🌼Campanilla🌼
Tardé un instante en recuperar el aliento. Mi corazón latía desbocado, y mi mente luchaba por asimilar lo que mis ojos veían. Había cerca de veinte marcas entre su torso, su pecho y sus brazos, todas brillantes y visibles.
Era la primera vez que veía algo como aquello, ni en mis sueños más descabellados hubiera imaginado que existían personas con tal cantidad.
—Eres la primera persona a quien le comparto esta parte de mí —dijo Royce con un semblante serio.
De nuevo, me vi estribando entre pensamientos que giraban en una espiral hipnótica. Bastó un solo instante para romper el encanto en el que estaba sumido. Apenas pudiendo pronunciar palabras, expelí sofocado la siguiente interrogante:
—¿Cómo es que tienes tantas marcas?
—Las he tomado —respondió con frialdad.
Sus palabras solo lograron que al miedo se unieran repentinos pinchazos en las sienes, que en fulminante progresión amenazaban con estallar mi cabeza. Cada marca representaba a una persona, y el horror se apoderó de mí al pensar en cómo Royce había causado tanto daño.
Clavé los ojos en la puerta. Si no fuera por el bastón tal vez podría llegar, ¿pero a dónde llegaría? tampoco podría ser capaz de abandonar al ave. Solo unos pasos me separaban de Royce.
—Imposible...
—¿Te asusta? Entonces seguro que también te asusta saber que él hizo lo mismo.
Negué con la cabeza. Por supuesto que no era lo mismo, Ash no alardeaba sobre la marca, la ocultaba como si doliera, sobrepasado por el arrepentimiento.
—No sé las razones de Ash. Pero confío en él.
—¿De verdad crees que hay una razón para hacerlo?
—¿La hubo en tu caso?, ¿Hubo una razón para tomar todas esas marcas? —pregunté, tratando de enfrentar mis propios miedos.
Una sonrisa tranquila se dibujó en sus labios y sus dedos contornearon la forma de la taza.
—La hubo. Un jardín para vengar a quienes no pudieron defenderse.
Mi cerebro procesó sus palabras, convencido de que ignorarlo no sería la mejor opción.
—¿Dices que son marcas de personas que lastimaron a otros?
—Sabía que me entenderías, ¿ves este alcatraz? —señaló su pecho—. Era de una compañera mía, luego el dueño de esta otra —esta vez colocó su mano sobre un cardo— se atrevió a arrebatarla.
—Arrebatar nuevamente la marca no ayudaría a tu amiga.
—Oh, florecilla, nada podría haberlo hecho. No puedes arreglar a alguien roto, y en mi caso no podía revivir a los muertos.
—Eso significa...
Él asintió y se levantó para caminar tras el sillón en el que me encontraba.
—Ella no pudo seguir viviendo después de aquel trauma y a nadie le importó que el culpable viviera como si nada hubiera pasado. Pero yo no podía quedarme con los brazos cruzados y entonces la recuperé.
Para ese momento mi cabeza era un caos y solo podía esperar que terminara su relato. La hospitalidad y la confianza que hasta entonces me había concedido se transformaron en miedo y desazón.
—Pero esa cantidad...
—La cantidad digna de un jardín, y tú, pequeña florecilla, estás esperando a convertirte en uno también.
—¿Qué?
Me di la vuelta, sobresaltándome al encontrarlo a escasos centímetros de mi rostro.
—Piénsalo, recuperar las marcas robadas, ultrajar a quienes las arrebataron. Sé que esa es la razón por la que nos conocimos, ambos somos más parecidos de lo que crees.
—Pero... —las palabras se atascaron en mi garganta, todavía estaba aterrado ante la revelación. Mientras el tiempo pasaba, segundo a segundo, pensaba sin parar en un sinfín de respuestas.
—Sé que parece confuso, pero luego podrás entenderlo.
—No voy a dañar a Ash, no lo entiendes —respondí apresuradamente, luchando por encontrar las palabras adecuadas para defenderlo. Mi corazón latía desbocado en mi pecho, desesperado por hacerle entender que Ash no era como los demás.
—¿Qué es lo que piensas que no entiendo? —preguntó muy serio a la par que se alejaba nuevamente—. Él tomó la marca de alguien más, imagina a esa persona, piensa en cómo sufrió luego de ello. ¿No es aterrador?
A medida que sus palabras fluían, frías y despiadadas, en mi mente se dibujaba la imagen de Alec. La marca era suya, por eso desapareció de su vida tanto tiempo, por eso Ash sufría.
—No sé todas las razones de Ash —dije, tratando de mantener la calma a pesar de mi temor—. Pero sé que hay más en su historia, algo que aún no entiendo, pero estoy dispuesto a escucharlo.
Royce me miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad en sus ojos. Parecía considerar mis palabras, aunque no estaba seguro de si las aceptaba por completo.
—Creo que te he juzgado demasiado rápido, pero ¿qué harás al conocer su historia? ¿qué pasaría si no tuvieras razón?
La pregunta de Royce me hizo tambalear por un momento.
—No podría...
Una sombra de impaciencia nubló su mirada y sus labios se apretaron en una fina línea. Con sutileza dejó la taza sobre la mesita de noche y sacudió la cabeza.
—Olvídalo, no tienes que hacerlo —dijo, la decepción era evidente en su tono. Volvió a colocar su camisa y se acercó a la puerta para abrirla—. Creo que es hora de que te retires.
Con la mente hecha un caos y el corazón latiendo con fuerza, tomé la jaula y avancé lentamente a la salida, no sin intentar una última vez aclarar lo que de verdad pensaba.
—Es que Asher no es como ellos, él no la habría tomado para dañar a alguien.
No contestó. Tan solo dijo:
—Adiós, Dominick —Y cerró la puerta.
Di los primeros pasos hacia atrás, sin quitar la vista de la puerta cerrada. Solo cuando crucé la calle fui capaz de respirar otra vez, aliviado de haber salido de aquel lugar.
Sin embargo, el sentimiento de impotencia y horror no me abandonó. Bajo el oscuro manto de la noche me apresuré a alejarme, un impulso irresistible y doloroso me obligaba a seguir hasta donde mis fuerzas alcanzaban.
Cuando sentí que había avanzado lo suficiente me senté en la primera banca que vi y rompí a llorar. ¿Podía decir que despreciaba a Royce? Cada imagen de las marcas en su cuerpo me perseguía, y no pude evitar sentir miedo y dolor al darme cuenta de que confié en alguien con un pensamiento tan retorcido.
Aunque la razón de sus marcas fuera por una causa que muchos podrían considerar justa, yo solo podía pensar en que él sugirió lastimar a Ash.
Cuando me incliné, apareció un dolor convulsivo, pero contrario a él, mis ganas de llorar menguaron. La calma nocturna comenzó a envolverme poco a poco y las emociones tumultuosas se aquietaron y me permitieron despojarme de mi carga emocional.
De pronto el ave hizo un ruido parecido al graznido de los cuervos y me miró fijamente. Su mirada parecía entender mi tormento, como si me recordara que había tomado la decisión correcta al alejarme de Royce.
—Chsss, ya pasó, pronto regresaremos a casa.
Aun en medio de la tristeza y el miedo, la certeza de que Ash no era como Royce me reconfortó. Sabía en lo más profundo de mi corazón que Ash no haría daño a nadie de esa manera, que era noble y bondadoso. Esa convicción me permitió encontrar un atisbo de calma en medio del caos emocional que me rodeaba.
Di un último vistazo hacia atrás para cortar cualquier vínculo que pudiera quedar con Royce. A pesar de mi confusión, tenía claro que no quería tener nada más que ver con él.
Mientras caminaba por las frías calles grises de regreso, un sentimiento de determinación se apoderó de mí. No importaba si tardaba en conocer las razones de Ash, no necesitaba tener todas las respuestas en ese momento porque mi confianza en él seguía intacta.
Él no era perfecto, era humano. Roto, vulnerable y con errores. Igual que yo. Con esa comprensión, sentí que una nueva fortaleza crecía en mi interior.
。・。。・゜❁ ・❁ ・❁゜・。。・。
Mi niño llegando a las conclusiones correctas TnT
Te queremos, Domi, te despreciamos, Royce
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