Capítulo 73
Cordelia al fin se pudo reunir con sus amigas para una tarde de té en los jardines de Potter Estate, una ligera reunión post cumpleaños.
Junto a Brissa preparó algunos bocadillos que consiguió receta en su estadía en Francia. El té fue servido al medio día, su padrino tuvo que ir a una sesión al Wizegamont, pero como iban a estar Sam y la señorita Tonks no había problema.
Alrededor de una gran mesa redonda estaban 10 chicas reunidas, La señorita Penélope había llegado con Ginny acompañadas de Percy quien se despidió rápidamente no sin antes felicitar a Cordelia por su cumpleaños junto a un libro sobre Alquimia como obsequio.
—Cuando cumplas 17 conseguiré una bocina y reproduciré Dancing Queen afuera de tu ventana a media noche— dijo Eowyn sonriente mientras tomaba un pastelito.
—Eso suena como una buena idea— apoyo Sam, Cordelia notó que su cabello tenia escarcha azul.
—Tu cabello tiene escarcha— dijo Cordelia, y luego miro a la señorita Tonks— Y ella igual.
—Anoche celebramos un cumpleaños de una amiga— contestó Sam antes de beber un poco de té— Fue una pista de patinaje con la temática de Footloose, y hubo mucha escarcha.
—Ya me he lavado el cabello y no se sale por completo— comentó la señorita Tonks con algo de molestia— Siento que por donde vaya dejo un rastro de brillantina.
—Ahora brillas perpetuamente— comentó Astoria en forma de broma y todas rieron.
—¿Y que me he perdido durante mis vacaciones?— preguntó Cordelia.
—Lord y Lady Lestrange me han adoptado por magia y sangre— sonrió Eowyn — Ahora soy su hija.
—Esas son buenas noticias— dijo Hermione.
—Lo se— contestó Eowyn— Y mi padre— soltó una risa feliz— Me ha entrado mi cepillo de sangre.
—Estoy feliz por ti— sonrió Cordelia a Eowyn.
—Al fin una prima— dijo la señorita Tonks con cariño a Eowyn.— Al fin ya estoy sola con solo dos primos, ya estamos parejos.
—¿Y que tal Francia?— le preguntó Ginny a Cordelia.
—Encantador— contestó Cordelia — Visitamos algunos lugares que nos señalaste Sam.
—¿Visitaron las catacumbas de Paris?— le preguntó emocionada. Cordelia negó con la cabeza, era muy miedosa para aventurarse a ese lúgubre lugar.
—¿París tiene Catacumbas?¿Y no me llevaste?— le recriminó la Nymphadora a Sam.
—Pensé que tendrías miedo— se defendió Sam
—¿Yo? ¿Una Aurora? ¿Miedo a algo?— dijo ella— ¿Debes estar bromeando?
—¿Y algún chico lindo en Francia?— Sam miró a Cordelia evitando la mirada seria de la señorita Tonks.
Cordelia rápidamente se sonrojó al recordar que besó a Theo en la Opera.
—N..o no— contestó para después beber un poco de té. Cordelia miro a Hermione, ella la miraba con una ceja arqueada, era claro que sabia que Hermione era consciente que estaba mintiendo.
—Estamos entre amigas— dijo Penélope con una galleta en su mano. — Hay confianza.
—Theo también estaba en París— comentó Cordelia jugueteando con la tela de sus guantes.
—Ah, ha sido solo Nott— contestó Eowyn sin importancia para luego ser regañada por Hermione.
—¿Qué más?— preguntó emocionada Daphne.
—Vistamos un museo juntos— empezó a contar Cordelia— Me regaló un libro que buscaba hace mucho tiempo, y también fuimos a la Opera, y pues...— se quedó callada mientras sentía sus mejillas ruborizarse.
Pansy soltó un chillido que aturdió a Eowyn y Astoria que estaban a sus costados. Hermione la miró sorprendida, mientras Ginny soltaba una risita.
—¿Te besó?— dijo Astoria recurándose del grito de Pansy— ¿Sobrevivió a Lord Black?
—¡Te besó!— secundó Eowyn— Uhhh lo voy a golpear como muñeco vudú.
—Eowyn ni te atrevas—le advirtió Cordelia con serenidad— Él no me besó, fui yo quien lo besó.
Cordelia se quedó mirando su taza de té.
—¿Estas bien Cordelia?— preguntó Hermione con tacto.
—¿Y si no le gustó yo?— se cuestionó Cordelia mirándola.
—Pues seria un ciego muy torpe al no notar lo bella que eres— respondió Sam con algo de seriedad— Ademas, tienes 14, Delia. Aun eres joven para pensar en esa persona con quieres pasar el resto de tu vida. Tu misma dijiste, quieres hacer un cambio, ayudar a muchos niños.
Sam sacó una petaca de su chaqueta y vertió un poco de su té para luego beberlo por completo.
—Prepárate, madura y cuando llegue el momento esa persona sera tu apoyo— siguió hablando Sam— A veces el amor de la adolescencia no es amor definitivo.
Cordelia miro como Sam miro levemente a Nymphadora y sonrió.
—Tienes razón— dijo Cordelia— Gracias por el consejo.
—De nada, para eso estamos las mayores— sonrió Sam mientras juntaba las manos y se levantaba de su lugar— Ahora, iré por el pastel que traje, soplaras las velas y pedirás un deseo.
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—Jaque Mate— escuchó Theo decir a Draco. Él salió de sus pensamientos para ver el talero frente a él.
Otra vez estaba pensando en el beso de Cordelia, desde ese día andaba muy distraído, tanto que su abuelo se dio cuenta de eso. Le preguntó si algo le preocupaba, pero Theo contestó con cama que no era nada de importancia.
¡Cordelia lo había besado! ¡ A él!
Y para su suerte Lord Black no los había visto, porque sino, bueno, Theo era demasiado joven para morir.
—De acuerdo— dijo Blaise muy serio. — ¿Qué te pasa? Porque pareces en un plan existencial aparte.
—Es un asunto personal, no se preocupen— contestó Theo. No iba a contar a nadie de ese beso, seria su secreto más preciado.
Si bien podía presumir a los demás herederos, sobre todo a ese extraño Chang que Cordelia lo había besado, estaba seguro que Cordelia quería mantener ese momento en privado
—¿Qué no nos preocupemos?— dijo Draco serio— Ayer Goyle te dio en la cara con la quaffle porque estabas distraído.
—Es algo personal— insistió Theo— ¡¿Podemos cambiar de tema?!
—Tienes razón— dijo Draco— El Mundial de Quidditch es pasado mañana. ¡Podremos ver a Krum! ¿Apostemos?
— 25 sickles a la selección de Bulgaria— dijo Theo cruzándose de brazos.
—¿Pensé que apoyaríamos a Irlanda?— preguntó Blaise.
—¿Se quedaran en nuestra tienda verdad?— preguntó Draco — Mi padre ha conseguido los mejores asientos del Palco.
—Mi abuelo dijo que si— contestó Theo.
—Mi madre me dejado ir siempre que este junto a ti y tus padres— contestó Blaise.
Theo se dio cuenta, volvería a ver a Cordelia en el mundial, y estaba nervioso.
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Sirius revisó los papales Bagman entró cada uno de los asistentes.
El Torneo de los Tres Magos fue restaurado y en el proceso de sorteo Hogwarts fue escogido como sede.
—Como pueden leer señores— empezó hablando Bagman con una voz demasiado alegre— En los papeles entregados se encuentran las pruebas preparadas para el Torneo, y como jefe del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos he hablado con la Federación Internacional de Juegos Mágicos para armar las pruebas.
Sirius alzó su mirada lentamente hacia Bagman.
—¿Y el plan medico?— preguntó levantando sus papeles a la altura de su rostro— Van a tener a dragones para una de las pruebas pero no preparaste un plan medico.
—Bueno, Hogwarts tiene a Madame Pomfrey como sanadora permanente— contestó Bagman sin importancia.
—Por mucho que se confié en los años de servicio de la sanadora en Hogwarts— intervino Malfoy desde su lugar— Se necesita como mínimo otros dos médicos capacitados en caso de cualquier eventualidad.
—¿Verdad Fudge?— Sirius miro fijamente al Ministro— ¿No querrás que el nombre del gobierno mágico Británico quede mal ante tal patética organización? Y aun peor, no garantizar la seguridad de los participantes que son estudiantes.
Fudge palideció, todos en el Wizengamont sabían que el puesto de Fudge peligraba, cualquier paso en falso y seria destituido de manera inmediata.
—Por supuesto— concordó Fudge— Tendremos a dos sanadores especializados de San Mungo en Hogwarts al momento del Torneo.
Bagman se encogió de hombros y siguió hablando hablando sobre la modalidad del Torneo. Cuando la sesión termino se ajustaron algunos detalles del Torneo que Bagman no había meditado bien.
Cuando Sirius salió hacia las red Flu para ir a casa escuchó a Bagman llamarlo, él respiro reuniendo paciencia y giró sobre su talones mirándolo seriamente.
—Bagman— dijo Sirius calmado.
—¡Es bueno verte!— le dio una palmada en el hombro, como si fueran buenos conocidos, eso lo hizo arquear una ceja de molestia— ¡Te perdiste la noche de Whist!
—Si, es que no quería dejarte limpio como la ultima partida— contestó.
—Una noche de mala suerte— sonrió— Pero ya te ganaré alguna vez.
Sirius torció su sonrisa. Como si este imbécil le fuera a ganar alguna vez en el Whist, siempre lo dejaba limpio.
—¿Qué quieres?— preguntó nuevamente Sirius— Mi ahijada me espera en casa.
—Como sabes, en dos días es el Mundial de Quidditch— dijo Bagman— Y ya las apuestas están corriendo. Así que... ¿Irlanda o Bulgaria?
—¿Para eso me detuviste?— preguntó Sirius con molestia— Yo mejor me voy. No tengo tiempo para estupideces.
Sirius se giró fue hacia la Red Flu para ir a casa.
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