieta... Adauchi estaba orgulloso de su padre y de sus ideales, ya que encontraba que derrocar al dios Siralos una buena meta por el daño que le había hecho al señor Ivlis y a otros demonios, sin embargo cuando alguien persuadió al señor Ivlis de atacar otros mundos para robar poder, Adauchi se decepcionó de esto, él pensaba que era una forma estúpida de conseguir poder, que ya eran bastante fuertes entrenando como lo habían hecho por años, que podrían derrotarlo si se esforzaban por ello. Al ver que el señor Ivlis no daba marcha atrás sobre el tema, tuvieron una fuerte discusión y toda la admiración que tenía Adauchi por su padre desapareció, decidió irse y desde ese día no lo he vuelto a ver – No pudo evitar lagrimear en el proceso que contaba la historia, sin duda le dolía que lo haya dejado.

-Vaya... al menos no fui yo el que provocó esto – dijo en voz baja analizando la situación mientras caminaba hacia otra dirección – gracias – dijo tirándole un caramelo a Emalf para agradecer la información. Pasó su mano por su barbilla reflexionando sobre todos los problemas que rondaban a ese pobre diablo flama, no tenía poderes, su familia estaba fragmentada, no tenía autoestima, tenía un maldito acosador que le había hecho la vida imposible, un padre que lo considera basura, una hermana que no ha visto hace siglos, esperen... ¿qué pasó con Rieta? Rieta es el demonio más fiel que ha conocido después de Envi, ella debería estar apoyando a su señor en estos momentos.

Sin duda había muchas cosas que averiguar y cambiar en este mundo, por ahora se encargaría de mantener feliz a Ivlis, después de todo no tiene nada más que hacer. Esta dimensión era horrible, nada le favorecía, nada.

Caminó en dirección de la habitación del diablo de ese mundo y éste seguía dormido, así que suavemente se acostó a su lado y le susurró al oído – pequeña flamita, es hora de despertar – sonrió al notar la morisqueta de desagrado que hizo el menor al ser interrumpido en sus sueños, sin embargo, siguió durmiendo.

-Se me olvidaba lo pesado que tiene el sueño –suspiró y comenzó a pinchar su mejilla con uno de sus dedos, luego a hacerle caricias en el pelo, al final se decidió por hacerle un poco de cosquillas en las costillas y fue cuando pudo ver la hermosa sonrisa del diablo que duró solo tres segundos antes de notar su presencia en el lugar – ¿Sa... Satanick...? - el diablo de cabello bicolor se rascó la cabeza y desvió la mirada, por un momento pensó que era Licorice quien lo estaba despertando – ¿qué quieres? Pensé que te habías ido a tu mundo-

-No tengo nada que hacer... estoy aburrido –

-Vete a tu mundo y quizás haya algo que hacer, tu mundo es muy grande –

-... ¿Me acompañarías? No sé qué sorpresas desagradables me pueda encontrar, pareciera que todo aquí esta patas arriba –

-... ¿Si es tan perfecta tu dimensión porqué simplemente no vuelves a ella? -

-Hice un acuerdo ¿recuerdas? No puedo romper mi palabra-

-Jah... como si fueses capaz de conseguir que me enamore de Satanick... acéptalo, eso jamás pasará –

-Al menos acompáñame el mes que estaré por aquí, podemos ser amigos-

- ¿Eres un niño? ¿No puedes hacer tus asuntos solo? -

-Mami- dijo de forma infantil Satanick posicionándose tiernamente en los muslos del menor, quien se sonrojó y a la vez se enfadó.

- ¡Aaaahhg bastardo! ¡No soy tu mamá! Déjame tranquilo, quiero seguir durmiendo –

- ¿Puedo dormir contigo?, mi cama debe estar fría, ¿sabes lo triste que es dormir solo? -

-...-

-...-

-Está bien, te acompañaré a ver tu maldito mundo, pero no creas que dormirás conmigo, no confió en tu cara –

-¿Ah?-

-Solo cállate y vamos –

-Fufufufufu, veo que estas animado mi lindo girasol – dijo esto pasando suavemente su mano sobre el rostro del hijo del sol, acariciando sus finos cabellos en el proceso, Ivlis por su parte se sonrojó ante la caricia y desvió la mirada – sí, si, como quieras, vamos – dicho esto ambos desaparecieron y aparecieron en Pitch Black.

Dos semanas habían pasado fácilmente, Ivlis se había acostumbrado a ir a visitar a Nick a Pitch Black, sin poder creerlo, le gustaba hablar con él, era una gran compañía, a pesar de tener la misma apariencia del Satanick que por tantos años fue su peor pesadilla. La diferencia en sí no era mucha, pero se notaba tan solo en la presencia. La comodidad de sentarse en la cama a charlar de cosas triviales con Nick le regocijaba, podía sentirse como cuando era pequeño y hablaba con su hermana mayor antes de irse a dormir, aunque quizás con una leve diferencia.

El aroma de aquel diablo le gustaba, Nick se preocupaba de cada mañana bañarse, peinar bien su cabello, aromatizar su cuerpo con las más caras esencias de su mundo, lavar prolijamente sus dientes y vestirse con caros trajes de diseñador. No era muy distinto a lo que acostumbraba. Satanick siempre se preocupaba extenuantemente de su presencia. Pero ahora era la primera vez que lo notaba con tanto detalle. Sus sonrisas al lado del diablo se notaban cada día más.

-Licorice, ¿hash notado que papi eshta muy feliz?, ¿crees que por fin se hizo amigo de tu papi? –

-Mamá dijo que papá se golpeó la cabeza, entonces cambio su forma de ser... pero... sigue siendo papá... no quiero que mamá sufra-

-Yo tampoco quiero que papi sufra másh... un día dejará de ser la buena pershona que se ve ahora y volverá a sher el eshtúpido diablo feo que dañaba a papi-

-Aun así, mami se ve feliz... nunca lo había visto reír a carcajadas como lo hizo ayer... yo casi lloré de felicidad al verlo –

-Te entiendo, yo tampoco conochía esa facheta de papi, antes sholia reír, pero solo de forma sarcáshtica o con tendenchias de guerra o sed de venganza... yo no quiero que vuelva a como era antesh-

-De todas maneras, hay que vigilar los movimientos de mi estúpido padre, no podemos confiar del todo en él –

Ivlis volvió ese día a casa con una sonrisa radiante en su cara, sus ojos se notaban más grandes que de costumbre, sus pupilas parecían dilatadas, su piel se notaba lozana y su mano portaba un ramo de girasoles que disponía a plantar en la entrada de su casa. Nick le había dado unos consejos de cómo hacer que su mundo dejase de ser tan triste y poner un poco de plantas y flores sería una gran estrategia. Quizás un campo lleno de girasoles tal como los que visitaba con su esposa de niño, sería perfecto en el mundo de Ivlis, aunque para no desentonar el mundo podrían crear una mezcla con otras flores y hacer girasoles rojos. Esa idea le encantó al oji ambarino y parecía muy entusiasmado. Una vez plantaba las grandes flores en un gran masetero, se dirigió a su habitación y fue cuando al verse al espejo que se encontraba en uno de los pasillos del castillo pudo notar la gran sonrisa que portaba y los brillantes ojos. ¿Qué significaba esto? Su corazón comenzó a latir fuerte cuando pensó en Nick y que la razón de su inexplicable felicidad de estos días era él.

Su cara cambio de forma rotunda al pensar esto, caminó rápido por el pasillo, su corazón bombeaba con fuerza, entro al baño para darse una ducha y pensar un momento, ¿qué estaba pasando por su cabeza estos días? ¿Por qué se sentía tan feliz con la compañía de Satanick? Jamás pasó por su mente que ese diablo podía ser un gran amigo, aunque claro, no es el Satanick que conoce, es uno muy distinto, quizás sería buena idea quedárselo para siempre, convencerlo que nunca vuelva a su mundo, que se quede con él. No obstante, eso sería muy egoísta de su parte, a él le tocó vivir esta desdichada realidad, tendría que aprender a adaptarse a lo que actualmente era su vida y aguantar a ese estúpido diablo cuando vuelva, mientras tanto disfrutaría de la estadía de Nick lo que más que pudiese.

Salió de la ducha y sintió un pequeño mareo, pensó que posiblemente pasó mucho tiempo dentro de la tina caliente, pero ¿desde cuando a él le afecta el calor? En fin, se sentó en su cama mientras secaba su cabello y Licorice se asomaba por la puerta.

-Mamá, ¿puedo pasar? - dijo tímido con su cara de seriedad de siempre.

-¿Qué sucede?- preguntó el diablo quien apagó momentáneamente el secador de pelo para escuchar a su hijo menor.

-Últimamente pasas demasiado tiempo con papá... ¿tu? ... -desvió la mirada hacia abajo y luego subió la mirada para ver directamente con sus ojos cristalinos al mayor – ¿tu... prefieres a papá ahora? - esa pregunta le hizo abrir los ojos a Ivlis y alterarlo, es decir, se había percatado que se hizo muy amigo de Nick, que se veían a diario, que conversaban felices, que pasaban mucho tiempo juntos, pero no se había fijado en que esto estaba afectando a sus hijos, ¿estarían mal pensando las cosas? ¿Él se estaba excediendo en esta extraña amistad? – ¿Qué dices Licorice? Claro que no lo prefiero-

-Pero...- el niño se acercó y se apoyó en el regazo del de cuernos rojos – ya ni siquiera vas a darme las buenas noches, Poemi se siente muy sola también y siempre te vas con el tonto de papá...- los labios del menor comenzaron a tiritar, era obvio que estaba muy triste, Ivlis no había cumplido bien su rol de madre estos últimos días, estaba tan confundido, que encontrar un apoyo que le ayudara a pensar en el futuro de su vida, que le ayudara a entender al bastardo de Satanick que lo acompañaría de por vida aunque realmente no lo quiera, era simplemente genial, alguien que lo comprendiera a totalidad, que supiese su historia y por lo que tenía que pasar, no estar solo, era tan agradable tener a alguien así en su vida y más ahora que por fin su estabilidad emocional estaba en su mejor momento.

-Licorice...- tomó al niño y lo sentó en sus piernas, algo que no solía hacer seguido, pero a veces se sentía sensible y tener a su hijo le daba tanta paz que lo ocupaba para su beneficio. Lo abrazó y respiró su aroma, esa esencia de paz que solo podía encontrar en su pequeño, esa esencia que extrañamente era la perfecta combinación de Satanick y de él - Satanick ha cambiado-

- ¡Mamá! –

-Pero jamás los cambiaria a ti o a Poemi por él, hasta el tonto de Emalf es mucho más importante para mí que ese estúpido diablo- calló por unos cortos segundos y elevó la mirada – aunque debo descubrir ciertas cosas por mí mismo, es cierto que los he descuidado- comenzó a acariciar la cabeza del menor mientras éste se sonrojaba por la posición en que estaba y por el cariño que su madre le estaba brindando, pensaba que estaba en la gloria –No soy bueno para las muestras de afecto, así que acepta esto como una disculpa ¿sí? –

-Madre, no necesitas disculparte por eso... soy muy feliz por el amor que me das - dijo el pequeño aun sonrojado – madre te amo- Ivlis sonrió contento por las palabras de su hijo, por lo que lo volvió a abrazar.

-Dame un poco de tiempo para descubrir que le está pasando a ese idiota ¿sí? Quiero solucionar estos problemas de una vez-

- ¿Después de eso podemos salir de vacaciones solo tú y yo? -

-Jaja... Poemi se pondrá celosa si no la llevamos –

-Pero ella puede quedarse con Emalf –

- Creo que Emalf sufriría si lo dejamos a solas con Poemi enojada, si quieres podemos ir a las aguas termales los tres –

-... Está bien – sonrió de todas maneras, hace mucho que no sale de vacaciones con su madre, por lo que era un buen trato después de todo.

De esa manera pasaron días donde Ivlis paseaba con Satanick, Licorice y Poemi, otros donde comenzaban el plan de creación de girasoles rojos, a veces a Nick le entraba nostalgia, extrañaba a su pequeño girasol y sin darse cuenta se acercaba de manera romántica a Ivlis y solo se detenía a centímetros de su boca, no quería confundirlo y menos confundirse el también, el diablo de las flamas sentía en aquellos momentos que su corazón se saldría y por fin se dio cuenta que había algo más que aprecio y agradecimiento, mucho más que una pequeña amistad hacia el diablo que se encontraba de intercambio en aquella dimensión tan desdichada.

Su olor, su apariencia, su sonrisa, su voz, su presencia, su caballerosidad, su inteligencia, su cordialidad, su compañía, todo lo tenía embobado, ¿esta no era el mismo sentimiento de aprecio que sentía hacia Siralos hace tantos años?, ¿que era aquella sensación que hacía que su corazón latiera fuerte, y que de la nada se detuviese precipitadamente por tenerlo a su lado? ¿Qué le habían hecho en tan solo un mes de haberse conocido? ¿por qué el Satanick que conocía no podía ser éste? ¿quería quedarse con Nick? ¿Quería a Nick? La ultima era realmente la pregunta que lo tenía más confundido. Necesitaba llorar, necesitaba que alguien le ayudara a ordenar sus pensamientos y sentimientos. Cada vez que lo veía quería confesarle que algo no andaba bien con él con respecto a su presencia, que aprendió a apreciar su presencia y un sentimiento de cariño había nacido, cada vez que lo veía sus nervios aumentaban y ya era muy tarde para decirle puesto que pronto el último día del mes llegó, Ivlis estaba en aquella habitación que vio nacer su amistad con el diablo de Pitch Black de otra dimensión, Nick, su apreciado Nick, no quería que se fuera, no quería que lo dejara solo, que volviera el otro, que volviera con su esposa, sin darse cuenta comenzó a llorar – Nick – le tomó de la negra y pulcra capa que solía usar – Nick ... yo ... yo quería... es decir... - no sabía cómo expresar con palabras que no quería que se fuera – ¿es necesario que?... - tragó saliva cuando vió que un portal se abría y se escondió detrás de la amplia espalda del mayor, su piel traspiraba, ¿que se supone que estuvo a punto de preguntarle? Él no era un sujeto sentimental, solo aprendía a vivir con lo que el futuro le deparaba y este sin duda sería el fin de una bonita "amistad".

-Volví- Se escuchó de repente desde donde se abría el portal y en ese instante supo que ese lindo sueño que vivió por un mes, era solo eso, un lindo sueño. 

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