Pov: Alex

Rusia, Selever y yo entramos al videojuego, y apenas crucé la puerta del laboratorio, una criatura de látex se lanzó sobre mí tirándome contra el suelo, pero no quería hacerme daño. Solo quería saludarme.

-Aleeeex. Que contento estoy de verte.- me dijo mientras me abrazaba.

-Yo también me alegro de verte, Puro. ¿Qué tal está Colin?- pregunté mientras me levantaba.

Él se puso nervioso cuando se lo pregunté.

-Colin está bien, está en su habitación, como siempre. ¿Qué hacéis aquí?-

-Estamos buscando a mi hermano. ¿Lo has visto?-

-¿A Milo? Si, estaba con el Dr.K en una de las salas. Puedo llevaros hasta allí.-

-Te lo agradezco Puro.- dije mientras comenzábamos a andar. Rusia y Selever no parecían confiar mucho en él, ya que iban caminando algo apartados. Por el camino, me extrañó no encontrarnos con ninguna otra criatura de látex, pero decidí no darle importancia.

Al llegar, vimos a Milo tirado en el suelo, encadenado y amordazado. Nos acercamos corriendo a él, aunque parecía que intentaba avisarnos de algo.

Me arrodillé junto a él para quitarle el trapo que llevaba en la boca y le impedía hablar.

-¡LARGAOS, ES UNA TRAMPA!- gritó, pero ya era demasiado tarde.

Oí como se cerraba un cerrojo detrás de nosotros. Puro nos había dejado encerrados en esa habitación. Me acerqué corriendo a la puerta para intentar abrirla, pero estaba completamente sellada.

-¡Puro! ¡¿Por qué nos haces esto?! ¡Éramos amigos!-

-Si.- dijo deprimido. -Pero es que el Dr.K tiene atrapado a Colin, y me amenazó con hacerle daño si no hacía lo que me decía. Me obligó a secuestrar a Milo, y también me obligó a mandar los paquetes. Yo no quería hacerlo, pero tampoco quería que él matase a la persona que amo.-

-¡Sácanos de aquí, aún no es demasiado tarde para arreglarlo!- grité desesperado.

-Lo siento, pero debo ir a avisar al Dr.K. Solo entonces soltará a Colin.- dijo mientras se alejaba lentamente de la puerta.

Desencadenamos a Milo, y pasados unos cinco minutos, la voz del Dr.K empezó a sonar por unos altavoces.

-Bueno, bueno, bueno. ¿Qué tenemos aquí? Parece que al final mi trampa ha funcionado, aunque he capturado a alguien más de lo que me esperaba.-

-¡¿QUÉ QUIERES DE NOSOTROS?!- grité con todas mis fuerzas.

-Lo que quiero es venganza. Vuestro padre me hizo daño en el pasado, y ahora, le voy a quitar lo que más quiere. Si os dije que vinierais solos, no era porque tuviera miedo de que pudierais pedir ayuda, era para evitar víctimas inocentes.-

-¡¿Y QUÉ PASA CONMIGO?!- gritó Selever.

-Solo eres un daño colateral. Una víctima sin importancia, como la otra persona que está con vosotros. Pero ya basta de hablar, la diversión solo acaba de empezar. Siempre me he preguntado hasta que punto son capaces estos animales de controlar a otros seres.-

Cuando acabó de hablar, se abrieron unas compuertas que habían en la pared, y un montón de criaturas de látex se lanzaron a por nosotros, nos atraparon, y empezaron a transformarnos.

Rusia se estaba convirtiendo en un leopardo de las nieves, Selever lo hacía en Yuin, mi hermano en una criatura de látex negra, y yo en una criatura de látex blanca.

Lo último que hice antes de que el látex controlase mi mente por completo, fue acercarme a Milo y pensar en nuestros padres, y en lo preocupados que estarían por nosotros al no volver a casa.

Mientras tanto, en una sala de control, el Dr.K liberó a Colin, el cual corrió a abrazar a Puro. Después de darle las gracias, Colin salió, dejándolos solos.

-¿Qué vas a hacer con ellos?- preguntó Puro mientras miraba por una pantalla las cosas en las que se habían convertido sus antiguos amigos.

-Aún pueden ser útiles. Si la trampa ha funcionado así de bien con el hermano, ¿creés que no lo hará con los padres?- preguntó K con una malvada sonrisa mientras agarraba un USB en el que había grabado lo que acababa de pasarles a Alex y a Milo.

Continuará...

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