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🌼Romero🌼

Asistir a las clases nunca fue tan difícil. No quería ver a Reynold luego de la última vez. Y lo peor era que, si iba a ver a Ewart, seguramente los encontraría juntos gracias al festival.

Solté un suspiro mientras me preparaba para las aburridas clases. La lección de hoy era sobre límites y ecuaciones.

«Quien haya dicho que estaba bien poner cálculo en la primera hora de un lunes, seguro que odiaba el mundo y quería que los demás también lo odiáramos».

A la mitad de la jornada escolar, entre la pausa de una clase y otra, me acerqué a Camilla para invitarla al festival.

—Suena divertido, pero no creo poder ir. Ya te había contado que mis padres son algo estrictos y no me dejarían ir si voy con un chico —explicó con una pizca de resignación en su voz.

—¿Y qué hay de la vez que fuimos a comprar las plantas para tu jardín? —señalé, recordando ese momento en que no hubo problemas pese a no ser cercanos.

—Les mentí diciendo que me quedé a hacer un trabajo en el club —confesó en un suspiro—. Como solo fue un rato, no hubo problema, pero no podría hacer lo mismo en un fin de semana. Lo siento.

Percibí la decepción en su tono. Aunque no sabía bien entender cómo se sentían los demás, ese era un sentimiento tan familiar que no me costaba descifrarlo.

—Tal vez podamos pedirle a Zoe que nos ayude de nuevo —sugerí.

—Sobre eso... bueno, creo que ella y Annie están saliendo y mis padres ahora las consideran una mala influencia. La buena noticia es que han sido un poco más flexibles. La mala es que ahora parecen interesados en que Dustin siga yendo y sospecho que intentan emparejarnos. Como sea, Zoe no es opción.

—Oh, vaya, eso complica las cosas. En ese caso, quizás le pueda pedir a Alana que te acompañe, pensaba invitarla mañana.

Camilla se encogió de hombros, mostrando cierta resignación.

—Domi, no soy como tú, no puedo interactuar con personas nuevas así de fácil.

¿Yo le daba esa impresión? Sus palabras me hicieron darme cuenta de mi propio progreso. Y estaba seguro de que también podía hacer más cosas por ella.

—Si encontrara una chica en quien confíes y que pueda pasar por ti, ¿aceptarías ir?

—A menos que te vistas de chica, es imposible que eso suceda —dijo con una pequeña risa.

—Cami, eso es...

¿Imposible? Me detuve al pensarlo mejor, si era seguro que algo como ello, por muy tonto que pareciera, la ayudara a superar su ansiedad social, podría hacerlo sin dudarlo.

Cuando las clases terminaron, salí de mi salón y me dirigí hacia el punto de encuentro acordado con Ash y Ewart. A pesar de que la situación todavía resultaba incómoda para mí, todos íbamos al mismo sitio. Caminé por los pasillos llenos de estudiantes y finalmente llegué a uno de los jardines laterales.

Tomé asiento al pie de una estatua imponente que se alzaba en el centro del patio. Era una escultura de aves en pleno vuelo, sus alas extendidas estaban esculpidas con elegancia. La estatua parecía capturar un momento eterno de libertad y movimiento.

Saqué el cuaderno botánico que Ewart me prestó y me hallaba mirando algunas notas en este cuando Reynold apareció. Fruncí el ceño y me mantuve quieto, esperando que fuera una coincidencia, pero al verlo dirigirse hacia donde me encontraba, me enderecé a la defensiva.

—¡No te acerques! —exclamé con firmeza, tratando de mantener cierta distancia entre nosotros.

—De acuerdo, no lo haré, solo quiero que me respondas algo —dijo con una expresión más sombría que de costumbre—. La persona con la que estás saliendo, ¿es Ewart?

—¿Por qué? ¿También piensas molestarlo como lo has hecho con Ash? —bufé con desdén y metí el cuaderno en mi bolso.

—No lo entiendes.

Tenía razón. No entendía en absoluto.

—¿Y qué si es así?

Los ojos de Reynold se perdieron en los míos y reflejaron el enorme peso de la tristeza. Era como si hubiera perdido algo valioso y se diera cuenta de las consecuencias de sus acciones.

—Tal vez no merezco ser escuchado, pero hay algo que necesito contarte.

El aire se enrareció a nuestro alrededor.

—Pierdes tu tiempo —sentencié y di la vuelta.

—Por favor, solo escúchame... —Tomó mi mano derecha entre las suyas y suspiré tras ver su cara de aflicción.

Aunque el resentimiento persistía en mi interior, después de abrirme y compartir mi pasado con Ewart, me sentía más liberado, como si finalmente estuviera dejando atrás la influencia de Reynold.

—Un minuto —susurré plantado frente a él, a una distancia incómoda—. Tienes un minuto, luego de eso me iré.

Asintió y entonces la furia osciló y se desvaneció alrededor de mi burbuja que acababa de ser invadida por Reynold.

—Lo primero que quiero decir es que lo siento. No espero que me perdones, pero hay tantas cosas que no hice bien y no sabes cuánto me arrepiento de haberte lastimado.

—Si este es otro intento de que volvamos...

Él negó con vehemencia.

—Sé que me querías, y yo de verdad sentía lo mismo, eso puedo jurarlo. Pero rompí muchas cosas que no supe cómo arreglar y era tan frustrante saber la horrible persona que era. Porque a pesar del cariño que te tenía, me enamoré de alguien más.

Pude sentir cómo mi rostro se congelaba en una expresión de sorpresa e incredulidad. Mientras yo creía estar construyendo un vínculo especial con él, en realidad solo alargaba una relación destinada a fracasar.

—¿Terminaste conmigo para estar en otra relación? —inquirí. Las palabras escaparon de mi boca antes de que pudiera procesar por completo la revelación.

—¡No! —se apresuró a contestar—. Sabía que mis sentimientos no podían ser correspondidos, pero a pesar de ello no podía cambiarlos, así que tuve que poner fin a esa farsa.

Sentí un escozor en los ojos. Recordé con claridad aquellos días y me imaginé destrozado tras la ruptura, inseguro e incapaz de confiar.

—El que fuera un desmarcado era solo una excusa.

—Nunca dije nada sobre que fueras desmarcado —respondió con cierto tono de frustración—, tú eres el único que estaba obsesionado con algo que no tenía importancia.

—¡No tienes idea de cuánto he maldecido nacer así! No vengas y me digas que no tiene importancia cuando lo he pasado fatal.

Mi voz se quebró y sentí cómo las lágrimas comenzaban a brotar. Fuera de mi burbuja las emociones eran más intensas y difíciles de contener.

—Lo siento. Tienes razón, fue desconsiderado de mi parte. Y supongo que la manera en que me fui solo empeoró la imagen que ya tenías sobre ti.

Apoyé la cabeza sobre la piedra tallada y respiré despacio para calmar el llanto.

—Si sabías eso, ¿por qué no me lo dijiste antes? —pregunté una vez que estuve más tranquilo. Él simplemente se encogió de hombros.

—No sabía cómo. Estaba tan avergonzado y cada vez que intentaba hablar contigo, solo terminaba arruinándolo.

Sus palabras resonaron en mi mente. No pude evitar pensar que yo también tenía mi parte de la culpa. Estaba tan roto desde antes, tan herido y cerrado, que nunca le permití explicarse ni escuché sus razones.

—Aunque te hubiera escuchado, no puedo decir que estaría feliz.

Reynold asintió, comprendiendo lo que decía. En sus ojos vi una mezcla de alivio y tristeza.

—Como ya dije: no espero que me disculpes por ello. Te lastimé al hacer que creyeras que había algo mal contigo, así que solo quiero que sepas que no lo hay.

Sabía que el minuto ya había pasado. Pero no me importaba, tal vez era lo menos que podía hacer luego de ser tan duro con él, conmigo, con ambos.

—Gracias por disculparte —dije, con una mezcla de emociones en mi voz—. Aunque aprecio tus disculpas, esto no cambia la imagen que tengo de ti, tal vez algún día, pero ahora...

—Lo sé. Gracias a ti por escucharme.

Ambos sabíamos que el perdón no llegaría de la noche a la mañana. Pero al menos habíamos dado un primer paso.

—Por cierto, la persona que te gusta.... —pregunté con la necesidad de aclarar las cosas.

—Sí, es Ewart —respondió Reynold con resignación.

Tardé un rato en asimilarlo. La revelación me golpeó como una ola de sorpresa y confusión.

—Si ese era el caso, ¿por qué molestaste a Asher cuando creíste que salía con él? —inquirí, tratando de comprender su lógica.

—Porque sabía que le gustabas a Ewart y lo hubiera lastimado que salieras con su hermano.

El recuerdo de la advertencia que recibí para alejarme de Asher afloró en mi mente.

—¿Tú me enviaste aquel mensaje para que me alejara de Ash? —pregunté con cautela, esperando una respuesta que aclarara todo.

—¿De qué hablas? —respondió, mostrando en su rostro una lúcida confusión que me hizo dudar de mis sospechas.

—No importa —respondí, dejando de lado mi acusación anterior—. Como sea, ahora que salgo con la persona que querías, ¿no me odias?

—"Odio" es una palabra demasiado fuerte para mí —contestó recuperando cierto tono de arrogancia—. Pero no puedo negar que estaré pendiente por si llegan a terminar. Aún conservo cierto interés.

—Eres insoportable —le dije con franqueza. Aunque me parecía irritable, reconocía que era parte de su personalidad.

Él me miró con una sonrisa burlona.

—Tú también lo eres, pero así te quiero. Cuídate, Domi.

Observé cómo se alejaba, dejando un rastro de intriga y nostalgia a su paso. Mientras lo veía marcharse, supe que así era como siempre debió ser.

Ahora mi corazón tenía una dirección clara. Ambos sufrimos y aprendimos de nuestros errores. Aunque hasta hace un momento parecía imposible, si nuestros caminos se alejaban o se unían, esta vez podríamos soportarlo.


。・。。・゜❁ ・❁ ・❁゜・。。・。

Nota 1: No, no confien tan rápido en Reynold, yo no lo haría.

Nota 2: Sí,  me gusta el cliché de vestir al prota de chica, agradezcamosle a Cami porque lo podré hacer aquí.

Nota última del capítulo: Ahora sí actualicé en una semana ¡Hecho casi sin precedentes!

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