🌼Cardo🌼
Los días que siguieron parecían haberse asentado en una calma reconfortante. El mundo se sentía un poco más ligero, como si la tormenta que había acechado finalmente se hubiera alejado.
Las clases seguían, con la energía usual de la escuela, pero todo parecía teñido de una luz diferente, como si el tiempo hubiera decidido darnos un respiro.
Al final de clases, mientras esperaba a Ash, me encontré con Camilla en el pasillo, apoyada contra su casillero y hojeando un libro. Cuando me vio, su expresión se iluminó.
—¡Domi! —exclamó con una sonrisa amplia—. ¡Te estaba buscando!
—¿Sí? ¿Pasa algo? —pregunté, algo curioso por su tono entusiasta.
Ella negó con la cabeza y soltó un suspiro.
—Es que... ya falta poco para las vacaciones, ¿y luego qué? El año que viene tal vez no estaremos en el mismo salón —hizo una mueca, claramente preocupada por el cambio—. Te voy a extrañar.
—Oye, no será tan grave —respondí, tratando de animarla—. No estaré tan lejos, y seguiremos en contacto. Prometo que no voy a desaparecer.
Camilla me observó como si no terminara de creerme. Luego se mordió el labio inferior y miró al suelo.
—¿Y qué hay de los demás? —preguntó en voz baja—. Mi relación con Dustin ¿crees que pueda seguir aunque no estemos en el mismo salón?
Su pregunta me tomó por sorpresa, y por un momento, me quedé en silencio. Mis pensamientos divagaron hacia Ash y la posibilidad de que el próximo año las cosas también pudieran cambiar entre nosotros. Pero antes de que esa sombra se asentara del todo, recordé todo lo que habíamos pasado juntos. Cómo, a pesar de todo, siempre habíamos encontrado el camino de vuelta.
Sonreí con suavidad, mirando a Camilla.
—Creo que, si realmente lo quieren, podrán seguir —dije, convencido—. Las cosas no siempre son fáciles, pero si ambos están comprometidos, pueden superar cualquier obstáculo.
Ella me observó por un momento, y luego asintió lentamente.
—Tienes razón —susurró, soltando un suspiro más aliviado—. Gracias, Domi.
Justo entonces, vi a Asher acercarse a lo lejos. Su mirada se encontró con la mía, y noté un leve gesto de confusión en su rostro antes de que esbozara una sonrisa. Me despedí de Camilla con un rápido abrazo y le deseé suerte con Dustin antes de correr hacia él.
—¿Todo bien? —preguntó Ash cuando me acerqué, y no pude evitar sonreír al ver la tranquilidad en sus ojos.
—Sí, hablaba con Cami —respondí—. ¿Cómo estás tú?
Asher se encogió de hombros.
—Bastante bien, diría yo. Es curioso cómo todo se ha calmado, ¿no crees? Ah, y Ewart se ve mucho más feliz ahora que Alec ha vuelto. Los vi hablando el otro día, y parecían en paz, como si hubieran dejado atrás algo que llevaba mucho tiempo estancado.
Asentí, sintiendo una calidez crecer en mi pecho. Era agradable ver a los demás encontrando su camino también. La sensación de calma que había percibido en los últimos días no era solo mía, sino algo que se extendía a quienes me rodeaban.
Las violetas, húmedas de rocío, daban una fragancia intensa, casi inusitada que parecía evocar recuerdos escondidos. Era como si de pronto todo me recordara lo mucho que había cambiado desde el primer día en este lugar, cada momento de incertidumbre, cada pequeño paso hacia adelante.
Ash me miró de reojo y, después de un momento, rompió el silencio con suavidad.
—Oye, estaba pensando —dijo—. Sobre nuestra cita... aquella que quedó en pausa. ¿Te gustaría que lo intentáramos de nuevo?
Sentí el calor subir a mis mejillas, pero no pude evitar sonreír mientras asentía.
—Me encantaría, Ash. Creo que esta vez será aún mejor.
Asher rió suavemente, como si también sintiera esa sensación de alivio que parecía envolverlo todo en los últimos días.
Por la tarde, antes de reunirme con él, decidí que era momento de liberar al ave que había estado cuidando. Al verla en su pequeña caja de madera, con sus plumas ya brillantes y recuperada, me invadió una sensación de nostalgia.
Saqué mi teléfono para avisarle a Ash que estaba cerca y que no tardaría en llegar. Mientras empezaba a escribir el mensaje, el ave se movió de repente.
—Oye, estás muy inquieta —La miré y sonreí—. Parece que te hizo mal convivir con Lucy por unos días.
Le abrí la caja y, al instante, ella voló despacio, como si también estuviera adaptándose de nuevo. La miré con ternura, dándome cuenta de lo bien que sanó. Ahora volaría libre, como todos deberíamos.
La vi elevarse hacia el cielo, girando en círculos, antes de perderse en el horizonte. Sentí una gran satisfacción al saber que, de alguna manera, había hecho algo bueno.
Guardé el teléfono en mi bolsillo y me dispuse a regresar. Era uno de esos raros momentos en que todo parecía encajar, un respiro después de días de incertidumbre. Pero esa paz se rompió cuando vi a Royce a lo lejos.
El cosquilleo de incomodidad fue inmediato, pero seguí caminando. Íbamos a cruzarnos, fuera como fuera. Al pasar justo a su lado, evité mirarlo.Deseaba ignorarlo, seguir adelante sin darle cabida.
Y entonces, cuando ya lo había dejado atrás, su voz me alcanzó, cortante y fría.
—¿Así que ya no hay nada más que decir?
Me detuve. La tensión en el aire se sentía pesada. Sin girar para mirarlo todavía, sentí cómo su mirada me seguía.
—Estabas equivocado sobre Ash —dije—. Él no dañó a Alec.
—¿Por qué estás tan obsesionado con él? —El tono de Royce era casi juguetón, como si me desafiara.
—Solo quiero proteger a alguien que ha estado cargando demasiado. No quiero que lo involucres en tus malentendidos —respondí, tratando de mantener la calma.
—Solo quiero hacer más por ti, Dominick, protegerte de aquellos que te han hecho daño. ¿No lo ves?
Un escalofrío recorrió mi espalda. No podía evitar sentir que Royce tenía otros motivos, algo que no terminaba de entender.
—No necesito que hagas nada más por mí, Royce —Giré finalmente para enfrentar su mirada—. Y definitivamente no necesito que interfieras en mi vida ni en la de Ash.
Royce ladeó la cabeza, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
—¿De verdad crees que puedes manejarlo todo solo? Después de todo lo que has pasado, Dominick —sus palabras quedaron flotando un momento en el aire antes de que levantara el brazo. Entonces, lo vi. En su muñeca se dibujaba la marca del profesor James.
El mundo pareció detenerse. El horror me golpeó como una ola fría.
—¿Qué... qué es eso? —Mi voz se quebró.
—Lo que debería haberte dado paz hace mucho tiempo —dijo Royce, casi como si me estuviera ofreciendo un regalo.
Dio un paso hacia mí, pero yo retrocedí instintivamente.
—Nunca pedí que hicieras algo así —respondí. Mi voz temblaba entre la ira y la confusión—. Eso es retorcido, Royce.
—Algún día te darás cuenta de lo que realmente he hecho por ti —dijo con tono casi amenazante—. Todo este tiempo, solo he querido que seas libre. Que estés a salvo.
—¡No necesito nada de ti! No quiero verte más.
El aire faltaba y el corazón dolía, latiendo acelerado. Deseaba huir de aquel sitio, pero mis piernas no respondían.
—Si ese es el caso, es una lástima. Se acabó, florecilla. Te agradezco por todo.
Miré las manchas de sangre sobre el piso y después de eso todo lo que pude ver fue oscuridad.
。・。。・゜❁ ・❁ ・❁゜・。。・。
Estamos cerca del final, personitas bellas, muchas gracias por acompañar a la historia pese a estos momentos donde hago sufrir a mis bebos :")
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