🌼Alhelí🌼
La sensación de alerta todavía crepitaba por mis sentidos mientras el anochecer se adueñaba del lugar. La luz era escasa, solo un par de lámparas en la calle me permitían avanzar entre la nebulosa claridad.
El corazón palpitó violento cuando a lo lejos divisé a Ash. Al verme corrió a mi encuentro.
—Dom, me alegra encontrarte, te fuiste de pronto.
—Lo siento, el ave se puso inquieta y tuve que ver a un veterinario para que la revisara.
—¿A esta hora? Es del que me platicaste la última vez, ¿verdad? ¿Qué te ha dicho?
—El ave está bien, pero me ha dado la impresión de que no debería relacionarme más con él. Creo que no es tan buena persona como pensé.
Me senté en una jardinera y él hizo lo mismo. Echó la cabeza hacia atrás y alzó la mirada al árbol.
—Suena a que hoy las "buenas personas" no hemos hecho más que decepcionarte —dijo con voz suave.
—Tú no me has decepcionado.
—Todavía —susurró mientras agachaba el rostro y lo cubría con sus manos.
—Ash, has tenido esa expresión de dolor desde que noté la marca. Tal vez cualquier persona pensaría en una única posibilidad, pero yo quiero escuchar tu versión, quiero entender lo que pasó.
—¿Y si después de eso cambia tu opinión sobre mí? —preguntó con la voz temblorosa y quebrada.
—Todo lo que he visto en ti es bondad, Ash, esa es la impresión que tengo de ti. Tu pasado no cambiará lo que eres ahora. Aunque si prefieres dejar esta charla para después, lo entenderé.
Poco a poco separó la cara de las manos.
—La marca es de un chico llamado Alec, salí con él en último grado de secundaria.
Y ahí estaba, justo el nombre que temía escuchar. Aunque lo tenía a mi lado y veía cómo se movían sus labios, mi mente tardó un momento en procesar sus palabras.
Hubo un silencio y luego el alud de pensamientos arañó la coraza que protegía mis sentimientos, pero un misterioso instinto me impulsó a enfrentarme a aquello que había temido escuchar.
—Confía en mí —Mis manos se movieron por sí solas y envolvieron sus mejillas—. Puedes contarme lo que sea.
Él dejó escapar un largo suspiro y asintió.
—Creo que todo comienza con el hecho de que mi padre es una figura política. Desde que recuerdo, constantemente recibimos amenazas. Como no queríamos esa vida, un día simplemente nos alejamos de él y después de un tiempo mamá se casó con Skylar, el padre de Ewart.
»Para ese entonces yo salía con Alec, cuando entramos a la preparatoria, él insistió en conocer a mi padre. Cuando al fin accedí fue un pésimo momento para hacerlo. Al llegar a su casa, nos recibieron una docena de hombres que jamás había visto, al parecer tenían algún asunto con él.
Ash cerró los ojos un momento, luchando contra el recuerdo.
—No supe cómo entraron. Nos ataron y amordazaron. Creí que nos secuestrarían, pero lo que ocurrió fue peor que eso. Luego de discutir qué hacer con nosotros me dieron a elegir: quitaba la marca de Alec yo, o la quitaban ellos.
—¿Por qué? —Pregunté, presa del pesar. Era tan enfermo, tan ridículo. El corazón palpitaba y el deseo de saber el pasado de Ash ahora parecía una arrogancia que me costaría caro.
—No lo sé, quizás simplemente para su diversión, cualquiera de las opciones dolía como el infierno así que me negué a elegir. Sin embargo, cuando vi que iban en serio, supliqué para que no lo dañaran y preferí ser yo quien le tocara antes que dejarlo a merced de ellos.
Las lágrimas ya se deslizaban con rapidez por sus mejillas, pero su mirada continuaba invariable, vacía y perdida en algún punto inconcreto.
—Ash... —El nudo que obstruía mi garganta ardió con fuerza.
—No puedo recordar más luego de eso. No quiero recordar y saber que al final fui yo quien le dañó, todo parece tan borroso y confuso.
Lo miré, desolado, mientras algo dentro de mí se rompía.
—Está bien, está bien, Ash. Puedes parar. No te fuerces a recordar más.
—Lo único que recuerdo después de eso es que desperté en el hospital. Alec se negó a hablar conmigo, pero al ver que tenía su marca entendí lo que pasó, el que mi mente lo bloqueara no cambia lo que hice.
Pude percibir el dolor que subyacía tras la amargura de sus palabras. Sus ojos se apagaban al revivir el recuerdo, y mi corazón se tensó al verlo tan vulnerable.
—Ash, tú solo fuiste una víctima —le dije con suavidad—. Es injusto que cargues con algo que no provocaste. Si te soy sincero, creo que quedarte sin hacer nada habría sido un recuerdo más doloroso.
Tomé su mano y la apreté. Luego de un instante de silencio él apretó de vuelta.
—Lo sé, pero... —tragó saliva y sus ojos se nublaron—. Me aterra pensar que lo lastimé. Que hay una parte de mí capaz de hacer daño. Tengo miedo... miedo de dañarte a ti. —Su voz se quebró, cargada de una culpa insoportable.
—No lo harías. Incluso en ese momento no tenías opción, lo que hayas elegido fue porque querías protegerlo de un dolor mayor.
—¿Por qué eres amable luego de saberlo? ¿No me odias luego de saber que te oculté algo así de importante, de saber que dañé a Alec?
El dolor en sus palabras me traspasó, pero no podía permitir que se hundiera más en su culpa.
—Claro que no, jamás te culparía por eso. Debiste sufrir tanto cargando con esto solo. Siento que hayas tenido que recordarlo.
La culpabilidad seguía punzando en mi pecho, pero al mismo tiempo, una nueva certeza crecía en mí: mi encuentro con Alec podría ser una oportunidad, no solo para entender qué ocurrió realmente, sino para ayudar a Ash a liberarse de ese dolor que lo atormentaba.
—Hay algo que no te he dicho —comencé, sintiendo una punzada de nervios en mi pecho—. Hace poco... conocí a Alec.
El mundo pareció detenerse mientras Ash levantaba el rostro y sus ojos se abrían con asombro.
—¿Alec? —su voz se quebró en un susurro incrédulo. Podía ver la tormenta de preguntas y miedos reflejándose en sus ojos—. ¿Cómo... cómo lo conociste? No te lo había mencionado...
—Supongo que fue una coincidencia. Han pasado muchas cosas.
—Necesito verlo, aunque dudo que él quiera —murmuró, sus palabras estaban teñidas de desesperación—. ¿Cómo está?
—Ash, no pienso que él te odie. Está bien, listo para quedarse. Me dijo que no eres una mala persona y que, tal vez, me necesitabas. A pesar de lo que haya pasado, Alec sigue teniendo fe en ti. No estoy seguro de qué ocurrió, pero creo que si realmente lo hubieras dañado, no diría eso.
Las palabras flotaron en el aire, como si el tiempo se hubiera ralentizado. Ash bajó la mirada, mientras sus labios temblaban ligeramente.
—Necesito saber qué pasó. Pero al mismo tiempo, me aterra —dijo, con un susurro quebrado— ¿Y si lo que descubro solo lo empeora?
—No lo sé, pero enfrentarlo es el primer paso para sanar —le respondí, sintiendo que, a pesar del miedo, estábamos empezando a encontrar un camino—. Además él cree en ti, y yo también.
Ash asintió y por primera vez desde que comenzó esta conversación, una sonrisa genuina iluminó su rostro.
La esperanza comenzaba a florecer, y con ella, la posibilidad de sanar.
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Mi niño ha sufrido tanto QwQ ya el próximo capítulo sabremos qué pasó en realidad.
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