🌼Aquilegia🌼
Siempre pensé que tenía un don para encontrar problemas, o quizás una maldición para que ellos me encontraran a mí.
Observé una vez más la pantalla del teléfono, pero como en otros días, no obtuve respuesta después de marcar el número que me contactó para advertirme sobre Asher. Decidí enviarle un último mensaje antes de levantarme y salir al balcón, donde algunas de las suculentas ya se hallaban en flor.
Sonreí sin apartar los ojos de los pétalos rosados de una de ellas, y admiré la textura aterciopelada de sus hojas en mis dedos. Todo parecía estar tranquilo, cuando, de pronto, me sobresalté al escuchar el sonido del timbre. Rara vez alguien pasaba por la casa, especialmente en horas en las que mi abuelo o tío Jonathan no estaban.
Me dirigí a la escalera, con los sentidos agudizados, escuchando los peldaños de madera crujir bajo mis pies. Esperé atento algún nuevo toque que nunca llegó, incluso cuando me asomé a través de la mirilla no vi a nadie.
Retrocedí un paso instintivamente. Un mal presentimiento golpeó instantáneamente mis entrañas.
Y entonces, una voz conocida resonó detrás de mí.
—Cuánto tiempo, hermanito.
Al escuchar esas palabras, mi cerebro colapsó.
—Evren.
Mi cabeza daba vueltas sin parar, me sentía mareado y apenas podía respirar. Frente a mí apareció mi hermano, con una expresión que rayaba lo burlesco.
—Me parte el alma que no nos acompañaras en la celebración. ¿Por qué no viniste?
«No puede ser ¿en qué momento?».
—¿Cómo has entrado? Será mejor que te vayas.
Di la vuelta, con la respiración atascada en la garganta, pero antes de alcanzar la perilla su mano se estrelló con fuerza en la puerta, a escasos centímetros de mi cabeza.
—Te pregunté algo, y cuando hago una pregunta me gusta que me respondan —amenazó con voz dura.
A pesar del dolor sordo que repiqueteaba en mi pecho, logré reunir fuerzas para enfrentarlo.
—No fui porque no quise. ¿Qué vas a hacer? ¿Llorar con papá y mamá para que confirmen que soy el malo? ¿Romperme otro miembro? ¿Manipular al tío Jonathan y al abuelo para que me echen también?
Evren soltó una risa siniestra y luego susurró:
—Eso es demasiado trabajo, ¿no crees? Solo me resultó peculiar que algo no fuera conforme a mis planes. Tuve que desperdiciar la oportunidad de un gran evento.
Lo miré, confuso y alarmado a la vez.
—¿De qué estás hablando?
Evren se inclinó un poco más cerca, sus ojos brillaban con una malicia contenida.
—¿De qué sirve mostrar la verdad si no está el espectador principal? Necesitaba que estuvieras allí. Sin ti, no tiene el mismo impacto.
Imágenes aterradoras inundaron mi cabeza y empaparon mi piel con sudor. Miré el reloj en la pared: todavía quedaba un rato antes de que tío Jonathan regresara.
Rendido, crucé la sala y me senté en el reposabrazos de uno de los sillones. Evren hizo lo mismo en el lado opuesto. Tomó una fotografía del estante y, tras pasar sus dedos por la imagen, la dejó caer descuidadamente.
—No sé qué planeas, pero no me interesa ser parte de ello —dije, intentando mantener la calma en mi voz.
Evren sonrió con suficiencia.
—Será la última vez, después de todo, pronto ambos conseguiremos lo que deseamos.
—Gracias, pero ya tengo todo lo que deseo —mascullé indignado.
—No me digas —su voz adquirió un tono burlón—. ¿Por fin sientes que tu vida es normal y buena?
Levanté la vista y lo observé por un instante. Su expresión cambió y ahora parecía intrigado.
—¿Y qué si es así?
—¿Quieres que te cuente un secreto? No durará mucho.
Ignoré la opresión que sentí en el pecho, pese a que un sudor frío cubrió mi espalda y picó en mi nuca.
—Sí, claro. Lo que digas —respondí con un tono apagado, tratando de ocultar mi inquietud.
Evren suspiró, como si disfrutara de mi incertidumbre, y continuó:
—Si todo va conforme lo imagino, tu madre no tendrá razones para seguir con mi padre y seguramente querrá recuperarte, lo que significa que tendrás que dejarlo todo: tu hogar, tu abuelo, tu tío Jonathan. ¡Pero mira el lado bueno, Deliah tendrá todo su tiempo para ti!
Sentí cómo un nudo se formaba en mi garganta, una mezcla de miedo y desesperación. Las palabras de Evren resonaron en mi mente. Aun cuando no era seguro que algo así pasara, pronto me sentí en un abismo de incertidumbre y pérdida.
—No —vacilé al responder—, no puede ser.
—¿Por qué no? La ley puede ser compleja, pero con un buen abogado y su determinación, ¿quién sabe? Aún eres menor y, si tu madre decide que quiere tenerte con ella, podría lograrlo.
Sus palabras fueron un golpe emocional que me dejó sin aliento. Mis pulmones se quedaron vacíos y mis uñas se amorataron debido a la fuerza con la que las clavaba en el bastón. Con esfuerzo, logré aflojar el agarré y recobrar un poco la compostura.
Inspiré profundamente y me puse de pie.
—¿Eso era todo lo que tenías que decir? ¿Esta vez solo eran palabras y no acciones?
La sonrisa se ensanchó en su rostro y meneó la cabeza. Me quedé helado cuando rodeó el sillón y se colocó frente a mí.
Levanté el bastón en señal de advertencia, pero él lo arrebató con facilidad y lo arrojó lejos. Agarró mi rostro con fuerza entre sus dedos y me obligó a mirarlo a los ojos.
—No estoy aquí para pelear, aunque si insistes, podría cambiar de opinión —susurró con un tono inquietante—. Recuerda que puedo hacer que las cosas parezcan un accidente.
Un sollozo intentó escapar de mi garganta, pero lo retuve y lo encerré tan profundo como pude, temiendo lo que pudiera pasar si mostraba vulnerabilidad ante él.
—Piérdete —le dije con voz entrecortada.
—¿Seguro eso es lo que deberías decir? —me preguntó con una mirada penetrante. Su mano se acercaba peligrosamente a mi cuello. Era demasiado y me encontraba paralizado, sin poder reaccionar mientras sus dedos me presionaban.
Cerré los ojos con fuerza, incapaz de pensar en nada más.
En ese momento tío Jonathan cruzó la puerta y nos separó, envolviéndome con sus brazos. Un aura de calma reemplazó la tormenta que rugía en mi interior, permitiéndome respirar de nuevo.
—Disculpa la descortesía, pero no recuerdo que fueras invitado —dijo tío Jonathan, mirando a Evren con desaprobación.
El rostro de Evren se deformó en una mueca desagradable y sus dientes apretaron sus labios hasta que un fino hilo de carmín brillante se deslizó por su barbilla.
—Jonathan, ¡qué inoportuno! Recién empezábamos a divertirnos.
—¡Largo de aquí! —exclamó tío Jonathan, su voz sonaba llena de ira.
En todo el tiempo viviendo con él y con mi abuelo, nunca lo había visto perder así los estribos. Quería decirle que estaba bien, que Evren no podría hacerme más daño, pero seguía paralizado.
—Continúa —insistió Evren con una sonrisa malvada—, me es tan fácil entender por qué a Dominick le dolerá tanto tener que separarse de ustedes.
—¡He dicho que te largues! —tío Jonathan levantó la mano como si fuera a golpear a Evren, sin embargo, fue capaz de reaccionar y se detuvo enseguida.
—Calma, Jonathan. Todavía faltan meses para que cumpla mi mayoría de edad, no querrás facilitarme la tarea de arruinar la vida de Dominick, ¿o sí?
Su mirada me recorrió hasta quedar anclada en mis ojos que parpadeaban en un intento por contener las lágrimas. La expresión en su rostro dejaba claro que él ya había ganado.
—¡Tío, por favor, detente! —Lo sujeté con la poca fuerza que me quedaba y me aferré a su brazo.
—¡Son tan divertidos! No sé por qué no vine antes a visitarlos.
—¡No vuelvas a poner un pie en esta casa!
Mi cuerpo temblaba y la sensación de náuseas se apoderaba de mí. No me di cuenta de lo débil que era mi respiración hasta que las imágenes se fundieron en una mancha difusa y caí.
Cuando volví a abrir los ojos todo estaba borroso.
Me froté los párpados con el dorso de la mano e inhalé profundamente, tratando de calmarme, pero cuando las imágenes de lo sucedido llegaron a mi mente me incorporé de golpe.
—¡¿Y Evren?! —exclamé mientras escudriñaba a todos lados, con la preocupación inundando mis pensamientos.
—Tranquilo, Dom —habló tío Jonathan que se hallaba a mi lado—. Todo está bien, él se ha ido. No tienes que preocuparte más.
—Pero él —gimoteé, sin poder terminar las palabras, sin poder decir que Evren logró llenar mi mente de inseguridades.
Tío Jonathan me envolvió con sus brazos y no tardé en corresponder a su gesto, buscando consuelo en su cercanía.
—Está bien —susurró cerca de mi oído—. No volverá a lastimarte.
Guardé silencio, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para expresar todo lo que pasaba por mi mente.
—¿Hay algo que te preocupe y que deba saber? —preguntó con tono preocupado, notando mi reluctancia a hablar.
—Si mamá quisiera que volviera con ella, ¿qué pasaría? —me atreví a preguntar, temiendo la respuesta pero necesitando saberla.
Su suspiro apenas rozó mi oído mientras aflojaba su abrazo y me miraba seriamente, como buscando las palabras correctas.
—Eso no va a suceder —respondió finalmente.
—Pero, ¿qué pasaría si sucediera? —insistí, con voz apenas audible.
Él se enderezó en la penumbra y apartó la mirada, como solía hacer cuando tenía que mentir.
—Haría todo lo posible para que se respetara lo que tú quieres.
Su voz sonó tan forzada y cargada de dolor que la mezcla de tristeza y resignación punzó profundamente en mi pecho.
—No quiero volver con ella. Quiero quedarme aquí.
Tío Jonathan asintió levemente con la cabeza y me dedicó una mirada intensa que no fui capaz de descifrar.
Donde antes se habían aglomerado el miedo, el enfado y la rabia ahora solo quedaba un vacío enorme. Y silencio.
。・。。・゜❁ ・❁ ・❁゜・。。・。
Al fin conocemos a Evren, la verdad me gusta mucho escribir a este personaje. ¿Nació para ser odiado? Sí, pero es que su actitud me resulta divertida de escribir, a veces un reto.
Muchas gracias a quienes aún leen esta historia, a pesar de llevar un largo rato en hiatus finalmente será publicada semanalmente <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro