🌼Caléndula🌼
En ningún momento pude apartar de mi mente la imagen de Ewart ni sus palabras amables. Volví a tocar las comisuras de mis labios, justo en el lugar donde me besó y sentí mi corazón volver a acelerarse.
Levanté la mirada y cuando noté que unas nubes teñían el cielo de gris, una sensación de melancolía se instaló en mi pecho.
En cuanto bajé del autobús, apresuré el paso, temiendo que fuera a llover en cualquier momento. Tomé el teléfono con la dirección y conté las calles que debía seguir recto antes de doblar a la izquierda.
El fraccionamiento tenía ese estilo que tanto odiaba: interminables filas de casas idénticas, alineadas como un perfecto juego de dominó y las fachadas, pintadas en tonos neutros, parecían fundirse en una masa uniforme.
Aunque apenas comenzaba a oscurecer, las calles estaban desiertas. El silencio envolvía el vecindario, interrumpido solo por el suave susurro del viento. Mi mirada se detuvo en un jardín en particular, donde florecían peonías.
A medida que avanzaba, una sensación incómoda me invadió. El aspecto de las calles se deterioraba gradualmente, como si el encanto del fraccionamiento se desvaneciera a medida que me alejaba de su centro. Cinco cuadras más adelante, donde me detuve, ya no quedaba rastro de casas.
Tomé el teléfono y me di cuenta de que estaba más lejos de la casa de Ash que la última vez que miré. ¿Acaso me había equivocado?
Di la vuelta para regresar. En ningún jardín encontraba peonías. Doblé a la izquierda y volví al mismo lugar desolado de antes. Se suponía que di la vuelta ¿cómo fue que regresé?
La noche estaba cayendo, lo cual empeoraba mi orientación. Torcí los labios antes de decidirme a enviar un mensaje a Ash.
De: Dominick
"¿Podría mandarte mi ubicación? Creo que estoy perdido"
Lo que antes me pareció tranquilidad, pronto se convirtió en inquietud. No había visto una sola persona en aquel lugar, y el silencio me resultaba perturbador.
«Por favor, ve el mensaje».
En seguida obtuve una respuesta:
De: Ash
"Seguro, mientras todavía estés en el país creo que puedo encontrarte"
Envié mi ubicación, pero pronto escuché un oscuro rugido y me puse alerta ante la nueva sensación de inseguridad.
Una silueta humana emergió de la oscuridad, muy cerca de mí, y perdí la conexión con la realidad. Mis ojos se abrieron de golpe, los latidos golpearon contra mis oídos, mis costillas, mi cabeza.
Estuve a punto de apresurar el paso, pero terminé tropezando con el bastón. Mi teléfono cayó y, sobre él, mi cuerpo.
Al ver que lo rompí, el pánico se apoderó de cada fibra de mi ser. Las pisadas se volvieron más cercanas y antes de que pudiera levantarme una voz me arrastró de vuelta a la realidad.
—¿Dominick?
Salí del shock cuando escuché mi nombre y levanté la mirada, encontrándome con la inesperada aparición de Reynold frente a mí. Mi sorpresa se mezcló con una sensación de incomodidad y desconfianza.
—¿Reynold? ¿Qué diablos haces aquí?
Extendió su mano para ayudarme a levantar, pero su gesto solo generó más molestia dentro de mí. Sacudí la tierra de mi cuerpo, fastidiado por terminar cerca de él una vez más.
—Yo vivo aquí, ¿Acaso me extrañabas y viniste a buscarme? —repuso con un gesto socarrón.
—No. Vine a ver a Asher.
La sonrisa en su rostro se desvaneció rápidamente, reemplazada por una expresión de molestia y frustración. Su actitud narcisista no toleraba la idea de que no fuera el objetivo principal de mi atención.
—Ya veo —dijo con un tono de desprecio—. Debí imaginarlo. Qué rápido has encontrado con quien llenar tus vacíos.
—No es lo que piensas. Haremos un proyecto y, de hecho, me perdí buscando su casa —traté de explicar, aunque sabía que era inútil.
Reynold levantó una ceja de forma despectiva y señaló mi mochila con gesto de desdén.
—¿Por eso traes tus cosas? Es tarde para "solo venir a hacer un proyecto".
Consumido por la molestia solo atiné a dar la vuelta.
—No te debo explicaciones, si lo estoy diciendo es para que dejes de molestar a Asher.
—No te detengas, Domi —repuso con burla— es peligroso.
Levanté el dedo corazón mientras me retiraba, aunque no me hizo sentir mejor. Necesitaba salir de ahí.
«Ese estúpido».
Pronto escuché cómo sus pisadas se acercaban de nuevo.
—¡Deja de seguirme!
—Salí a caminar, no es mi culpa que nuestros caminos coincidan.
—Bien, entonces iré por acá —Giré por una de las calles, pero me detuve al ver que era un callejón sin salida.
—De verdad que estás perdido —se burló— ¿Sabes algo curioso? —canturreó en susurros al tiempo que se acercaba más a mí, como si estuviera a punto de revelarme un gran secreto—: Estas son todavía casas de demostración, no hay nadie habitando.
Mis ojos se abrieron de pronto, con un mal pensamiento.
—Entonces...
Sentí como me empujaba sobre la escalera de césped y mi bastón rodó al otro lado. Lleno de temor, intentaba comprender sus verdaderas intenciones.
—Sí, Domi. Tenemos todo este espacio para nosotros.
—¡Para con esto! ¡No hay un nosotros! —Negué con molestia.
—No lo entiendes, no puedes estar con Asher... no aún.
De nuevo su mirada adquirió ese matiz de dolor. A ese punto ni siquiera sabía si era real o parte de su fingido victimismo, pero tal vez era mi oportunidad para usar su capricho a mi favor.
—No lo haré, a cambio quiero que me asegures algo: jamás volverás a hablar de nuestra relación, ni de forma positiva ni negativa. Necesito que te alejes de mi vida de una vez por todas.
Su semblante volvió a mostrarse tranquilo, me entregó mi bastón y se sentó, dejando descansar la cabeza en su brazo.
—Ya veo. Si vamos a negociar déjame exigir mis condiciones.
—Olvídalo.
—Me encanta lo obstinado que eres, Dominick. Si tan solo aceptaras regresar a aquellos días.
La intranquilidad regresó cuando sus manos ásperas sujetaron mi barbilla y se acercó para unir nuestros labios.
—Espera, ¿qué haces?... Reynold... no... ¡para!
Cerré los ojos y apreté los labios ante mi inútil intento por alejarlo, pero enseguida sentí como lo apartaban con brusquedad.
—¡Ha dicho que pares!
Volví a abrir los ojos ante el familiar timbre de voz y noté a Reynold sangrar con la nariz rota y, frente a él, a mi novio.
—Ewart...
Estuvo por lanzarse otra vez contra Reynold, pero frenó en cuanto sujeté la manga de su gabardina. No supe exactamente por qué lo detuve, pero tal vez tenía que ver con que, al mirar a Reynold, vi una conocida pena abrumadora en sus ojos.
No tardó en irse y entonces nos quedamos solos.
A continuación, Ewart quitó su gabardina para cubrirme con ella. A pesar del frío no se quejó cuando quedó únicamente con una camiseta sin mangas que dejaba ver la perfecta marca en su brazo.
—¿Estás herido?
De repente, volvió el miedo, subrepticio, y mi mente se llenó de pensamientos negativos.
«Ay, Dominick ¿no notas lo sugerente que se ve estar con Reynold justo ahora?».
«Sí, justo cuando jurabas que no tenías nada que ver con él».
«Y te marchaste sin darle explicaciones, seguro que te odia».
—¡No vine a buscarlo! —lloré aferrándome a él—. No sé lo que pueda parecer, pero no planeaba verlo, no quería verlo...
—No tienes que explicarme nada, Dom. Lo sé, viniste a hacer tu trabajo con Asher.
Sus palabras comprensivas consiguieron calmar la tempestad que comenzaba a aglomerarse.
—¿Estás molesto porque me fui sin avisar?
Negó con la cabeza.
—Está bien si a veces necesitas tu espacio. Solo confía en mí, puedes decirme cuando sea el caso y lo entenderé.
Por un instante sus brazos me rodearon y ese gesto fue suficiente para unir los pedazos rotos de mí. Poco a poco los pensamientos negativos se fueron atenuando.
Sentir su piel junto a la mía, sus latidos intranquilos y el aroma de su cabello me hacía olvidar todo y dejar que desapareciera hasta que solo quedamos él y yo bajo un cielo de estrellas titilantes.
—Por cierto, ¿cómo me encontraste? —pregunté una vez que nos separamos.
—Solo tuve que buscar un poco. No sé cómo terminaste aquí, pero puedes guiarte con el faro que se encuentra por allá —me señaló a lo lejos la torre en cuestión—. Es la salida del fraccionamiento.
—Pero ¿Cómo supiste dónde buscar? No te dije dónde vive Asher —balbuceé, tratando de comprender la situación.
Sus ojos se posaron en mis nudillos ensangrentados y su voz se redujo a un suave murmullo:
—No tenías que decirlo, sé dónde vive. El hermanastro del que te hablé es Asher.
Mis ojos se abrieron desmesuradamente, incapaces de ocultar mi sorpresa y mi arrepentimiento por no haber conectado los puntos antes.
«La persona que me quiere y la persona a la que quiero...».
Traspasado por una súbita confusión di un par de pasos hacia atrás, alejándome de Ewart.
—Dile a Ash que no podré verlo hoy.
—Dom, espera.
A pesar de la urgencia en su voz continué caminando, el remolino de sentimientos era difícil de manejar.
—Dijiste que si necesitaba espacio me lo darías. ¿Podrías dejar que simplemente regrese a casa solo?
—No preguntaré ni diré nada, pero a cambio déjame asegurarme de que llegarás bien. Por favor.
Permanecí en silencio un momento y luego simplemente asentí. Él se disculpó y cogió mi mano. Aunque bajó la vista pude notar la tristeza traspasando su expresión.
Justo en ese momento, Ash llegó hasta donde nos encontrábamos, agitado y lleno de angustia. Sus ojos se posaron en los míos en busca de respuestas, pero no fui capaz de enfrentar su mirada.
—Dom, ¿estás bien? —preguntó Ash enseguida.
Un nudo se formó en mi garganta y solo pude murmurar unas palabras entrecortadas:
—Sí, solo... solo estoy agotado. Lo siento. Por hoy creo que prefiero ir a casa.
Ash asintió comprensivamente, pero su expresión mostraba su confusión y su deseo de entender qué sucedía. No podía culparlo; después de todo, él no tenía idea del impacto que acababa de recibir.
—Entiendo. Ve con cuidado.
Por primera vez me di cuenta del enredo en el que me encontraba. Sentía una mezcla de sorpresa, incredulidad y una pizca de dolor, como si algo en mí se hubiera desmoronado en ese instante.
Guiados por el gran faro que iluminaba en medio de la oscuridad, Ewart y yo recorrimos el camino de regreso, con nada más que silencio.
。・。。・゜❁ ・❁ ・❁゜・。。・。
¡Hola personitas lindas!
¿Qué puedo decirles? Si alguien sabe qué se hace en estas situaciones me avisa 👀aunque yo ya sé qué pasará aquí
Nos leemos en la próxima actualización ♡
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