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Se podía notar cierta tensión entre ambos, no habían intercambiado tantas palabras, solo preguntas de como les fue en su día, de ahí para adelante todo a sido un silencio jodidamente tenso e incómodo
Genya no había tocado el plato con comida, ni siquiera lo había mirado porque sabía que iba a vomitar como un borracho después de resaca
Miró de reojo a Sanemi, el también lo había mirado, sus ojos chocaron y rápidamente volvieron su vista a otra parte del comedor menos en el contrario
Quería buscar las palabras exactas para decirle sobre su embarazo, no podía soltarlo sin más, debía decirlo de una forma en que le dejaría claro a Sanemi que si quería dejarlo podía hacerlo, no iba a atar a su Aniki con un bebé que no deseaba, Dios... ¿tan difícil era decirle que ahora mismo eran tres?
Sanemi miró la cajita con el anillo debajo de la mesa, debía hacer lo que dijo su amigo y dejar de ser tan cobarde
—¿Genya puedo preguntarte algo?— el menor lo miró curioso —pero quiero que me seas sincero—
Notoriamente estaba demasiado nervioso con lo que diría, un sinfín de preguntas y teorías empezaron a rondar por su cabeza
—¿Tu algún día quisieras casarte?, no ahora, en un futuro, tal vez después de que termines la universidad, si, después de que termines la universidad—
Parecía algo tonto pero el deseaba casarse y mucho más con su amado Aniki, ambos portar un anillo de matrimonio y presumir al mundo su amor era lo que más deseaba en el mundo, era uno de sus sueños
¿Pero por qué preguntaba eso?, ¿a que venía dicha pregunta?
—S-si me gustaría casarme contigo en un futuro aniki— respondió algo apenado, sus mejillas se tiñeron de un lindo carmín
Una enorme preocupación salió del interior de Sanemi, con esa respuesta por parte de Genya pudo tener más confianza en el mismo, seguía nervioso con hacerle la propuesta pero algo dentro de el lo impulsaba a arrodillarse ante y pedirle ser su esposo por el resto de su vida
—¡Al diablo todo!— exclamó, Genya saltó en su lugar por el repentino grito de Sanemi
Se había acercado a el, específicamente a su lado derecho, arrodillándose con una de sus rodillas, del bolsillo de su pantalón sacó una linda cajita de terciopelo roja
—Genya Himejima, has dado un giro totalmente inesperado en mi monótona y aburrida vida, me has hecho una mejor persona, me enseñaste a amar y lo maravilloso que es pasar los días a tu lado, ver tu preciosa sonrisa es mi incentivo de seguir vivo en este mundo— abrió la cajita, un hermoso anillo dorado con una piedra violenta se pudo ver —¿aceptarías casarte conmigo y hacerme el hombre más feliz del mundo?—
Apenas seguía asimilando su embarazo y Sanemi le pedía matrimonio, ¿la vida tenía algo contra el?, ¿fue por algo que hizo?, esperaba que no fuera el karma por golpear una vez a Tanjiro cuamdo estaba en una etapa algo «muy» rebelde
Es la propuesta de matrimonio más hermosa que le pudieron decir, tenía gigantes ganas de gritar que si quería casarse con el, abrazarlo y besarlo hasta quedarse sin aliento, joder, claro que quería pasar el resto de su vida a su lado
¿Pero y si cambiaba de opinión con lo del bebé?, sin darse cuenta estaba llorando... otra vez
—Nemi...— cubrió su boca intentando parar sus quejidos de su llanto —lo que más deseo en el mundo es casarme contigo—
Una enorme y sincera sonrisa creció en el rostro de Sanemi, sin poder creer lo que escuchó abrazó con fuerzas a Genya, besó con amor sus labios y puso de una manera delicada el anillo en su dedo anular, nunca se sintió tan feliz en su maldita vida, sus ojos picaban amenazando llorar
—Te amo demasiado Genya— dijo en un susurro acariciando de manera suave sus manos —te amo tanto como no te lo imaginas—
—Yo también te amo Nemi, te amo demasiado—
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Escupió todo el agua de su boca que fue por el camino equivocado y empezó a toser mientras golpeaba con su puño su pecho
—Genya por el amor a Dios, dime que si le dijiste que esperas un bebé— al no recibir nada más que una cabeza agachada, el Tokito abrió sus ojos, parecían que se saldrían de su lugar —no puede ser Genya— dejó el vaso a un lado y cubrió su cara con ambas manos —¿pero por que no le dijiste nada?—
—Es que lo vi tan feliz e ilusionado que no quería romper esa felicidad, yo si quiero casarme con el pero verlo tan ansioso esperando mi respuesta me hizo decirle que si—
—Le romperás la felicidad cuando le digas el porque aceptaste— soltó un suspiro —no quiero presionarte pero tienes que decirle, no tendrás un vientre plano toda la vida—
Lo sabe, sabe que debía decírselo pero tenía demasiado miedo, el quiere ser el primero en gritar al mundo que tendría un hermoso bebé pero no tenía muchas cosas a su favor
°°°°°°
Con un tic en el ojo lo observaba, esperaba que dijera algo pero Sanemi se mantenía sereno limpiando con tranquilidad los vasos y copas
—Si me sigues mirando así voy a pensar que me estás acosando— le habló por primera vez que llegó al bar —de hecho, igual me has acosado desde que trabajo aquí—
—Necesito que me digas como te fue— pidió algo ansioso —¿voy comprando mi traje para la boda o voy trayendo una bebida para que llores despechado?—
En silencio Sanemi lo miró, su semblante serio no cambió de manera minúscula hasta que sonrió un poco de lado
—Ve comprando ese traje porque me voy a casar— respondió
Casi «por no decir todos», miraron hacia su jefe Masachika que soltó un fuerte grito «chillido» de enorme alegría
—¡Pero Sanemi muchísimas felicidades!— no esperó nada para abrazar a su amigo que trataba de soltarse de el —¡me alegro demasiado por ti!, ¡te deseo lo mejor del mundo con tu matrimonio!—
—Muchas gracias— dejaría de lado su muestra excesiva de afecto y lo dejaría abrazarle
Realmente estaba demasiado feliz, se iba a casar con el amor de su vida
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