Parte 2
Comentario: disculpen la demora... la universidad me come viva ;w; espero les guste esta parte ^3^
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-Vamos Vicers, no te enojes, sabes bien que solo estaba jugando con Satanick-
-No te creo- dijo seco el diablo mientras tomaba el libro con la técnica que buscaba Satanick y se lo pasaba a Justim de manera brusca– toma, dáselo de una buena vez para que se vaya y no regrese más por aquí – el dios abrió los ojos tomando el libro y mirando al de cuernos, para luego sonreír – ¿realmente te enojaste por lo que dije? Sabes bien que jamás sería capaz de hacer ese tipo de cosas –se acercó a Vicers dejando el libro en la silla en la que estaba y abrazando al otro por atrás - discúlpame si te molesto lo que dije antes ¿sí?-
-No lo haré-
-Sabes muy bien que solo estaba jugando Vicers, no seas gruñón-
-No dejaré de serlo porque me lo pidas... solo dale ese maldito libro –
-Se lo daré, tranquilo –sonrió y lo abrazó más fuerte, Vicers se puso rojo e hizo un puchero tornando una cara de pena inmediatamente, el realmente amaba a Justim, le habían dolido las palabras que dijo hace unas horas aunque solo haya sido un juego del dios para molestar a Satanick – no llores Vicers, no lo volveré a hacer nunca más ¿sí? Perdóname por favor- el diablo movió la cabeza en señal positiva.
Al otro día el diablo de Pitch Black volvió a ese mundo, fue rápidamente al lugar donde lo había llevado Justim el día anterior, bajó las escaleras y llegó a la biblioteca, fue a donde había dejado la marca, comenzó a buscar nuevamente cuando de repente notó un libro sobre la mesa, se acercó y arriba de este había una nota que decía "esta es la copia del libro que buscabas, puedes llevártela, no hagas idioteces, lee todo el libro antes de ejecutar la técnica, postdata, Vicers dice que no quiere volver a verte por aquí así que trata de no venir muy seguido" Satanick sonrió herido, seguramente Vicers lo odia porque le coqueteo a su pareja, pero bueno, su naturaleza era coqueta no podía evitarlo, aunque no importaba, tenía lo que andaba buscando y con esto haría realidad lo que tanto anhelaba. Volvió a su mundo y sonrió victorioso fue entonces que caminó directo a la biblioteca, se sentó en su silla predilecta junto a una gran lámpara y con un café en mano para luego leer el libro, en un comienzo todo era interesante, Vicers escribió varias de las aventuras que había realizado gracias a esa genial técnica de viajar por el tiempo, lo que hacía que Satanick se entusiasmara cada vez más y más, se lamentaba en no haber pensado en esto antes, así hubiese evitado hacer tantas cosas estúpidas del pasado, hubiese cambiado tantos acontecimientos desagradables, por ejemplo, la creación de Grirea, como detestaba a esa mujer, en fin, no se pondría a pensar esas estupideces y se enfocaría en su plan inicial, enamorar a Ivlis desde pequeño para que en la actualidad lo ame y le permita jugar sexualmente con él justo como él desea.
Tres horas habían pasado, Satanick aún no terminaba de leer las historias de Vicers, por lo que fastidiado avanzó unas cuantas paginas hasta llegar al lugar que decía "Como implementar la técnica" eso estaba recién en la página 300, no podía creer que el libro fuese tan grande, seguro Vicers debe tener demasiado tiempo libre, no lograba entender cómo podía suceder eso si tenía un dios tan hermoso con el cual compartir, si el tuviese un dios así seguro no gastaría su tiempo en tonteras y estaría de luna de miel, incluso le faltaría tiempo para hacerle todo tipo de delicias corporales a su querido dios, en fin, se desvió del tema, siguió leyendo, ese Vicers era tan aburrido para escribir, sentía que leía demasiado y no le servía nada, por lo que adelantó nuevamente unas cuantas hojas hasta llegar realmente donde enseñaba a implementar la técnica, las leyó atentamente, eran tan solo 40 paginas las que realmente le importaban del libro, por lo que las fotocopió y el resto del libro lo guardó en la biblioteca de cosas no eróticas. En lo que se llevaba esos papeles a su pieza recordó que Justim le había dicho que leyera todo el libro, se puso a pensar un instante – ¿y si realmente hay algo en ese libro que pueda afectar?...- se rascó la cabeza y siguió caminando – naaah~ si destruyo algún espacio tiempo ya Fumus verá cómo arreglarlo, soy un diablo, no me preocupo de esas cosas – se tiró arriba de la cama y sonrió, estaba tan cerca de conseguir lo que deseaba, eso le producía una gran ansiedad.
De ese día pasó una semana, el diablo ya podía crear los portales de viaje en el tiempo, lo malo es que eran muy pequeños todavía y le consumían mucha energía por no estar tan acostumbrado a realizarlos, por lo que solo podía hacer uno diario y eso no era suficiente, se puso a descansar y pensó en la realidad que él quería, el realmente quería que su Ivlis lo amara, él pensaba algún día ir a su mundo y que su querido Licorice llegara a abrazarlo cariñosamente y le dijera que era el mejor de todos, luego llegara Ivlis a recibirlo dándole un tierno beso, abrazándolo, esperándolo con su hermosa sonrisa, pasaran la tarde juntos, Ivlis sentado sobre sus piernas, acurrucado en su pecho y que de pronto se ponga cariñoso y le masque el cuello, comenzando a desabrocharle la camisa, diciéndole que lo desea y que necesita un castigo por no haberlo ido a visitar durante algunos días, entonces se lo llevara a la cama y tras algunos golpes o colazos de castigo el callera sobre la cama e Ivlis lo montase lujuriosamente para hacerle el amor, sí, eso sería el paraíso, se decía mentalmente mientras su baba bajaba cada vez más por su cuello, pronto se limpió y sonrió, era hora de hacerle una visita nocturna a su querida cucaracha, además era necesario, su entrepierna se lo exigía, mucho trabajo y poca diversión, eso no estaba bien en su propósito de vida.
En el mundo de Ivlis aún no era tan tarde, aproximadamente las 8 de la noche, el diablo se encontraba en la habitación de Licorice haciéndolo dormir, el pequeño demonio abrazaba a su madre cariñosamente mientras sus ojos se cerraban de una forma lenta, Ivlis le acariciaba la cabeza mientras le leía un cuento en el cual hablaba pestes del dios del sol – y así es como el puto rey del reino solar se quedó solo y triste porque nadie lo quiso, aunque él decía estar bien, después de todo lo único que necesitaba para poder vivir tranquilo era su enorme ego y su propia presencia, por lo que poco le importó cuando el pequeño príncipe pudo rescatar a la princesa de su asqueroso reino, fin- cerró el libro y vió que el niño estaba completamente dormido – buenas noches pequeño -miró hacia todas partes, se puso bastante rojo, luego le dio un besito en la mejilla a su pequeño hijo, lo arropó y salió de la habitación, se dirigió a la de Poemi esta vez, aunque se topó a su hija en el pasillo – papi, voy a ir al karaoke con Emalf- dicho esto a Ivlis le cambio la cara – ¿iras sola con ese tipo?... –
-Tranquilo papi, Emalf llevara a un amigo-
-Espera... ¿!iras con dos tipos sola a jugar karaoke!?... –
-... No tiene nada de malo papi... volveré pronto lo prometo-
-¿Y si te pasa algo? No confió en que el estúpido de Emalf pueda protegerte, o en las intenciones de ese degenerado-
-Tranquilo papi, si intenta hacer algo le quebraré alguna extremidad - dijo feliz la joven demonio que sonreía algo sádica, Ivlis suspiró y rodó los ojos- está bien, anda, pero cualquier cosa no dudes en atacar, los demonios de hoy en día no son de confiar... ¿y quien es ese otro demonio amigo de Emalf? ... ¿no me estas ocultando nada verdad?- Poemi solo sonrió, no le podía decir a su padre que era Adauchi, su hermano mayor, puesto que ambos estaban peleados hace años –¿!estas segura que no estas saliendo con alguien y me lo estas ocultando!?- Poemi suspiró y rio un poco aliviada, su padre jamás sospecharía que realmente está ayudando a que Emalf y Adauchi tengan una instancia para verse nuevamente – no papi, tranquilo, solo jugaremos karaoke y no hay nadie que me interese aun – dijo alegre.
-Está bien, ten cuidado-
-Claro papi, te llamaré cualquier cosa – dijo feliz, abrazando a su padre y dándole un besito en la mejilla- volveré como a las 12 –dicho esto se fue corriendo por el pasillo e Ivlis la miró hasta que se fue, suspiró y caminó de regreso a su habitación, su hija había crecido mucho, últimamente le daba nostalgia recordar a la pequeña Poemi, ahora era todo una señorita, se sentía bastante vacío el castillo sin Adauchi, sin Rieta, sin Poemi, sin Emalf y Licorice durmiendo ¿Qué se supone que haría él a las 8 de la tarde solo? volvió a suspirar y continuo caminando por el pasillo, iba entrando a su habitación cuando sintió una mano que tapaba su boca y otra que lo abrazaba elevándolo del suelo, indudablemente era Satanick que pronto avanzó, cerró la puerta con el pie y luego dejó a Ivlis en la cama y colocándose encima para que no escapara– listo, esta noche la pasaremos como una linda familia – sonrió perverso -el hijo durmiendo y los padres jugando ¿no te parece lindo? ¿No crees que formaríamos una muy linda familia amor mío? –
-...- el menor miró a Satanick con repudio – ¡jamás!... ¡ni en un millón de años tu y yo podríamos ser algo como una familia! ¿Escuchaste? ¡Ahora sal de arriba mío basura!-
-Shhhhh~, el niño está durmiendo, se puede despertar –
-Tsk... ¿desde cuándo qué piensas en Licorice?!Lo único que te interesa es el bienestar de tu pene!-
-Ya, ya, pequeña sabandija, sé que estas gruñón porque hace días que no te he tocado ¿te has masturbado que sea? ¿Sabías que no hacerlo esporádicamente te produce irritación? Y tú me pareces muy enojado – dicho esto le besó el cuello mientras le desabrochaba el cinturón, Ivlis cerró los ojos e intentó zafarse del agarre moviéndose y golpeando a Satanick con su cola, sin embargo solo lograba que el diablo más alto se excitara cada vez que sentía esos fuertes colazos en su espalda- mmmh~ mas, golpéame más, me encanta mi amor- el de cachos rojos paró sorpresivamente invadido por la vergüenza y con la cara roja por los jadeos que escuchaba atrás de su cabeza, de la nada comenzó a sentir una presión en su trasero, Satanick se había excitado muy rápido, su miembro ya estaba duro contra él, miró hacia atrás y solo bastó ese movimiento para que el más alto apresara sus labios y lo diera vuelta, desprendiera todo tipo de prendas que estaba usando, esta noche seria larga y cansadora pensó el más pequeño cuando ya satanick empezó a acariciarlo fogosamente mientras se desvestía, repitiendo que deseaba que lo siguiera golpeando con la cola, le encantaba sentir esos latigazos en su cuerpo, minutos después se podía escuchar el catre de la cama rechinar y golpearse contra la pared violentamente mientras unos gritos de placer resonaban por el castillo, Ivlis rogaba que Licorice no lo escuchara, intentaba frenar sus gritos pero le era imposible, Satanick se había esmerado esa noche y lo hizo correrse tres veces consecutivas.
Al otro día el diablo de las flamas despertó adolorido, anoche Satanick había sido realmente una bestia en la cama, había gritado unas cuantas veces por lo que la garganta le dolía y claramente está que no era lo que más le dolía, no podía ni siquiera intentar sentarse, su cadera estaba tiesa, el responsable de toda esa incomodidad seguía durmiendo con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja, como le daban ganas de matarlo ahí mismo, lo único que deseaba es que lo dejara en paz de una vez, así que como pudo lo empujó para que se cayera de la cama, así fue como empezó el día Satanick azotando su cabeza directo al suelo – ¡aaaaaghh!- se quejó por el impacto – ¡eres un hijo de puta!- Ivlis solo lo miró y sonrió totalmente complacido – pues sí, Siralos es una mierda, así que con gusto puedo decir que soy un hijo de puta –
-...- Satanick se puso de pie y sonrió – ¿vez? hoy si estas de humor, se nota que te hizo bien el sexo –dicho esto se acercó al menor para estirarle las mejillas y moverle la cara – ¿quién está de buen humor hoy? ¿Quién gritó como puta anoche? -
-¡Aaaaagh!- se quejaba el de cachos rojos quien golpeó con un colazo la cara de Satanick- ya déjame en paz, ya tengo suficiente con el dolor corporal para que me aprietes las mejillas así ... puto... ahora aléjate de mi mundo, ya obtuviste lo que querías así que vete-
-Fufufu, no puedo tomarte en serio si tienes esa voz rasposa y afónica bebé – le acarició el pelo mirándolo con su típica cara pervertida- ¿y desde cuando me has tomado enserio? ¡Ya vete de una puta vez!-
-No quiero, aún es temprano, quiero pasar más tiempo con mi lindo renacuajo –
-¡Que te vayas!-
-Fufufufu- en lo que discutían, un niño corría alegremente por el castillo, paró a ver por una ventana que apenas alcanzaba para verificar si su madre se encontraba en el patio y como no lo vio siguió corriendo - ¡ya vete inmundo animal!- dijo enrabiado Ivlis, empujando al más alto nuevamente fuera de la cama, fue entonces que unos pasos se sintieron por el pasillo y unos pequeños golpecitos se escucharon "por la mierda" pensó Ivlis, así que como pudo y soportando el horrible dolor que tenía en las caderas, se colocó una bata para ocultar todo tipo de marcas que se pudiesen ver en su cuerpo –¿!mami!?- se escuchó esta vez, Satanick miró la puerta y sonrió, se puso de pie para ir a abrirla cuando le llegó una lámpara en la cabeza – ¿!pero que mierda haces cucaracha!?-
-Estas desnudo imbécil, no permitiré que Licorice te vea así...-
-¿Te molesta que sepa que clases de cosas hacemos tu y yo? –
-A cualquiera le daría asco acostarse contigo maldita bestia, vete de una vez-
-¿¡mami!?... ¿mami estas bien? ¿Puedo entrar? –Satanick se sobaba la cabeza, Ivlis tenía una excelente puntería, luego sonrió y rápidamente se acercó a la puerta para asomar solo su cabeza por ella, el diablo menor casi se quiso morir –hola bebé ¿cómo está mi lindo Licorice?
-¿! Qué haces en la habitación de mamá!?-
-¿Yo?-
-Si le hiciste algo juro que te mataré-
-No le he hecho nada, al contrario, él me está golpeando desde temprano en la mañana-
-¡No te creo! ¡Quiero ver a mi mamá!-
-... ¿!Y que hay de papá!? ¿Por qué no quieres conversar un rato con papá? –
-Aléjate escoria-
-...- Tras escuchar esa conversación Ivlis sintió un orgullo en el pecho que lo llenaba, así que como pudo llegó a la puerta y tomó a Licorice en brazos fuera de la habitación para que no viese a su padre desnudo, Satanick por su parte solo reía, pero por dentro quería morir, pero bueno, su noche con Ivlis había sido fenomenal, increíble, realmente había sido una noche para el recuerdo, hace mucho tiempo que no lo pasaba tan bien, así que tomó sus prendas y se largó del lugar.
Licorice inspeccionaba a su madre detenidamente, le levantó el pelo, lo miró de frente, le revisó los ojos – te ves cansado mami ¿qué te hizo ese tonto?-
-Tranquilo, todo está bien –
-¡Mami! ¡Tu voz!!¡Ese tonto le hizo algo a tu voz!-
- Solo... solo es algo pasajero Licorice, no es nada malo, en serio- el niño inspeccionó entonces la garganta de su madre y fue cuando encontró las marcas de los chupones que le dio Satanick, Ivlis se los ocultó de inmediato –¡mami! Ese... ¿¡ese puto te golpeo!? ¿¡Por qué lo defiendes!? Cuando lo vuelva a ver le daré una paliza – el más alto dejo al niño en el suelo y le acaricio la cabeza- bueno, está todo bien, pero si quieres golpearlo solo hazlo, aunque recuerda que es tu papá.
Mientras tanto en otro lugar, Satanick comenzaba a practicar nuevamente en los portales, esta vez ya lograba crearlos más grandes así que pronto lograría pasar a través de estos, a veces su altura era un verdadero problema, pasó rápidamente otra semana, el diablo de Pitch Black ya había dominado la técnica por completo, abría los portales grandes cuantas veces quería aunque si le demandaba mucha energía, al menos podía crearlos cuando quisiera, ya era hora de ejercer su plan, Ivlis seria todo suyo después de esto, pero por hoy descansaría, necesitaba energía para realizar su plan perfectamente, por lo que esa noche se fue a dormir temprano, era algo totalmente extraño de ver, hace siglos que no se acostaba antes del anochecer, todos los sirvientes se extrañaron, Medouco estaba realmente anonadada, hasta Crea no sabía que le estaba pasando a Satanick, Envi por su parte agradeció que por una vez en su vida pudiese ir a dormir temprano, Glasses se extrañó y supuso que su padre estaría enfermo, después de todo hace días que no salía del castillo o que no traía a algún sujeto para acostarse con él, es más, lo había visto encerrándose en la biblioteca, algo raro le estaba pasando a su padre o lo más probable es que algo raro estaba tramando.
El otro día llegó, Satanick despertó, se arregló muy bien como todos los días lo hacía, tomó desayuno con una enorme sonrisa en la cara, se reía a cada momento como lo hace un niño pequeño cuando planea alguna travesura, todos lo miraban extrañado, Glasses ni siquiera se atrevía a preguntar que rayos le pasaba, pronto el mayor se puso de pie y guardó un poco de comida en un canasto para luego irse del comedor, nadie dijo una palabra, sin embargo todos lo siguieron con la mirada, era muy sospechoso, el diablo algo tramaba.
-Es hora de actuar – dijo Satanick estirando sus manos y haciéndolas tronar, se concentró entonces y pensó exactamente en la fecha que quería ir, un portal se abrió delante de él y entró, luego de pasar por un conducto bastante extraño llegó al otro lado y si, exactamente estaba en el lugar que deseaba estar, su mismo mundo, pero cientos de años antes, se enfoncó en la fecha cuándo tenía una apariencia de diez años, caminó hasta el lugar donde solía esconderse cuando pequeño, Fumus frecuentemente iba a atacarlo para que se fuera de su mundo, su pasado no era agradable como muchos pensaban, su dios no era benevolente, para nada, al contrario, era un maldito sádico que disfrutaba desmembrarlo constantemente, el solo era un intruso en su mundo y merecía la muerte por haber nacido sin su consentimiento en ese basto inframundo que el había desechado. Pronto llegó al lugar, un pequeño niño estaba oculto entre las rocas observando quien había llegado, fue entonces cuando se vio a sí mismo –oh, aquí estas pequeño – sonrió el más alto, el pequeño Satanick no entendía quién era ese sujeto, aunque a simple vista era obvio que de cierta manera eran la misma persona – ¿!tu...tu eres yo!? ¿¡Pero cómo!?-
-Somos diablos Nick, podemos hacer cosas increíbles, así que no tienes para que temerle a ese viejo de Fumus-
-Fumus...- dijo triste el pequeño Satanick quien tenía toda su ropa en mal estado vistiendo unos harapos, mugriento en suciedad, con una cara de pena y dolor – como odio a ese sujeto –
-Tranquilo, primero vamos a quitarte esa inmundicia ¿qué clase de galán conquistaría a su pareja con esa apariencia? ven – en eso notó que el pequeño Satanick estaba curando una herida que tenía en su pierna, al parecer se la habían cortado hace no mucho tiempo, el más alto lo miró y sonrió de oreja a oreja mirando al menor, se agachó y se la curó rápidamente con su magia de diablo –listo, jamás debes verte así frente a tus futuras conquistas, siempre sonríe, además eso es lo que más odia Fumus, entre más sonrías, mas se enojara y a ese sádico de Fumus no le gusta que su presa esté feliz mientras lo tortura, se le quitan las ganas de jugar – el pequeño lo quedó mirando y sonrió – eso tiene mucho sentido, me agrada tu forma de pensar, seguiré tu consejo –
-Bien pensado Nick –entonces llevó al pequeño a un riachuelo que solía estar en ese mundo hace unos siglos, mientras le conversaba de cierto diablo quien le hacía perder la razón –dentro de trecientos años en un mundo cercano a éste, vive un hermoso y sensual dios llamado Siralos, es un dios no muy alto, pero que sin duda es el ser más bello que puede existir, lo único malo es que es algo viejo y engreído, es todo una diva, pero no es de él de quien te quiero contar, en ese mundo nacerá un ser muy bello llamado Ivlis–
-¿Hay otros mundos aparte de éste?-
-¿Huh? Pero claro que hay otros mundos y en ellos habitan hermosas y penetrables criaturas, sobretodo penetrables-
-No entiendo-
-Fufufuf será un placer instruirte en éste tema pequeño Nick – dicho esto le empezó a hablar del tema que más sabia en su vida, el tema en que era experto, el Satanick pequeño aprovechaba de lavarse en el rio, aunque era bastante tímido y le daba vergüenza que el otro lo viese desnudo –vamos, tranquilo, somos la misma persona ¿recuerdas? No intentaré hacerte daño, al contrario vengo a mejorar tu vida y la mía - sonrió de oreja a oreja colocando su típica expresión pervertida, el niño lo miró y entonces entró en confianza, terminó de bañarse y luego comenzó a lavar su dañada ropa para sacarle la inmundicia –pero que feas prendas andas trayendo, espérame un poco –dicho esto Satanick desapareció y apareció al segundo después con algunas cosas útiles –ten, esta ropa eran de mi hijo mayor, mi hijo menor es muy pequeño así que no te quedarían sus ropas –el menor lo miraba sorprendido, le estaba hablando de sus hijos, es decir que en un futuro él tendría hijos, sonrío un poco y llevó sus manos hacia el cielo esforzándose por cambiar el clima a uno caluroso para secarse rápidamente – Fufufu, pero que amor –se enternecía el más grande sacando una toalla y tomando al pequeño Satanick entre sus brazos para secarlo – ¿estas recién aprendiendo de tus poderes como diablo verdad? – el menor asintió y recibió unas cuantas caricias en la cabeza por parte del otro- te enseñaré algunas técnicas que debes saber si o si, y no me refiero a esto –dijo mientras colocaba una cara pervertida y metía un dedo dentro de una argolla de dedos de la otra mano, el menor solo lo miro y sonrió, le parecía entretenida la forma de ser de su yo más grande, aunque no entendía muy bien lo que trataba de decirle – no entiendo a qué te refieres con eso, pero me lo debes explicar algún día ¿dónde está la ropa que dijiste era de tu hijo? – el mayor le pasó la ropa y éste no dudó en colocársela rápidamente, le quedaba algo suelta, a pesar que era alto para su edad estaba muy delgado, pero en fin de cuentas la ropa era bastante linda, le encantaban los trajes formales, lo hacían verse bastante distinguido, a pesar que estaba usando unos pantalones negros hasta las rodillas se veía muy elegante, le encantaba la corbata en forma de listón roja que estaba usando y los guantes eran perfectos, de esa manera no ensuciaría sus manos tan fácilmente, los zapatos eran algo incómodos, la verdad nunca había usado zapatos, su inframundo era muy precario y no solía tener tantas comodidades como el dios Fumus, por lo que estaba extremadamente feliz con su nueva ropa –esta ropa es estupenda- dijo alegre el Satanick pequeño mientras el grande babeaba, si tan solo no fuese él mismo quizás, solo quizás lo cortejaría.
Pasada media hora, los dos se encontraban comiendo unos cuantos alimentos que había traído Satanick desde su tiempo, unos cuantos dulces y alimentos cocinados por Medouco para el almuerzo, en lo que comían el mayor notó que su ser del pasado se hallaba muy nervioso, a cada rato miraba hacia todas partes y comía muy rápido en una posición que pareciese estar preparado para correr en cualquier momento, entonces le trajo unos duros recuerdos, si, él también vivió todo eso, podía recordar exactamente cuando todos los días debía comer lo más rápido posible lo que encontrase en su mundo, si bien era un diablo y no requería mucho para vivir debido a su gran resistencia, de vez en cuando tenía que salir a buscar alimentos, era en esas ocasiones que el dios Fumus solía ir a atacarlo, solía desmembrarlo, romperle algunas costillas, arrancarle la piel, u otro eventos que saciara su sadismo. Fumus era un ser despreciable para Satanick en ese entonces, por lo que se le ocurrió la brillante idea de ignorar al dios cuando este realizara sus ataques, ya al menos se notaba un progreso, Fumus repudiaba que su presa sonriera o no sufriera mientras el disfrutaba de maltratarlo, por lo que poco a poco perdió el interés en atacar a satanick, fue entonces cuando el dios pasó la raya y comenzó a abusar sexualmente del infante diablo, desde ese día la perspectiva de Satanick cambió, es cierto que ya había madurado a la fuerza por culpa de Fumus quien no le dejo tener una infancia agradable, sin embargo esto ya excedía de lo que él pensaba que podía recibir como tortura, en un comienzo sufrió bastante ya que la forma en que Fumus abusaba de él era bastante sádica, ya después cuando se acostumbró al trato fue cuando le empezó a tomar el gusto a todo lo que le hacia el dios, su personalidad se volvió enfermiza por el trauma que le ocasionó por tantos años el mayor de los dos, solía sonreír a todo lo que le hacía, gozaba cada vez que el dios lo maltrataba en el sexo, se había vuelto su pasatiempo favorito, más que un pasatiempo era una necesidad, habían pasado tantos años siendo el juguete de Fumus que no se dió cuenta cuando ya era más alto que su propio torturador, adquirió mas masa corporal también, por lo que Fumus ya no le encontraba utilidad, por lo que simplemente lo desechó como una basura a su inframundo otra vez.
Esto fue lo más horrible que le había pasado hasta el momento, Satanick no tenía un propósito en la vida más que divertirse con Fumus, y servirlo sexualmente, dada su desesperación por su adicción al sexo sádico que el mismo Fumus había provocado, comenzó a crear otros demonios quienes le sirvieran en su propósito, pero uno no era suficiente para cubrir su necesidad, su sed de sexo era incontrolable, fue cuando creó cientos de criaturas de distintas formas que se le ocurrieran para poblar el inframundo y de esa manera comenzar a divertirse con distintos seres todos los días, pronto notó que estos se fueron reproduciendo y la población de su mundo creció exponencialmente, se había enterado además que el dios tenía otros juguetes con los cuales divertirse, el los llamaba ángeles y solían ser fieles a sus mandatos. En fin, Satanick no pensaba que su vida había sido un desastre puesto que había obtenido gran diversión en todos estos siglos, claro está que su personalidad retorcida ya no era tan extrema como cuando era más joven. En lo que recordaba su pasado sintió una presencia llegar al lugar, el pequeño Satanick gritó y salió corriendo lo más rápido que pudo donde fuese que tuviese alguna alternativa de no ser encontrado por el dios.
-¿Quién rayos eres tú?-habló el recién llegado al lugar quien miraba cortante a Satanick.
-Awwwwww pero que lindo eras de joven, viejo Fumus-
-¿Viejo? ¿Vienes del futuro verdad?-
-Claro... vine a declararte mi amor-
-... ¿¡Qué!?-
-Te amo Fumus, tanto que en un futuro tenemos tres bellos hijos –decía coqueto el diablo acercándose aun incomodo dios quien lo miraba de manera despectiva y asqueado, si ese era Satanick del futuro ¿entonces ellos dos? ... ¿era cierto lo que ese tipo le decía? lo que no sabía era que el diablo solo estaba jugando con él tal como este le había enseñado en sus torturas diarias, entonces volvió a sonreír acercándose rápidamente para besarlo mientras le toqueteaba el cuerpo y luego lo soltaba- mmmmh, ¿ese fue tu primer beso verdad? – el dios se cohibió, pero por dentro sentía una horrible humillación, se suponía que la víctima debía ser Satanick, no él- ¿¡que mierda haces!?- dijo furioso el dios apretando el bate lleno de clavos que tenía en la mano derecha – ¡esto jamás te lo perdonare!- Satanick solo sonreía agraciado mientras de reojo notaba que el más pequeño lo observaba, era la situación perfecta para demostrarle que se podía deshacer fácilmente de Fumus, aunque lo que realmente quería hacer era lograr que el dios no molestase más al pequeño Satanick para que de esa forma su plan llevase un curso directo a su propósito.
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