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Parte 10

Comentario: Lo prometido es deuda, 25 /03  actualización :D espero les guste, esta bastante simpático xD (tuve que hacer a Siralos de esa manera, no podría habérmelo perdonado teniendo esa oportunidad no hacerlo ) y bueno, por fin llegamos a la trama principal después de como ochomil años de relleno (?) (realmente pasó que me desvié de la trama lineal dando una vuelta de como 4 capítulos para llegar a ella de nuevo, pero creo que la mayoria fue necesaria, (lo de los conejos quizás no, pero tenia que hacerlo ¬///^///¬ )  y bueno  se encontraran con una pequeña sorpresa de esta nueva realidad al final del capitulo ;>  

 wooow voy en el cap 10 y recién voy retomando la trama...esto tiene para largo... creo que debo empezar a crear mas trama por que se me estaba acabando, bueno habia pensado puntos especificos en la trama, pero no la que va de por medio, llegamos a un punto especifico recien, ahora hay que hacer una trama extensa para llegar al siguiente ... :V aunque aun así, falta demasiado para que termine :V debo inventarle un final a esta historia... aun ni lo pienso ¬^¬U ... (le nani perdiéndose en sus pensamientos en vez de comentar plz) 

Creo que el próximo capitulo puede estar el prox sábado o el sub siguiente, depende que tan ocupada me tenga la universidad. 

imagen by : nowaytrash 


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Después de cenar Satanick descansó hasta el día siguiente abrazando a su adorado conejito, le había encantado, era lo mejor que alguien le pudo dar en su vida, desde ese día ese sería su juguete especial y amado, por esa noche tuvo un sueño feliz, uno el cual Fumus no aparecía en el, uno donde sus traumas de niñez no existían, por primera vez en mucho tiempo no fue atormentado en sus sueños, más bien solo soñó cosas felices tal como el día que había tenido, una pradera verde cercana al mar y muchos lindos conejitos rodeándole. El niño despertó con una sonrisa de oreja a oreja, lo primero que hizo al abrir sus ojos fue saludar a su peluche y abrazarlo, pronto apareció Envi en la habitación, traía su ropa lavada y planchada para que se vistiera – señor, el desayuno está listo, así que vístase pronto – dicho esto el niño salió de su cama y se levantó rápido, bajó las escaleras y llegó al comedor tras un tiempo caminando por los largos pasillos del castillo, se sentó a comer con su querido amigo quien le acompañaba siempre – te quedó muy bueno el desayuno hoy Envi, cada vez cocinas más rico – dijo contento, se veía animado, su sonrisa pareciera que resplandecía el oscuro mundo en el que habitaban, Envi agradeció el alago, pestañeó lento y calentó sus manos con la taza de café caliente el cual estaba tomando – señor Satanick, en su misión no lo acompañaré-

-¿! Qué!? ¿! Pero por qué!? –

-He estado pensándolo estos días, yo no tengo nada que hacer en su conquista a ese sujeto- dijo la última palabra con desprecio, la verdad es que lo odiaba sin siquiera conocer al ser del cual Satanick hablaba con tanta emoción y devoción, no sabía qué tipo de ser era, si era hermoso o feo, desagradable o amable, daba lo mismo, el simplemente lo odiaba con toda la furia de un amor no correspondido por su culpa- esas son cosas que solo usted debe hacer, yo no tengo asuntos correspondientes en lo que usted desea, si bien lo he apoyado todo este tiempo es por mi lealtad hacia usted y porque usted merece todo mi respeto, pero esto ya no es parte de mis deberes- se puso de pie terminando por fin su café y mirando al menor con su rojiza mirada seria y sus ojos abiertos en totalidad, el niño sintió miedo de su creación por primera vez ¿qué rayos le pasaba a Envi? Pareciera que estuviese enojado por algo ¿habría ocurrido alguna situación que le había molestado? – Envi espera, te vez molesto- la cabra golpeo la mesa – ¿por qué debería estar molesto por algo eh?-

-...- El diablo miró asustado nuevamente al otro, pareciera que era su culpa ¿sería que a su empleado le molestaba que lo dejara solo por ir a pasar el día con su futuro esposo? Sí, eso podría ser, después de todo era un acto tan egoísta de su parte, Envi debía sentirse tan solo aquí en este enorme castillo, él es su única compañía, es obvio que la soledad le atormentaba –discúlpame Envi, no pensé en ti- dicho esto se acercó al más alto y lo abrazó – ¿te has sentido muy solo verdad? Discúlpame, yo soy un mal diablo – dijo mirando hacia el suelo triste- prometo no dejarte mucho tiempo solo, yo prometo dividir mi tiempo lo mejor posible y crearte una compañía para que no te sientas tan solo mientras no estoy- la cabra se estaba emocionando porque su señor realmente pensaba en él, su corazón latía rápido, si luchaba quizás podía tener una esperanza con Satanick, sin embargo todo se fue a negro cuando el menor le propuso crearle compañía, el no necesitaba otra compañía, el solo lo quería a él ¿por qué era tan difícil de entender? finalmente se molestó y apartó de su torso al más pequeño para alejarse – solo vaya a realizar sus asuntos, déjeme solo de una vez-

-Pero Envi ¿qué es lo que te sucede?-

-...- La cabra ya no podía más, apretó sus puños y mirando al suelo simplemente desapareció de la vista de su diablo dejándolo a éste sin habla, era demasiado lo que sentía como para arruinar el futuro tan deseado que estaba esperando el menor, por ende simplemente decidió escapar cobardemente. El diablo suspiró después de procesar un poco lo que estaba sucediendo, así que fue a cepillarse los dientes y pronto hizo un bolso con cosas necesarias para la crianza de bebes, abrió el portal mirando hacia atrás esperando a ver si su subordinado llegaba para viajar con él, sin embargo no había rastro de él – Envi... eres un tonto- dijo haciendo un puchero para pronto entrar al portal y viajar al mundo de Siralos casi 300 años en el futuro, llegó al mismo año en el que había dejado de ir, pero una fecha más apartada ya que solo podía viajar en el mismo día en el que se encontraba, en el mundo de Siralos habían pasado cuatro meses sin ver al diablo de Pitch Black. El de ojos violeta se acercó a la enorme puerta de palacio para tocarla con unos leves golpecitos – ¿estarán en casa? – pronto se sintió como las puertas se abrían, pero nadie salió a recibirlo, por lo que simplemente caminó por el largo pasillo del palacio, nada había cambiado, todo seguía tan fantástico y glamuroso como lo había visto hace unos años, ¿estaría Siralos en su recamara o estaría con sus creaciones en algún lugar de la residencia? Avanzó hasta el cuarto de los bebés, se asomó – ¿hola? ¿señor Siralos? ¿está aquí?- no había nadie, no obstante pudo ver unas lindas fotos que se encontraban en un mueble plateado, era el dios abrazando a sus dos bebés, sin duda era una foto digna de enmarcar, la belleza de la foto era increíble con tales seres llenos de hermosura – awww que envidia- decía Satanick suspirando de apoco, siempre había soñado con ser un diablo muy bello y suponía que no lo era demasiado como esas criaturas, literalmente eran sacado de otro mundo, dejó la foto en su lugar y miró el cuarto, era tan brillante, lleno de luz, y tan acogedor, le encantaba, realmente parecía un hogar, siguió caminando dirección hacia el living, probablemente el dios podría estar ahí junto a los bebés, corrió por el pasillo hasta el lugar, pero nada, no había indicios que alguien hubiese pasado por ahí ese día, observó las blancas paredes y el techo dorado, las grandes ventanas las cuales dejaban entrar una deliciosa y cálida brisa que movía las cortinas, este lugar era muy relajante, se retiró entonces y caminó hacia el comedor, posiblemente estaban tomando desayuno, después de todo era temprano, aunque por los datos que tenía, los bebés madrugan generalmente cuando tienen un sueño continuo, de todas maneras llegó al comedor – ¿hola?- tampoco se encontraba nadie, ni siquiera estaba la mesa puesta, más bien todo estaba en perfectas condiciones de orden, aunque si se notaba que habían ocupado hace unas horas ese lugar – al menos sé que estuvieron desayunando hace poco, ¿dónde podrá estar el dios Siralos? –caminó por los pasillos y subió la escalera para llegar al cuarto del mayor, abrió solo un poco la puerta para observar, sin embargo también estaba vacío, ya se estaba exasperando, corrió esta vez hasta lo más alto del palacio para llegar a la terraza en la que estuvo con los bebés la última vez que vino a este mundo, solo notó que había ropa tendida la cual se mecía con el viento igual como las cortinas que vio en el living –¡agh! tampoco están aquí... quizás el dios no quiere verme- se sentó triste en la baranda de la terraza y fue cuando escuchó una música que apenas era audible –¿qué se supone que es eso?- saltó desde la terraza abriendo sus alas para aterrizar fácilmente en el suelo del patio trasero del palacio, la música era mucho más fuerte, caminó sigiloso por el pasto del lugar escondiéndose entre los arbustos que habían, no conocía ese jardín tan fastuoso, lo tuvo que haber creado hace poco, pronto pudo divisar un edificio el cual no se parecía para nada a la enorme mansión, la música resonaba fuerte y provenía de ese lugar, por lo que corrió hasta llegar a la entrada, era un edificio bastante normal, no tenía decoraciones pomposas como las que solía crear Siralos, más bien desentonaba totalmente con todas sus construcciones, era un lugar lleno de enormes ventanas, un techo plano y de un color poco llamativo, la puerta era gris y amplia, se asomó por una ventana y logró ver que el interior estaba rodeado de espejos, el piso era de madera la cual relucía de tan limpia que se encontraba, ideal para caminar descalzos. En lo que miraba los vió, ahí dentro se encontraban los tres seres que el buscaba, sus mejillas se tornaron carmesí cuando vio a las dos pequeñas criaturitas mucho más grandes de la última vez, éstas yacían sentadas en el suelo moviendo los bracitos mientras el dios Siralos bailaba al ritmo de la música de ejercicios que se tocaba en su gimnasio personal – ups, quizás llegue en un mal momento, aunque me gustaría bailar con ellos, se ve divertido – dijo abriendo los ojos grandes y acercándose a la ventana más cercana a donde se encontraban, su poca cautela hizo que el dios lo notara fácilmente y se detuviera, interrumpiendo la música y quebrando la postura – ya te vi Satanick ¿qué se supone que estás haciendo en mi mundo?-

-Yo... hola Siralos- dijo con las mejillas ardiendo en vergüenza y nervios- yo vine porque ya sé cómo cuidar bebés, dije que no me rendiría- el dios levantó una ceja y se acercó al lugar para abrir la puerta de su gimnasio –entra- dijo el mayor logrando que el menor esbozara una linda sonrisa y corriera para entrar al recinto – sácate los zapatos y entra ...- el de ojos ámbar hizo aparecer sus lentes y se los colocó – ¿estás jugando con el tiempo verdad? –

-¿A que se refiere?- dijo el menor mientras terminaba de sacarse los zapatos.

-Que viniste hace cuatro meses atrás, sin embargo te vez mucho mayor que antes, estas más alto, ¿cuánto mides? –

-Un metro con cuarenta y dos – dijo el menor colocándose rojo – ¿por qué?-

-La última vez que viniste me pareció verte más pequeño -

-La verdad es que si estoy controlando el tiempo, mi yo de esta época debería tener como 300 años, pero yo vengo desde el pasado, porque Satanick del futuro me dijo que sería buena idea... ¿hice mal?- dijo con lágrimas en los ojos, el dios lo miró y levantó otra ceja – la verdad no me tiene interesado lo que hagas con tu tiempo libre, siempre y cuando no lastimes a mis creaciones, no aceptaré que juegues sucio con ellas, ¿estás dispuesto a aceptar esa condición?-

-Claro – dijo con confianza el menor – me he esforzado mucho por saber bien como cuidar a los bebés, en mi mundo últimamente han nacido varios y ya tengo mucha información-

-Ah, entonces supongo que has cuidado algunos de practica ¿verdad?-

-Bueno, la verdad no, pero observé y vi como lo hacían y creo poder hacerlo también- el mayor rodó los ojos y suspiró, está bien te encargaré por este día a mis preciadas criaturas, ahora si me disculpas tenemos una rutina que completar –el dios avanzó unos cuantos pasos contorneando la cadera de forma elegante, vestido con una maya negra la cual moldeaba de forma sensual su hermoso cuerpo semi femenino, la mirada de Satanick no podía despegarse de esas caderas, tragó un poco de saliva, no sabía que era esa sensación de incomodidad y calor, sin embargo todo eso pasó cuando notó los extraños zapatos que usaba el rubio, eran grandes y tenían un taco muy delgado que al menos lo hacía crecer unos diez centímetros, ahora entendía por qué se veía tan alto, la música siguió y el rubio parecía volar en esos extraños zapatos, para él se veía bastante difícil el caminar con eso, seguramente el dios ya era un experto en el manejo de estos, entonces el niño entró a observarlo, no podía despegar su mirada del dios, era tan elástico y bailaba tan bien que le impresionaba, como ese pelo ondulado se movía enérgico ante la música, y sus caderas se mecían de un lugar a otro siguiendo la coreografía, pareciera que brillos salían de su cuerpo con cada paso que daba, Satanick quería ser como él, sus ojos se iluminaban deleitándose con esos pasos de baile, se sentó al lado de los bebes y tomó al primero que tuvo cerca para abrazarlo, eran tan adorables, el ángel que se encontraba en los brazos de Satanick no hizo ningún movimiento, ni se quejó, sin embargo el demonio comenzó a estirar los brazos desesperado por tener a su hermana de vuelta, sus ojos comenzaron a ponerse brillosos, Satanick notó la alerta de llanto así que dejó al otro bebé a su lado, sí que eran unidos esos dos, pensaba mirándolos como ambos se tomaban de la mano y sonreían felices – son tan lindos – dentro de él pensaba que le gustaría dejar de ser tan pequeño para poder tomar a ambos bebés en sus brazos y sentarlos en su regazo, lamentaba el hecho de ser tan chico, rápido la canción terminó y el dios colocó una toalla rosada en su cuello para luego tomar agua desde un recipiente, estaba bastante cansado, bailar en tacones era algo bastante agotador – niño, te los encargo, iré a bañarme, debo verme desastroso de esta manera – dijo mientras secaba su sudor con la pequeña toalla, el oji violeta pensaba totalmente lo contrario, sea como sea que estuviese ese dios no podía verse desagradable ni feo ni nada, él era totalmente hermoso –señor Siralos ¿puedo jugar con sus bebés aquí? se veía divertido bailar en esos zapatos –

-¿En serio? Bueno, esto es todo un arte, no creas que es muy fácil, no no no querido, se requieren años de práctica –hizo un gesto con la mano y pronto sonrió con los ojos cerrados –bueno, si quieres practicar hay más zapatos tras esa puerta, dime ¿cuánto calzas? –

-Creo que 38 – el mayor abrió los ojos y miró los pies de Satanick, para ser tan pequeño tenia los pies enormes pensaba, entonces recordó que su versión adulta a la cual conoció hace unos meses era muy alto, por lo que no era novedad que el pequeño tuviese pies enormes para su edad – bueno, pequeño, busca zapatos de tu taya en ese lugar, deben haber algunos, iré a realizar mis deberes, nos encontraremos a las doce del día para almorzar – dicho esto el dios desapareció dejando un enorme destello, el niño quedó deslumbrado por esa fabulosa salida, tal vez también un poco ciego, sin embargo eso no importaba ahora, debía entretener a esas tiernas criaturas, corrió a la puerta y sacó unos tacones que encontró de su talla, eran bastante extraños esos zapatos, y a pesar de eso él quería jugar, así que los usaría igual, luego se puso en el lugar donde estaba Siralos anteriormente – bueno bebés, ahora verán a Nick el bailarín – los bebés que estaban tomados de la mano no le pusieron mucha atención, es más, uno de ellos tomó el chupete del otro para usarlo y el otro comenzó a llorar – oigan, no lloren, se perderán mi espectáculo – dijo el menor sentándose justo al frente de los más pequeños, tu demonio no le quites las cosas a tu hermana y tú no llores por eso, es tu hermano menor, deberías ser más paciente con él –dijo a modo reto, sin embargo pareciera como si no le tomaran en cuenta, suspiró y sacó de su bolso un chupete nuevo y se lo pasó a Igls Unth – ten ¿con esto dejaras de llorar?- la ángel quedó más tranquila, aunque el demonio al observar que la bebé tenía un nuevo chupete se quitó el que tenía en la boca y miró a Satanick como pidiendo que también quería uno similar – tengo otro, pero tú ya tienes el tuyo, no seas mañoso- el bebé colocó una cara enojada y le escupió una pequeña flama en la cara, el mayor de los tres sintió un dolor intensó en el rostro e hizo un puchero, unas cuantas lagrimas salieron de sus ojos y se las limpió rápidamente, no debía llorar frente a los menores, se supone que él era su tutor por estas horas que estaría con ellos, aun así le dolía mucho la quemadura de la pequeña flama, el bebé abrió grandes los ojos y tras lo que hizo se puso a llorar, Satanick lo tomó en brazos y lo abrazo meciéndolo con él como si a ambos se les fuese a pasar el dolor estando juntos –ya, ya, tranquilo, estoy bien, no llores – la ángel se veía tranquila "observando" la situación relajada por su chupete en la boca, en cambio el demonio parecía no encontrar consuelo en su llanto, pronto Satanick alzó al bebé y claramente seguía llorando – ya, no llores, estoy bien ¿aun quieres tu chupete?, espera lo busco en mi bolso –buscó el articulo pero no lo encontró, al parecer se le quedó arriba de la cómoda – emmm, no tengo otro chupete bebé, pero... ¿qué puedo hacer para calmarte? Mmm –el niño estaba demasiado nervioso para pensar claramente, no quería quedar mal con el dios por hacer llorar a Ivlis, así que simplemente lo calló con un inocente beso en sus pequeños labios, el demonio abrió grande sus ojos y se calló de inmediato, la cara de Satanick estaba más que roja, incluso su corazón latía a mil por hora, ¿qué acaba de hacer? ¿Le había dado un beso a su prometido? ¡Oh por Fumus! esto era demasiado, se supone que es solo un infante, aunque el también lo era, sin embargo en verdad su diferencia de edad era mucha, pronto se sintió culpable y dejó al lactante en el suelo al lado de su hermana y le colocó el chupete que estaba chupando desde antes, se alejó completamente de ellos y se puso a respirar nervioso apoyado en una pared – yo... lo besé... yo... ¡lo besé! – se desordenó el pelo pensando que este beso jamás lo volvería a olvidar, mientras se dejaba guiar por sus pensamientos notó que la ángel gateaba por el gimnasio – no no no, ¿dónde vas?, quédate donde te dejé...- corrió donde la bebé y la tomó para dejarla al lado del bebé demonio que aun parecía en trance y cuando notó que el pequeño diablo cargaba a su hermana se molestó, así que la empujó cuando la vio a su lado –ya, ya, tranquilo Ivlis, Igls no hizo nada malo, no le pegues- ahora era Igls la que lloraba, suspiró agitado, este sería un largo día, sacó de su bolso dos cascabeles grandes y los hizo sonar, entonces ambas criaturas se calmaron –por fin- dijo aliviado yendo hasta donde estaban los tacones para ponérselos dejando a los lactantes jugar con los cascabeles– jajajaja miren lo extraño que se ven estas cosas en mis pies – dijo riéndose por verse con tacones, intentó colocarse de pie sin embargó le era muy difícil, tuvo que apoyarse obligadamente en la pared – miren bebés, Nick es grande, Nick es todo un adulto fufufuf – se reía al estirar una pierna tal como anteriormente estaba bailando Siralos, los bebés aplaudían tal como lo hacían con su dios, Satanick rió feliz al verse con público, entonces comenzó a caminar con estos zapatos por el gimnasio, era difícil, sin embargo era divertido, ya le estaba encontrando la técnica a caminar con eso, tras unas cuantas vueltas al gimnasio llegó a donde estaba el aparato que sonaba antes, no conocía esa clase de artefactos, quizás era un invento propio del mundo de Siralos, lo revisó unos momentos y notó como el ángel se acercaba gateando y apretaba un botón e inmediatamente el sonido se podía escuchar - wooow, pero que inteligente niña eres –le hizo cariño en el cabello y pudo notar como una mirada ambarina lo fulminaba, tragó saliva y miró a Ivlis, ¿se asustó por como un bebé lo observaba? ¿Pero qué clase de diablo era? De todas maneras se llenó de nervios, ese lactante quien lo observaba tendría un carácter difícil en el futuro por lo que podía notar, suspiró y le sonrió de vuelta, podía sentir también un poder bastante fuerte desde ambas criaturas, debía tener cuidado con estos dos bebés, el dios Siralos debió darles mucho poder como subordinados propios de él –bueno, es hora de bailar ¿no es así? –dijo ablandando el ambiente que se había producido, comenzando a mover sus caderas, la ángel comenzó a reír aplaudiendo, el demonio por su parte observaba aun con el ceño fruncido, no obstante miró a su hermana reír así que comenzó a reír con ella gateando hasta donde ésta se encontraba para abrazarla como si le pidiese perdón por empujarla de antes.

Pronto dieron las doce del día y Satanick había estado esas dos horas bailando con los niños y realizando distintas tonterías, ambos bebes estaban muy alegres aplaudiendo mientras el mayor bailaba en tacones, los lactantes estaban acostumbrados a disfrutar de los bailes matutinos de su dios por lo que les encantaba esas rutinas y aplaudían tal como Siralos le había enseñado, Satanick se movía bien, pareciera que esos zapatos habían sido diseñados para él, sin embargo sin darse cuenta un pie se le dobló y calló azotando su cabeza en el suelo, le había dolido bastante por lo que se sentó en el suelo de madera, afirmándose el chichón que se le había formado en la frente, su boca le tiritaba y sus ojos lagrimeaban, se intentaba secar su cara, sin embargo le había dolido bastante el golpe así que se puso a llorar, después de todo aún era un niño pequeño, ambos bebés se miraron preocupados y gatearon hasta donde él.

Por otro lado Siralos estaba enojado, ya eran las doce con veinte minutos y no aparecía nadie para el almuerzo ¿que se suponía que estaba haciendo ese niño con sus preciadas creaciones? se dirigió hacia el gimnasio molesto por la impuntualidad, abrió las puertas y vió claramente la escena donde el bebé demonio tomaba del rostro de Satanick y le daba un tierno beso en los labios para que no llorara más tal como el diablo lo había hecho anteriormente, el dios abrió grande los ojos y apretó los puños – ¿qué crees que estás haciendo Satanick? te encargué que cuidaras de mis creaciones, no que las profanaras, ahora vete y no vuelvas hasta que tengan la edad suficiente para salir contigo-

-Pe... Pero-

-Ya te dije, aléjate de mis creaciones, vuelve en unos quince años, ni un año antes –

-Yo no hice nada... espera, ¿eso quiere decir que aún me está dando permiso para ser novio de su creación?- dijo con los ojos emocionados a pesar de sus lágrimas, el dios lo miró serio y luego suspiró – sí, no me pareces un mal prospecto para mi demonio, tu eres un diablo así que le podrías gustar en un futuro, solo procura no ser un idiota como el Satanick que vino contigo cuando llegaste por primera vez aquí-

-Yo tampoco quiero ser como él... me esforzaré en ser un buen pretendiente, volveré en quince años, dijo sonriente desapareciendo-

En el mundo Pitch Black Envi se encontraba almorzando solo en la cocina junto con una botella de alcohol casi vacía, había estado llorando, pero no quería que nadie lo notara, por eso se había puesto a tomar para que creyeran que la bebida había causado tal aspecto en él, en lo que terminó de comer vió aparecer a su diablo quien llegó con un chichón en la cabeza – ¿qué haces aquí Satanick? – Dijo con un tono desafiante, el menor notó que Envi había estado bebiendo – ¿has estado bebiendo Envi? No deberías tomar tanto- tomó la botella de sake y la guardó en algún lugar – no me gusta verte ebrio – la cabra levantó una ceja y se comenzó a reír, eso asustó al diablo, su subordinado nunca reía, así que lo paró de la silla y lo llevó directo hasta su pieza donde lo dejó acostado y éste de inmediato comenzó a llorar, al final se quedó dormido mientras lo abrazaba, Satanick moría de hambre, sin embargo sabía que algo mantenía a su subordinado triste y si podía hacer esto por él lo haría, después de todo la cabra siempre había sido un gran apoyo para él, y ayudarlo de vez en cuando era la mejor recompensa por su amistad. En fin, el día había sido bastante desastroso, debía esperar un tiempo para volver a ver a su prometido, tenía emoción y tristeza a la vez, quería compartir más tiempo con bebé Ivlis, pero así estaban las cosas, se resignaría por el momento y esperaría a tener una apariencia de trece años tal cual se lo recomendó su yo del futuro en su plan, no tenía idea por qué a los trece y no antes o después, quizás simplemente pensó una edad y esa le pareció por azar y ya, no se iba a detener a pensar mucho, sin embargo aprovecharía esa enorme cantidad de años que le faltaban para alcanzar esa apariencia para mejorar como prospecto para Ivlis, no quería convertirse en la basura de Satanick que lo había venido a visitar, si su destino había cambiado gracias a esa visita que recibió de su yo del futuro, entonces el tomaría esa oportunidad y cambiaría el destino de todos los demás.

Años pasaron, el inocente Satanick de apariencia de once años pasó a una más grande de trece años, la verdad es que habían pasado muchas cosas en su mundo, había trabajado tanto en hacer un mundo mejor que tuvo que manejar las empresas que comúnmente Yagi se encargaba, para que todos los habitantes tuviesen un buen pasar, además de tener que dejar tiempo para Fumus y sus ciertas salidas bastantes sangrientas, que no pudo desocuparse antes de estos proyectos, su cara de bebé había comenzado a cambiar un poco, su rostro era un tanto más largo y su cuerpo había crecido veinte centímetros, si bien aún seguía siendo pequeño, sentía que su cuerpo era más maduro que el niño que solía ser cuando comenzó los planes de mejora del mundo, ya era hora de volver al mundo de Siralos, si bien en Pitch Black habían pasado mucho más de quince años, él debía solo volver en quince años al mundo de los soles, abrió un portal y pensó en que quizás quince años era muy poco, quizás Ivlis ni lo tome en cuenta por que aun seguirá siendo un niño de once años, así que abrió el portal unos cuantos años más, acercándolo a la edad aparente de doce años para el demonio de la tierra de los soles, estaba tan emocionado, quería ver como ese hermoso bebé se convertía en la hermosura que tanto le hablaba su yo del futuro, quería aspirar esa esencia que muchas veces respiraba en la bufanda del Ivlis del futuro que le había obsequiado Satanick, quería apreciar sus facciones más definidas, quizás robar otro beso, aún tenía el tierno sabor de esos labios que probó de ese bebé guardado en sus labios, tenía tan altas las expectativas que su corazón bombeaba a mil por hora, pronto llegó al mundo de Siralos, notó que se veía mucho más animado que antes, una gran cantidad de población se podía observar en el lugar, ¿desde cuando habían tantas criaturas en este mundo? pensó el diablo de Pitch Black, voló unos metros para observar la ciudad, fue entonces que desde lejos pudo apreciar a una joven rubia vestida de colegiala quien venía volando a toda velocidad y al pasar a su lado creo un destello fuerte el cual dio aviso a otra criatura que se veía a lo lejos y venía a toda velocidad en dirección suya, mientras la ángel volaba raudo hacia el palacio del dios, Satanick se dio vuelta a observar a la ángel para luego observar a una hermosa criatura quien lo apuntaba con un enorme tridente de fuego que pareciera que lo hubiese creado a partir de un rayo solar, ese ser tenía los ojos ámbar más hermosos y grandes que había visto en su vida, un pelo largo y liso que pareciera que se ondulara levemente en las puntas, una cola larga y roja, sus manos rojas envueltas en escamas, y unas hermosas y grandes alas ambarinas con destellos blancos tal como el cielo del bello mundo de Siralos, siguió mirando detenidamente, era tan pequeña, demasiado pequeña, pensaba para sí mismo y lucia adorable con ese traje de marinera negro con una cinta roja, largas calcetas blancas y zapatos café –habla ¿quién eres?- su voz era muy suave, se notaba que aún era una niña pequeña, esperen ¿no se suponía que Ivlis era hombre? ¿por qué este demonio se parecía tanto a ese bebé que cuidó hace tantos años atrás?, tragó saliva y la miró con los ojos grandes tocando sus mejillas ¿sería este demonio aquel pequeño bebé de Siralos?, la niña se sonrojó de inmediato al notar esas manos tocando su cara y más el rostro del joven tan cerca del suyo, solo había una forma de comprobarlo, después de todo, puede que el destino haya cambiado de alguna otra forma más- oye... espera, ¿!qué haces!? ...- fue cuando fue besada sin aviso, en efecto, esos delicados labios no los podía olvidar, en efecto era ese bebé que ... esperen ¿que hizo?, no pasó ni siquiera cinco segundos desde que unió sus labios con los de la pequeña demonio y una cachetada impactó tan fuerte en su mejilla que lo tiró directo al piso desde lo alto del cielo, chocando contra la tierra dañando su traje y su rostro – aaaghh- se quejó el diablo colocándose de pie sobándose la mejilla, no alcanzó a reaccionar y la pequeña demonio lo sostenía de sus alas para llevárselo rápidamente al palacio de su dios para informar alarma de intruso y que ya había sido capturado.

-Señor Siralos –dijo un ángel infante quien se encontraba al lado derecho del dios – hemos encontrado a un intruso – el dios levantó una ceja y la miró a su ángel en jefe – buen trabajo Igls Unth – pronto las puertas del palacio se abrieron y el demonio llegaba con el intruso, el cual fue tirado al piso desde lo alto, Satanick rodó por el suelo llegando justo al frente de Siralos quien se encontraba en su trono cruzado de piernas –he capturado un intruso pervertido señor Siralos- dijo la pequeña colocándose al lado izquierdo de su dios, Siralos observó bien al muchacho quien se colocó de pie y limpió su ropa por todas partes y luego sobó su mejilla la cual estaba hinchada por el golpe – jajaja –se rió Siralos y le hablo a la demonio – no es un intruso Ivlin, es tu prometido – Iglis Unth e Ivlin miraron sorprendidas al dios (Igls con los ojos cerrados, pero aun así sorprendida) por lo que había dicho –¿¡qué!?-

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comentario: 

La Ivlin que vió Satanick fue a loli Ivlin obviamente (aunque aun mas joven que la de la imagen)   

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