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Parte 8

Katia

Mi situación con Aidan había cambiado un poco después de aquel beso. Yo me la pasaba ignorándolo y él se la pasaba tratando de llamar mi atención. Hasta su comportamiento hostil y arrogante había cambiado, ya no se quejaba y colaboraba en todo lo que se le pedía.

Mis hermanos cada vez se sentían bien a su lado y al parecer él se sentía a gusto con ellos. Jugaban a las cartas o juegos de mesa, aprendió pescar y el mismo limpiaba los peces y nos ayudaba en la cocina. Hasta un día me sorprendió jugando con Maggie quien se había mantenido al margen, ahora se la pasaba con él junto a los gemelos.

-¡Vamos mocoso, acaso eres una niña!- Escucho Aidan gritarle a Matías.

Nos encontrábamos en un campo un poco abierto donde Aidan juega a Béisbol con los chicos. En lo que casi siempre Aidan terminaba en pelea con los gemelos.

-¡Acá la niña eres tú! Acaso se te olvida quien salió gritando al ver una culebra muerta- Le grita mi pequeño hermano y todos reímos.

-¡Maldito mocoso esa me la debes!- Dice mientras agita la pelota para lanzársela a mi hermano.

-¡¡¡Heyy!!! ¡Cuidado con tus palabras principito!- Le grito desde mi rincón en espera que la pelota sea golpeada.

-¡Tu hermano golpea como niña!- Grita y lanza la pelota, mi hermano la golpea y esta cae justo en el cuerpo de Aidan quien grita del dolor en el suelo.

-Ahora quien es la que esta gritando y llorando como niña- Dice Matías mientras vemos a Aidan retorcerse del dolor.

-¡¡¡Matías!!! ¡Basta no vez que le has dado en su herida!- Le recrimino.

Mis hermanos me ayudaron a llevar a Aidan a la cabaña quien no dejaba de quejarse del dolor. Tuve que limpiarlo de nuevo y darle los últimos analgésicos que tenía en el frasco, Aidan necesita que lo lleven a un hospital y lo puedan tratar, acá ya no nos queda nada.

-Ven quédate a mi lado- Susurra Aidan tomando mi mano.

-Tenemos que encontrar la manera de traer ayuda y que te lleven a un hospital, tú no puedes seguir así- Digo apretando su mano.

-No me quiero ir- Dice haciendo un puchero mientras ponía su cabeza en mis piernas y se quedaba dormido mientras acariciaba su cabello.

Me preocupa la situación de Aidan, necesita ir al hospital y que puedan curar sus heridas. Ninguno podíamos dormir de noche, le había empezado a subir fiebre y algunas veces empezaba a delirar. El no permitía que me separara de su lado y ya no tenía medicamentos para darle.

-Yo puedo pasar el rio y traer ayuda- Dice mi hermano Ben.

-No, sabes que no puedo dejarte ir solo- Hago una pausa –Yo iré-

-¡Estás loca!- Dice con voz ronca Aidan –No voy a permitir exponerte a ese rio- Toca su costado y hace una mueca del dolor –Ah ninguno de ustedes- Ruedo los ojos y lo ayudo a sentarse.

-Tenemos...- Mi hermanita Maggie tapa mi boca

-Shuuu- Mi hermano Ben hace un gesto de silencio -¿Escuchan eso?- Salimos de la cabaña y escuchamos gritos.

Le hago un gesto a mis hermanos que se queden dentro de la cabaña y hagan silencio, mientras voy a inspeccionar y escucho como AIdan discute de que no vaya sola y que lo espere. Ruedo los ojos, como si pudiera levantarse.

Me acerco lentamente por los arbustos y veo un carro de rescatistas al otro lado del rio. Mi corazón se oprime, siento una sensación vacía. Es hora que Aidan tome su camino.

Salgo de los arbustos y le hago señas al equipo que se encuentra del otro lado, ellos por medio de gritos me pregunta que si estoy bien o herida. Después de informales mi estado, me informaron que estaban buscando alguien que no sabía si estaba vivo o muerto. Se sorprendieron cuando les dije que estaba conmigo en mi cabaña y que necesitaba urgente una ambulancia.

Los rescatistas me informaron que ya llamaron a un equipo que trajera un bote para pasar el rio y la ambulancia venia en camino. Aproveche y fui a la cabaña a informar que ya venía la ayuda en camino y como lo sospechaba nadie estaba contento.

-Mientras vienen por AIdan, necesito que ustedes vayan a la quebrada y me esperen ahí hasta que se lo lleven- Le informaba a mis hermanos.

-¿Por qué tienen que esconderse?- Pregunta Aidan mientras lo ayudaba ponerse la camisa.

-No quiero que se den cuenta que vivo sola con mis hermanos, sabes que si se dan cuenta ellos...- Hago una pausa conteniendo mis lagrimas –Se los llevan y no puedo permitirlo- AIdan toma mi mano y me hace sentarme.

-Quiero que vengan conmigo- Susurra mientras limpia mi rostro –Les prometo que ya no tendrán que preocuparse por nada- Niego.

-No, como crees Aidan nosotros no podemos irnos contigo-

-¿Por qué no?-

-Tú tienes tu vida allá y nosotros...-

-¿Nosotros qué?-

-Seriamos un estorbo Aidan, no podemos... Solo no...-

-Ustedes salvaron mi vida, ahora déjenme recompensarlos por favor...-Susurra en forma de suplica.

-Yo... Nosotros... -Me cuesta hablar.

-Les prometo- Hace un gesto a mis hermanos que se acerquen –Les juro que todo va a estar bien, nadie los separara, tendrán todo...- Voy a hablar pero Aidan pone un dedo en mis labios –Se que acá son felices y créeme yo también lo fui estando estos días que permanecí en este sitio, pero ustedes merecen tener algo mejor ¿Qué pasa si un día no puedes regresar?- Pregunta –Yo los protegeré se los prometo, por favor... Por favor vengan conmigo-

Miro a mis hermanos quienes también están llorando. Le digo a Aidan que necesito hablarlo en privado con ellos, entonces con ayuda mía lo saco de la cabaña y lo dejo cerca del rio en una roca mientras espera. Le digo que si no regreso, se vaya junto a los rescatistas y se invente algo de porque no estoy.

Aidan

Mi corazón late de prisa, estoy temblando y no solo es por la fiebre, también es por los nervios que tengo en saber si ellos se van conmigo. Si aceptan me asegurare de que jamás les falte algo, ellos no solo me salvaron mi vida, también salvaron mi alma.

Veo llegar a un bote y baja unos paramédicos quien empieza a revisar mi estado. Cada instante miro hacia atrás y no veo a nadie.

-Señor por favor apóyense en la tabla que lo vamos a pasar al bote- Dice uno de los paramédicos, han inmovilizado mi cuerpo amarrándolo a la tabla que me sostiene y hace que impida ver si alguien viene detrás de nosotros. Cuando me suben cierro los ojos conteniendo el vacio que siento en mi pecho al saber que se quedan atrás.

-¿Señor y la chica que estaba con usted?- Pregunta.

-Ella... Ella nooo-

-¿Ella no qué? ¿Acaso pensabas abandonarnos?- Abro mis ojos y veo a Katia junto a sus hermanos quien sonríe.

-¿Viniste?- Susurro con alivio y sonrió.

-No, es un espejismo. Has muerto y estás viendo a los ángeles- Ruedo los ojos al escuchar el comentario sarcástico de Matías.

-¡Matías!- Le reprende Katia y escucho la risa de todos.

-Mocoso, vas a ver cuando este mejor- Siento el bote moverse y los chicos me rodean.

Maggie sostiene su fea muñeca, aunque está rota y sucia ella nunca la suelta. Ben sostiene una caja, miro a Katia y ella susurra ¨Libros¨. Megan va tomada de la mano con Michael y de la otra Matías. Los gemelos miran a su alrededor y puedo ver miedo en su rostro.

-Todo van a estar bien chicos- Los gemelos me miran –Acuérdense que se los prometí- Alzo una de mis manos que está atada, los gemelos ponen su mano derecha sobre la mía, Megan, Maggie y Ben hace lo mismo. Miro Katia quien tiene lágrimas en los ojos y ella hace lo mismo.

-Una Promesa- Susurro


-Una promesa- Dicen todos al mismo tiempo.

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