Capítulo 24
Durante las dos semanas siguientes, Cordelia tuvo la impresión de que llevaba una especie de talismán dentro del pecho, un secreto íntimo que la ayudaba a soportar las clases de la profesora Umbridge y que incluso le permitía sonreír de manera insulsa cuando la miraba a los espantosos y saltones ojos.
Cordelia fue educada en cortesía, así que fingía atender las clases de la aburrida mujer.
Cordelia y el Aquelarre le oponían resistencia delante de sus propias narices, practicando precisamente lo que más temían ella y el Ministerio, y durante sus clases, cuando se suponía que Cordelia estaba leyendo el libro de Wilbert Slinkhard, lo que hacía en realidad era recordar los momentos más satisfactorios de las últimas reuniones del Aquelarre : Neville había conseguido desarmar a Hermione; Colin Creevey había realizado a la perfección el embrujo paralizante; después de tres sesiones de duros esfuerzos, Parvati Patil había hecho una maldición reductora tan potente que había convertido en polvo la mesa de los chivatoscopios...
Incluso Ron Weasley se había unido al grupo, tuvo que firmar el pergamino encantado que Hermione ideó y todo el Aquelarre había firmado, aunque era claro y el disgusto de compartir espacio con Draco, Blaise y Theo.
Resultaba casi imposible escoger una noche a la semana para las reuniones del Aquelarre, porque tenían que adaptarse a los horarios de entrenamientos de tres equipos de quidditch, que muchas veces se modificaban debido a las adversas condiciones climáticas. Pero eso no preocupaba a Cordelia: tenía la sensación de que, seguramente, era mejor que sus reuniones no tuvieran un horario fijo. Si alguien estaba observándolos, iba a costar mucho descubrir un sistema predeterminado.
En el transcurso de la semana, vio como Gillie, su patito favorito, se notaba decaída. Ella le preguntó si todo estaba bien pero Gillie contestó que solo era cansancio. Cordelia nuevamente la interrogó si estaba bien de salud y Gillie respondió que sí.
Lamentablemente, ya no podía seguir con su club de bordado a las niñas de cursos menores o sus grupos de estudio por culpa de la Vaca Rosada de Dolores Umbridge, así que no veía con frecuencia a Xue Chang, aunque no era algo de su importancia ya que Cordelia salía con Theo y Xue Chang era un chico sin mucha importancia en su vida social.
Hermione no tardó en idear un método muy ingenioso para comunicar la fecha y la hora de la siguiente reunión a los miembros del Aquelarre por si había que cambiarlas en el último momento, porque había resultado sospechoso que los estudiantes de diferentes casas cruzaran el Gran Comedor para hablar entre ellos demasiado a menudo. Entregó a cada uno de los miembros del Aquelarre un galeón falso.
—¿Ven los números que hay alrededor del borde de las monedas? —dijo Hermione mostrándoles una para que la examinaran al final de su cuarta reunión. La moneda, gruesa y amarilla, reflejaba la luz de las antorchas—. En los galeones auténticos no son más que un número de serie que se refiere al duende que acuñó la moneda. En estas monedas falsas, sin embargo, los números cambiarán para indicar la fecha y la hora de la siguiente reunión. Las monedas se calentarán cuando cambie la fecha, de modo que si las llevan en un bolsillo lo notaran. Cogeremos una cada uno, y cuando Cordelia decida la fecha de la siguiente reunión, ella modificará los números de su moneda, y los de las demás también cambiarán para imitar los de la de Cordelia porque les he hecho un encantamiento proteico. —Las palabras de Hermione fueron recibidas con un silencio sepulcral.
—Asombrosa idea, señorita Granger — dijo Xue Chang alegando a Hermione. Cordelia noto como Draco le frunció el ceño a Xue.
— Gracias —dijo Hermione—. Porque aunque la profesora Umbridge nos ordenara vaciar nuestros bolsillos, no hay nada sospechoso en llevar un galeón, ¿no? Pero..., bueno, si no quieren utilizarlas...
—Astuta idea, Hermione —- dijo Draco — Umbridge jamás sospecharía del dinero. No tiene la capacidad de interactuar para detectarlo.
Hermione se sonrojó y desvió su mirada a Cordelia, quien le sonrió a su amiga.
—¿Sabes hacer un encantamiento proteico? —le preguntó Terry Boot.
—Sí.
—Pero si eso..., eso corresponde al nivel de ÉXTASIS —comentó con un hilo de voz.
—Ya —repuso Hermione intentando parecer modesta—. Ya..., bueno..., sí, supongo que sí.
—Boot tiene razón — dijo Draco siguiendo halagando a Hermione y Cordelia le pareció divertido su obvio interés en ella — La señorita Granger es una bruja maravillosa. La primera New Blood en más de dos décadas.
Hermione estaba sonrojada hasta el punto que parecía tener fiebre.
Luego de dos semanas, las reuniones fueron suspendidas a petición de los chicos alejando que los partidos se acercaban de debían entrenar. Así que no habría tantas próximamente.
La rivalidad por las Copa Quidditch era tata que Cordelia tuvo que instaurar la regla de no hablar de Quidditch en las sesiones del Aquelarre alejando que no quería generar disputas en la sala, que para eso estaba el campo de Quidditch.
El siguiente partido era Slytherin contra Gryffindor, algo que entusiasmaba a todos.
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El día del partido y el clima parecía colaborar.
Cordelia se sentó en la tribuna de Slytherin junto a parte de la corte. No sin antes saludar a Neville, Eowyn, los Creevey.
—¿Ya le diste un beso de la suerte a Malfoy? — preguntó Eowyn con diversión antes de separarse.
Daphne y Pansy empezaron a interrogar a Hermione. En las dos últimas semanas todo Slytherin se dio cuenta del acercamiento de Hermione Granger con el heredero Malfoy.
Los equipos ingresaron al campo de Quidditch. Crabbe y Goyle eran bateadores. Montague era cazador junto a Warrington y otro compañero que se le había olvidado el apellido junto al guardián. Y Draco como buscador.
Montague y Jonhson se dieron las manos y todos los jugadores se elevaron en el aire.
Cordelia observó como Ginny esquivo por poco una Bludger lanzada por Crabbe.
—Y es Johnson, Johnson con la Quaffle, cómo juega esta chica, llevo años diciéndolo, pero ella sigue sin querer salir conmigo...
—¡JORDAN! —gritó la profesora McGonagall.
—Sólo era un comentario gracioso, profesora, para añadir un poco de interés... Ahora ha esquivado a Warrington, ha superado a Montague, ¡ay!, la Bludger de Crabbe ha golpeado a Johnson por detrás...Montague atrapa la Quaffle, Montague sube de nuevo por el campo y... Una buena Bludger de George Weasley le ha dado de lleno en la cabeza a Montague, que suelta la Quaffle, la atrapa Katie Bell; Katie Bell, de Gryffindor, le hace un pase hacia atrás a Alicia Spinnet, y Spinnet sale disparada...
Los comentarios de Lee Jordan resonaban por el estadio y Cordelia junto sus manos frente a ella mientras veía el partido con atención.
Bletchley, el guardián de Slytherin, había parado la pelota; luego le lanzó la Quaffle a Warrington, que salió como un rayo con ella, zigzagueando entre Alicia y Katie; los cánticos que ascendían desde las tribunas se hacían más y más fuertes a medida que Warrington se acercaba a Ron Weasley.
Ginny parecía seguir buscando la Snitch, pero al notar la velocidad de Warrington giro su escoba, volando demasiado rápido, Warrington lanzó la Bludger.
—... Va a ser la primera prueba para Weasley, el nuevo guardián de Gryffindor, hermano de los golpeadores Fred y George y la buscadora favorita de Gryffindor, y una nueva promesa del equipo... ¡Ánimo, Ron! —Pero un grito colectivo de alegría surgió de la zona de Slytherin: Ron se había lanzado a la desesperada, con los brazos en alto, y la Quaffle había pasado volando entre ellos y había entrado limpiamente por el aro central de la portería de Ron—. ¡Slytherin ha marcado! —sonó la voz de Lee entre los vítores y los silbidos del público—.Diez a cero para Slytherin... Mala suerte, Ron.
La tribuna de Slytherin vitoreo ante el marcador.
—... Ahí va Warrington otra vez —bramó Lee—, se la pasa a Pucey, Pucey deja atrás a Spinnet, vamos, Angelina, tú puedes alcanzarlo... Pues no, no ha podido... Pero Fred Weasley golpea una bonita Bludger, no, ha sido George Weasley, bueno, qué más da, uno de los dos, y Warrington suelta la Quaffle y Katie Bell... también la deja caer... Montague se hace con ella: Montague, el capitán de Slytherin, coge la Quaffle y empieza a recorrer el campo, ¡vamos, Gryffindor, bloquéalo!
Slytherin anotó veinte puntos más, llevando a Ginny revolotear por el campo en una busca desesperada por la Snitch dorada al ver que el marcador era 40-0 a favor de Slytherin.
—... Katie Bell de Gryffindor dribla a Pucey, elude a Montague, buen viraje, Katie, y le lanza la quaffle a Johnson, Angelina Johnson con la Quaffle, ha superado a Warrington, va hacia la portería, vamos, Angelina, ¡GRYFFINDOR HA MARCADO! Cuarenta a diez en el marcador, cuarenta a diez para Slytherin, y Pucey con la Quaffle
Cordelia vio como Ginny bajó picada, al que Draco notó y fue detrás de ella. Desde su posición, Cordelia notó un brillo dorado, Ginny y Draco volaron hacia abajo.
Segundo después se escuchó el silbato que anunciaba el fin del partido. Draco detuvo su descenso con una mueca de frustración mientras Ginny tenia una sonrisa, segundos después, una a Bludger impacto en la espalda bajo a Ginny haciéndola caer.
Cordelia soltó un jadeo de horror y se acercó hasta el borde de la tribuna.
—¿Estará bien? — preguntó Hermione.
Su respuesta fue contestada cuando Ginny se puso de pie, algo tambaleante y cayó de rodillas. Los gemelos Weasley bajaron de inmediato, dejando sus escobas tiradas mientras ayudaban a Ginny a ponerse de pie.
Madame Hooch estaba regalando a Crabbe en el aire, con sus manos señalando a él y después a Ginny.
Fred y George Weasley estaban molestos por Crabbe, que desde el campo de Quidditch estaban que le gritaban insultos a Crabbe mientras sujetaban a Ginny que parecía mareada.
Madame Hooch mandó a los dos a la oficina de la profesora McGonagall mientras Jonhson y Bell sujetaban a Ginny para mandarla a la enfermería.
Por la noche, Cordelia por prueba vez hizo una audiencia pública en la sala común. Desde el silla de cuero negro que estaba justo a lado de la chimenea principal de la sala común.
—Heredero Vincent Crabbe — dijo Cordelia sentada rígidamente en la silla. Había seriedad en su voz — Lo que hiciste en el campo de Quidditch fue totalmente inaceptable.
Muchos de los compañeros de casa estaban en silencio en la audiencia de Crabbe.
—Como es de conocimiento público, Madame Hooch nos quitó 100 puntos por tu accionar , afectando nuestro marcador para la copa de las casas — siguió Cordelia hablando.
Crabbe tenía la mirada baja.
—Tu castigo por esa estúpida acción será que ayudaras a Ginny Weasley con cualquier cosa que necesite por una semana. Que lleves sus libros o su bolso. También te disculpas públicamente con ella el día de mañana en el Gran Comedor— finalizó Cordelia — Ya hable con los gemelos, quienes tenían deseos de romperte la cara pero prometieron no hacerlo.
Crabbe asintió con la cabeza y Cordelia dio por terminada la audiencia.
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