Parte 20
Comentario : holis, espero les guste este capitulo, lo escribí con mucho amor :P salió algo largo, no sé si ya se dieron cuenta que irá a pasar en los siguientes caps, xD pero si logran adivinarlo tienen mi respeto.
tengan un bonito día :>
--------------------
El joven Satanick iba a cumplir casi su cuarto siglo cuando sintió un portal abrirse en su mundo, alguien que él no había autorizado a venir había llegado a sus dominios, sería interesante saber de quien se trataba, dejaría que ese ente se acercara, mientras el disfrutaría de su relajado día junto a su nueva novia, Lil. Sentía que aquel ser caminaba por su mundo rápidamente aunque se notaba que no tenía idea de donde se encontraba, algo le decía que andaba en busca de alguien, lo sintió acecharse a su castillo así que se despidió de su querida novia y apareció justo en frente de ese ente, su cuerpo ya no era el mismo, tenía una apariencia de 20 años, tenía una tercera vuelta en sus cuernos, su cuerpo era muy alto, en fin, era completamente un adulto y su apariencia era muy diferente a la que la bella arcángel quien iba enfurecida al mundo Pitch Black conocía, ella le había dicho desde el primer día que se encontraron que si lastimaba a su hermosa hermana menor por muy mínimo que fuese el daño, ella se lo haría pagar, y actualmente su hermana estaba muy lastimada, por lo que venía a saldar su deuda con ese maldito diablo de Pitch Black, sin embargo Igls Unth no tenía idea que existía un desfase de tiempo entre la dimensión del pequeño Satanick que los visitaba, con el de su tiempo actual, al llegar a ese mundo se encontró con un Satanick muy diferente, era alto imponente y sus fuerzas eran mayores que las de ellas, después de todo era aún una niña y no podía compararse con un diablo adulto. Tragó saliva lamentando la situación.
-Oh Igls Unth ¿qué te trae por aquí? Hace siglos que no te veía –dijo amistoso el de cabellera negra, le enternecía ver a la pequeña ángel quien en su juventud le hacía alborotar las hormonas, es decir, actualmente para él Igls era simplemente una niña con buena figura, pero al fin y al cabo una niña, y pensar que había estropeado su relación con Ivlin por una alteración de hormonas juveniles, se sentía un estúpido, es decir, aun no podía controlar bien la satiriasis, pero al menos ya puede disimularla.
-Espera... ¿tú... tú eres Satanick? ... -la joven estaba anonadada por la situación, no sabía qué hacer, la verdad jamás pensó que esto podría suceder, pero en fin, ella venía a encargarse de que ese sujeto aprendiera una valiosa lección y esa era respetar a su hermana – tu... tu dejaste el corazón de mi hermana destrozado, eso jamás te lo perdonaré – dijo enérgica.
-¿Y tienes permiso de Siralos para estar aquí querida Igls? Por lo que sé tú querido señor es algo estricto en esas cuestiones-
-Claro que tengo el permiso de mi todo poderoso señor Siralos, jamás podría actuar sin su consentimiento-
-Oh, entonces ¿Siralos me odia? Pensé que éramos buenos amigos – se entristeció el de ojos violeta, Iglis por su parte bajó la guardia y lo miró – mi señor no te odia, tampoco está molesto contigo, soy yo la que está molesta contigo así que no cambies el tema –
-Vamos Igls, yo amaba a Ivlin, incluso creo que jamás podré olvidarla, sé que cometí un error y hasta el día de hoy lo estoy pagando, aquí han pasado gran cantidad de años y creo que aún estoy enamorado de ella, actualmente trato de rehacer mi vida, sé que ella no me perdonará y menos sabiendo que en tu mundo apenas han pasado dos semanas desde nuestra ruptura, mientras que aquí han pasado más de doscientos años, sufrí al igual que ella lo hace ahora, le propuse matrimonio ¿recuerdas? Me es triste pensar que esa promesa solo quedó en un hermoso recuerdo, ahora tengo una linda novia llamada Lil, espero que Ivlin pueda rehacer su vida también, quizás cuando sea mayor iré a verla para recordar viejos y hermosos tiempos – sonrió maduro, Igls estaba muy sorprendida, el Satanick adulto era muy distinto al joven, no sabía si golpearlo o no, después de todo ya había pasado demasiado tiempo para él, no tenía caso hacerlo reflexionar a golpes si ya lo había hecho, tragó saliva y bajó aún más la guardia – está bien... no tiene caso que venga a darte una lección... al menos eres un buen hombre ahora, en lo que a mi concierne, preferiría que no volvieses a nuestro mundo, Ivlin está sufriendo por tu culpa y no quiero volver a verla en este estado nunca más, hazme un favor y no vuelvas al mundo de mi señor-
-Pero Siralos y yo somos buenos amigos, no quiero perder su amistad –
-... -Suspiró pesado – si así lo desea mi señor, no me interpondré en su amistad, debo irme, no te vuelvas a acercar a Ivlin – dicho esto desapareció y pronto vió que una demonio que se le hacía bastante familiar lo observaba desde la distancia, no había siquiera notado su presencia, debía ser muy buena para ocultarse del dueño del inframundo sin ser notada, su mirada era penetrante y en su juvenil cara se hallaba una sonrisa extendida – ya te ví ¿qué haces ahí Rieta? – dijo Satanick acercándose a ella – pensé que estabas a cargo de Ivlin, ¿ella te mandó?- preguntó curioso y fue cuando la demonio comenzó a atacarlo desgarrando parte de su traje dejando arañazos en su cuerpo – yo no soy tan benevolente como Igls Unth, para mi lady Ivlin es todo y no me importa si han pasado siglos y has reflexionado sobre el tema, ella está sufriendo y es por tu culpa, quiero matarte... es lo que deseo, sin embargo si lo hago lady Ivlin sufrirá más, tienes suerte que te ame aun... y por eso te detesto –dicho esto sonrió nuevamente, Satanick sintió que algo estaba mal con esa niña, era como si tuviese una loca obsesión por su señora, y de cierta manera la entendía, Ivlin era un ser el cual era difícil no enamorarse de ella – Siralos se va a molestar si sabe que viajaste hasta acá sin su consentimiento – respondió el diablo preocupándose un poco de la situación de la demonio, ella por su parte hizo un bufido y quebró la postura – Siralos es el señor de mi señora y por eso lo respeto, pero no me da órdenes, lady Ivlin es todo para mí y no me importa traicionar a mi creador si necesito protegerla –su mirada llena de decisión lograba hacer que Satanick perdiera un poco de confianza en la situación, esa niña realmente tenía un gran aprecio y apego por Ivlin, saber eso le reconfortaba, Ivlin no estaba sola. –Tranquila, ya aprendí la lección –dijo calmado viendo como Rieta se calmaba y le clavaba la mirada – está bien, no te atrevas a volver – dicho esto la niña miró hacia todos lados y ahora le surgía la duda de cómo se iría de ese mundo, ella llegó a éste gracias al portal que hizo Igls Unth ya que se coló en él, pero ahora que ya se había ido no podría regresar –suspiró pesado y miró al diablo, mordió su labio inferior por la rabia que le sentía, pero debía pedirle si podía abrir un portal hacia su mundo debido que ella no sabía utilizar esa habilidad, sin duda se dedicaría a aprenderla lo más pronto posible, sabía que para los demonios era difícil crear portales, sin embargo su nivel de demonio era mucho más alto que el de otros podría hacerlo si se lo proponía, de esta manera el diablo abrió el portal para que Rieta viajara de vuelta a su mundo e inmediatamente lo cerró, no quería nada con el mundo de Siralos por ahora, él quería disfrutar de su nueva novia y de su nueva vida, se sentía querido además, Lil era una súcubo, podría complacerle bien y ayudarlo bastante con su enfermedad.
En un principio su relación fue una hermosa y nueva experiencia, no quería a nadie más que a Lil, tenerla a toda momento, verla reír, verla llorar, todo lo que era ella le encantaba, además que ella podía entender su sensibilidad, ella podía entender su brutalidad, ella podía entender su enfermedad, a veces pensaba que más que una novia era como la madre que nunca pudo apreciar por culpa de su hermano. Su vida y su mundo parecían ir viento en popa, las industrias habían creado un buen adelanto tecnológico, tanto que en su mundo existían algunos robots bastante reales, la ciencia y la medicina avanzaba rápido, su mundo se había extendido por muchas partes, tanto que existían muchos submundos dentro de sus dominios los cuales compartía con su hermano mayor, la relación con Fumus había mejorado bastante, su hermano ya no era tan sádico como lo era hace unos cuantos siglos atrás y se dedicaba a trabajar casi sin descanso en algunos asuntos de su paraíso.
Un siglo pasó rápido, la relación con Lil era demasiado fuerte, sentía como si hubiese logrado encontrar un refugio, un lugar al cual volver si algo malo pasaba, si bien el primer amor nunca se olvida, Lil tomó una parte fundamental en su vida y más cuando se enteró que estaba esperando un hijo con ella, la alegría vino a su mundo, como ya había tenido experiencia cuidando de bebés le traía muy buenos recuerdos pensar que pronto tendría uno de él, por lo que con el dolor de su alma rompió una antigua promesa la cual había llenado de gozo su inocente existencia, de eso solo quedaban bellos recuerdos y un gran dolor que jamás pudo curar, sin embargo le había servido para crecer como un mejor sujeto en el futuro y poder ser todo un caballero con la dama con la cual quería casarse, si, Satanick le propuso matrimonio a la joven súcubo de cabello rosado, ella aceptó encantada, estaba muy enamorada del diablo. Cuando nació Glasses, su primogénito, Satanick era el hombre más feliz de Pitch Black, el pequeño niño había sacado gran parte de sus rasgos, sus ojos, su color de cabello y piel, sus rasgos faciales, sin duda ese había sido el día más feliz de su vida, tenía una pequeña vida a la cual cuidar desde ahora en adelante, Envi le ayudó a acomodar una habitación para el nuevo integrante de la familia, aunque en un comienzo lo odió, ese niño, su madre, esa relación le habían quitado el tiempo y el amor de su señor, la verdad es que si bien trataba de no tener contacto con el pequeño, al final terminó siendo como una segunda madre para este, es más, fue casi la madre de este ya que Lil nunca quiso convertirse en una, si bien tenía un hijo y soportó el embarazo fue solo porque realmente amaba a Satanick, aunque con el pasar de los años ese amor, se convirtió en un gran capricho y luego solo en cariño, necesitaba sentirse libre y si bien Satanick le daba bastante libertad no era lo que ella realmente estaba buscando, ella era una demonio libre y un súcubo en primer lugar, necesitaba libertad sexual, no es como que Satanick no la complaciera, al contrario, era una fuente de placer y energía muy buena, todo lo que cualquier súcubo o incubo quisiera, además era un diablo muy apuesto y romántico, sin embargo no podía conformarse con un solo hombre, además también estaba el tema de la maternidad, ella no fue diseñada para ser madre, le tenía cariño y amor a su hijo, pero el rol de madre simplemente no existía en ella, por lo que para simplificar las cosas le pidió a Satanick que la dejara ir, que ella podría volver, es decir, quería una relación más abierta, el diablo se negó rotundamente, si había algo que odiaba era el engaño, si estaba con él, seria juntos hasta que la muerte los separe, pero si quería tener libertad sexual solo la conseguiría separándose, decir esas palabras le rompieron el corazón, sin embargo el impacto fue mucho peor cuando Lil dejó su anillo de matrimonio en la mesa junto a la cama que compartían, armó sus maletas y se fue. Satanick sufrió mucho tiempo, no sabía que había hecho mal, estuvo meses sufriendo la separación de él y su esposa, él sabía que no sería un adiós para siempre puesto que tenían a un pequeño niño quien los unía y esperó que pronto Lil recapacitara y volviese a casa, que continuaran siendo una familia feliz, sin embargo eso nunca pasó, pasaron días, meses, años, siglos y ella jamás volvió a casa.
Fue el día que Glasses cumplió 300 años que Satanick decidió recuperar su vida y empezar nuevamente, debía olvidar a Lil, él ya era un diablo hecho y derecho, tenía a un hijo lo suficientemente maduro para comprender que él era un diablo joven y quería volver a amar a alguien, incluso Glasses le recomendó que buscara una novia que no se preocupara por él, que él estaba muy agradecido por el buen padre que había sido con él todos estos años, además Envi había sido una buena madre para él y no se sentiría abandonado si decidía formar una nueva familia, además siempre había querido tener algún hermano, Satanick sintió su corazón cálido, días después tomó su mejor traje, ocupó su mejor perfume, compró un ramillete de flores, unas de un tipo muy escasos en su mundo y abrió un portal que lo llevó a un mundo el cual no pisaba hace casi 700 años, el mundo de Siralos, haría lo que fuese por reconquistar a Ivlin, después de todo nunca la había podido olvidar del todo, esa niña siempre había estado en su corazón, no le importaba si Igls o Rieta lo golpeaban, o si la misma Ivlin lo hacía, él quería volver a verla, quería recuperarla, era la única quien podría llenar ese vacío que sentía por dentro, necesitaba volver a sentirse amado, y el necesitaba volver a amar, ya había descubierto como menguar sus ganas de intimar, ya no era un enfermo, solo un tipo con demasiadas ganas de hacerlo, que todo le calentaba, un cerdo pervertido, pero no un enfermo, podía controlar cuando y como hacerlo, por lo que no volvería a herir a nadie.
Su llegada al mundo de Siralos alertó a la bella arcángel quien apareció enfrente de él y lo amenazó con una lanza de luz – ¿Satanick? ¿Eres Satanick verdad? ¿Qué vienes a hacer al mundo de mi señor? –
-Tranquila, vengo en son de paz, solo vengo a- fue rotundamente ignorado en lo que estaba diciendo, al parecer a la ángel le estaban hablando vía telepática, así que esta no le hacía caso, es más le hizo una seña para que la siguiera, Satanick lo hizo y fue cuando entró a las dependencias del palacio de Siralos, en el camino observó el lugar, era muy distinto a lo que solía conocer, solo podía ver ángeles, cualquier indicios de flamas fue borrado del lugar, incluso, ese mundo lo enceguecía, la luz era mucho más potente que antes y el calor había menguado, es como si el fuego del sol se hubiese extinguido.
-Oh, querido muchos siglos sin verte, te has convertido en un apuesto diablo Satanick –fue el saludo que le dio el dios cuando éste entró al comedor del palacio donde se encontraba el dios tomando el té y comiendo unos cuantos pasteles– gracias, bueno, de todas maneras conocías mi forma adulta, así que no creo que sea mucha sorpresa para ti- ambos sonrieron como si los años no hubiesen pasado, seguían siendo muy amigos, fue entonces que al diablo se le ocurrió hacer la pregunta la cual dejó un silencio en la sala. "¿Dónde está Ivlin?"
Ivlin, 200 años, una joven muchacha, aparentemente de 16 años, la cual había vivido grandes momentos en su vida, desde pequeña jamás se tuvo mucha autoestima ya que su hermana mayor era mejor en todo, mucho más poderosa, mucho más bella, inteligente, más alta, y siempre tuvo más amor de parte de su señor que ella, en un momento de su vida pudo sentir lo que es ser amada y ser la numero uno de alguien, sin embargo aquella persona le rompió el corazón por una idiotez, prefirió alejarlo de su vida a seguir sufriendo por culpa de él, aunque no podía negar que sufrió mucho por esa decisión, quizás mucho más de lo que en manos de él cuando se comportó como un completo imbécil, estuvo varios años echándose la culpa que si ella hubiese ayudado a Satanick en su enfermedad quizás podrían haber salido adelante como pareja, sin embargo ella le dio la espalda, fue su subordinada y mejor amiga quien le ayudó a rehabilitar esa herida, aunque si bien nunca pudo sacar al peli negro de su corazón, logró volver a tener un ritmo de vida estable como lo era antes, creció unos cuantos centímetros entre otros cambios que adoptó su cuerpo por la adolescencia, también su poder tuvo un gran aumento ya que se dedicó a entrenar como nunca para mantener su mente ocupada, se dedicó también a trabajar arduamente, deshacerse de los que no seguían la palabra de dios y educar a los que sí lo hacían, era un trabajo pesado y triste, su corazón se hacía frágil por cada demonio al que mataba, sin embargo por su dios mataría a cientos de ellos.
Un día mientras paseaba por el mundo fue cuando notó nuevamente que había un lugar que el sol no cubría, muchos demonios le temían a aquel sitio, aunque no faltaban los que se aventuraban a pasar al otro lado, a los que lo hacían le deparaban dos destinos los llamaban traidores ¿cómo osaban renunciar a la luz de sol que su dios les estaba regalando? Y otros decían que en ese lugar solo existía la muerte ya que sin el sol no podrían vivir, así que casi nadie se acercaba a aquella zona. Ivlin ya había pensado en aquel lugar antes, era la frontera entre la perdición y el paraíso, muchas veces visitaron esa frontera con Satanick, el solía decir que era muy egoísta por parte de Siralos crear seres que no pudiesen vivir sin la protección del sol, Ivlin siempre sintió esa duda, ¿sería cierto que en aquel lugar solo había un destino y ese era morir ? tenía que preguntarle directamente a su señor, quizás si hablaban de ello, podrían mejorar el mundo y que los demonios se sintieran más seguros, quiso preguntarle a alguien primero si su pensar estaría bien, la primera en consultar fue Rieta, ella orgullosa de todo lo que Ivlin descubría le dio toda la razón, realmente ella también pensaba de la misma forma y quizás sería bueno que la seguridad y bienestar de los demonios fuera priorizada. Al ser alabada Ivlin se decidió a constatar la opinión de su hermana mayor, está la regañó intensamente, nada de lo que el señor Siralos su dios había creado estaba mal, nada había sido pensado de forma errónea, todo tenía un porqué en ese mundo. Ivlin se sintió muy mal por ser reprendida por Igls Unth, sin embargo ella quería ayudar a su gente, quería que su dios notara que ella realmente podía realizar un excelente trabajo cuidando a sus ciudadanos y su bienestar, entonces un día de esos fue cuando de una forma muy humilde le dijo, que había un lugar en el mundo el cual el sol no lo cubría, que mucho seres no eran capaz de sobrevivir sin él y sentía lastima por ellos ya que no podían vivir con completa libertad.
Siralos se molestó por las palabras de Ivlin y sonrió de lado, sabía que esto pasaría, sabía que la joven demonio algún día lo cuestionaría, era imposible que un demonio viviese bajo el total mandato de un dios, siempre metían sus narices donde no les llamaban. Hizo que Ivlin se arrodillara en el piso y él se posicionó atrás de ésta, tomándola de las alas y arrancándoselas de una forma violenta, Ivlin sintió que casi se le iba la vida con tal dolor que sentía ¿esto sería un castigo por cuestionar a su señor? Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras su cuerpo sangraba, debió escuchar las palabras de su hermana, se sentía muy arrepentida de haber dudado de la palabra de su señor, pedía perdón, más bien imploraba por el, el dolor que sentía era incomprensible y más porque se lo había provocado alguien que ella admiraba, amaba e idolatraba.
–Señor Siralos, lo lamento, yo solo quería ayudar, por favor perdóneme- decía entre llantos, Siralos se arregló los lentes y con una sonrisa en el rostro le indicó que se pusiera de pie y lo acompañara a un lugar, Ivlin asintió y siguió a su señor, le costó mantenerse en pie y en el camino calló varias veces ya que su cuerpo no tenía costumbre de no tener alas y su equilibrio fallaba, estaba muy desorientada, fue Rieta quien le ayudó a caminar ya que Igls Unth sabía que no había perdón para todo aquellos que dudaran de dios, por lo que esa sería la última vez que vería a su hermana. Rieta ayudaba a su señora, aunque a mitad de camino la demonio de mayor rango le pidió que la dejara, que si merecía un castigo no quería que nadie le observara –lady Ivlin, su herida sangra mucho, quizás no deba continuar –
-No puedo desobedecer a mi señor Rieta, no te entrometas – dicho esto la joven demonio miró triste a su señora y se quedó en aquel lugar mirando desde lejos, pronto Ivlin llegó al lugar donde el sol no era capaz de cubrir la tierra, para su sorpresa a ella no le afectaba ¿era acaso eso una señal que ella si podía tener la libertad y que su señor la había privilegiado con aquella habilidad? su corazón se agitó de felicidad, aunque ésta no duró nada ya que ciertas palabras impactaron directo en su alma –después de todo no debí haberte creado – eso le quebró el espíritu, lagrimas cayeron por sus ojos nublando su mirar, ¿por qué su señor le decía esas cosas tan crueles? –así es, ya no te necesito, la verdad nunca te necesité, te cree solo por un capricho – la joven se quería acercar a su dios para pedir una explicación, pero solo recibió unas cuantas lanzas que atravesaron su cuerpo dejándola moribunda, sangre escurría por su pecho, su espalda y piernas, pensaba que iba a morir en cualquier momento ¿así sería como terminaría sus días? Quizás no era un mal final, ya que había defraudado a su señor, debía recibir el mismo castigo que ella había echo pagar a tantos demonios –señor yo no sabía qué dudar era un pecado, señor por favor perdóneme, yo...-
-Exacto Ivlin, dudar es tu pecado, ya no te necesito así que...-
-Señor por favor-
-Cae en la oscuridad y arde en el fuego del infierno – dicho esto, el dios tomó a la pequeña joven y la lanzó a un precipicio sin fondo, cuyo destino eran los lugares más recónditos del mundo sol, un lugar basto sin vida, sin luz, Ivlin caía en el, caía para nunca más volver, no solo su cuerpo parecía perder la vida, su alma era arrancada por cada carcajada que escuchaba de su señor mientras ella caía hacia el infierno, definitivamente este era el final de su vida.
No sabía cuánto tiempo llevaba botada en el suelo de aquel oscuro lugar, la caída había sido mortal, había perdido tanta sangre que no sabía si sobreviviría, llevaba días, quizás semanas, o meses botada en aquel lugar, llorando en aquel lugar, llorando por perder todo, por no volver a ver a su hermana, por el odio de su señor, fue cuando una voz que le era conocida se escuchó –¿lady Ivlin? ¿lady Ivlin está bien? –
-¿Rieta? –
-Si, soy yo... alguien arrojó mi lámpara a este lugar, cosas horribles han pasado desde que usted desapareció, me alegro tanto que esté bien, el dios dio la orden de exterminar a todos los demonios, así que muchos de ellos en la desesperación por sobrevivir se están lanzando a este lugar, aunque no todos logran llegar con vida ya que fueron creados para no poder vivir sin la luz solar, creo que los que pueden sobrevivir son una nueva raza – Ivlin al escuchar eso sintió una rabia inundar su cuerpo, una rabia combinada con tristeza y resignación, todo eso la llevaron a sentir un extraño calor en su cuerpo, quería venganza contra ese dios, quería que dejara de exterminar a los seres a los cuales ella había cuidado por tantos años, quería recuperar su orgullo y dignidad, se secó las lágrimas y con furia comenzó a juntar una gran cantidad de poder entre sus manos – desde hoy crearé mi propio mundo Rieta... éste será nuestro nuevo hogar- sus ojos se veían llenos de decisión y la negra oscuridad era cambiada por una tonalidad rojiza que iluminó todo el sitio, la gran bola de fuego entre las manos de Ivlin era la responsable de iluminar aquel mundo, su mundo. La lanzó hacia el cielo y desde ese día éste sería su reino.
Solía tener muchas recaídas, no obstante Rieta estaba a su lado para apoyarla en todo, el mundo fue tomando forma, todos aquellos demonios que habían sobrevivido fueron entrenados formando así el ejercito del mundo flama, estos se encargarían de construir las viviendas y el pueblo donde vivirían todos. El día que todo estaba terminado, y el castillo de Ivlin estaba listo, el pueblo ya estaba empezando a formarse, Ivlin se dirigió a todos los demonios sobrevivientes de la masacre – sé que todos han pasado por un terrible hecho, pero hemos sobrevivido, porque ustedes y yo somos más poderosos que los seres de ese mundo, somos una nueva raza y no necesitamos del sol para vivir, por tanto tenemos ventajas sobre ellos, nuestra misión ahora es derrocar a ese dios sin compasión y ególatra que nos expulsó de una forma brutal de su mundo y me complace ser su líder desde hoy en adelante –
-¡Viva el diablo!- gritó un demonio dentro del público, todos comenzaron a gritar lo mismo, fue entonces que Ivlin abrió los ojos, ¿cuándo había pasado eso? ¿Cuándo ella se había convertido en un diablo? Miraba su cuerpo y realmente sentía que algo había cambiando, no solo en su pensar si no en su composición como tal, podía sentir más fuerza, más magia, y más confianza, sonrió de lado y creó un tridente de fuego como señal que aceptaba ser el diablo de ese mundo, su mundo, su nuevo hogar.
Medio siglo pasó desde ese entonces y fue cuando el diablo del mundo flama decidió que era hora de crear un heredero a su reino, un heredero el cual le ayudaría con su venganza, sería un poderoso guerrero, un demonio de clase alta con grandes poderes, sin embargo no sabía bien como crearlo, se comenzó a imaginar cómo podría ser su hijo, jamás le habían explicado cómo se tenían a los bebés, quizás podría crearlos de algo que ella amara ¿pero en que se basaba para su creación? Se supone que ella e Igls fueron creadas basados en partes del sol ¿de que podría crear a su hijo? en eso fue cuando vió a Rieta llegar al salón, Rieta era perfecta, no podía negar que sentía cierta atracción por ella, era una demonio muy linda y siempre le había sido muy fiel, quizás podría basarse en ella para crear a su hijo, fue entonces que de una flama que expulsó, un pequeño niño apareció, un niño de piel rosada, cabello claro y ojos rojizos tal como su fiel amiga Rieta, sin embargo era un demonio flama tal como ella, ese niño era perfecto, se veía fuerte.
Así fue como la primera generación de demonios flamas aparecieron en el mundo, demonios con características de poder soportar altas temperaturas, tener escamas en sus manos, colores rojizos en su cuerpo y poder manejar las flamas a su antojo. Un siglo pasó e Ivlin pensó que Adauchi, su pequeño hijo necesitaba un compañero, después de todo una guerra no se gana con un solo guerrero fuerte, un hermano para Adauchi sería bueno, entonces utilizó nuevamente los rasgos de Rieta para crear a un nuevo ser, de su flama apareció una pequeña y adorable niña con apariencia de dragón, era muy bella y tierna. Como siempre había sido muy estricta con Adauchi, sentía algo de tristeza de criar de la misma forma a Poemi, su segunda hija, así que la consintió en distintos ámbitos, por lo que solía ser una niña mimada, tanto que solía hablar mal para verse más tierna.
Actualmente sus hijos están bastante grandes y se han preparado toda la vida para una guerra que posiblemente nunca habrá, su mundo ha crecido aunque sigue siendo un mundo joven a comparación de los otros existentes, a veces sentía que su hijo mayor estaba en una etapa rebelde y solían pelearse a menudo, un día tuvieron una fuerte riña de la cual Adauchi amenazó con irse y no volver jamás, que encontraría un buen trabajo y se marcharía, Ivlin estaba muy triste por aquel suceso, aunque no lo dejaba notar. Había estado tan ocupada preparando un gran ejército para realizar su venganza que no pensaba en sus propios sentimientos ni en los de los demás. Ese día fue cuando un portal apareció en su mundo y cierto diablo apareció, la joven mujer sintió una presencia desconocida en su mundo y sacó su tridente para atacar.
-¿Quién eres tú?-
-¿I...Ivlin? –
-¿Sa...Satanick?-
Ambos diablos se miraron por unos cuantos minutos, no hablaban, no sabían que decirse, no sabían cómo actuar. La mujer tragó saliva y se puso roja al comenzar a observar detalladamente en lo que se había convertido su joven novio de infancia, realmente era un diablo apuesto y demasiado alto, su corazón comenzó a latir sin mesura. Por la parte contraria Satanick también estaba rojo y con la boca abierta, anonadado por que la pequeña Ivlin se había transformado en toda una mujer, seguía siendo demasiado baja para él, aunque lo que más le impresionaba era ese cuerpo curvilíneo y esos senos grandes que tenía, jamás pensó que Ivlin se convertiría en tan precioso ser, si ya de por si era preciosa desde pequeña, ahora lo tenía cautivado, le encantaba, su cara cada vez estaba más roja y su corazón pareciera que se fuese a salir. Después de siglos de no ver a su yo del futuro pensaba que realmente tenía razón al decir que Ivlin era el amor que le deparaba el destino.
Ambos diablos seguían mirándose como si recordaran cientos de anécdotas juntos, como si tan solo con verse pudiesen ser felices nuevamente.
-Ivlin... yo... te traje flores –
-Gra...gracias – esa era la débil conversación que lograron tras minutos sin decir nada, la diabla tomó el racimo de girasoles y algo estrujo su corazón, ya no pudo contener tantos sentimientos guardados desde que cayó a ese mundo, solo comenzó a llorar como si no hubiese mañana, se sentía débil, ese diablo le traía tanta añoranza, además nunca había logrado dejar de amarlo, jamás pudo rehacer su vida tras su expulsión del paraíso, su vida era un caos y ahora llegaba Satanick nuevamente, ¿sería esa una señal de esperanza? El más alto abrazó a la pequeña mujer para resguardarla en sus brazos, ninguno de los dos supo cómo, pero ambos comenzaron a besarse, tenían tanto que contarse, tanto tiempo que recuperar, que no querían perder ningún segundo, cuando dos almas están destinadas a estar juntas por mucho que pasen los años estas jamás dejaran de sentir esa conexión entre ambos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro