Parte 24
Comentario : Hola a todos, lamento no haber actualizado recientemente, he estado con un animo cambiante, actualmente me encuentro mejor.
En fin, espero les guste este capitulo, ya estamos entrando a la recta final del fanfic y quería agradecer por seguirme en esta historia, su apoyo es muy importante para mi, sin ustedes yo creo que jamas me atrevería a seguir escribiendo, así que Muchas gracias <3 *v* queda poquito de esta historia así que espero seguir viéndolos en las siguientes historias que van a empezar a salir ^v^ <3
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Satanick se dirigió al salón del trono de Ivlis, ¿desde cuándo le costaba tanto encontrarlo?, je, bueno, después de todo era su cucarachita, escurridizo y se esconde en los lugares menos pensados, se reía al pensar eso y además se emocionaba de tan solo imaginar en que ese hermoso ser lo amaba en aquel lugar, no podía esperar para verlo y decirle cuanto lo ama. Abrió la puerta del salón y una silueta al fondo del salón desapareció al instante, Satanick quedó atónito, ¿que se supone que había sido eso?, solo pudo ver unos pequeños ojos amarillos que los miraban por un milisegundo. Iba a girar la vista hacia otro lugar para ver si estaba Ivlis en otro rincón del salón cuando sintió una horrible patada en su cara que lo lanzó volando mientras daba unos giros en el aire hasta que chocó contra la pared y cayó fuerte al suelo, nunca en su larga vida había sentido tal dolor, ni siquiera Fumus le daba patadas tan fuertes, quedó sin aliento y sangre salía de su boca, rápido se la limpió y trató de mirar hacia arriba, sin embargo su vista se sentía distorsionada, pronto un colazo le volvió a golpear ocasionando que su cuerpo se arrastrara unos cuantos metros hacia el norte de la habitación, ¿que había sido eso?, dolía mucho, su cuerpo tiritaba y ni siquiera sabía quién lo estaba atacando y porqué, entonces en ese instante se acordó de las palabras de Nick, "Ivlis estaba enojado con él", eso quería decir que el ser que acaba de golpearlo de esa manera colosal había sido ¿Ivlis?, esto no podía estar sucediendo, se supone que la cucarachita tenía un poder extremadamente bajo ¿o es que en esta realidad nunca perdió sus poderes?, ósea que era verdad lo que las malas lenguas contaban, Ivlis era un diablo muy poderoso y por desdicha y su estupidez perdió el único don que poseía.
El más alto tragó saliva, ¿qué mierda había hecho Nick para que Ivlis le estuviese golpeando de esa forma? se supone que lo amaba. Como pudo se sentó y trató de mirar hacia el frente, su vista nublada se lo impedía, aunque vió dos hermosas y pequeñas piernas justo delante de su rostro, una de ellas fue violentamente trasladada hasta su miembro y lo aplastó de lleno con el taco de sus botines – ¡aaaaaaaaaaaajajajaja!- gritó entre queja y placer Satanick, no podía negarlo, eso había dolido, pero era tan placentero que un ser hermoso le golpease, siempre quiso que Ivlis lo maltratara antes del sexo, aunque cambiando de tema, Satanick no pudo evitar fijarse en esos pequeños pies que le aplastaban y esos femeninos botines de taco aguja – te dije que no quería verte en unos días– se escuchó una voz dulce pero firme, ¿qué era eso?, iba a levantar su cabeza cuando una de las piernas de la diabla la aplastó – no te atrevas a mirar hacia arriba – dijo una voz desafiante y enojada, el de pelo azabache tragó saliva, no creía que estaba obedeciendo esa dulce voz que provenía del cuerpo que supuestamente era de Ivlis, algo extraño estaba ocurriendo aquí, esa voz de mujer, esas hermosas piernas, esos botines, esa cola con... ¿con forma de corazón? Abrió los ojos de inmediato y recordó que cuando viajó al pasado y rompió algunas de las reglas, había una cuyas consecuencias traían un cambio radical al mundo visitado, ¿! acaso había cambiado el género de Ivlis!? Pero, cuando visitó a Siralos en aquella ocasión vio claramente que el bebé Ivlis ... esperen... Siralos jamás le dijo que se llamaba Ivlis, es más él siempre les llamó como "mis preciadas creaciones", además, por lo que recordaba su otro yo le llamaba de una forma muy femenina, no recordaba específicamente como, pero era muy femenina... tenía que saciar de alguna manera su curiosidad, pero ¿qué pasaba si levantaba los ojos?, Ivlis le golpearía, aunque no estaba a disgusto con eso, si lo golpeaba un poco más posiblemente consiguiera una erección, después de todo era un maldito pervertido, se arriesgaría, total no tenía nada que perder y mucho que ganar, lentamente levantó la vista siguiendo sus ojos por ese hermoso camino de piernas cubiertas por unas medias negras que llegaban hasta esos regordetes muslos los cuales eran apenas tapados con una corta minifalda, lo más hermoso era que al tener su pierna levantada tenía la mejor vista de todas, esas lindas bragas rojas las cuales le dejaban constatar que su lindo diablito realmente era una diablita en ese universo alterno. Un hilo de sangre morada se asomó por su nariz y una avergonzada y enojada Ivlin se cohibió por como el mayor se estaba desangrando – ¡tú!... ¡e... eres un maldito cerdo degenerado!- gritó la más chica cuando notó que cierta parte donde estaba parada se estaba endureciendo – te... te dije que no miraras hacia esta dirección – salió de encima de Nick y colazos comenzaron a pegarle en la cara y fue cuando la diabla se le tiró encima y le pegó una cachetada mientras sus ojos se veían llorosos y luego le abrazó tiernamente, Satanick estaba confundido y mareado, esa cantidad de golpes en la cabeza le habían dejado bastante mal – ¡Eres un tonto! – gritó la diabla mientras observaba sus manos llena de sangre morada, le hizo acordar de aquella leyenda que Satanick había inventado para ella cuando ambos eran tan solo unos niños, aquella leyenda del sujeto que había amado tanto a alguien que murió de amor ya que su sangre se había envenenado de éste, eso conmovió completamente el corazón de la enojada diabla de las flamas – recordaste la leyenda que inventaste para mi ... aunque ... eso no es suficiente para que te perdone por lo que hiciste-
-¿Leyenda? – se preguntó Satanick en voz baja mientras descansaba del mareo y poco a poco iba enfocando al bello ser que se encontraba sobre él, sin duda era una mujer hermosa, casi como salido de otro mundo, bueno, literalmente era de otro mundo pensaba, si ya encontraba que Ivlis era hermoso siendo hombre, la mujer Ivlis era indescriptiblemente bonita, sus ojos ambarinos enormes, pestañas y cabello largo, sus rasgos faciales simplemente bellos y su cuerpo, su cuerpo era perfecto, Satanick no pudo más que abrir la boca asombrado por que jamás pensó que un ser tan bello podría existir, prácticamente agradecía a su destino haber puesto a esa belleza en su camino y claramente no se refería solo a Ivlin, ambos eran los seres más bellos de su universo.
-Yo... Yo te traje algo preciosa – dijo más que feliz sin poder despegar sus ojos de los grandes y abultados senos que prácticamente Ivlin le tenía en su cara donde yacía sentada arriba de él – ¡no creas que porque me traes regalos voy a perdonar que te hayas juntado con esa maldita perra sin siquiera avisarme!- vaya por fin se estaba dando cuenta por donde iba el asunto y la razón por la cual esa bella Ivlis estaba enojada – pero... pero mi amor, si sabes que jamás podría meterme con otro ser más que tú, yo te amo – dijo actuando Satanick, aunque le encantaba esa pelea matrimonial, le encantaba que su linda diablita le estuviese dando una escena de celos – ¡No me importa! ¡quiero que nunca más te juntes con esa maldita! muy amiguita tuya será, pero la muy perra no le importa estar casada y anda coqueteándole a mi marido y a su estúpido secretario – Satanick abrió los ojos enormes, no podía creer que todo este embrollo sea causado por una visita a la casa de Reficul, pero si ese diablo jamás en su vida sería capaz de coquetearle, es más, muchas veces le ha dicho que lo encuentra repugnante... vaya que eran distintas las cosas aquí pensaba una y otra vez.
-Ya, ya, si con Reficul solo somos amigos, el ser a quien amo totalmente eres tú, mi lindo diablito flama- Ivlin bajó la mirada y abrazó tiernamente a su esposo, para pronto con un puchero preguntarle algo – ¿entonces estas seguro que solo fuiste a verla? – el más alto asintió – ¿y por qué no me dijiste que irías donde ella? –
-Porque sabía que te enojarías, la próxima vez vamos juntos-
-Sabes bien que no me gusta hablar con ella, su esposa me agrada, pero ella no –
-... Bueno, entonces ... -
-Dijiste que me compraste un regalo – dijo con tono infantil la diabla quien miraba hacia otro lado mientras abrazaba a su esposo – aaah, si, verdad, cierra los ojos – dijo animado el diablo ensangrentado mientras Ivlin los cerró sin rechistar, sabía que su marido le había comprado algo lindo, siempre lo hacía cuando ella estaba con berrinches, pronto sintió algo suave en su cuello y abrió los ojos, se sentía tan cálido, una hermosa y esponjosa bufanda roja, era tan bella, indudablemente el enojo se le había esfumado tras ver ambos regalos que le había dado su amado esposo, así que sus ojos se cristalizaron y abrazó al más alto nuevamente, aplastando todo su voluptuoso y pequeño cuerpo en el de cabellera oscura. –Gr...Gracias amor... está muy hermosa... yo... yo lamento haber hecho este gran escándalo, sé que Reficul es tu amiga... pero lo que pasó hace cinco años aun me enoja –
-Para que veas que no me es de importancia te puedo decir que realmente ni siquiera me acuerdo que pasó hace cinco años y te lo puedo probar – Ivlin abrió los ojos y tocó la cabeza de Satanick para tratar de ahondar en los recuerdos de éste, una habilidad que casi nunca ocupa, pero le es útil a veces, sobre todo cuando quiere investigar sobre las andanzas de su marido. Trató y trató de encontrar aquel recuerdo, sin embargo, no lo encontró en su cabeza, anonadada miró a Satanick y se sonrojó – realmente no te acuerdas de aquello, aunque... no pude evitar encontrar pensamientos tuyos... y pensamientos muy obscenos... ¿crees que soy un diablo fácil eh?... claro que no... ahora tendrás un castigo por pensar de esa manera tan repugnante sobre tu amada esposa...- Satanick no tenía idea de que estaba hablando aquella Ivlis mujer, él no estaba pensando en nada obsceno en particular, quizás aquella Ivlis encontró algún recuerdo de cuando él había tomado a Ivlis de alguna forma algo vulgar y ya que en sí cuando Ivlis soltaba su cabello no era muy visible su cuerpo, había una alta probabilidad que la mujer pensara que se trataba de ella, Satanick tragó saliva, se supone que debe hacerse pasar por Nick, sin embargo no es como que quiera realmente acostarse con alguien que no fuese su Ivlis, aunque viéndolo de otra perspectiva esa chica también era Ivlis, no es como que estuviese engañando al de su dimensión de verdad, solo era el mismo diablo visto desde otra perspectiva, quizás probar a la Ivlis mujer no sea una mala experiencia, su corazón se apretaba tan solo por pensar demasiado en este asunto, Nick lo mataría si se enteraba que se había acostado con su esposa. Pero si no lo hacía quizás se notaría demasiado que él era un falso Nick de esa dimensión y podrían hasta matarlo quizás, si eso pasaba no volvería a ver nunca más a su cucarachita, eso le aterraba, ¿Qué rayos debería hacer? Él amaba demasiado a Ivlis y quería sentir solo su esencia, su cuerpo, sus besos, su pelo rosar contra su piel.
Pronto sintío una fuerte pierna que lo empujaba y lo obligaba a arrastrarse por el suelo, esto lo sacó de sus pensamiento de inmediato– te estás haciendo el difícil maldita bestia, te estas olvidando quien es tu señora aquí – ¡oh por Fumus!, pensaba Satanick, eso era un sueño hecho realidad, aquella Ivlis estaba jugando con el de una forma tan lasciva como él se había siempre imaginado a su linda cucaracha hacerlo, comenzaba a babear de tan solo imaginar a Ivlis de aquella forma otra vez– aaagh mi amor- soltó sin chistar totalmente excitado ante la vista de aquella mujer tan hermosa y fuerte quien lo maltrataba a patadas.
–Aghh si mi amor lo que me pidas, yo ... yo soy todo tuyo, aggh, soy tu cerdo maltrátame, hazme pedazos – gritaba desesperado ante los golpes de la más pequeña quien pronto abrió un portal al cual entraron ambos y cayeron sobre su cama matrimonial – ¿así que quien es tu señora? – preguntó sonriendo – tu... tu solo tu mi amor, tu mi amada cucarachita- aquel apodo no hizo más que molestar a la joven diabla – ¿! Có... cómo mierda me acabas de llamar!?-
-Te lo digo de cariño amor~~ pero si no te gusta pégame más fuerteee aaggh rómpemee en mil añicos~ - más que un sueño, esto era un paraíso, como odiaba que su otro yo pudiese disfrutar de tantas maravillas, un mundo de ensueño, un hermano que lo ama, una familia amorosa y una belleza de esposa, pero nada de ese paraíso se comparaba a tener el amor de su Ivlis, era lo único que lo haría realmente feliz, así que tragó saliva y simplemente dejó que la diabla que se encontraba arriba de ella jugase con su cuerpo tal como muchas veces se dejó hacerlo, no es como si él no lo disfrutara, quizás por esa vez simularía que esa Ivlis era su linda cucarachita, aunque sabía bastante bien que no lo era. Al pasar los días la pequeña cada vez se iba colocando más agresiva con el hasta el punto de realmente obligarlo hasta en los momentos cuando él se oponía por respeto a su amor que sentía por Ivlis, sin duda esto sería difícil de llevar por un mes.
Por otro lado en el mundo de la dimensión de Satanick se encontraba Nick sonriendo por la suerte de no tener que lidiar con su esposa enojada, la verdad es que Ivlin era un amor de diablo, sin embargo cuando se enojaba debido a sus estúpidos celos hacia su amiga Reficul, las patadas que solía recibir eran muy dolorosas y no estaba para soportar aquel martirio, él había sido un buen esposo todos esos años que llevaban juntos, no merecía que le trataran de aquella manera, bueno y como había estipulado en el trato con el Satanick de ese mundo, debía cumplir parte de su promesa, pero ¿cómo haría para enamorar a Ivlin en tan poco tiempo?, a él le tomo años enamorar a esa difícil y testaruda niña, seguramente una diabla el cual odia a Satanick sería aún más difícil de llevar. Caminó por el castillo, todo se veía normal, así que se iría a relajar a su habitación, sospechaba que, si Satanick e Ivlin no estaban juntos, seguramente su habitación seguía siendo una solitaria pieza de soltero, que lastima sentía por aquel diablo, con lo beneficioso que era estar casado con el ser que amas, seguramente debe estar muy desesperado como para creer que él lograría un milagro como el de enamorar a Ivlin en un mes.
Al entrar a su cuarto pudo apreciar como un ser estaba sentado en su amplia cama, su larga cabellera tapaba todo su cuerpo, éste se encontraba de espalda a la puerta por lo que no pudo apreciar bien su cuerpo, sin embargo podía notar bien que no era exactamente del mismo tamaño que el de su esposa ya que ella era demasiado pequeña, no obstante ese cabello, esos cuernos, esa cola y ese aroma que solo podría tener su esposa le estaba causando curiosidad – ¿I... Ivlin?- preguntó siendo interrumpido por una suave voz masculina – volviste rápido, pensé que tenías un asunto importante que resolver- sonaba tan indignado, su voz era dura, aunque de alguna forma podía sentir temor, rabia y coraje en sus palabras, por ende trató de acercarse lentamente – era una falsa alarma, ¿crees que te dejaría sola sabiendo que esperabas por mí?-
-Esas no fueron tus palabras antes de irte... - dijo esta vez subiendo el tono de voz, hasta el mismo Satanick estaba sorprendido del tono en el que le hablaba aquella Ivlin de extraña entonación de voz, ¿no se suponía que Ivlin no estaba enamorado de Satanick de este mundo?, ¿entonces por qué le reclamaba como si fuese de su posesión? Levantó una ceja y sonrió, seguro Satanick era demasiado idiota como para darse cuenta que con un poco más de esfuerzo, amor y dedicación esa Ivlin podría fácilmente enamorarse de él, el camino estaba prácticamente limpio para trabajar – bueno, estuve pensando en lo que hablamos antes y la verdad es que me gustaría que arregláramos este asunto de una mejor forma – sonrió, se sorprendía de lo buen actor que era, ni siquiera sabía que estaban haciendo Satanick e Ivlin antes de que él llegara, según lo que dijo su otro yo habían quedado en una situación mala y lo podría perder si no lo arreglaba, así que sería cariñoso, lo más que pudiese –vamos mi linda Ivlin –
-¿Por qué mierda me das apodos de mujer ahora? pensé que te bastaba con decirme cucaracha u otro apodo denigrante... sabes bien que mi nombre es Ivlis- ¡Ivlis! Verdad que Satanick siempre le hablaba de Ivlis, se dijo mentalmente – lo siento Ivlis, yo solo quería que sonara más tierno tu nombre, no te enojes ¿sí? – apartó el cabello que ocultaba el cuerpo del diablo que se encontraba sentado en la cama y pudo darse cuenta que este estaba totalmente desnudo, se sonrojó de sobremanera, ¿qué mierda estaban haciendo esos dos?, al parecer llegó a interrumpir un momento de pareja bastante importante para Satanick, debería remediarlo quizás, aunque la verdad no tenía intención de engañar a su amada Ivlin y menos con un hombre, aunque vaya que hombre estaba viendo, si bien aún no lograba verle la cara ya que este rehuía a él, era capaz de verle la entrepierna, la tenía semi despierta y le estaba gustando lo que veía, realmente se veía muy lindo ahí abajo, sonrió con libido y algo de baba cayó por su boca, hace años que no se acostaba con un hombre, supondría que esto solo sería un bono por la travesía que estaba realizando, por lo que de forma desinhibida tocó los hombros de aquel joven diablo, su piel era nívea y muy suave, agradable al tacto, con su boca buscó el cuello de Ivlis quien seguía rehuyendo a mirarlo – vamos mi hermoso girasol, ¿no querías esto? Sabes bien que Nick puede complacerte si lo deseas – Ivlis tragó saliva, nuevamente esas manos le estaban quemando tras cada rose en su piel, bajó la mirada y apretando los puños mientras sus ojos se cristalizaban se resignó a aceptar la propuesta que le estaba realizando el mayor, después de todo eso era lo que él andaba buscando.
Se movió por la cama dándole la espalda a Satanick en todo momento, este solo pudo apreciar la bella figura del joven de cabello bicolor, por su cuerpo, Satanick calculaba que el diablo debería medir unos 10 centímetros menos que él, sí que era alto como hombre, eso le sorprendía y más cuando notó esas caderas, se supone que ese ser que tenía frente a él había parido a Licorice, seguramente por ello lucían bastante amplias, oh por Fumus, se encontraba prácticamente duro por un ser que ni siquiera sabía cómo era su rostro.
Comenzó a sacarse los zapatos ansioso por lo que vendría, en lo que Nick se deshacía de su ropa Ivlis se acomodaba en la cama estirando su pelo hacia atrás y colocando una almohada debajo de su cabeza, se sentía tan débil y tan desprotegido ante sus propias acciones, se estaba ofreciendo fácil al ser que había hecho su vida un caos, no obstante podía sentir un sentimiento distinto esta vez, lo miró y por primera vez no fue capaz de sentir el mínimo miedo o rencor hacia ese sujeto, por el contrario, algo en su pecho le traía alegría de tener a Satanick cerca en esos momentos. – ¿Te... vas a apurar? – dijo desviando la mirada hacia la ventana y colocando una voz suave, el Satanick que se encontraba en aquella dimensión sonrió por lo tierna que había sonado la voz de aquel diablo, levantó su cabeza una vez tenía las prendas fuera de su cuerpo y al juntar su vista con la del otro quedó anonadado, no sabía que decir, no sabía que palabras emitir ni que expresión realizar, el ser que veía era hermoso, formular una descripción de su rostro en estos momentos era imposible, tal belleza no tenía palabras, después de todo era imposible no ver reflejada a su hermosa Ivlin en el rostro de aquel diablo quien le pedía que lo tocara, que unieran sus cuerpos.
-Ivlin~- gimió Satanick sin darse cuenta, besando raudo los rojos labios del menor y una vez que se separó del más bajo y notó su accionar, solo pensó en su amada esposa, esto estaba mal – Ivlin, te amo, perdóname - lagrimas caían por los ojos de Nick, le estaba haciendo un daño horrible al ser que amaba, pero Ivlis le provocaba el mismo sentimiento hacia ella, esto solo lo haría una vez y solo por el trato que hizo con su otro yo, no estaba en ese lugar para lidiar con esta situación, el tiempo le había enseñado que a pesar de sur un maldito pervertido y degenerado diablo, solo tenía ojos para su amada diabla flama.
Posó sus manos en el torso de Ivlis y este de inmediato se estremeció y lo miró con unos ojos cristalinos, ese detalle le pareció hermoso, sin duda este tipo era muy distinto a su dimensión, de cierta manera se acordaba de cuando tomó posesión por primera vez de su amada Ivlin, era tan tímida y sensible, actualmente y quizás por una mala influencia (de él) se había vuelto una fiera muy juguetona en la cama, a veces se asustaba de las cosas que le hacía.
Se acercó para besarle el rostro y gemir ronco cerca de su oreja, el menor se estremecía con cada rose que le daba – solo... solo entra de una vez... maldito diablo - el de cabellera más oscura sonrió –parece que alguien está excitado, pero está bien, saciaré tu sed de tenerme – se rió lascivo comenzando a tocar el cuerpo hasta llegar a sus muslos y levantar sus piernas para abrirlas lo suficiente para rozar su hombría en el ano del diablo quien se encontraba abajo – aggh no... no tan brusco – respondió Ivlis tapándose la cara con su brazo derecho, algunas lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos y su pecho subía y bajaba rápido, estaba tan deseoso, ese rose en su entrepierna contra la del más alto lo estaba haciendo perder rápidamente la cordura – aaaghh~ - gimió suave mirando el cuello de Satanick, de cierto modo se acordó de aquella noche que jugó con el de morados ojos para su cumpleaños, esa noche donde por unos instantes pensó que quizás Satanick podía cambiar para él, actualmente creía que ya el cambio había sido mucho en esos tres años, ¿qué pasaría si él también participaba más de sus encuentros? De todas maneras, sentía que él destino no permitiría que se alejara de Satanick, quizás él era el ser que fue destinado para él.
Pronto algo extraño pasó, su corazón parecía que se apretaba cada vez más, miró al más alto a los ojos, este lo miraba perdido en los suyos, tragó saliva y lágrimas cayeron de sus orbes doradas – Nick yo... te perdono – dicho esto le abrazó fuerte, pensando que por fin algo se había aclarado en su cabeza y era la idea de que aquel diablo quien yacía poseyendo su cuerpo en un desenfrenado vaivén no le podría volver a hacer daño, porque su amor era sincero, eso lo había entendido con estos hechos que habían ocurrido recientemente y la pelea estúpida que había transcurrido hace unos minutos, la mirada que Satanick le daba cada vez que le hacía el amor era muy distinta hace años atrás, ahora parecían que brillaban, que su cuerpo era sagrado para el más alto, oírlo llorar por él también fue un factor bastante importante para obtener esa conclusión de una vez, por fin lo podía creer, Satanick realmente estaba peleando por su amor, lo triste es que él Satanick que debería escuchar realmente esas palabras no estaba con él en aquel momento.
El diablo de cabellera negra ladeó la cabeza cuando Ivlis le disculpó ya que no podía entender sobre que lo estaba disculpando ya que él le estaba pidiendo disculpas a Ivlin por haber intimado con alguien que es ella, pero de otra dimensión, después de todo sería una situación difícil de explicar si llegaba a enterarse que algo como esto había ocurrido, por ahora se dedicó a poseer a Ivlis hasta calmar tales ansias que tenía de ser poseído y entendido.
-Niiiick aggghg mmgh- gritó en un gran orgasmo cuando se vino por primera vez en el día – agghmmg – seguía gimiendo suave tras las fuertes estocadas que le propinaba el ser que estaba arriba de él – mmgh Ivlin – gemía el más alto logrando que el de ojos miel abriera grandes los ojos y levantara una ceja extrañado, aunque no le dio mayor importancia, seguramente sería su nuevo apodo desde ahora, después todo tenía miles de apodos por parte de Satanick, al menos Ivlin sonaba más tierno, femenino, pero tierno.
Terminada la jornada, yacía Satanick fumándose un cigarro mientras Ivlis recuperaba el aliento intrigado en por qué Satanick fumaba, hace años que no lo hacía tras tener sexo, ¿estaría estresado por alguna situación? Esperen, ¿desde cuando él estaba preocupado por ese idiota?
-¿Pas... pasa algo?- preguntó finalmente.
-Lo siento Ivlis yo... yo no quiero hacerte daño, al contrario, pero no soy quien tú crees- dijo el Satanick de otra dimensión terminando su cigarro y desordenándose el pelo – ¿a que te refieres? – preguntó el aludido sentándose en la cama, con semblante pálido y ojos temerosos, no entendía que era lo que hablaba el mayor
-Me refiero a que yo no soy el Satanick que conoces, no puedo mentirte, va en contra de mis principios, yo realmente no soy tu Satanick – Ivlis abrió unos grandes sin poder entender nada de lo que estaba pasando, estaba confundido, ¿cómo le podía decir esas palabras justo ahora que él había logrado sincerar sus sentimientos y disculparlo?
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