Capítulo 10
Theo miró a Cordelia subir a uno de los carruajes acompañada de Gillie, la niña parecía hablar mucho y Cordelia solo asentía con la cabeza y sin dejar de sonreír. No vio a ninguna de las amigas de ella, así que caminó rápido y se subió al coche.
—¡Hola! — le saludó Anderson.
—Theo— saludó a Cordelia con una leve sonrisa.
—Señoritas— devolvió el saludó Theo. Antes que el coche pudiera avanzar una persona más se subió al coche.
Xue Chang.
—Señoritas — saludó a ella con una sonrisa — Heir Nott — lo miro a él e inclinó levemente la cabeza — Es una suerte que haber cogido el carruaje, perdí a Cho que corrió hacia su amiga.
Theo no perdió el detalle como Gillie Anderson se tensó ante la mención de la amiga de la señorita Chang. La niña le hizo señas a Cordelia para que se inclinara hacia ella, Cordelia se inclinó levemente y le susurró algo al odio.
Theo no pasó por alto como los ojos brillantes de Delia pasaban a ser muy fríos.
—¿Y qué tal tus vacaciones Xue? ¿Theo?
—Estudiando— contestó Theo.
—Estuve los últimos días en Tohoku— contestó Chang — Soy parte japonés por mi madre. Así que como el mayor tuvo que ayudarla con ciertas cosas del templo familiar, y fue castañas. Cuando tenga la oportunidad le traeré castañas, son deliciosas asadas.
—¿Y Mizu? — preguntó Cordelia.
—¿Qué es un Mizu? — preguntó Theo luciendo interesado.
—El Kitsune de dos colas de Xue — contestó Gillie emocionada—Es blanco con destellos azules. A Mizu le gusta acurrucarse cerca del fuego algunas ocasiones
Theo recordó al maldito animal en la prueba del laberinto y el ataque en el verano pasado. Miró directamente a Xue, que le sonrió con inocencia.
—Mizu está bien— dijo Chang ignorando su mirada. La maldita criatura que lo atacó dos veces era de Chang. — Y confieso algo. Las tareas del templo son aburridas, cuando tenía la opinión salía al pueblo a visitar el centro de Arcade.
Theo permaneció callado mientras el carruaje avanzaba, Chang seguía hablando de sus días en japón con su madre. El recorrido miró a Delia, sonriendo ante las palabras de Chang. Cuando llegaron a Hogwarts, Chang se despidió diciendo que debía buscar a su hermana.
—Gillie. ¿Por qué no avanzas? — pidió Cordelia — Necesito hablar de un tema importante con Heir Nott.
—No sería correcto dejarte a solas con un chico— señaló Gillie con una sonrisa de inocencia.
—No se preocupe señorita Anderson— dijo Theo — Será una charla corta. Lady Potter estará a lado de sus amigas.
Gillie lo miró por unos momentos antes de encogerse de hombros y salir del carruaje dejándolos solos.
—Estás perdonado— dijo Cordelia. —Por la mentira.
—¿Me estás perdonando?
—Sam me aconsejó que mantuviera una distancia para poder analizar mis sentimientos y no decir algo de lo que me pueda irrumpir luego — comento Cordelia mirándolo a los ojos —Luego de mucha meditar, si bien he estado molesta y dolida de que no me hayas tenido la misma confianza que yo he tenido contigo, sé que lo que hiciste fue para protegerme.
—¿Entonces... tú y yo? —tanteó Theo la pregunta.
—Puedes enviarle a mi padre la oferta de cortejo— sonrió ella — Me prometió que no quemaría tu carta.
Theo no pudo evitar sonreír, con delicadeza tomó las manos de Cordelia y le besó los nudillos, ella se sonrojó, pero sin dejar de sonreír. Un pequeño jadeo se escucha fuera del carruaje.
Ahí estaba Anderson, soltando una risa tonta mientras salía corriendo lejos de ellos.
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Cordelia sentía su corazón latir muy rápido, cuando se reunió con sus amigas, Pansy se quitó su guante y le colocó la mano en la frente pensando que tenía fiebre por lo roja que estaba su cara.
Ella explicó su charla con Theo.
—Debiste dejarlo un poco más. Un mes hubiera sido suficiente— fue lo único que dijo Eowyn antes de dirigirse a la mesa de Gryffindor.
Las cuatro se sentaron en la mesa de Slytherin esperando el momento de la selección, y viendo radiantemente a la mesa de los maestros, Cordelia arrugó en disgusto cuando notó una persona agradable.
—¿Qué hace ella aquí? — preguntó Cordelia claramente molesta cuando vio a Dolores Umbridge sentada a lado de Tía Edith.
—Oh no. — dijo Hermione — Ella debe ser el reemplazo del profesor Crouch. Padma dijo que su tío tuvo que renunciar porque la señora Patil está embarazada y necesita cuidados.
—No. Ella no — Cordelia expresó su disgusto — Aun sigo furiosa por lo de la audiencia, esa mujer es molesta.
—Uhhh nunca te vi tan molesta— dijo Daphne. — Nunca pensé que llegaría el día.
—Me dijo incompetente frente a mi padre y Madame Augusta— Cordelia miró a la mujer que vestía horriblemente de rosa —Prácticamente me dijo rubia tonta.
—Pero... tú no eres rubia Cordelia— señaló Pansy.
—Es un decir muggle— contestó Hermione — El chiste de que las rubias son tontas. Algo muy misógino.
Cordelia asintió con la cabeza.
Ella apartó la mirada de Umbridge cuando empezó la selección de los de primer año junto a una nueva canción por parte del sombrero y de ahí la cena apareció. Ella intercambiaba miradas con sus amigas y de vez en cuando a la mesa de profesores.
No dejó pasar por alto como le dedicó una mirada de disgusto a tía Edith que conversaba muy alegre con la profesora.
Por un momento, ella y Theo se miraron. Ella sonrió algo ruborizada y regresó su vista a Hermione que no dejaba de hablar del libro que estaba leyendo, luego de la cena, quería ir a tomar su sueño de belleza.
—Bueno ahora, les pido un instante de su atención para los habituales anuncios de principio de curso — anuncio Dumbledore — Recordatorio a los de primer año en mantenerse alejados del bosque prohibido. También quisiera anunciar el reemplazo del profesor Crouch, debido a que tuvo que ceder su puesto por motivos familiares, la materia ahora la impartirá la profesora Dolores Umbridge.
Hubo un educado, pero nada entusiasta aplauso a Umbridge.
—Las pruebas para los equipos de Quidditch de cada casa tendrán lugar en...
Su anuncio se interrumpió por un carraspeo, la profesora Umbridge se aclaró la garganta, mientras se ponía de pie. Tía Edith la miró consternada, como si tuviera el derecho a interrumpir el discurso del director.
La vio murmurar algo por el movimiento de sus labios, pero no supo qué.
El profesor Dumbledore la miró unos segundos antes de sentarse y mirar con interés a Umbridge.
—¿Acaba de interrumpir a Dumbledore? — dijo incrédula Hermione, como si se hubiese abierto un gran agujero en el piso. Cordelia solo asintió con la ceba y diciendo un: aja.
—Gracias, señor director— dijo Umbridge con una sonrisa falsa — por esas amables palabras de bienvenida.
Cordelia hizo una mueca, su voz seguía siendo tan desagradable como recordaba.
—Estoy dispuesta a conocerlos a todos y estoy segura de que seremos muy buenos amigos.
Al oír aquello, algunos alumnos se miraron mutuamente y otros soltaron una sonrisa burlona.
—Preferiría ser una monja antes que ser su amiga— dijo Cordelia.
Umbridge se claro una vez más la garganta ante los murmullos, sonaba mucho más seria y adoptó una postura monótona.
—El ministerio de Magia siempre ha considerado que los jóvenes son la base de nuestra sociedad. El cumplimento de las leyes y la moralidad de nuestra comunidad es algo vital. Es el deber de los docentes instruir a los jóvenes magos por el buen camino.
Luego Umbridge sonrió con otra falsa simpatía.
—Entre tanto se debe conservar algunas viejas costumbres, y estará bien que así se haga, mientras que otras, desfasadas y anticuadas, deberían ser abandonadas. Sigamos adelante, así pues, hacia una nueva apertura, eficacia y responsabilidad, decididos a conservar lo que hay conservar, perfeccionar lo que haya que perfeccionar y recortar la practicas que creamos que ha de ser prohibidas
Dicho esto, se sentó, el comedor estaba en silencio, luego hubo unos pocos aplausos por educación.
Dumbledore nuevamente se colocó de pie con una expresión de seriedad, luego sorgo cortésmente hacia Umbridge. Luego terminar de decir los anuncios correspondientes y el banquete acabó.
Mientras Hermione y Draco guiaban a los de primer año común, Pansy, Daphne y ella caminaron juntas por los corredores.
—El Ministerio tiene una infiltrada— dijo Pansy — ¿Por qué creen que esa está aquí?
—¿Pero por qué el ministerio interferiría en Hogwarts? — preguntó Daphne.
—No lo sé. Pero sí que Umbridge va a ser fastidiosa— contestó.
Cordelia solo podía pensar que Dolores Umbridge sería una gran molestia este año.
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